TARRACO (Tarragona)














[El Mèdol, inscripción RIT, 258 en C/Caballeros, anfiteatro,
foro provincial y acueducto de Les Ferreres]
[Para una galería de imágenes comentadas pincha aquí]


Situación: La antigua Tarraco -actual Tarragona (Cataluña)- es, como Augusta Emerita y respecto de Hispania, otra de esas "Mecas" que cualquier estudioso o amante de la Antigüedad Clásica debe visitar al menos una vez. Aunque la ciudad conserva muchos más reclamos turísticos que los estrictamente arqueológicos (puedes consultar información sobre éstos en la Web del Patronat Municipal de Turisme de la ciudad), desde luego sus extraordinarios espacios arqueológicos y museísticos y, por supuesto, el modo cómo algunos de ellos han sido puestos en valor y promocionados en los últimos diez años convierten a Tarragona en una visita obligada para todo el que quiera conocer algo más sobre el paisaje urbano de una antigua ciudad romana. Y, desde luego, por su situación, en el centro de una de las zonas costeras más concurridas del país (especialmente la Costa Daurada) y muy cerca de Barcelona, el patrimonio arqueológico de Tarragona es, en sí misma, la mejor excusa para aproximarse al conocimiento del potencial turístico de Cataluña.
Acceso: A Tarragona puede llegarse en coche a través de la autopista A-2 que recorre todo el Mediterráneo y que enlaza, además, con la mayor parte de redes de autopistas y carreteras del Nordeste Peninsular. La proximidad de los aeropuertos de Barcelona y de Reus y, por supuesto, la recientemente inaugurada estación de ferrocarril de Camp de Tarragona (ciertamente algo alejada de la ciudad) facilitan notablemente la llegada a la ciudad, como puede verse, extraordinariamente bien vertebrada con su entorno. De dicha vertebración, Tarraco ya disfrutó en la Antigüedad por cuanto que estaba ubicada al pie de la uia Augusta y de la uia de Italia in Hispanias (It. Ant. 391; 396, 2; 399, 1; 448, 3; 452, 5 y Rav. Cosm. 303, 13).
Tipología: Colonia Tarraco, Scipionum opus sicut Carthago Poenorum (rótulo que aun puede leerse, con letras totalmente epigráficas tanto a la entrada de Tarragona por la antigua Via Augusta como en el edificio del Museu Arqueològic). Con este texto, Plinio (Plin. Nat. 3, 21, 3) indica el carácter de temprano asentamiento romano peninsular de la antecesora de la actual Tarragona -fundada hacia el 218 a. C.- y subraya, además, la importancia histórica que tuvo su fundador, P. Cornelio Escipión. La ciudad debió asentarse sobre un notable poblado ibérico cesetano -que acuñó moneda- instalado en la desembocadura del río Francolí. Más tarde, en época de César, recibiría el estatuto de colonia adoptando el célebre nombre de c(olonia) I(ulia) V(rbs) T(riumphalis) T(arraco), con el que, por otra parte, también acuñará moneda (ver monedas aquí y síntesis sobre las series aquí) o es citada en las inscripciones municipales (RIT, 918, de uno de los miembros de una familia de la elite local: los Minicii, sobre éstos, pincha aquí o RIT, 23, de otro Minicius, y con alusión al Genius col(oniae) I(uliae) V(rbis) T(riumphalis) Tarrac(onis)). Antes, seguramente, en tanto que puerto estratégico romano en Hispania (praesidium), debió gozar del estatuto de ciuitas libera o ciuitas foederata ("ciudad libre" o "ciudad federada", ver sobre estos estatutos otro post de este mismo blog). A mediados del siglo I, en época flavia, la ciudad inició un notable programa de construcción pública resultado, desde luego, de la adquisición de Tarraco -por entonces, y ya desde Augusto (Cass. Dio 53, 12, 5), capital de la prouincia Hispania Citerior- de nuevas y estratégicas funciones en relación al culto imperial provincial. Así, ése fue el momento en que la parte alta de la ciudad (ver recreación ideal de la parte alta aquí y aquí de toda la ciudad) se dotó de un sistema que vinculaba un área cultual -en la parte superior, coincidente con la actual Catedral y relacionada con el culto al emperador- con otra auto-representativa (de la que proceden muchos de los pedestales que pueden verse tanto en el Museu Arqueològic como en algunas calles de la ciudad, por ejemplo en las C/Caballeros o C/Mercería -RIT, 258, con foto en la parte superior de este post y RIT, 422 respectivamente- o en la denominada Puerta de Santa Tecla de la Catedral -RIT, 157-, algunas, además, en la denominada "piedra de Santa Tecla", uno de los materiales lapídeos más usados en la antigua Tarraco y objeto de revisión en un reciente y excelente trabajo: ÁLVAREZ, A., GARCÍA-ENTERO, V., GUTIÉRREZ, A., y RODÀ, I.: Tarraco marmor. The Quarrying, Use and Trade of Santa Tecla stone in Roman Times, Tarragona, 2009). Esa segunda terraza terminaba en el monumental circo para carreras de carros, todo ello en el recinto del denominado foro provincial. A partir del siglo III d. C., y durante toda la Antigüedad