CAPERA (Oliva de Plasencia)

















[Sobre estas líneas, termas de la ciudad romana y monumental arcus quadrifrons, visto desde el foro de la ciudad. Incluimos también fotografía de la inscripción CIL, II, 818 que puede verse reutilizada en Oliva de Plasencia. Pincha aquí para ver más imágenes de Capera, en uno de los enlaces inexcusables sobre el lugar al que se consagra este post, ciertamente fascinante]

Situación: En medio de una gran dehesa repleta de encinas, salpicada de rebaños de toros y de caballos -parte de las célebres riquezas de la antigua provincia romana de Lusitania (Trog. Pomp. 44, 3, 1)- y con un claro paisaje de bloques graníticos también típicamente "lusitano", las ruinas de la ciudad romana de Capera (normalmente aparecen como "Cáparra" en los navegadores al uso así como, muchas veces, en las guías turísticas) se encuentran en el espacio ubicado al norte de Oliva de Plasencia y al Sur de Guijo de Granadilla y de Ahigal, en la extremeña provincia de Cáceres. Regadas por el río Alagón y por el río Cáparra, las ruinas son perfectamente accesibles en coche y suponen, desde luego, un extraordinario complemento a la visita de otras ciudades romanas de Lusitania ubicadas en el antiguo conuentus Emeritensis controlado desde la entonces capital provincial y conventual, la sublime Augusta Emerita. Los restos están a tan sólo 104 kilómetros de Cáceres, 117 kilómetros de Salamanca y unos 171 kilómetros de Mérida, siempre por excelentes carreteras. El atractivo de las tres ciudades aquí citadas, desde luego, convierte la visita a las ruinas de Capera en un complemento extraordinario para cualquier escapada de turismo cultural y de interior.
Acceso: A las ruinas de la ciudad romana de Capera se accede bien desde Plasencia y, siguiendo la N-630, en dirección Salamanca, por Oliva de Plasencia -a la salida del pueblo, a la derecha, un cartel advierte del camino asfaltado que ha de tomarse para llegar a las ruinas- bien desde Guijo de Granadilla yendo a dar a la misma pista asfaltada que conduce hasta el recinto arqueológico (para accesos y rutas, con información, también, sobre las ruinas, acude a la sección dedicada a la ciudad romana por la la Guía Repsol; para los horarios, consultar, más abajo, los enlaces relativos al Centro de Interpretación).
Tipología: Capera es, quizás, uno de los más claros ejemplos que -en el catálogo hispano de ciudades romanas- podemos encontrar para caracterizar, explicar y entender qué era un municipio flavio, el tipo de estatuto jurídico más atestiguado en las Hispanias a partir de finales del siglo I d. C. Un municipio, como se ha señalado en muchas ocasiones a partir de la tratadística jurídica romana (echa un vistazo si no, a estos dos trabajos: RODRÍGUEZ NEILA, J. F.: "A propósito de la noción de municipio en el mundo romano", Hispania Antiqua, 6, 1976, pp. 147-168 y GARCÍA FERNÁNDEZ, E.: El municipio latino. Origen y desarrollo constitucional, Madrid, 2001) es, sencillamente, una comunidad promovida por Roma allí donde ya existía una indígena, precedente que, además, funcionaba con un ordenamiento jurídico semejante al exigido por el Derecho Romano, un ordenamiento que mezclase cargos y funciones que desempeñar (munera) e individuos, ciudadanos, capaces de asumir (capere) esos cargos (municipium se emparenta, pues, con munus capere: echa un vistazo, al respecto, a un viejo post de este blog: aquí). Capera -como muchas otras ciudades hispanas (echa un vistazo, si no, al último post de este blog: pincha aquí)- recibió ese título, ese refrendo constitucional en época flavia (entre el 69 y el 96 d. C., muy probablemente en la década de los setenta de ese periodo) no en vano una monumental inscripción -alusiva a la construcción del acueducto urbano y magistralmente dada a conocer en los años noventa por STYLOW, A. U.: "Apuntes sobre epigrafía de época flavia en Hispania", Gerión, 4, 1986, pp. 285-312: AE, 1986, 307, y que es una lástima que, como la siguiente, no pueda visitarse y siga en propiedad particular...