[Mosaico de la C/Curia con animal marino, e inscripción funeraria]
Situación: Pamplona, capital de la Comunidad Foral de Navarra, está situada en el Norte de España, pero en un espacio a partir del cual -dada su diversidad paisajística, su centralidad y su posición geográfica- puede igualmente accederse a los Pirineos, a la Cornisa Cantábrica o al Valle del Ebro, situación ésta que, desde luego, no debió ser baladí en la Antigüedad. Hoy es una moderna ciudad -con notables aires universitarios gracias a la Universidad Pública de Navarra, a la Universidad de Navarra y al Centro Asociado de la UNED- muy bien comunicada con parte el resto del país a través de la AP-68 -que la enlaza con el Cantábrico y el Mediterráneo a través del corredor del Ebro-, de la red de ferrocarriles ALVIA -que la conecta con Madrid-, de la popular CONDA, y de un muy activo aeropuerto. Sí es lamentable que todavía el gobierno central no se decida a construir la autovía que enlace por carretera Pamplona y Madrid a través de la la atractiva ciudad de Tudela (también con una excelente oferta universitaria y cultural gracias a la UNED de Tudela como, de hecho, saben todos los asiduos de este blog y, si no, pueden pinchar aquí).
Acceso: Cualquiera de los medios antes citados pone en contacto, perfectamente, Pamplona con las principales ciudades españolas de modo que, prácticamente -a nivel geoestratégico- casi serían válidas para Pamplona las recomendaciones de acceso y situación que se hicieron en este mismo blog respecto de Caesaraugusta, el nombre antiguo de la moderna Zaragoza (ver, en cualquier caso, mapa de situación de Pamplona aquí).
Tipología: Pocas, parcas y, desde luego, no tan generosas como desearíamos, son las fuentes antiguas que aluden a la Pamplona romana (una recopilación puede verse en ANDREU, J.: "Ciudad y territorio en el solar de los Vascones en época romana", en ANDREU, J. (ed.): Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización, Pamplona, 2006, pp. 195-198). La primera mención segura a Pompelo en las fuentes antiguas es la que hace Estrabón (Str. 3, 4, 11) al describir la vía que unía Tarraco (Tarragona) con Oiasso (Irún, con sensacional Museo Arqueológico) y que pasaba por Pompelon, mención a la que el geógrafo griego de época de Augusto añade la conocida -y controvertida- glosa "como si dijésemos, la ciudad de Pompeyo" (literalmente "Pompeiópolis"). A partir de ahí, la ciudad aparece citada entre las "estipendiarias" (stipendiariae) del conuentus Caesaraugustanus por Plinio (Plin. Nat. 3, 3, 24) y es incluida entre las póleis de los Váscones por Ptolomeo (Ptol. 2, 6, 67). Esas menciones ya plantean, al menos, dos problemas: ¿se refería Estrabón a Pompeyo Magno cuando aludió a Pompélon como Pompeiópolis?, si es así y Pompelo fue fundada por el general romano, ¿por qué lo fué con un estatuto estipendario, no privilegiado?, ¿o es que fue fundada con un estatuto de rango privilegiado pero luego fué democionada por César, como ha anotado GARCÍA FERNÁNDEZ, E.: El municipio latino. Origen y desarrollo constitucional, Madrid, 2002, pp. 81-82. Por si éstos fueran pocos interrogantes, en el siglo XIX, el historiador alemán A. Schulten, en sus comentarios a uno de los libros de las Fontes Hispaniae Antiquae (SCHULTEN, A.: Fontes Hispaniae Antiquae IV. Las guerras del 154-72 a. C., Barcelona, 1937, p. 220) interpretó y restituyó un conocido pasaje de Salustio (Sall. Hist. 2, 93) en el que Pompeyo (en realidad el exercitus Romanus, "el ejército romano") se retiraba, desde el territorio de los Vacceos, para abastecerse de trigo (frumenti gratia remotus in Vascones, según la restitución que él propuso de un texto, por