SORIONEKU (y II)

 

Transcurridos ya dos meses de su mediática presentación, la mano de Irulegi tiene ya el indiscutible mérito de, cómo titulaba el diario ABC hace apenas unas semanas, haber vuelto a poner a los Vascones en el foco. Pero, además, como indica el citado reportaje -cuya versión en papel reproducimos más abajo- ha abierto toda una diatriba sobre lo que el texto de la mano dice, sobre lo que no dice, sobre lo que algunos quisieran que dijera y sobre lo que otros desearían que no hubiera dicho nunca, asunto que, en cierto modo, ya analizamos en nuestra primera entrada sobre la cuestión y, también, en la que ha sido la primera entrada de Oppida Imperii Romani en este 2023 a las que remitimos. Pero, además de eso, el hallazgo se ha convertido, para algunos, en un icono de la Arqueología de Navarra y de sus posibilidades -aunque el yacimiento en que fue hallada no ha figurado en la reciente entrega "Crónicas de Arqueología de Navarra" del exitoso programa de La 2 de TVE "Arqueomanía"- y, para muchos, también, en un emblema de la defensa de una vasconicidad de Navarra que, como dijimos en una entrada anterior, el citado documento epigráfico no permite -y mucho nos tememos que tampoco permitirá cuando se haya estudiado por completo- afirmar. 

En esa catarsis colectiva provocada por una hermosa pieza de bronce con inscripción a la que le cabe ya el mérito de haber sido capaz de reunir a millares de personas en su presentación a la sociedad navarra en el Planetario de Pamplona el pasado mes de diciembre, no hay, prácticamente, semana en la que no aparezca bien una carta al director, bien una columna, bien una tribuna de opinión sobre el documento tanto en los medios convencionales, en la prensa tradicional, como en las redes sociales donde, acaso, el hashtag sorioneku sea ya uno de los que más hilos y debates ha generado desde el pasado 16 de noviembre en que la pieza fue dada a conocer. Uno de los últimos, motivado por una visita de un conocido grupo parlamentario del Parlamento de Navarra al yacimiento de Irulegi, en el valle de Aranguren, nos ha permitido comprobar que, muy posiblemente, el documento epigráfico ha generado una historia paralela, un "relato", como ahora se dice que, a buen seguro, dista mucho de la realidad histórica que éste puede ilustrar y nos recuerda lo importante que es, ante cualquier documento histórico, ser fieles a lo que dice y no cargar las tintas en lo que desearíamos -o algunos desean- que dijera. La Historia Antigua debe seguir siendo una ciencia positivista, del dato, de las evidencias, sin que paradigmas postprocesuales o postcoloniales -y mucho menos intereses políticos- acaben dando a documentos concretos valores o significados que éstos no tienen. Embebemos ese tweet a continuación y sobre lo que en él se dice volveremos más adelante.

En ese contexto, el 25 de enero, quien escribe este blog fue invitado a participar, en el Civivox Iturrama de Pamplona, en una mesa redonda titulada "Sorioneku. La Navarra del siglo I y los antiguos Vascones" en la que también intervinieron María J. Peréx Agorreta, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia -cuyos trabajos sobre los vascones antiguos siguen siendo válidos como demuestran las anotaciones que hicimos a algunos de ellos en su reciente libro-homenaje, ya disponible en open access- y María García-Barberena Unzu, que hiciera en 2016 bajo nuestra dirección -y la de la propia Profª Peréx- su Tesis de Doctorado sobre la Pamplona antigua. La mesa la organizaba la Asociación Pompaelo -para la que ya habíamos hablado en otras ocasiones, hace algunos años, sobre la cuestión- y fue seguida con extraordinario -y sorprendente- interés por cerca de 160 personas que abarrotaron el salón de actos del centro cívico del barrio universitario por excelencia de Pamplona quedando gente, incluso, fuera de la sala por completarse el aforo disponible. Nos pareció que en ese contexto del singular y torticero "relato" que sobre el documento en cuestión se está haciendo podía ser útil que una nueva entrada de nuestro blog recogiera parte del espíritu de nuestra intervención, además del video y la presentación empleada en la misma, el primero posible gracias a la diligente labor del equipo de la Asociación Pompaelo y de su canal de vídeos en YouTube. Como ya hicimos notar en nuestra valoración inicial del hallazgo, publicada el 23 de noviembre del pasado año y con más de 1100 visitas, varios elementos, nos parece, que han sido dejados fuera en el análisis de este singular documento epigráfico paleohispánico, elementos que, precisamente, son los que vertebraron nuestra intervención en el evento de transferencia que inspira esta entrada y que aquí, centrándonos en tres, recogemos para facilitar el seguimiento del vídeo.