Tardía, la ciudad mantuvo una cierta importancia (Flor. Poet. 2, 8) tal como documentan no sólo la monumental necrópolis ubicada extramuros en los modernos terrenos de la antigua fábrica de tabacos, sino, especialmente, la construcción de una monumental basílica en conmemoración del martirio de San Fructuoso en el centro del anfiteatro (para esta evolución histórica, aunque en catalán, puede verse el meritorio site tributado a Tarraco en la versión catalana de la Wikipedia) si bien las invasiones germánicas fueron minando su antiguo esplendor. Y, necesariamente, para comprender esa evolución histórica, el visitante ha de contemplar -como paso previo al inicio de la visita a las ruinas de Tarraco- la estupenda maqueta que el Museu d'Historia de la Ciutat ha instalado ya dentro del recinto amurallado de la antigua colonia pero al pie del Portal del Roser (ver maqueta aquí) junto al que, por cierto, existen amplios espacios de estacionamiento de pago pero realmente cómodos para el viajero.
Descripción: Si algo convierte a Tarraco en una indiscutible referencia para el conocimiento de la urbanística modelo de una ciudad romana es -desde luego- el conjunto de monumentos de carácter urbano y también de carácter territorial con que todavía hoy obsequia al visitante: diversísimo. Porque Tarraco, efectivamente, no termina en el casco urbano de Tarragona sino que, precisamente, el que sería su territorium -el ager Tarraconensis- concentra todavía hoy una gran cantidad de conjuntos arqueológicos -de carácter funerario o rural: necrópolis y uillae- que -desde luego- se cuentan entre los más espectaculares del mundo romano. Entre los segundos, es muy recomendable la visita a la uilla de Els Munts, propiedad de un destacado miembro de la elite municipal de Tarraco (C. Valerius Auitus documentado, por ejemplo, en RIT, 352). Entre los primeros cabría destacar, por ejemplo, el Arco de Bará, seguramente erigido en disposición testamentaria de L. Licinio Sura en época de Augusto (AE, 1994, 1086), ubicado sobre la uia Augusta, la misma sobre la que se alzó el monumento turriforme popularmente llamado Torre de los Escipiones. En otra de las vías de acceso a la ciudad se erigió ya en el siglo IV d. C. y sobre una antigua uilla alto-imperial (fenómeno éste habitual en cualquier ciudad romana, véase al respecto el sensacional y reciente volumen de FERNÁNDEZ-OCHOA, C., GARCÍA-ENTERO, V., y GIL, F. (eds.): Las villae tardorromanas en el Occidente del Imperio: arquitectura y función, Gijón, 2008) el monumental e impresionante conjunto de Centcelles, accesible en dirección al pueblo de Constantí. Al pie de la autopista A-2 -la misma que permite contemplar uno de los dos acueductos con que contó la ciudad, el denominado Puente del Diablo- el área de servicio de El Mèdol permite el acceso a uno de los más singulares "paisajes" romanos hispanos: la cantera de la denominada "pedra Mèdol" con la que se levantaron gran parte de los monumentos tarraconenses y una muestra clarísima del impacto de Roma sobre el paisaje (de ella puede verse una foto en la parte superior de este post, al igual que del acueducto). Ya en el interior del que fue el perímetro de la antigua colonia -con su extraordinaria y temprana muralla, centro del denominado Paseo Arqueológico- el visitante no debe perderse ni el anfiteatro (construido a comienzos del siglo II d. C. pero más tarde rehabilitado en época del emperador Heliógabalo tal como hace notar la más larga inscripción de toda la Romanidad -AE, 1990, 654- cuyos fragmentos aun pueden verse al pie del podium que separaba la arena del graderío), ni lo que queda del circo (especialmente en la zona próxima a la popularmente conocida como Torre de Pilatos), ni, por supuesto, los extraordinarios vestigios del foro provincial y -especialmente- del foro colonial, éste último en la parte baja de la ciudad, no lejos del teatro romano y del actual puerto (el blog Ara Clásicas, por ejemplo, le ha dedicado atención recientemente y sirva esto para presentar aquí otro singular blog sobre mundo clásico).
Bibliografía: Los modélicos servicios de Turismo de Tarragona ofrecen al viajero -incluso on-line, con un extraordinario audiovisual sobre Tarraco (ver también aquí el que, a través de YouTube ofrece ArteHistoria)- notables publicaciones de extraordinario rigor y utilidad (ver, por ejemplo, PIÑOL, LL. (dir.): Tarragona, la ciudad, Tarragona, 2006, editada por el Museu d'Història de Tarragona, o el sencillo folleto Tarragona, ruta romana, Tarragona, 2008, editado por el Ajuntament de Tarragona en colaboración con el Patronat Municipal de Turisme). Quien, sin embargo, busque trabajos de corte más universitario y de total actualidad investigadora, puede acudir como punto de partida a las extraordinarias síntesis de ALFÖLDY, G.: Tarraco, Tarragona, 1991 o de AQUILUÉ, X., et alii: Tarraco: guía arqueológica, Tarragona, 1991. A éstas puede añadirse, como obra de conjunto más reciente, el volumen de DUPRÉ, X. (ed.): Las capitales provinciales de Hispania. 3. Tarragona. Colonia Iulia Vrbs Triumphalis Tarraco, Roma, 2004 que, desde luego, recoge toda la bibliografía de referencia sobre la colonia, que debe, necesariamente, complementarse con la que se cita a propósito de los recursos en internet relacionados con el conocimiento de esta singular ciudad romana.