- ha evidenciado su título de municipium flauium Caperense (¡que no Caperensis, como se lee burdamente en alguno de los paneles explicativos instalados en el yacimiento!). Más aun, una segunda -e igualmente monumental- inscripción (AE, 1967, 197) -sobre la que recientemente ha vuelto, con todos los datos GONZÁLEZ HERRERO, M.: "M. Fidius Fidi f. Quir(ina) Macer, benefactor en Capera", Gerión, 20-1, 2002, pp. 417-434 (un trabajo fundamental, también, sobre el arco que preside el acceso al foro de la ciudad, que fue construido por este notable local y que constituye, sin duda, el principal atractivo e icono de las ruinas de Capera)- atestigua como un tal M. Fidius Macer, adscrito a la Quirina tribus -la tribu de los ciudadanos de los municipios flavios como ha vuelto a señalar, con muchísima documentación, el trabajo recentísimo y recomendabilísimo de FASOLINI, D.: Le tribù romane della Hispania Tarraconensis. L'ascrizione tribale dei cittadini romani nelle testimonianze epigrafiche, Milán, 2002- fue, antes de duunviro -la responsabilidad máxima en la gestión de los municipios romanos y latinos- mag(istratus), es decir, magistrado "a la manera indígena", podríamos decir pues, lógicamente, alguien debía ocuparse de la gestión de los asuntos públicos en las ciudades que, antes de la recepción del estatuto municipal, eran estipendiarias (echa un vistazo, respecto de este apasionante tema a: MELCHOR, E.: "Sobre los magistrados de las comunidades hispanas no privilegiadas (siglos III a. C.-I d. C.)", en SARTORI, A., y VALVO, A. (dirs.): Identità e autonomie nel mondo romano occidentale, Faenza, 2011, pp. 151-171). Eso era, in essentia, un municipio latino, una comunidad que funcionaba "a la romana" pero cuyos magistrados, a partir del momento de la recepción del estatuto municipal y de su conversión en magistrados conforme al ordenamiento romano, se convertían, además, en ciues Romani, en ciudadanos de Roma sin perder, eso sí, su patria municipal, claro (sobre esta ambivalencia de "patrias" puedes leer un trabajo nuestro: ANDREU, J.: "Sentimiento y orgullo cívico en Hispania. En torno a las menciones de origo en la Hispania Citerior", Gerión, 26-1, 2008, pp. 349-378 y aseguramos que la insistencia en trabajos de Gerión en este apartado del post es, simplemente, casual). Inferir esta condición municipal, para el caso de Capera -como podrá ver el lector, extraordinariamente bien documentada y con todo tipo de pruebas: el título municipal, la tribu de adscripción de sus ciudadanos, la existencia de cargos previos al ordenamiento municipal latino...-, era, en cualquier caso, algo lógico, una vez que esta ciudad aparece referida por Plinio como ciuitas stipendiaria (Plin. Nat. 4, 118) y sigue vigente en los listados de Ptolomeo (Ptol. Geog. 2, 5, 9 -que la ubica entre los Vettones-) hacia el siglo II d. C., una fecha posterior a la incidencia de las medidas reformistas de los emperadores flavios que, como es sabido, fueron de alcance general y consumaron la definitiva municipalización de las comunidades hispanas. Pero es que, además, pasear por las ruinas de Capera es percibir la grandeza -pero también la ruina- de muchos de estos municipios. Efectivamente, al abrigo del nuevo estatuto jurídico, la campaña de obras públicas que debió desarrollarse -y que incluyó, al menos, la construcción del monumental arco y la reforma de parte del foro para que el arco hiciera de acceso monumental al mismo (sobre este monumento, debe verse, al menos, como síntesis, CERRILLO, E.: "El tetrapylon de Cáparra: visión histórica y gráfica", Zephyrus, 59, 2006, pp. 305-316, esp. pp. 313-316, donde se alude a su papel en el urbanismo local y a su simbolismo, además de las páginas dedicadas a él -pincha aquí- en el clásico trabajo de GARCÍA Y BELLIDO, A.: "Arcos honoríficos romanos en Hispania", en Colloquio italo-spagnolo sul tema Hispania Romana (Roma, 1972), Roma, 1974, pp. 7-24, muy semejante a "El tetrapylon de Capera (Cáparra, Cáceres)", Archivo Español de Arqueología, 45-47, 1972-1974, pp. 45-90)- resultó absolutamente imponente pero, también, parece que hacia el siglo III d. C. la ciudad ya estaba parcialmente abandonada y se vivían evidentes usurpaciones de antiguos espacios públicos lo que evidencia también, hasta qué punto, este tipo de modelos municipales no fueron realmente sostenibles o, al menos, lo fueron sólo durante un tiempo (confesamos que por lo que, de modo semejante, nos estamos encontrando en otro municipio flavio que tenemos la suerte