 

En primer lugar, según ha transmitido la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la pieza debió quedar sepultada en una vivienda del oppidum de Irulegi en el contexto de la destrucción de éste en el marco de la guerra sertoriana, acaso unas fechas antes de la fundación de Pompaelo que hoy se tiende a ubicar mejor en el 72 a. C., casi al término de la contienda mantenida en la primera guerra civil de Roma, entre el bando senatorial, de Pompeyo, y el rebelde, de Sertorio. Es curioso cómo en toda la discusión generada por el documento nadie haya traído a colación cómo es en ese contexto de la guerra sertoriana, pero apenas cuatro años antes, en el 76 a. C., cuando los Vascones entran en la Historia. Lo hacen a través de un texto de Tito Livio, que nos ha llegado muy resumido en las llamadas Periocas y en el que se habla de la marcha de Sertorio per Vasconum agrum dirigiéndose hacia el confinius Beronum donde ubicó su campamento seguramente no lejos de su ciudad aliada, Calagurris (Liv. Per. 91). Por tanto, había Vascones en un territorio, el próximo al Ebro, contiguo al de los indoeuropeos Berones y en una zona que concentra -única y exclusivamente- documentos epigráficos -y no pocos- de lengua indoeuropea como los que, mayoritariamente, ha proporcionado, en forma de téseras de hospitalidad, el poblado de La Custodia de Viana, acaso la uarakos de las monedas que, aunque berona, demuestra cómo su entorno -y, por tanto, una parte importante del territorio vasccón- era esencialmente céltico algo que también muestran los hallazgos procedentes de Cintruénigo o de Cascante, entre otros lugares próximos. Sobre La Custodia, de hecho, se ha publicado en estos días un sensacional reportaje de actualización en Diario de Navarra con un encarte magnífico que cartografia esa diversidad, y que aquí compartimos. Por tanto, de ningún modo la mano de Irulegi puede demostrar el carácter monolítico en lo lingüístico de los antiguos Vascones -pues los había también en al ager y no hablaban, precisamente, vasco, o no consta que así fuera- ni, tampoco, el carácter unívocamente étnico de los habitantes del solar de Navarra pese a que lo defienda -sólo en el título- el recomendable libro Cuando fuímos Vascones, que reseñábamos hace sólo unas semanas en este mismo espacio. De hecho, las evidencias de "lengua vascónica" son apenas tres en toda Navarra frente al predominio de las de carácter céltico, todo eso sin tomar en cuenta los préstamos que el texto de la mano exhibe a nivel de hábito y de cultura epigráfica escrita que, en cualquier caso, debieron ser corrientes en la España prelatina: un hábito, el de grabar inscripciones, netamente clásico; un signario ibérico adaptado para la "lengua vascónica", y una grafía, en puntillado, profusamente empleada en el ámbito de la epigrafía celtibérica. 