otra parte, muy corrupto) como una evidencia de la retirada de aquél al territorio vascón y, más aun, a Pompelo, ciudad que, según él, habría fundado en dicho momento hacia el invierno del 75 a. C. Sin embargo, y como se puede comprobar en la bibliografía más reciente -que se cita más adelante en este post- esa cuestión dista mucho de estar resuelta. Así pues, sí sabemos que Pompelo debió alcanzar el estatuto municipal en época flavia, no en vano cuenta con magistrados (los IIuiri Pompe[l(onenses)] en una de las desaparecidas tablas de Arre, de época de Adriano (CIL, II, 2959). Si, en cambio, antes tuvo otro estatuto de carácter privilegiado -¿colonial latino, tal como apunta la sugerente línea de investigación abierta recientemente por E. García Fernández y por D. Espinosa Espinosa?- es algo que, de momento, si no es con una mirada a la praxis política y jurídica romana en la fundación de ciudades (muchas veces soslayada por los historiadores de la Antigüedad), no podemos dilucidar con claridad. Respecto de su nombre, Pompelo parece más apropiado que Pompaelo, no en vano, así es como aparece citada en la epigrafía oficial, como en las tablas de Arre antes aludidas (CIL, II, 2959 y 2958 y 2960, en esta últimas con alusión a la res publica Pompelonensis). Aunque en un epígrafe tarraconense una pompelonense se cita como Pompaelonensis (RIT, 327) parece lo hace en un contexto privado, no oficial.
Descripción: La exposición (abierta hasta Junio de este año) "La Pamplona Reencontrada" y, por supuesto, parte de la exposición permanente del Museo de Navarra -que permite acceder a aspectos de la vida cotidiana de la Pompelo romana y a algunos de sus más singulares hallazgos- son hoy, tristemente, las únicas formas que el viajero tiene de acercarse al estudio y análisis de esta importante comunidad del Valle Medio del Ebro pero, desde luego, no por ello son menos recomendables dada la excelente apuesta didáctica de ambas muestras. Sin embargo, el trabajo continuado de generaciones y generaciones de arqueólogos, y de, en los últimos años, el Gabinete Trama, ha permitido que hoy tengamos más clara la trama urbana de la antigua Pompelo. Con una estructura urbana típicamente romana delimitada por las calles Dormitalería (al Este), Plaza del Castillo (al Oeste), San Fermín de Aldapa (al Norte) y el inicio de Carlos III (al Sur) -áreas todas con notables evidencias arqueológicas fruto de años de trabajo de arqueología urbana- y ubicada en una elevada terraza sobre el río Arga, la ciudad contó con un posible macellum -que ocuparía el espacio de la Catedral- con hasta dos monumentales termas. De estas, una de ellas desde luego, se cuenta entre las más notables del Ebro Medio y estaría ubicada bajo la Plaza del Castillo (ver detalle de su sistema de funcionamiento aquí). La otra estaría en la C/Curia con acceso a ella desde la C/Compañía. Con semejante trazado, lo más probable es que las calles principales, cardo (que no cardus, como a veces se lee y escucha) y decumanus coincidieran respectivamente con la Calle Mayor y con la Calle Curia. Lógicamente, la ciudad contó también con varias necrópolis cuyas estelas funerarias (ver detalle aquí) han podido ser recuperadas recientemente reutilizadas en antiguos bastiones de la muralla que la ciudad, casi magnis itineribus ("a marchas forzadas"), hubo de construir en el siglo III d. C. para protegerse de las invasiones de los francos. Es presumible que el área central de dicha ciudad ocupase, grosso modo, el solar de la actual Catedral que, tal vez, fosilizó con el paso del tiempo el recuerdo del antiguo templo del culto imperial o, al menos, de la parte central del conjunto forense.
