SORIONEKU (y III)

 


[Sensacional reportaje, de Laura Puy Muguiro, de Diario de Navarra, con algunas puntualizaciones respecto de lo que la inscripción contenida en la mano dice, respecto de lo que no dice y respecto de lo que algunos han pretendido que diga y no dice, publicado el 28 de enero de 2022]

600 visitas lleva, en apenas un par de semanas la última entrada que dedicamos en este blog al hallazgo que ha marcado el final de 2022 en la Arqueología española y que algunos, de hecho, se han atrevido a catalogar como uno de los diez grandes descubrimientos arqueológicos del pasado año; más de 1200 visitas acumula el primer post en que nos hacíamos eco de las primeras reacciones ante el descubrimiento; y, en menos de una semana, el vídeo de la conferencia que, sobre los Vascones antiguos y Navarra en los primeros siglos pronunciamos para la Asociación Pompaelo el pasado 25 de enero, acumula ya cerca de 800 visualizaciones. Está claro que la mano de Irulegi se ha convertido, sin duda, en todo un fenómeno social en Navarra que ha vuelto a poner de relieve hasta qué punto tiene sentido -y también sentido social, patrimonial, identitario- la investigación en Ciencias de la Antigüedad.

Precisamente ésa, y la necesidad de seguir investigando en otros enclaves de los antiguos Vascones -ahora puestos de moda de nuevo por la edición de las opera selecta de una de sus grandes investigadoras, María Jesús Peréx Agorreta, pronto en acceso abierto desde e-espacio, el repositorio digital de la Universidad Nacional de Educación a Distancia- fue una de las ideas que pusimos en valor en la charla del 25 de enero. En ella, también, como hacíamos en la entrada anterior de esta serie etiquetada como "sorioneku", llamamos la atención de cómo, a través de los medios de comunicación, la sociedad navarra se había posicionado ante el hallazgo generando interpretaciones que, en la mayor parte de los casos, resultaban torticeras y que hacían, desde luego, un flaco favor a los estudios sobre la Antigüedad y, en concreto, sobre las lenguas paleohispánicas, intrínsecamente unidos, como es lógico, al hallazgo dada su naturaleza esencialmente epigráfica. Tras recoger esas impresiones, en un sensacional reportaje -también en su edición digital pero con cuya versión impresa abrimos este post-, Diario de Navarra, también COPE Navarra se hizo eco de las mismas en un podcast que, en menos de ocho minutos resume lo esencial de este singular hallazgo arqueológico que, para algunos, parece haber puesto patas arriba nuestro conocimiento sobre los antiguos Vascones pero que, para otros, confirma gran parte de las sospechas que sobre ellos teníamos a tenor de las noticias de las fuentes literarias y, también, de los últimos presupuestos historiográficos. 

La controversia generada desde el momento del hallazgo respecto de la propiedad intelectual de la pieza, convertida en un icono en la sociedad navarra y, para muchos, en fuente lucrativa al registrarse decenas de instancias de solicitud de explotación industrial y comercial de la mano de Irulegi no sólo desde el sector empresarial sino, incluso, desde la propia Sociedad de Ciencias Aranzadi -lo que, con notable acierto, El País ha llamado el "merchandising vascónico"- hizo que, además, iniciáramos el mes de febrero interviniendo en el programa "Está pasando", de Navarra TV, para seguir valorando el hallazgo, su significación social y, como no puede ser de otro modo, que el Gobierno de Navarra hubiese declarado que la mano es, efectivamente, como objeto patrimonial que es, propiedad de todos los navarros, como informó con notable acierto la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno foral el día 1 de febrero. La tertulia televisiva, animadísima, permitió volver sobre algunas ideas clave para entender este documento y explicar por qué ha alcanzado, su hallazgo, estudio e interpretación -y también el "relato" construido en torno a esos tres estadios- tanta repercusión. 

