INDVSTRIA ET STVDIVM

[Lienzo A reading from Homer, de Lawrence Alma-Tadema, 1885]

Si algo ha marcado las entradas de este 2022 -cuya recta final ya afrontamos- en Oppida Imperii Romani eso ha sido la necesaria, justa y categórica reivindicación del poder formativo de los clásicos greco-latinos y de la Historia Antigua, asunto que nos ha llevado a colaborar con los diarios La Razón o El Mundo en columnas y artículos que hemos recogido puntualmente en este blog y que han surgido en el marco de la ya tristemente aprobada reforma del Bachillerato de nuestro sistema educativo (ver entradas "Quod in Hispania nascitur", "Nuntia uetustatis", "Quid? quia? quam?"). Ya el pasado septiembre, abríamos el curso académico en Oppida Imperii Romani con el texto de las palabras que dirigimos a los nuevos estudiantes -alumnos de 1º- que se incorporaban a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, palabras a las que, en este espacio, pusimos por título "Oratores boni uiri" siguiendo una expresión de Quintiliano de Calahorra, el autor en cuyas enseñanzas nos inspiramos en aquella ocasión.

De cara a arrancar el curso 2022-2023 con esa reivindicación, todo un imperativo categórico moral, del valor del legado clásico y de las raíces humanistas de la institución universitaria, el primer post de Oppida Imperii Romani en este nuevo curso académico recoge las palabras -tituladas "Industria et studium", en esta ocasión- que dictamos en nuestra calidad de Vicedecano de Estudiantes y de Investigación y Postgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra en la edición de 2022 de la tradicional Jornada de Bienvenida de nuestra Facultad. Nos conformaremos con que resulten inspiradoras y muevan a la reflexión como siempre es el propósito de las agrupadas en las etiquetas Instrumenta y Disputationes de este espacio. El texto se acompaña de unas notas bibliográficas básicas, no exhaustivas pero esperemos que sugerentes.

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Queridos estudiantes, bienvenidos a vuestra andadura por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra / Dear students, welcome to your career in the School of Humanities and Social Sciences of the University of Navarra / Ikasle agurgarriak, ongi etorri Nafarroako Unibertsitateko Filosofia eta Letretako Fakultatean zehar egin duzun bidaiara.

Desde hace varios años, la Facultad -en práctica habitual en otros centros y que este año, además, ha tenido un sensacional pórtico en la macrojornada de ayer- os da la bienvenida en este incomparable marco: el Aula Magna de nuestra Universidad ubicada en este magnífico edificio, el Edificio Central. Seguramente, ahora no os imagináis la cantidad de horas que vais a pasar en él -no sólo en clase y estudiando, también en su cafetería y en sus acogedores pasillos- hasta que, muy pronto -más de lo que pensáis- estéis aquí de nuevo para recoger vuestro diploma como Graduados. 

Al adelantar esta Jornada de Bienvenida al día 31 de agosto y colocarla, por tanto, un día antes del inicio de las clases, quizás corremos el riesgo de que sean las emociones de mañana, en vuestras primeras clases en los Grados de Lengua y Literatura, Filosofía, Historia o Filosofía, Política y Economía, y en sus respectivos Grados dobles y diplomas, las que guardéis más tiempo en vuestra memoria, sin embargo, quien os habla, Vicedecano de Estudiantes de esta Facultad y, por tanto, a vuestra disposición desde ya para todo lo que os pueda preocupar o para cualquier iniciativa que queráis promover, cree en el poder evocador de cada experiencia universitaria y me gustaría que, muchas veces a lo largo de estos años, volvierais a repasar algunas de las ideas que quienes estamos interviniendo aquí os vamos a transmitir. Queremos que constituyan vuestro vademecum como universitarios para los próximos cuatro, cinco o, en algunos casos, hasta seis años. Yo las dejaré escritas en mi blog para facilitarlo. Allí podréis encontrarlas y repasarlas.