Bibliografía: Desde luego, conocer la Pompelo romana es hoy posible gracias, fundamentalmente, al trabajo de años llevado a cabo por Mª Á. Mezquíriz, hoy directora honoraria del Museo de Navarra y autora de dos obras de referencia sobre la urbanística pompelonense: MEZQUÍRIZ, Mª Á.: La excavación estratigráfica de Pompaelo. Vol. 1. Campaña de 1956, Pamplona, 1958 y Pompaelo II, Pamplona, 1978 (accede aquí a parte de la notable e insustituible producción bibliográfica de esta autora, con posibilidad, además, de descargar muchos de los textos en PDF). De los trabajos del Gabinete Trama, herederos de los de Mezquíriz, el equipo liderado por Mercedes Unzu ha dado cuenta en diversos trabajos (especialmente útiles nos parecen los publicados en el sensacional catálogo V. V. A. A.: La tierra te sea leve. Arqueología de la muerte en Navarra, Pamplona, 2008, centrados en el registro arqueológico funerario de la vieja Pompelo). Los materiales expuestos en la citada exposición "La Pamplona Reencontrada" han visto ahora la luz en el catálogo de OLLO, A. y otros: La Pamplona Reencontrada, Pamplona, 2008, desde luego ya una referencia para conocer la topografía histórica de la capital de Navarra (especialmente a partir del capítulo RAMÍREZ SÁDABA, J. L.: "Pamplona romana", en OLLO, A., y otros: La Pamplona Reencontrada, Pamplona, 2008, pp. 14-37). La cuestión de la fundación o no de Pompelo por Pompeyo ha sido recientemente discutida por muy diversos autores y, de hecho, parece estar en boga en el debate historiográfico en torno a los antiguos Vascones (una síntesis de éste puede verse en ANDREU, J., y JORDÁN, Á. A.: "Nuevas reflexiones en torno a las fuentes literarias sobre los Vascones en la Antigüedad", Lucentum, 26, 2007, pp. 233-252) fundamentalmente a partir de las interesantes aportaciones de ARMENDÁRIZ, J.: "Propuesta de identificación del campamento de invierno de Pompeyo en territorio vascón", Trabajos de Arqueología Navarra, 18, 2005, pp. 41-64 -que puedes descargar desde aquí y sobre el que ha ampliado datos en su recentísimo y excelente De aldeas a ciudades. El poblamiento durante el primer milenio a. C. en Navarra, Pamplona, 2009-; de PINA, F.: "Deportaciones como castigo e instrumento de colonización durante la República Romana: el caso de Hispania", en REMESAL, J., MARCO, F., y PINA, F. (eds.): Vivir en tierra extraña: emigración e integración cultural en el mundo antiguo, Barcelona, 2004, pp. 211-246 (teoría sobre la que ha vuelto en un artículo aun en prensa y que verá la luz en un monográfico sobre los Vascones coordinado por la prestigiosa Serie Instrumenta); de JORDÁN, Á. A.: "La expansión vascónica en época republicana: reflexiones en torno a los límites geográficos de los Vascones", en ANDREU, J. (ed.): Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización, Pamplona, 2006, pp. 81-110; y de WULFF, F.: Las esencias patrias: historiografía e historia antigua en la construcción de la identidad española (siglos XVI-XX), Barcelona, 2003.
Recursos en internet: Cualquier web sobre la Historia de Pamplona ofrece datos más o menos útiles y fidedignos sobre el origen romano de Pompelo (sirvan como ejemplos la web de Pampiruna, la del pamplonés Colegio Irabia, la sección de Historia de la web del Ayuntamiento de Pamplona o, una vez más, la citada Wikipedia) si bien en muchos de ellos todavía pesan algunos tópicos hoy discutidos (como la identificación entre la ceca indígena barskunes y el etnónimo Vascones o la relación entre aquélla y Pompelo, como el nombre vascónico Iruña como anterior al nombre romano (ver por ejemplo, la apuesta que hace por esa ficción historiográfica un conocido diario vasco: pincha aquí), realidades que, a día de hoy, son indemostrables: una revisión de algunos de estos tópicos puede verse en: ANDREU, J.: "Vascoiberismo, vascocantabrismo y navarrismo: aspectos y tópicos del recurso ideológico a los Vascones de las fuentes clásicas", Revista de Historiografía, 8-5, 2008, pp. 41-54. A través de la web del Servicio de Publicaciones del Gobierno de Navarra puede descargarse el opúsculo de MÚGICA, M.: Los Vascones, Pamplona, 2007 (pincha aquí) y que ya recomendamos en el post de este blog a propósito de Andelo.