Toda esta exposición mediática, que asumimos con gusto convencidos de que también es parte de nuestro trabajo como profesionales de las Ciencias de la Antigüedad, nos ha permitido, también, volver a pulsar algunos prejuicios sociales que, de uno u otro signo, existen respecto de los antiguos Vascones. Sobre algunos ya volvimos en entradas anteriores de Oppida Imperii Romani (notablemente en "Dein Vascones" y en "Aut Vasco insuetus galeae") pero como -esos y otros nuevos- han reverdecido en estos días, nos parecía ésta una buena ocasión para ordenarlos y, desde una perspectiva muy Hobsbawmniana -si se nos permite el término- volver sobre ellos máxime cuando algunos estuvieron en el centro no sólo del debate generado por la conferencia del pasado 25 de enero -el debate presencial pero también el surgido por su eco en redes sociales- sino, también, por verlos blanco sobre negro en un reportaje que, titulado "La mano de Irulegi, la huella más antigua del euskera", ha publicado el último número de la difundidísima revista Muy Interesante. Para dar al post un carácter más divulgativo, dejaremos en esta ocasión las referencias bibliográficas a autores que han tratado las cuestiones que aquí se exponen, para una nota que el lector podrá encontrar al final de estas líneas donde, en los casos en que las publicaciones están en open access, se ofrece, como siempre, acceso a las mismas.

[1.] Nada hay vascónico en la Navarra antigua porque nada remite a ese elemento en la cultura material. Esta afirmación apareció referida en varios comentarios generados por la noticia que, sobre la charla organizada por la Asociación Pompaelo, publicó en su seguidísimo blog "Desolvidar" el erudito navarro Pachi Mendiburu. Efectivamente, no parece que, hasta la fecha, haya ningún marcador material que haga a los Vascones distintos de sus vecinos Celtíberos, por ejemplo. Pero, eso, en todo caso, desdibujaría su etnicidad pero no su existencia. Zanjar así la presencia "vascónica" en Navarra, negándola, equivaldría a desautorizar la auctoritas de grandes escritores romanos como el historiador Tito Livio o el enciclopedista Plinio el Viejo que citaron a los Vascones y que lo hicieron a partir del empleo de fuentes administrativas oficiales de extraordinaria validez. Si los Romanos hablaron de Vascones es porque vieron, en el territorio en que se ubicaban, algo diferencial. Ese rasgo distintivo pudo ser la lengua -aunque es extraño que Estrabón no individualizara ese dato, tan acostumbrado como él estaba a destacar aspectos que remitieran a la barbarie de los pueblos que describía- pero también pudo ser, como de hecho se ha insistido en ocasiones, su absoluta diversidad, el hecho de estar mezclados con otros pueblos de carácter céltico y de carácter ibérico en un espacio más o menos reducido. Es incluso posible que, además, su presencia en la zona fuera residual frente a la potencia que demuestra -con nuevos hallazgos que se han presentado, también, estos días- el mundo celtibérico al menos desde el punto de vista de la atestiguación escrita del uso de su lengua en la zona y que eso llevase a Roma a crear ese concepto que, luego, ha tomado entidad histórica e historiográfica. Afirmar que eso es así -como ha hecho parte de la investigación desde mediados de los años noventa del pasado siglo- y considerar a los Vascones un "constructo" artificial, territorial, administrativo de Roma es negar su identidad y su etnicidad, acaso, pero no negar su existencia, matiz éste que conviene apostillar pues quienes hemos asumido esa tesis no negamos la existencia de los Vascones antiguos sino que éstos constituyeran un grupo unitario que compartiera un sentido de pertenencia homogéneo y unívoco.