de estudiar, Los Bañales de Uncastillo, estamos algo obsesionados con este tema: pronto -en el año en curso- va a ver la luz un volumen de actas de un coloquio que, titulado "¿Crisis urbana a finales del Alto Imperio?", tuvo lugar la pasada primavera en Cartagena y que, sin duda, dará mucho que hablar respecto de la crisis urbana que muchos centros municipales hispanorromanos -especialmente en la Tarraconense- vivieron a partir del siglo II d. C.: habrá que estar pendientes de él). Por cierto que, sobre la fascinación que este lugar -antes de las excavaciones de A. Floriano y Cumbreño y, más tarde, de J. Mª Blázquez- despertó desde los tiempos altomedievales, debe verse el sensacional trabajo de CERRILLO, E.: "Cáparra después de los romanos (historia de una población)", Norba, 10, 1989-1990, pp. 109-130).
Descripción: Varios -muchos y con enjundia- son los atractivos arqueológicos y monumentales en que debe detenerse el visitante que se acerca a Capera. En concreto, aquí recomendamos tres paradas obligadas: el centro de recepción de visitantes, los restos de la propia ciudad romana y, por último, el casco urbano de Oliva de Plasencia donde puede contemplarse un singular -y disperso- conjunto de inscripciones -funerarias y viarias- procedentes de la antigua ciudad romana. Vayamos por partes. En el marco del proyecto Alba Plata, de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura, el centro de recepción de visitantes del yacimiento arqueológico de Cáparra -Centro de Interpretación de Capera- se instala en una moderna y discreta construcción dotada de todo tipo de comodidades y servicios pero, especialmente, aderezada con un claro y científico discurso museográfico que, quizás con un orden temático algo mejorable (si primero se ve el audiovisual -algo anticuado ya...- el visitante debe dirigirse al otro extremo del centro para hacer la visita en orden cronológico), presenta los principales atractivos de la ciudad romana con todo tipo de aparato gráfico que incluye mapas, maquetas, recreaciones y réplicas de algunos de los materiales que han aportado las excavaciones arqueológicas. Especialmente meritorio es el tratamiento que se da al arco tetrapilo y a la cuestión del despoblamiento y de la crisis de la ciudad aunque qué duda que el principal mérito de un centro como éste es que ayuda al visitante a entender mejor las estructuras que, después, tendrá la fortuna de recorrer. Saliendo del citado centro, a la izquierda, el turista puede ya comenzar a pasear por los restos de la ciudad romana. Y lo hace, de hecho, contemplando una tumba de una de las necrópolis tardías de la ciudad y, al fondo, las modestísimas ruinas del anfiteatro local que, construido mayoritariamente en madera, se ubicaba a extramuros de la ciudad (sobre el anfiteatro, véase CERRILLO, E.: "El anfiteatro de Caparra", en El anfiteatro en la Hispania Romana, Madrid, 1994, pp. 311-326). En torno a él, en el espacio que queda libre a sus alrededores, se desarrollan cada año, en primavera, diversos eventos de animación y recreación histórica ambientados en el mundo romano a iniciativa del grupo CEDER Cáparra. A partir del anfiteatro el itinerario engravado que permite al visitante recorrer plácidamente los restos romanos le conduce, directamente, a una de las puertas de acceso a la ciudad que, flanqueada por dos monumentales torreones semicirculares, presenta unos paramentos de almohadillado ciertamente envidiables. Desde ahí, y tomando el que sería uno de los cardines de la ciudad, el visitante atraviesa una serie de espacios domésticos y comerciales que terminan en las termas -con restos, como puede verse en la fotografía superior extraordinariamente bien conservados de algunos de sus alzados y, también, de todo el sistema de pilae y suspensurae para la calefacción de las estancias caldeadas- y que, a través del arco tetrapilo -sobre el que se ha citado bibliografía más arriba- conduce al decumano máximo que, además, era, en realidad, trazado de la estratégica vía de la Plata. El hecho de que esa importante arteria de comunicación pasase por el mismo centro urbano constituyó una de las principales virtudes de esta ciudad en la Antigüedad, ciudad que, sin duda, debió funcionar como extraordinario eje de comunicación en