En segundo lugar, si bien se entienden las reservas existentes sobre la onomástica en las sociedades antiguas, tampoco nadie ha recordado que desde el 89 a. C. -casi diez años antes de la noticia de Livio sobre el Vasconum ager- hay en la documentación epigráfica latina evidencias de nombres vascónicos. Se concentran éstas en el que, probablemente, sea el documento que mejor certifica la conexión entre Roma y el trifinium cultural que constituyó todo el Ebro medio en la Antigüedad: el Bronce de Áscoli. En dicha inscripción (CIL I, 709) nombres de jinetes de la turma Salluitana como Enneges, Agirnes, Nalbeaden y otros son inequívocamente vascónicos y aparecen, en ciudades que, incluso, Ptolomeo atribuiría a los Vascones, pero lo hacen totalmente mezclados con otros de carácter ibérico y de carácter céltico. Algunas de las comunidades que se citan en la placa hoy conservada en los Museos Capitolinos y que no han podido ser identificadas, de hecho, sería lógico buscarlas en el solar de la actual Navarra y muestran, de nuevo, esa sensacional diversidad étnica, y por tanto lingüística, a la que Roma tuvo que hacer frente en las tierras del Ebro detalle éste que abunda en la heterogeneidad cultural, y por tanto lingüística, del territorio y, también, por formar parte de él, de Navarra. 

Por último, y aunque en nuestra intervención también aludimos a la concentración de antroponimia vascónica, ya de época imperial romana, al Este de Irulegi y en el entorno de Santa Criz de Eslava y de Los Bañales de Uncastillo nos parece que hay un último elemento que, aunque sólo lo resolverá el paso de los meses y la consolidación de la investigación sobre el texto de la mano -lo que demostrará que, a buen seguro, todos hemos corrido mucho-, nos parece debe ser puesto sobre la mesa al menos para frenar el entusiasmo de quienes, como en el tweet enlazado más arriba ven novedades donde, ciertamente, no las hay o no las hay tan apenas. A día de hoy, de las cuatro líneas inscritas sobre la mano sólo una señala al vasco antiguo si bien, en los últimos meses, las reservas sobre cómo debe leerse el término han dividido a los reputados lingüistas, Javier Velaza Frías y Joaquín Gorrochategui Churruca, a los que se ha encomendado su estudio. Y, quizás, al margen del término sorioneku y, especialmente, sorion, parece que en el debate ha pasado desapercibido el hecho de que en la línea 3 del texto se halle una de las claves para interpretar como adaptación del signario ibérico a la lengua vascónica el texto de Irulegi, ese carácter T que ya se atestiguó en las monedas -impropiamente llamadas "vasconas"- de ontikes y unambaate y que se ha interpretado como un deseo de la población local de figurar de forma gráfica un fonema de carácter propio haciéndolo con un signo que no existía en ibérico como también sucede con la aparente R invertida de la ceca de arsaos o el signo con forma de espiga de la ceca sesars (ver aquí más información al respecto) y que, en cierto modo, formarían parte de un "sistema gráfico vascónico" que se da cita, que comparece, en la mano. Quizás ahí, y, por supuesto, en el desciframiento del resto del texto, estará la clave de este documento que ha vuelto a poner de moda la "Controuersia Vasconiae" y que, en cualquier caso -insistimos- no puede convertirse en argumento de valor político alguno para pretender hacer de la lengua vasca la lengua mayoritaria o la lengua de la elite de uno de los pueblos -el de los Vascones, que no fue el único- que poblaron Navarra en la Antigüedad. Tampoco nos parece, además, que, como se ha pretendido afirmar -y alguna evidencia al respecto hemos dejado más arriba- el documento haya contribuido a cambiar la historia del euskera o la historia de Navarra, más bien nos ha devuelto exactamente -con nuevos datos y con algunas nuevas preguntas- a la casilla de salida en la que estábamos después de la gran revitalización que el asunto de los antiguos Vascones experimentó entre 2004 y 2013 algunas de cuyas conclusiones, que siguen siendo válidas meses después del descubrimiento de la mano de Irulegi, ya recogimos en nuestro post "Navarrorum", de hace algunos años.


Ojalá que el vídeo de la charla y, también, el material complementario que en ella proyectamos -y que puede seguirse fácilmente en paralelo al vídeo, que también lo muestra- sirvan para esclarecer las cosas a tantos apasionados como hay, entre los seguidores de Oppida Imperii Romani, al asunto de los antiguos Vascones

15 comentarios:

Daniel R. dijo...