Recomendaciones: Pocas cosas definen mejor la idiosincrasia de una tierra como su mesa. Y, desde luego, pocas mesas son tan variadas, sabrosas y ricas -en todos los sentidos y con todos los sentidos- como la mesa navarra (si eres un amante de la buena cocina y de los productos de calidad, puedes visitar la web de Navarra Gourmet y sobre todo Navarra tu Reyno Gourmet, excelentes y evocadoras). Y Pamplona, de hecho, ofrece muchas opciones para saborearla. Seguramente, una de las más tradicionales es Casa Otano, en plena calle San Nicolás, una de las más afamadas para degustar los célebres pinchos pamplonicas (recientemente se ha inaugurado en la C/San Nicolás el singular La Mandarra de la Ramos, con excelente chistorra y mejores pinchos). También es extraordinario el Restaurante Europa, en pleno corazón de Pamplona, en la Plaza del Castillo. Ambas opciones no defraudan a nadie pero, en cualquier caso, para el que busque otras sugerencias más económicas, quizás el castizo Café Iruña -que frecuentaba el célebre Ernest Hemingway cuando se alojaba, por Sanfermines, en el vecino Gran Hotel La Perla- también es una alternativa suculenta. Para quien busque convertir Pamplona en punto base para adentrarse en los múltiples encantos turísticos que ofrece Navarra (ver aquí algunas propuestas) nos permitimos recomendar tres establecimientos hoteleros de diferente gama: el excelente y glamuroso Maissonave y los funcionales Yoldi y Leyre, ambos muy céntricos y próximos al casco histórico. Pero, nombrar Pamplona es nombrar dos auténticas "instituciones". Las fiestas de San Fermín que entre el 6 de julio -con el célebre chupinazo- y el 14 -con el sentido "pobre de mí"- sumen una ciudad normalmente tranquila como ésta en el más absoluto bullicio (ése que a muchos navarros, como "a San Fermín" en la jota, hace llorar cuando lo viven en la distancia: escucha aquí la jota y aprende aquí algo más sobre el "momentico" por excelencia de la fiesta) y, por supuesto, el Club Atlético Osasuna, seguramente, por muchas razones, uno de los más genuinos clubs de fútbol mundial y, desde luego, un equipo en el que, como reza su himno, "vibra Navarra entera".
Excelente puesta al día, Javier, sobre Pompelo. La clave de la resolución del problema del estatuto jurídico-administrativo de la ciudad, en época fundacional, está en lo que comentas: "si no es con una mirada a la praxis política y jurídica romana en la fundación de ciudades (muchas veces soslayada por los historiadores de la Antigüedad), no podemos dilucidar con claridad".
ResponderEliminarA pesar de lo precario de la documentación conservada, en comparación con otras comunidades hispanas, si nos acercamos con precisión y tenemos presente, en todo momento, el funcionamiento institucional del Estado romano, los procedimientos con los que operaba en territorio provincial, podremos esclarecer, siempre en el campo de lo hipotético, dicha cuestión.
Un abrazo!!
Gracias, David,
ResponderEliminarYo creo que en el libro titulado "Los Vascones de las fuentes antiguas" que está preparando la colección Instrumenta, del CEIPAC de la Universidad de Barcelona (http://ceipac.gh.ub.es/) va a incorporar algunas reflexiones en la línea que apuntas y, en cualquier caso, nuevos elementos de juicio para profundizar en el tema del estatuto jurídico de mi querida Pamplona en la Antigüedad (gracias a F. Wulff, a E. García Fernández, a F. Pina...). Ese libro que, como sabes, coordino, es el responsable de que conteste tan tarde a tu mensaje y de que tenga algo desatendido el blog.
Gracias, de nuevo, por tus palabras. Un saludo cordial y pompelonense!
Javier
te regalo mi vídeo con el himno de Osasuna, con fotos antiguas del equipo:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=XBhXbi9QJ2w
ResponderEliminarRegalazo, Patxi. Gracias!
Perdón, me he equivocado con la entrada anterior, por favor bórralo junto con este. He confundido Iruña-Veleia con Pamplona-Iruña.
ResponderEliminarAl no ver el comentario que publiqué ayer pensé que no había seguido las instrucciones del blog y mi comentario había desaparecido en la nube y lo he intentado publicarlo de nuevo. Pero me he equivocado.
Perdón.
Saludos.