Os habréis fijado, en el rato que lleváis aquí, en toda la profunda simbología que envuelve esta Aula Magna y que evoca una palabra consustancial al espíritu universitario y, también, a los estudios humanísticos que os disponéis -vocacionalmente y ésta es, probablemente, la mejor garantía de éxito- a comenzar: tradición. Es por ello que mis palabras de hoy van a girar en torno a ese término que -lo sabéis bien los futuros filólogos aquí presentes- conecta con el campo semántico de la “herencia” y del “legado”. Y van a girar en torno a ello porque, como en años anteriores, y movido por la solemnidad que imponen estas históricas paredes, voy a hacer hablar aquí a los “clásicos”, no sólo a esos clásicos grecolatinos que, recientemente, alguien haescrito con acierto que “son para el verano” -al que le queda todavía algunas semanas- aunque, en realidad, son, como escribió Tucídides respecto de la Historia, un “tesoro para siempre” (I, 22, 4) [1], y que, se han denominado, también, auténticos “supervivientes” de la Historia [2] sino también a aquéllos otros “clásicos” que nos precedieron haciendo Universidad -y haciendo esta Universidad- y que forman parte de ese legado que todos, no sin orgullo, compartimos y que vosotros, también, sentís ya o sentiréis como propio muy pronto. Sobre otras acepciones de lo “clásico” ya hablaremos el próximo lunes en la asignatura de “Mundo Clásico” que muchos cursaréis.

Entre ambos, los clásicos grecolatinos y "los clásicos de la Universidad de Navarra”, he seleccionado -pues así suelo hacerlo cada año- a dos separados por, exactamente, 1888 años. Por un lado el escritor, biógrafo y anticuarista romano Valerio Máximo, al que historiadores de la Antigüedad y arqueólogos siempre acudimos en busca de noticias memorables sobre personajes de la Roma antigua, que él recogió en el reinado de Tiberio con claros fines moralizantes y en un periodo de paz para Roma pero de cierta decadencia moral en la que, como hoy, urgía mirar al pasado. Por otro, y nos dejó en diciembre del 2020 a pocos metros de este lugar, Francisco Ponz que fuera Catedrático de Fisiología y Rector de esta Universidad entre 1966 y 1979, nada menos que durante 13 años. Me ha parecido que los dos tienen cosas que deciros -que decirnos a todos pues también los profesores debemos seguir, en parte, siendo siempre alumnos- y, por tanto, yo seré aquí, simplemente, un canal de comunicación que, como solemos hacer los historiadores y los arqueólogos, de voz a ese legado, a esa tradición del pasado que, al ser tradición, es siempre viva y sólo necesita que la recordemos y, en la medida en que podamos, -y es eso lo más difícil pero también lo más apasionante- la encarnemos.

Se abre ante vosotros un alentador panorama de estudio. Tan alentador como exigente. Y es importante que lo acometáis bien pretrechados. Los clásicos son siempre un buen oráculo al que mirar y las páginas de los Facta et dicta memorabilia, Hechos y dichos memorables, de Valerio Máximo -escritos en la década de los años 30 del siglo I d. C. [3]- ciertamente, aportan, cuando menos, seis claves que, creo, os pueden venir bien. Me limitaré a enumerarlas muy someramente esperando que, los más curiosos, os animéis a descubrir a este autor como hace algunos años otros, a través de mis palabras, descubrieron a Quintiliano de Calahorra.

En su recopilación de exempla -muchos de ellos, y esto gustará a nuestros estudiantes de PPE, a juicio del propio Valerio Máximo, referentes para la acción política- este autor romano insiste en dos cualidades -en las que, a su juicio, fueron ejemplares el poeta Homero o el patricio Mucio Escévola- que deberéis poner en liza en estos próximos años: la industria y el studium, es decir, la “laboriosidad” y la “dedicación constante” (VIII, 8). Pero, contra lo que pudiera parecer lógico desde una óptica actual, este autor recuerda que esas dos uirtutes tienen que ponerse en relación con el otium. Sí, con el “ocio”. Pero un ocio, non quo euanescit uirtus, sed quo recreatur, es decir, un aprovechamiento de vuestro tiempo libre para actividades que os hagan crecer. La Universidad, y la Facultad, os van a ofrecer un amplio panorama cultural del que os animo a formar parte y con el que vais a poder estimular ese ocio que, como afirma este escritor romano, os ayudará a que “tras una oportuna interrupción en las ocupaciones”, podáis ejercerlas con mayores bríos.