[2.] La afirmación de que los Vascones eran ágrafos -o analfabetos- procede de un prejuicio político. Esto es de lo más absurdo que hemos leído en estas últimas semanas a propósito del revuelo mediático generado por el hallazgo de la mano de Irulegi. Como ya explicamos en un antiguo post de este espacio, la Historia Antigua, como todas las Ciencias de la Antigüedad, tiene un carácter acumulativo y positivo. Se construye a partir de la constatación de nuevas evidencias y del contraste de éstas. Hasta la fecha -y ése es precisamente el singularísimo appeal de este nuevo documento epigráfico- al margen de algunas intuiciones a partir de las leyendas monetales de un par de cecas prelatinas que operaron en el área oriental de la actual Navarra, sobre las que ya hablamos en un post anterior y sobre las que se extendió, en una muy recomendable conferencia de hace un par de años en el Museo de Navarra el profesor Francisco Beltrán Lloris, disponible en YouTube, no había constatación segura de escritura en la lengua propia de los Vascones por lo que la afirmación del carácter ágrafo de esta singular etnia de la Antigüedad nacía, exclusivamente, de un posicionamiento metodológico coherente con la falta de testimonios epigráficos. En esta cuestión, de hecho, el único posicionamiento político ha sido el de -a partir del uso por Sabino Arana del "modelo historiográfico español", como se ha llamado con acierto- la creación de un mito que ha identificado a los Vascones y a los cántabros -el "vascocantabrismo"-, lo que explicaría, sin refrendo alguno en las fuentes, su irreductibilidad ante los Romanos -y se ha de ser prudente con esto pues Estrabón los incluye en la zona romanizada del valle del Ebro, donde hay ciudades, vías y la Historia de Roma ha desarrollado algunas de sus gestas para la época en que él escribe- y explicaría también, por tanto, la conservación de su lengua hasta el presente. Al margen de que la mano de Irulegi está permitiendo constatar que es mejor hablar de "lengua vascónica" que de "vasco antiguo" o de "euskera" y que la lengua de los Vascones y el vasco actual estarán, a buen seguro, tan separadas como lo están el castellano del Latín, no ha habido -salvo que alguien quiera inventarlo- prejuicio político alguno en considerar a los Vascones -hasta ahora- como ágrafos. 

[3.] Resulta oportunista ubicar el corazón del territorio vascón en el entorno de Santa Criz de Eslava y de la Comarca de Sangüesa. Esta cuestión, que ha aflorado en algunos tweets registrados en respuesta al eco dado a la charla por el perfil de twitter de Santa Criz de Eslava -ciudad de cuya dinamización e investigación, como sabrá el lector asiduo de este blog, somos responsables desde 2017 y que cuenta con una notable presencia en Oppida Imperii Romani- tiene más un carácter de pataleta que de prejuicio pero, en cualquier caso, pone de relieve que quien la sostiene, no conoce prácticamente nada de nuestra reciente producción científica (por ejemplo este trabajo, publicado mientras se escriben estas líneas) y, tampoco, conoce ni por encima el mapa de los testimonios epigráficos -antropónimos, teónimos y topónimos- atribuibles a los Vascones antiguos y que precisamente se concentran en una franja estrecha de territorio que iría desde la ciudad de los Andelonenses hasta el territorio de la actual Comarca de las Cinco Villas como, con todas las evidencias, ya repasamos en nuestra charla del pasado mes de enero. La ubicación del oppidum de Irulegi, de hecho y la presencia en Aranguren de un segundo broncecito probablemente en "lengua vascónica" puede tomarse -junto al topónimo de Pompelo, con el formador *ilu, claramente vascónico- como el punto geográfico de arranque de esa área que, en tantas ocasiones, hemos llamado "neurálgica" de los Vascones antiguos. De hecho, la mano de Irulegi -como bien señaló en Navarra TV Javier Larequi, investigador predoctoral en la Universidad de Navarra con una beca FPU del Ministerio de Educación del Gobierno de España- es una llamada de atención a la necesidad de seguir investigando en otros oppida del territorio vascón que, seguro, tienen todavía muchísimo que contar sobre el pasado de esta singular "etnia" -empleando el término como traducción del complejo éthnos griego- de la Antigüedad hispana. Una investigación sosegada y científica, arqueológica también, pero no sólo, sobre esos enclaves será, de hecho, la única manera de seguir avanzando en nuestro conocimiento y de poder salir al paso, con nuevos argumentos, de estos y otros tópicos que han circulado en estos últimos días por las redes sociales.