Me parece un enorme contrasentido y una suma incoherencia defender que los "vascones" no hablaban una única lengua, para acto seguido admitir la tendenciosa denominación de "lengua vascónica" exclusivamente para aquella que precisamente menos hallazgos epigráficos tiene en el "solar de los vascones" (otra denominación que se las trae...). Una "lengua" que una verdadera sociedad de ciencias nunca habría denominado así, sino que, como mucho, habría utilizado para referirse a ella un denotativo referente al aquitano.

Javier ANDREU PINTADO dijo...

Apreciado Daniel,

Procedo a aclarar los términos:

1. "Solar de los Vascones" o "territorio vascón" son dos expresiones acuñadas por la historiografía -casi desde P. Bosch Gimpera y luego, especialmente, desde J. Mª Blázquez y Mª Jesús Peréx- para referirse al espacio en el que las fuentes antiguas colocan a los Vascones y, en particular, para todo el área por el que se extienden las ciudades que Ptolomeo les atribuye, como se explicó en la charla de ayer.

2. La expresión "lengua vascónica" ha sido una acertadísima expresión acuñada por los lingüistas J. Velaza y J. Gorrochategui para designar a esa lengua "paelovasca" que no pertenece ni al ámbito de la "lengua ibérica" ni al de la "lengua indoeuropea" que constituyen, con el "vasco-aquitano" -como también se ha llamado, y lo señalas con acierto- la "lengua vascónica", los tres grandes dominios lingüísticos de la Hispania septentrional. Y esa "lengua vascónica" es la que comparece -por las razones que se adujeron ayer- en el texto inscrito sobre la mano de Irulegi.

Aclarados esos conceptos, lo que se pretende recordar es que entre los "Vascones" la "lengua vascónica" no era la lengua exclusiva ni, quizás, tampoco la predominante -a juzgar por los testimonios- y que en áreas donde hubo "Vascones" también se hablaron la "lengua celtibérica" y la "lengua ibérica". Creemos que todo eso contribuye a subrayar esa diversidad que la investigación sobre el tema venía señalando y que la mano de Irulegi tampoco contribuye a desterrar.

Gracias por leer y por comentar

Daniel R. dijo...

Gracias por la aclaración, pero era innecesaria, porque conocía perfectamente el sentido de esas dos expresiones, simplemente considero su uso muy errado.

Denominar "Solar de los vascones" a un territorio a partir de la información que da una única fuente clásica (Ptolomeo) que, además, no es concomitante con la que dan otras fuentes clásicas siempre me ha parecido muy arriesgado. De hecho, ha sido esa denominación la que ha sido sustento casi exclusivo de aventuradas hipótesis del tipo "expansiones vascónicas" que una y otra vez han tenido que ser "recalibradas".
Pese a ello, no tengo dudas de la intención meramente descriptiva que tuvieron los autores que empezaron a hacerlo.

En cambio, llamar "lengua vascónica" a una presunta lengua que, de acuerdo a los restos efectivamente hallados, se habría hablado (en el mejor de los casos) de forma minoritaria en parte de ese "Solar de los vascones", me parece completamente desacertado y distorsionador de la realidad del conocimiento histórico que que a día de hoy tenémos sobre esa época y ese área.
Y, en este caso, no puede obviarse la evidente tendenciosidad de quienes la han creado únicamente para no tener que recurrir a un denotativo relativo al aquitano (que era lo absolutamente lógico y esperable en relación al estado del conocimiento científico).
Porque, claro, si se hubiera aludido al aquitano y no a ese artefacto de creatividad posmoderna de la "lengua vascónica" no se habría proporcionado la luz de neón necesaria que requería el cuento de hadas con el que, bien engrasado política y económicamente, el hallazgo fue presentado a la sociedad con el indisimulado y "científico" objetivo de que fuera utilizado como nuevo ariete para viejos combates.