Os enfrentáis a años que van a forjar vuestro carácter y éste, fundamentalmente, va a crecer atemperado por dos valores que también habréis de poner en práctica: la fortitudo, ponderosissima uis (III, 2), es decir, la “fortaleza de ánimo” definida como “la más poderosa fuerza” que os ha de llevar a -en las horas más exigentes de vuestro estudio y trabajo, que las habrá- evitar que “la temeridad arrastre vuestros pensamientos” (IV, 1) y, por otro lado, ese potens et praeualidum uinculum, ese “poderoso y valiosísimo vínculo” (IV, 7) que es la amistad. Deserta sit futura uita hominis nullius amicitiae cincta praesidio: “la vida humana es baldía, pues, si no se cuenta con el apoyo de ningún amigo”. Cultivad la amistad y el compañerismo con quienes hoy se sientan a vuestro lado en esta Aula Magna y con esos a los que apenas conocéis -especialmente con esos aún desconocidos que os obligan a salir de vuestra zona de confort- y convertid esos lazos -que son para toda la vida- en vuestra verdadera fortaleza, en vuestro praesidium, como dice el moralista romano.

Curiosamente, unida a la humanitas y a la clementia -la primera tan unida a vuestra esencia de humanistas- Valerio Máximo concede también extraordinaria importancia a la liberalitas, a la “generosidad” (V, 1) que, a su parecer, es la virtud que ejercita la honesta beneuolentia, los “buenos sentimientos”. Sobre ella hablaremos en apenas unos minutos, en la parte final de mi intervención. Sólo recordaré que para Valerio Máximo esa virtud es la propia de los hombres de Estado. Es quizás por ello que convenga, y esta Facultad la cultiva al máximo en estrecha colaboración con el Instituto Core Curriculum, esa educación liberal sobre la que ha reflexionado hace poco, en un libro reciente [4], nuestro ponente de hoy, el profesor José Mª Torralba.

Laboriosidad, estudio, aprovechamiento del tiempo, determinación, amistad y generosidad, no lo olvidéis. Es, quizás, lo esencial de estas palabras que os dirijo desde el privilegiado oráculo de la mejor tradición de nuestros clásicos grecolatinos y con el objetivo, además, de que estos y sus enseñanzas os ayuden a tener la mejor experiencia posible en el Campus.

Si antes hablábamos que, respecto de la tradición, el reto es ser capaces de encarnarla, quizás Francisco Ponz, al que cité antes, fue de las personas que mejor encarnó las enseñanzas del primer Gran Canciller y fundador de esta Universidad, San Josemaría Escrivá, cuya estatua presidirá vuestro día a día en este acogedor edificio. En un extenso trabajo suyo muy recomendable, publicado en el año 2002 [5] y en el que volvía sobre “los principios fundacionales de la Universidad” recomendaba a quienes, como vosotros, estudian en la Universidad de Navarra, tres cosas que siguen siendo válidas y que parecía pertinente recordaros: frecuentar el asesoramiento; colaborar con la vida académica y sentirse parte de la Universidad; y, por último, ejercer un adecuado -y universitario- espíritu de servicio. Sus palabras, seguramente, tienen mucha más fuerza que las mías y, por ello, las citaré seguidamente.

Ya sabéis que a partir de ahora contáis con un profesor que se os ha asignado como mentor. Acudid a él, desde la primera entrevista hasta vuestro último día como estudiantes pero acudid, también, al resto de profesores que os den clase. Molestadles sin pudor porque, como escribió Francisco Ponz, todos los que tenemos la suerte de ser docentes de esta casa intentamos ser buenos maestros y, como él decía, el buen profesor de la Universidad de Navarra siempre os ofrecerá “su guía en la investigación y la docencia”, os entregará “toda su experiencia académica y humana”, os enseñará “a pensar y a ponderar las cuestiones con recto criterio, a descubrir la verdad y a apreciar los valores del espíritu. Con su ejemplo y su consejo” -concluía él- os enseñará ”la vida” (p. 92).

