[Epifanía del sarcófago tardorromano de Castiliscar, Zaragoza, en las Cinco Villas de Aragón]
[Pon música a esta felicitación pinchando aquí -uno de los mejores álbumes de Navidad de todos los tiempos-, aquí -el más hermoso villancico de la historia-, y aquí, para no perder la tradición anual]
Ab urbe Roma condita, anno septigentesimo quinquagesimo secundo; anno Imperii Octauiani Augusti quadragesimo secundo, toto Orbe in pace composito, sexta mundi aetate, Jesus Christus (...) in Betlehem Judae nascitur ex Maria Virgine factus Homo. Reconozco que -como historiador- este texto del pregón Pascual de la Misa de Nochebuena (verlo completo aquí) es, sencillamente, conmovedor. "En el año 752 de la fundación de Roma; en el año 42 del mandato de Octavio Augusto, estando todo el mundo en paz, en la sexta edad del mundo, Jesucristo nació hecho Hombre, de la Virgen María, en Belén de Judá" (ver traducción completa del pregón aquí). Y es que, como resulta oportuno recordar en este blog de tan clara vocación histórica, en Navidad celebramos un acontecimiento histórico y los creyentes, además -y todos, en cierto modo, pues nuestro espíritu se muda en estas fechas- lo hacemos, además, no con el sentimentalismo o la nostalgia de quien quiere -sencillamente- recordar el pasado sino que, para los que somos católicos, la Navidad es la actualización de un Misterio real: que Dios se hace Hombre y sigue vivo, con nosotros. Y eso, la Encarnación del Verbo, es lo que da sentido, de verdad, a estas fechas por más que en ocasiones se quieran presentar como unas simples "fiestas" o como una hermosa excusa para transmitir los "mejores deseos" para el año nuevo. Es Navidad y, por eso, todo el mundo vive, realmente -o trata de hacerlo- in pace composito, "en paz" y -como reza la letra de uno de los cánticos vinculados en el pie de la imagen que preside este post- la alegría inunda el mundo...
Para el autor de este blog, 2012 ha resultado, desde luego, un año inolvidable en cuya recta final, además, hemos vuelto a tomar el pulso a este -a veces moribundo- Oppida Imperii Romani. Pero, incluso en los años en que este espacio ha gozado de menos salud -por ejemplo el pasado 2011 (ver aquí)- no ha faltado la felicitación navideña a todos y cada uno, a tí, querido lector. Y siempre, además, la hemos acompañado de un deseo. No va a ser diferente este año. Vivimos, desde luego, tiempos difíciles y duros; en varias zonas del mundo no se cumple ese principio del totus Orbis in pace compositus y guerras, atentados, muertes y atropellos llenan cada día las pantallas de los informativos o las primeras páginas de los periódicos. Pero, quien más quien menos, todos sabemos que hay ambientes, espacios, en los que cada uno puede poner de su parte para que -en estos próximos días y durante todo el próximo (¡y seguro que venturoso!) 2013- a nuestro alrededor cundan la paz y la alegría: sabiendo escuchar, tendiendo la mano al que está solo, dedicando tiempo a los problemas de los demás, disfrutando -y disculpando- en familia, con los colegas de trabajo, con los amigos, siendo más humildes y menos orgullosos... Pero, no sólo desde la noche del día 24 de Diciembre sino desde ya, y para siempre. ¿Acaso no sería hermoso que todos hiciéramos lo posible por guardar ese espíritu de la Navidad, ése que "comes only once a year" -que "viene sólo una vez al año", como decía el clásico de The Beach Boys- durante todos los días de nuestra vida?...
Ojalá lo consigamos, ojalá lo consigas. Vale la pena pues es en repartir esa alegría entre los demás donde cada uno, encuentra, además, su propia -y honda- alegría. ¡Feliz Navidad pórtico, sin duda -y depende de tí- de un 2013 lleno de paz, alegría y éxito para tí y tu gente! Aquí nos encontraremos, ¡seguro!...