Y cabe hacer una pequeña última reflexión en relación a este asunto. Toda vez que en el "Solar de los vascones" el número de ocurrencias de inscripciones de filiación ibérica o celtibérica es notoriamente superior a las de filiación aquitana ¿no habría sido esperable y lógico que se hubiera reservado la expresión "lengua vascónica" para la supuesta lengua ibérica o celtibérica que reflejasen esas inscripciones en lugar de para la supuesta lengua aquitana que, presuntamente, contiene el hallazgo de Irulegui y apenas un puñado más?

Un saludo.

Javier ANDREU PINTADO dijo...


Apreciado lector,

No, "solar de los Vascones" es un concepto construido por la historiografía para dar cabida a todas aquellas porciones del territorio del Ebro Medio en que Livio, Estrabón, Plinio, Ptolomeo o, incluso, el poeta Prudencio (y otras fuentes, véase repertorio, al menos en este enlace http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/9019) colocan a esas gentes a las que esos autores, en contextos diversos, ubicaron a los "Vascones". No es un concepto sólo ptolemaico aunque sí es cierto que Ptolomeo -con todos los problemas que plantea- es el que aporta una visión más engrandecida de ese "solar". Una justificación de ese término la puede usted encontrar en un trabajo nuestro de hace algunos años: https://www.academia.edu/10241838/Ciudad_y_territorio_en_el_solar_de_los_Vascones_en_%C3%A9poca_romana

La ciencia histórica es, también, una ciencia historiográfica y maneja términos que se han validado con el paso del tiempo, aunque sea "commoditatis causa", otra cosa es que uno pueda estar más o menos de acuerdo con ellos. Lo correcto sería decir "el solar que las fuentes antiguas atribuyen a los Vascones" pero la perífrasis, para un blog de transferencia como éste, se hace demasiado larga.

Aunque deberían ser los profesores Gorrochategui y Velaza los que defendieran la conveniencia -que compartimos- de la expresión "lengua vascónica"sobre la de "vasco-aquitano" o "aquitano-vascónico" le recuerdo que, precisamente, dos de las últimas publicaciones del primero de estos colegas llevan, precisamente, ese título. Se las enlazo a continuación para que las disfrute:

https://ifc.dpz.es/ojs/index.php/palaeohispanica/article/view/405
https://puz.unizar.es/2440-vasconico-aquitano.html

Gracias por su interés,

Daniel R. dijo...

Sí, en puridad, el concepto "Solar de los vascones" tiene en cuenta a las diversas fuentes clásicas que aludieron a ellos, pero resulta evidente que en realidad y en tanto que construcción geográfica, es un concepto que está articulado por la información contenida en una única (Ptolomeo), porque todas las demás son excesivamente parcas en detalles o imprecisas en lo que a ubicación geográfica se refiere. Es por ello por lo que siempre he considerado arriesgado utilizar ese término, máxime comprobando como ha sido sustento una y otra vez de las aventuradas hipótesis tipo expansión vascónica o de la distorsionadora imagen saltus/ager contra la que ya previniste y pediste cauteloso rigor en otras publicaciones hace años.

Y sí, en efecto, eso de la "lengua vascónica" es un artefacto de muy reciente creación que no ha adquirido carta de naturaleza mediática, precisamente, hasta la milimétricamente ensayada coreografía de noviembre pasado.
Y la creación de este término, a la vista de la realidad de que en el pretendido "Solar de los vascones" las inscripciones de filiación aquitana son numéricamente inferiores que las de filiación ibérica o celtibérica, resulta muy difícil no relacionarla con algún curioso interés ortogramático en otorgar un hálito de "autoctonía" vascónica (merecedora, por tanto, de recibir ese calificativo en exlusiva), únicamente a la presunta lengua que correspondiera a las inscripciones de filiación aquitana (con independencia de cual fuera la representatividad real de esta lengua en el universo humano del "Solar de los vascones"), negando toda posibilidad de ello a las presuntas lenguas que correspondieran a inscripciones de filiación celtíberica o ibérica.