esa Vía de la Plata, no en vano se ha reconstruido, en uno de los extremos de la misma, un miliario de época de Nerón (AE, 1967, 198) que, en aplicación de la damnatio memoriae de la que fue objeto este emperador, se encontró troceado justo en el lugar en que ha sido reubicado. Además, las fuentes antiguas (It. Ant. 433, 7 y Rav. 319, 11: véase ROLDÁN, J. M.: Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 87-91) aluden a la condición estratégica y viaria de esta ciudad que, sin duda -y como se ha dicho- fue parte fundamental de su riqueza y esplendor entre finales del siglo I d. C. y comienzos del siglo III d. C. Ese espacio, notablemente monumentalizado por el arco monumental -que estaría coronado, supuestamente, por la inscripción alusiva a Augusta Trebaruna erigida por M. Fidius Macer (AE, 1967, 197) y que, en su lado izquierdo, conforme al paso de la vía, contendría también los pedestales a Bolosea y Fidius, padres de aquél, y a su esposa Iulia Luperca (CIL, II, 834 y 835, de las que sólo se conserva la primera, ya muy dañada)- es el que daría paso a un otrora monumental pero hoy arrasado foro que, según los últimos estudios, también se modificaría notablemente -en estructura, usos y funciones- como consecuencia de la adquisición por la ciudad del título municipal (sobre el foro debe leerse CERRILLO, E.: "Forum municipii Flauii Caparensis", Empùries, 51, 1998, pp. 77-92 además de "El foro de Capara", en NOGALES, T. (ed.): Ciudad y foro en Lusitania Romana, Mérida, 2010, pp. 127-136 además de, disponible en red, "El foro de Cáparra", en NOGUERA, J. M. (ed.): Fora Hispaniae. Paisaje Urbano, Arquitectura, Programas Decorativos y culto imperial en los foros de las ciudades hispanorromanas, Murcia, 2009, pp. 187-197). La estructura de éste es bastante clara, a la izquierda -dando la espalda al tetrápilo- el visitante puede contemplar una alargada construcción que debió desempeñar las funciones de basílica y de la que sólo pueden verse hoy los apoyos de algunos de los pedestales honoríficos que decorarían el pórtico y, al fondo, el tribunal desde el que se impartía justicia, un pórtico aderezado, también, por la instalación tardoantigua de un horno de cal en el que, seguramente, terminó su día parte del aparato escultórico y epigráfico de la ciudad y de ese espacio arquitectónico (sobre éste debe verse, CERRILLO, E.: "La monumentalización del foro de Cáparra a través de la epigrafía", en El concepto de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a Pilar León Alonso. Vol. 2, Córdoba, 2006, pp. 11-30). El centro de la plaza lo ocupaba un supuesto templo y a la derecha, pegado al cierre lateral del conjunto, se debió construir la curia, singularizada por su pavimento de opus signinum y por su estructura casi in antis aunque no debe olvidarse que estos espacios -en particular la curia- han sido interpretados como tales gracias a la revisión de las antiguas excavaciones de A. Floriano y Cumbreño (sobre la curia, véase CASTILLO, J., ALVARADO, M., MOLANO, J., y CERRILLO, E.: "Excavaciones en el foro de Cáparra. La curia", Extremadura Arqueológica, 5, 1995, pp. 195-210). Por último, y como anotamos más arriba, con un amplísimo catálogo epigráfico (pincha aquí) procedente del "expolio" de las ruinas de la antigua Capera, la localidad de Oliva de Plasencia ofrece el siempre gratísimo recurso de las inscripciones latinas reutilizadas, extraordinario complemento de la visita a Capera. Nos detendremos en tres de ellas, no las únicas pero sí, sin duda, las más vistosas y sencillas de localizar: en la C/Torres, 9 puede verse, coronando la puerta de la vivienda, la hermosa estela funeraria del Cluniensis C. Aelius Paternus (CIL, II, 818) -que puede verse en la parte superior de este post-, en el primer contrafuerte de la cara trasera de la iglesia de San Blas -si se la contornea desde el lado izquierdo de su pórtico de acceso- el viajero puede ver, sobre un bloque granítico reutilizado, la estela funeraria de Vitulus Malgeini f(ilius) (CIL, II, 847) y, por último, no lejos de la iglesia, en la calle que, por la derecha -dando la espalda al templo, es la C/Pozo Lirón- va a dar a la plaza, se conserva un miliario de Adriano (CIL, II, 4663) alusivo a la restauración por éste de la vía de la Plata.