Recursos en internet: Al margen de las extraordinarias guías que ofrecen on-line tanto la página web del Museu Nacional Arqueològic como la red/buscador Arqueotur, la arqueología de la Tarraco romana puede seguirse en la red desde múltiples espacios, unos amateurs -como el visitadísimo de Josep M. Puche- y otros de corte más riguroso y universitario. Todos, en cualquier caso, útiles. Entre ellos, sin duda, como portal de referencia y seguramente el mejor site en internet sobre Tarraco, debe consultarse el apartado dedicado a éste en la página Simulacra Romae (pincha aquí) con información sobre los enclaves arqueológicos de interés y, sobre todo, un extraordinario elenco de bibliografía disponible on-line (pincha aquí). Por su parte, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes ofrece, en su espacio de conjuntos arqueológicos, un extraordinario aporte documental sobre Tarraco nacido de la pluma de uno de los mejores conocedores de la problemática arqueológica del lugar: Joaquín Ruiz de Arbulo. Para eventos divulgativos, científicos y académicos relacionados con Tarraco no deben dejar de consultarse las páginas web del Institut Català d'Arqueologia Clàssica así como de la Reial Societat Arqueológica Tarraconense, dos instituciones -joven pero muy dinámica la primera e histórica y activísima la segunda- clave en la historia de las investigaciones sobre la Tarragona romana. El primero, por ejemplo, ofrece en red la Planimetría Arqueológica de Tarraco, una herramienta que ojalá pueda ser replicada a otras ciudades antiguas.
Recomendaciones: Para el alojamiento, y dada la proximidad de villas tradicionalmente playeras (como Salou, Calafell, Cambrils, Coma-Ruga, etcétera...) e incluso del complejo recreativo temático Port Aventura, la oferta hotelera tarraconense es amplísima. Sin embargo, quien escribe estas líneas se queda con dos posibilidades: en la ciudad el tradicional pero moderno Hotel Husa Imperial Tarraco y, en un encantador pueblecito próximo a Tarragona -a apenas 14 kilómetros por la A-2 en dirección a Barcelona- el Hotel Gran Claustre de Altafulla, localidad tarraconense, que alberga la extraordinaria villa romana de Els Munts (ver reconstrucción aquí y sensacional galería de fotos aquí). De considerable fama goza la cocina catalana y a ella puede aproximarse el viajero bien a través no sólo del Restaurante Bruxes de Burriac -del Hotel Gran Claustre de Altafulla- sino también de dos céntricos restaurantes de la capital: el Les Voltes, al pie de la parte alta (C/Trinquet Vell, 12), muy cerca del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona, y La Cuineta, a escasos metros del espacio en su día reservado al foro provincial (Baixada del Patriarca, 2). Para visitas en grupos son excepcionalmente profesionales los guías de la empresa Némesis, que ofrece servicios de visita arqueológica a la ciudad y a los monumentos romanos de los alrededores... tan imprescindibles -como se ha dicho- como los de la propia Tarraco. Los ya totalmente celebérrimos -aunque relativamente "nuevos"- festivales de Tárraco Viva (en cada primavera) permiten un acercamiento "en vivo" a la vida cotidiana de la Tarragona romana.

1 comentario:

  1. No está mal el blog sobre Tarraco, pero discrepo en algunos comentarios. Lo de "módelico servicio del Patronato de turismo" mejor no comento con horarios que no se adaptan a las necesidades turisticas,atención precaria,vestimentas que dejan mucho que desear sin uniforme;no ofrecen visitas al turista ni en verano,Increible en una ciudad tan monumental.Afortunadamente que este servicio lo ofrecen empresas privadas.Respecto al alojamiento en el Hotel Imperial Tarraco me sorprende que lo recomiende.Un hotel en ruina económica y arquitectónica que no renueva sus instalaciones desde los 80. En gastronomia recomendar el restaurant les Voltes con menus de 9€ es no tener ni un mínimo de exigencia culinaria.Otra cosa es el emplazamiento. Para terminar, que usted recomiende la empresa Némesis como guias excepcionales,es no conocer a los guias profesioanales que hay en Tarraco.Al margen que los recomienda para grupos cuando no tienen licencia de guías oficiales requerida para explicar un conjunto monumental como el de Tarraco. Espero que si vuelve por Tarraco viva experiencias distintas a las descritas en su blog.Un saludo

    ResponderEliminar