Sobre vuestro responsable colaborar con la vida académica y cultural de esta Universidad, Francisco Ponz escribía “también los estudiantes (...) son y suelen sentirse parte viva de la Universidad. A ella vienen voluntariamente, en muchos casos con evidentes sacrificios familiares y personales, aunque encuentren, como es lógico, aspectos que les gustaría fuesen de otro modo; y, en general, se enorgullecen de ser sus alumnos, colaborando con iniciativas y sugerencias. Su relación con profesores, directivos y personal de administración y servicios ha de ser abierta y amable; los problemas que puedan surgir en la vida académica se plantean confiadamente y se resuelven en un clima de mutua inteligencia; se han de saber escuchados, atendidos y queridos; forman parte de la gran familia universitaria, y aman, comprenden, o al menos respetan, los fines de la Universidad” (pp. 97-98). Creo que sobra añadir nada a estas palabras que pueden constituir una adecuada brújula para esta apasionante época -seguramente la mejor y más intensa de vuestra vida- que ahora iniciáis. Si algo no os gusta o queréis que sea de otro modo, no os quejéis de modo estéril, hablad para solucionarlo pues la Universidad -más aún, esta Facultad- la hacemos entre todos, la hacéis también vosotros. En este acto, de hecho, habéis conocido a algunos de los interlocutores a los que acudir -desde la Decana al director de desarrollo a los coordinadores de Grado- para tantas cosas.

Pero, bien lo sabéis, y lo recordaba San Josemaría, “la Universidad no debe formar hombres que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios, debe prepararles para una tarea de generosa ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana”. Tanto la Facultad como yo os animamos a que adquiráis y entrenéis en estos años “una ‘mentalidad de servicio’, que incite a la donación personal, a ser sensibles a las necesidades ajenas y a tratar de atenderlas con la alegría de servir, en actitud que rechaza toda forma de egoísmo”, [6] como recordaba Francisco Ponz citando, en este pasaje, profusamente, al universal aragonés -también Francisco Ponz lo era- que suscitó esta Universidad. Tanto la Facultad como Tantaka os ofrecerán mil ocasiones para ejercer esa labor solidaria en la que -vosotros que habéis recibido tanto, entre otras cosas el privilegio de estudiar en esta Universidad- podréis dar algo -un poco que será mucho- a quien más lo necesita. Todo ello sin olvidar que la primera mentalidad de servicio la podéis aplicar aquí, en estos pasillos, cada día, ayudándonos a todos, profesores, empleados y personal de administración y servicios, a hacer que la Universidad siga siendo “el mejor lugar del mundo para estudiar”.

Comienza vuestra apasionante aventura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra. Me conformaré con que, con el paso de las semanas, repaséis algunos de los consejos que aquí os hemos dado. y, si es posible, los viváis.

¡Mucha suerte a todos!

NOTAS.- [1] Como se ha puesto de manifiesto en otras ocasiones en este blog, muy especialmente hace apenas unos meses, con motivo del inicio de la guerra en Ucrania, la lectura de las Historias de la Guerra del Peloponeso de Tucídides resultan inexcusables para cualquier humanista, si no de éstas completas si, al menos, de los capítulos iniciales, la denominada Archaiología, en la que el historiador atenienses describe su método. Una buena traducción, disponible en abierto en red, es la de Francisco Romero Cruz para Letras Universales de Cátedra (Madrid, 2017) [2] Para esta definición de los clásicos como "supervivientes" remitimos a la nota 5 de la entrada "Oratores boni uiri", de hace justamente un año, en este mismo espacio [3] La traducción de los Facta et dicta memorabilia de Valerio Máximo es la de Santiago López Moreda, Mª Luisa Harto Trujillo y Joaquín Villalba Álvarez para la Biblioteca Clásica Gredos (Madrid, 2003), en dos volúmenes y cuya introducción (pp. 7-79) es también útil para conocer al autor y su época [4] TORRALBA, J. Mª., Una educación liberal: elogio de los grandes libros, Madrid, 2022 [5] PONZ, F., "Principios fundacionales de la Universidad de Navarra", en DÍAZ, O., y REQUENA, F. (eds.), Josemaría Escrivá de Blaguer y los inicios de la Universidad de Navarra (1952-1960), Pamplona, 2002, pp. 41-108 (el enlace que se ofrece es de la publicación de este capítulo en Anuario de Historia de la Iglesia, 10, 2001, pp. 643-685) [6] V. V. A. A., Josemaría Escrivá de Balaguer y la Universidad, Pamplona, 1993, pp. 136-137



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