[Escena de la Epifanía, con la supuesta policromía original, en el sarcófago constantiniano de Castiliscar, Zaragoza, del siglo IV d. C. © Pablo Serrano Basterra]
"En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue". Este pasaje del Nuevo Testamento (Lc., 2, que enlazamos aquí en su versión latina) introduce el Misterio de la Navidad en un contexto histórico concreto, el del gobierno de la provincia romana de Syria por parte de Publio Sulpicio Quirinio, cuyo cursus honorum, precisamente, conocemos bien por varias inscripciones de en torno al año 12 a. C. en que alcanzó el consulado (CIL VIII, 68, de Africa proconsularis; CIL X, 3804 o AE 2004, 413 de Italia) y cuya condición de legado imperial en Siria figura también en una hermosa inscripción procedente del Líbano, en Beirut (CIL III, 6687) pero hoy conservada en el Museo Arqueologico Nazionale de Venezia, cuya foto -con la restitución de la parte superior- ilustra la parte central de este post.
Este Quirinio, o Quirino, además, consta que estuvo conectado con los hijos adoptivos del emperador Augusto, en concreto con Cayo César y con alguno de los prohombres de la República romana, como M. Emilio Lépido , el fundador de la hoy "zaragozana" colonia Celsa. Sobre él tenemos datos no sólo por el Nuevo Testamento y por la documentación epigráfica sino, también, por ser citado por Flavio Josefo (AJ. 18, 1) que, como es sabido, introduce un elemento de discusión en la noticia del evangelista Lucas. Así, si el relato de Lucas adscribe el censo "mundial" al reinado de Herodes -por tanto al año 4 a. C.- el de las Antigüedades Judaicas de Flavio Josefo lo hace al de su hijo Arquelao, ya hacia el 6 d. C. (ver el estado de la cuestión muy bien sintetizado en la entrada "Augusto y el censo de Belén" del blog Augusto Imperator). Así, por esa discordancia de ambas fuentes la realidad histórica del censo y su fecha -quedando incluso abierta la posibilidad de que fueran dos censos diferentes los citados por ambos autores, uno de alcance general y otro de alcance local- la historicidad de la noticia e incluso el periodo en que Quirino fuera gobernador de Siria han generado no poca controversia (véase especialmente DABROWA, E., "The date of the census of Quirinus and the chronology of the governors of the province of Syria", Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, 178, 2011, pp. 137-142 y, con detalles, GERTOUX, G., Scientific approach to an absolute chronology through synchronism dated by astronomy, Lyon, 2019, pp. 2-43 o, de forma abreviada, los apuntes de R. Syme y B. Levick al respecto del personaje en la voz correspondiente a Quirinio en la versión digital del Oxford Classical Dictionary).
En realidad, la discusión -que se ha resumido por parte de prestigiosos estudiosos de la figura histórica de Jesús- sólo vuelve a demostrar lo frágil que es nuestro conocimiento en Historia Antigua, como anotamos en "Meditatio et labor", uno de nuestros posts de la serie "Instrumenta", de hace ya un par de años. Y lo es tanto por la naturaleza de nuestras fuentes -Lucas no es historiador, en efecto aunque sí quiere "presentar un movimiento religioso al modo de una historia", biográfica (BLÁZQUEZ, J. Mª., "Fuentes para el conocimiento de Jesús", en Cristianismo primitivo y religiones mistéricas, Madrid, 1995, pp. 19-46, p. 33)- como por la distancia que les separa de los acontecimientos que narran -menos a Lucas que a Flavio Josefo- como por los propósitos -apologético el primero y con aires propagandísticos pro-flavios el segundo-, entre otras muchas razones. Pero, como ya hicimos constar en una anterior felicitación navideña de Oppida Imperii Romani, en realidad la noticia de Lucas sólo busca introducir el acontecimiento clave de la Historia de la Humanidad -sin duda, se sea creyente o no el que más ha influido culturalmente en la conformación del mundo en que vivimos- en unas coordenadas temporales,. históricas, reales que coinciden, además, como ya recordamos hace algunas Navidades, con ese periodo de paz que se abrió en el Imperio Romano tras la pacificación de la Tarraconense por el emperador Augusto y que, para la región de Palestina fue magistralmente descrito por J. Mª Blázquez a cuya lectura remitimos (BLÁZQUEZ, J. Mª., "El mundo en que nació el cristianismo", en Cristianismo primitivo y religiones mistéricas, Madrid, 1995, pp. 47-64, pp. 47-48 y, también en El nacimiento del cristianismo, Madrid, 1990, pp. 19-20) y que Benedicto XVI, en su imprescindible La infancia de Jesús (Barcelona, 2012, pp. 65-66), describía así poniendo en valor, además, el método empleado por el relato de Lucas y subrayando los logros de la gran globalización augústea: "Para Lucas es importante el contexto histórico universal. Por primera vez se empadrona 'al mundo entero', a la 'ecúmene' en su totalidad. Por primera vez hay un gobierno y un reino que abarca el orbe. Y por vez primera hay una gran área pacificada, donde se registran los bienes de todos y se ponen al servicio de la comunidad. Sólo en este momento, en el que se da una comunión de derechos y bienes en gran escala, y hay una lengua universal que permite a una comunidad cultural entenderse en el modo de pensar y actuar, puede entrar en el mundo un mensaje universal de salvación, un portador universal de salvación: es, en efecto, 'la plenitud de los tiempos'".
Un año más, tras 35 nuevas entradas -en junio apenas pudimos ofrecer 2 y no las 3 mensuales que acostumbramos a presentar- Oppida Imperii Romani cierra su recorrido con la tradicional felicitación navideña del blog, siempre, como saben nuestros lectores, con un toque histórico -como no puede ser de otro modo pues, como escribíamos hace algunos años y, especialmente, en la visitadísima entrada "Magi ab Oriente", del año de la pandemia del coronavirus, la Navidad y su celebración vuelven a poner la Historia, y la Historia de la Antigüedad Clásica, en el centro- pero, también, con un toque musical que, en este año en que se cumplen casi veinte de la, quizás, más pop película navideña de todos los tiempos (Love actually, 2003), no puede sino remitir a la banda sonora de dicha cinta que cierra, además, con la sensacional "God only knows", de nuestros admirados The Beach Boys que suena, incluso, navideña.
¡Feliz y santa Navidad para todos los lectores de Oppida Imperii Romani y un 2023 que venga cargado de muchas reflexiones y noticias que sigan incrementando nuestra pasión por los tiempos antiguos!
Javier Andreu, seguiremos tus pasos de gran profesional y estudioso,dela historia de Roma
ResponderEliminarMi deseo de un magnífico 2023, profesor Andreu.
ResponderEliminarMV Barcos