Ya conocía los trabajos que me señala , en cualquier caso, le agradezco su indicación.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Os leo con atencion, como aficionado. Vuestro culto profuso y aferrado a los clásicos, al imperio que vino a sumarse y dominar lo que había por aquí en el S. I ADC, de forma más o menos forzosa, hay que ponerlo en contexto con la maxima precisión, sin posicionamientos, los vuestros también lo son, y la prueba es el resorte de erudicion con tufillo retardatario que os impulsa en momentos de posible cambio de paradigma.
Las excavaciones de la catedral de Iruña/ Pamplona suspendidas en el estrato romano, quiza hubiesen sido mas interesantes que el propio yacimiento de Irulegui. Pero ahí estaban ...los otros.

Javier ANDREU PINTADO dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Respondo en orden y en dos comentarios seguidos:

1. A Daniel R., efectivamente, la versión más "amplia" del concepto "solar de los Vascones" aludiría al establecido a partir de incluir en él las "póleis" y "chorai" citadas por Ptolomeo como vasconas. Pero, cuidado, porque otros autores antiguos diferentes del geógrafo alejandrino también atribuyeron "territorio" a los Vascones. Así lo hizo Livio cuando habló de un "Vasconum ager", pero también Plinio cuando emplea el término "regio" para aludir a las áreas ocupadas -que podemos traducir por "región", "solar", "territorio"- por los pueblos del área pirenaica a los que describe o por el poeta Prudencio cuando usa el río Ebro como elemento de partición territorial respecto de los Vascones y, en cierta medida, señala también su territorio.

La cuestión -ya superada- de la expansión vascónica (le recomiendo este trabajo de Esther Cantón, de hace algunos años: https://ojs.ehu.eus/index.php/Veleia/article/view/3256/3002) no nace de que hayamos usado el término "solar" sino, sencillamente, de una "sacralización" esencialista de las etnias que tuvo lugar en los años 80 y 90 del siglo XX y que hoy casi nadie sostiene como dejamos claro, también, en la charla (véase, por ejemplo: https://www.academia.edu/9571328/_Regere_imperio_populos_pacique_imponere_morem_sobre_la_alteridad_la_etnicidad_y_la_identidad_en_Roma). No nos parece que esas teorías tengan algo que ver con manejar el concepto "solar" que, en cualquier caso, en atención a su interés y al tiempo que nos dedica, trataremos de evitar en adelante si bien es difícil encontrar una alternativa pues cualquiera de las que antes indiqué -"regio", "ager"- llevarían a la misma aporía. Tampoco creo que la oposición "ager"/"saltus" (dejo este artículo en que la analicé, que sé que conoce pero quizás no otros lectores de esta controversia: https://revistas.unav.edu/index.php/cuadernos-de-arqueologia/article/view/385) tenga que ver con la atribución territorial, la verdad.

Y, por otro lado, nos sigue pareciendo que si en el norte peninsular hay, esencialmente, tres registros lingüísticos, el ibérico, el celtibérico y el vasco-aquitano o vascónico, deberemos seguir usando el término "lengua vascónica" que, en la mano de Irulegi es, por cierto, perfectamente pertinente porque es ésa, la "lengua vascónica" -o "vasco-aquitana", si lo prefiere usted- la lengua en que está escrito el texto. Precisamente en la charla, lo que se reivindicó -siguiendo una larga trayectoria de reflexiones en este sentido- es que los Vascones, además de la "lengua vascónica" hablaron otras lenguas.

Podemos seguir discutiendo "ad nauseam" sobre una cuestión que, sinceramente, me parece que aporta poco o nada al debate y que queda en el ámbito de lo estrictamente terminológico. Espero su comprensión.

En breve, cuestión de semanas, la revista "Veleia" va a publicar un dossier monográfico sobre los "Vascones" antiguos que volverá sobre estas cuestiones. Avisaremos en el blog pero puede estar pendiente a través de esta página: https://ojs.ehu.eus/index.php/Veleia/index

Javier ANDREU PINTADO dijo...