NOTA.- Ya en el post "Navarrorum" citamos algunos trabajos de referencia, a los que, en esa entrada hicimos "hablar", y que salen al paso de algunos de estos tópicos. Remitimos, por tanto, en primer lugar, a ellos, algunos de los cuales, inexcusablemente, debemos volver aquí a citar [1.] Sobre la "diversidad" como nota distintiva del concepto Vascones creado por Roma, debe verse PINA, F., "Sertorio, Pompeyo y el supuesto alineamiento de los Vascones con Roma", en ANDREU, J. (ed.), Los Vascones de las fuentes antiguas. En torno a una etnia de la Antigüedad peninsular, Barcelona, 2009, pp. 195-214, esp. pp. 205-213 y sobre el probable carácter artificial del concepto -con fines administrativos y de organización territorial- han de consultarse los sagaces y muy aceptados planteamientos de SAYAS, J. J.: "Algunas cuestiones relacionadas con la etnia histórica de los Vascones", en RODRÍGUEZ NEILA, J. F., y NAVARRO, F. J. (eds.), Los pueblos prerromanos del Norte de Hispania: una transición cultural como debate histórico, Pamplona, 1998, pp. 89-139, esp. pp. 116-20 y de WULFF, F.: "Los Vascones como paradigma", en ROLDÁN, J. M., y WULFF, F. (eds.), Citerior y Vlterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2011, pp. 407-416, esp. pp. 410-412 (con conclusiones en parte repetidas en este otro trabajo, accesible en red[2.] En relación a la cuestión de la cultura escrita entre los Vascones, es de referencia el trabajo de VELAZA, J.: "Epigrafía y literacy paleohispánica en territorio vascón: notas para un balance provisional", Palaeohispanica, 9, 2009, pp. 611-622 (que cita una larga bibliografía precedente sobre los "dominios lingüísticos" del ámbito vascónico) y, para la invención -esa sí que de carácter política- de unos Vascones irredentos ante el poder romano, al menos WULFF, F.: "Nacionalismo, Historia, Historia Antigua. Sabino Arana, la fundación del nacionalismo vasco y el uso del modelo historiográfico español", Dialogues d'Histoire Ancienne, 26-2, 2000, pp. 183-212 [3.] Sobre los territorios de la Navarra Media oriental y de las Cinco Villas de Aragón como esenciales para la comprensión de la etnia de los Vascones deben verse, con carácter general, BELTRÁN LLORIS, F.: "Hacia un replanteamiento del mapa cultural y étnico del Norte de Aragón", en VILLAR, F., y FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Mª P. (eds.), Religión, lengua y cultura prerromanas de Hispania, Salamanca, 2001, pp. 61-82, esp. pp. 65-68 y, también, nuestra defensa de esa realidad en ANDREU, J., y PERÉX, Mª J.: "Los Vascones de las fuentes clásicas en época romana: crónica historiográfica (2004-2008)", en ANDREU, J. (ed.), Los Vascones de las fuentes antiguas. En torno a una etnia de la Antigüedad peninsular, Barcelona, 2009, pp. 147-168, esp. pp. 153-154 o en ANDREU, J.: "Es Navarra la tierra de los Vascones", Plaza Nueva, Marzo de 2019, pp. 9-11, y, en en el volumen editado por la Serie Instrumenta, antes citado, la distancia entre el concepto actual de etnia y el concepto antiguo de éthnos ha sido sensacionalmente sintetizada por BELTRÁN LLORIS, F., y VELAZA, J.: "De etnias y monedas. Las cecas vasconas, una revisión crítica", pp. 99-126, esp. pp. 104-108.

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