2. A Anónimo, gracias por leer "como aficionado", pero con mucho interés, nuestra entrada. Gracias. Es uno de los objetivos de nuestro "blog" que sólo cumplimos si hay lectores como tú. No entiendo lo del "tufillo retardatario que nos impulsa en momentos de posible cambio de paradigma" cuando, precisamente, lo que sostuvimos en la charla es, simple y llanamente, que la mano de Irulegi no ha cambiado nada -pero absolutamente nada- de lo que sobre los "Vascones" sabíamos antes de noviembre de 2022 en que se dio a conocer este sensacional hallazgo epigráfico.

No nos consta que las excavaciones en la catedral de Pamplona quedasen suspendidas en el estrato romano cuando, de hecho, en la musealización de las mismas se muestran vestigios del que sería el "oppidum" originario. Como tampoco sé quienes son "los otros", poco puedo aportar ahí.

Muchísimas gracias a los dos,

Daniel R. dijo...

No, no estoy de acuerdo. No es que la versión "más amplia" del llamado "Solar de los vascones" sea la que se construye a partir de Ptolomeo, sino que es este autor el que permite dibujar el mapa de ese "solar", porque los otros a los que alude pese a que también atribuyeron territorio a los vascones sólo lo hicieron con referencias absolutamente imprecisas o demasiado parcas en detalles (un "ager" del que Livio apenas dice que estaba aguas arriba de Calahorra, un "vasco hiberus" de cuyos más de 900 kilómetros de curso Prudencio no precisa sector alguno, etc.).
De tal suerte que sin Ptolomeo no es posible dibujar un "Solar de los vascones" que tenga un cierto sentido y una determinada potencialidad visual geográfica.

La sacralización esencialista a la que acertadamente alude en relación a la "expansión vascona" sólo fue posible por la previa y arriesgada sacralización de un territorio como "Solar de los vascones" a partir de esa única fuente. Es esa caracterización territorial (a partir en lo esencial, insisto, de una única fuente) la que ha operado erróneamente una y otra vez como engañosa tierra firme sobre la que intentar aventuradas hipótesis.

Y si, tal y como dice, en el norte peninsular están presentes tres filiaciones lingüísticas (ibérica, celtíbera y aquitana) y si, precisamente, de esas tres filiaciones la aquitana no es, ni de lejos, la predominante en el llamado "Solar de los vascones" resulta ilógico y muy poco pertinente otorgarle a ella y solamente a ella el hálito de "autoctonía" que trasluce esa creación posmoderna de "lengua vascónica" o su versión de terciopelo trasaccional de "vasco-aquitana".

Una falta de pertinencia que se hace evidente al comprobar lo ineficaz que resulta en términos de difusión didáctica objetiva el intentar resaltar o explicar que en el "Solar de los vascones" se hablaban varias lenguas y que la vinculada con textos de filiación aquitana ni siquiera pudo haber sido la predominante después de haber admitido para ella y sólo para ella el carácter de "lengua vascónica". Haciendo posible utilizar para este caso una de esas paradojas adversativas de la igualdad del tipo:
"Los vascones hablaban varias lenguas todas ellas iguales, pero sólo una de ellas era más igual que las demás".
Una paradoja que, pese a todo, también sirve para comprender el obvio porqué de la creación reciente de este concepto posmoderno de "lengua vascónica" y su presteza a la hora de ser utilizada en la luminotecnia mediática que determinados cuentos de hadas exigen.

En cualquier caso no pretendía entablar discusión, constato simplemente que tenemos opiniones algo distintas.
Un saludo.

Javier ANDREU PINTADO dijo...


Sí, Daniel, probablemente, esa "sacralización" haya nacido del intento de establecer un "mapa" o de "cuadrarlo" a través de las "póleis" de Ptolomeo. Gracias por tu aclaración, que resultará muy pertinente a los lectores de este blog.

Respecto de la cuestión "lengua vascónica", esperemos a que se publique en el órgano científico pertinente la "mano de Irulegi" y quizás en esa publicación se haga alguna justificación de la pertinencia -que a mí sí me lo parece, con las reservas que señalas- de ese "neologismo" de "lengua vascónica".

Gracias,

Anónimo dijo...

Agradezco sinceramente la respuesta.
Veo, tal vez, cierta intención de restar importancia a la "epigrafia irulegiense".
Estoy de acuerdo en parte, no comparto el folklore que la rodea. Existen otros ejemplos como la estela de Lerga y otros, en los que se puede atisbar la conviencia secular de varias lenguas, su macla consiguiente, su desarrollo y evolución, siempre a caballo entre territorios. Pero este es el sino de todas las lenguas, incluso de las que sufrieron minorizacion y resistieron de milagro pese a las políticas más restrictivas de regimenenes que prefieren homogeneizar a valorar lo que se posee. De aquellos polvos...

Javier ANDREU PINTADO dijo...


Gracias, amigo. Tu comentario llega hoy que "Diario de Navarra" publica un muy buen resumen sobre la charla, que dejo por aquí: https://www.diariodenavarra.es/noticias/cultura-ocio/cultura/2023/01/28/epifania-mano-irulegi-556207-1034.html

Es difícil dar importancia a la "epigrafía Iurlegiense" como le llamas porque mientras no se descifren tanto el texto de la mano como el bronce de Aranguren...

Y totalmente de acuerdo, ya lo expuse en mi charla, en dar valor a los documentos que ya conocíamos entre ellos, por ejemplo, a la estela de Lerga, que citas. Ahí es donde se ve esa hibridación cultural que valoras, "siempre a caballo entre territorios". Muy bien descrito.

Un afectuoso saludo,

Fernando dijo...

Daniel, sin Ptolomeo sí que es posible dibujar un "Solar de los vascones" que tenga un cierto sentido y una determinada potencialidad visual geográfica. Para Beltrán y Velaza, las cecas de monedas lo hacen. La de los barskunes, ya en el año 140 a.C., es por cierto la única que acuñaba en plata, o sea, la más importante. Hay que recordar también que todos los textos navarros del siglo XI están escritos en latín, siendo entonces el euskera la lengua dominante.

Javier ANDREU PINTADO dijo...

Gracias, Fernando,

Ojo, porque también "arsaos" acuñó plata y, por su rótulo -con alguno de los signos adaptados del signario ibérico- y por la zona en que debemos buscar la ceca, también se encontraría en un área de notable presencia de evidencias "en lengua vascónica".

En mi última entrada del "blog", de hecho, he hablado sobre ello, hace apenas dos días: http://oppidaimperiiromani.blogspot.com/2023/02/sorioneku-y-iii.html

Un saludo y gracias por enriquecer este espacio con vuestras aportaciones,

Fernando dijo...

Perfectamente nos podían haber llamado arsaos en vez de vascones... Pero ahí está, como bien apunta Beltrán en la conferencia (parece como si ya hubiera sabido de la existencia de la mano) que hay unos signos característicos k, r, s y la famosa T, y unas marcas de valor bon/on que aluden a la probable existencia de una lengua diferente que necesita del empleo de una escritura diferente. Eran momentos en los que se estaban ya alfabetizando. Son precisamente las cecas del centro de navarra las que muestran estas divergencias en las grafías y no las del extrarradio con mucha influencia celta e ibera (Kalakorikos, Sekia...), algo que ya advirtió Untermann. Y quisiera apuntar otra cosa: la terca defensa de la vasconicidad de Navarra viene dada por el empeño que hacen algunos en dar publicidad a todo lo contrario. En la sinopsis de la entrada Crónica de Arqueología de Navarra del programa Arqueomanía de TVE aparecen los berones pero no los vascones. Yo no me imagino un programa dedicado a La Rioja donde en la sinopsis aparecieran los vascones y no los berones. No sé quién es el responsable de semejante error pero se lo haría corregir... Mila esker!