Bibliografía: Tras los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el lugar por A. Floriano y Cumbreño y por José Mª Blázquez (véase, al menos, Cáparra, Cáparra II y Cáparra III, Madrid, 1965, 1966 y 1968, respectivamente, de la serie Excavaciones Arqueológicas en España) ha sido Enrique Cerrillo, Catedrático de Arqueología de la Universidad de Extremadura, quien más ha publicado sobre la ciudad romana como habrá podido comprobar el lector que haya visto ya las anteriores categorías de este post donde sus meritorios trabajos han sido citados con profusión (para seguir sus publicaciones, pincha aquí aunque muchas de ellas no están disponibles en formato digital...). Para no agotar al lector con más referencias, le remitiremos a una síntesis muy válida -con carácter introductorio-, resultado de una conferencia dictada por el propio E. Cerrillo en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, que puede descargarse desde aquí y anotaremos, como complemento a estas referencias y como trabajos de carácter general que no deben ser obviados: CERRILLO, E., FERNÁNDEZ, J. Mª., y HERRERA, G.: "Ciudades, territorios y vías de comunicación en la Lusitania meridional española", en Les Villes de Lusitanie Romaine, París, 1990, pp. 51-72 -con una muy buena panorámica sobre el poblamiento romano en la actual Extremadura, la relación campo-ciudad y la relación asentamiento indígena (pues lo hubo en Capera) y asentamiento romano- o, con el mismo propósito, el trabajo de CERRILLO, E.: "La Vía de la Plata en Extremadura: observaciones históricas y arqueológicas", en V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las Comunicaciones, Cáceres, 2002, pp. 177-194.
Recursos en internet: Sin lugar a dudas, además de la entrada dedicada a Capera en la sección de Conjuntos Arqueológicos de la Cervantes Virtual (pincha aquí) -que ofrece, además, una sensacional y actualizada relación de bibliografía sobre el lugar que complementa la arriba referida-, de la página de la ciudad romana en Wikipedia, de la que puede verse en la web Viajar por Extremadura o de la sección que dedica a Capera la página de la vecina localidad de Guijo de Granadilla, la página personal de Jaime Río-Miranda es la que más información sobre la ciudad romana permite obtener en la red (pincha aquí). Además de estos recursos, sobre el yacimiento en sí o sobre la historia de la antigua ciudad que se esconde entre sus ruinas, el lector puede echar también un vistazo a una notable cantidad de recursos digitales relacionados con el arco, como se ha dicho, el más singular -pero no el único- monumento que puede visitarse en el lugar. Así, por ejemplo, éste cuenta con una sensacional ficha en la página Spanish Arts o puede verse, en YouTube, una ilustrativa reconstrucción infográfica del monumento (pincha aquí) plataforma en la que pueden encontrarse, también, algunos fragmentos de la recreación en 3D que es el hilo conductor del audiovisual que da la bienvenida al visitante en el sobresaliente Centro de Interpretación (pincha aquí). El álbum Extremadura Clásica en Flickr también ofrece una sensacional galería de imágenes de la ciudad romana que nos ocupa (pincha aquí) como, con extraordinaria solvencia e imágenes excelentes, lo hace la ficha dedicada a Capera en el portal Rutas con Historia.
Recomendaciones: Quien escribe estas líneas, se acercó a Capera por segunda vez -cierto que esta segunda visita ha sido la más concienzuda de las dos, de ahí que sólo ahora incorporemos este núcleo al catálogo de Oppida Imperii Romani- en el tránsito entre la VIII Mesa Redonda da Lusitânia, organizada en la ciudad portuguesa de Mangualde en Mayo de 2013 y el XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica organizado por el Institut Català d'Arqueologia Clàssica y el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida en ese mismo mes, poco después, en Mérida. Por eso, las recomendaciones de que aquí dejaremos constancia incluirán, necesariamente, una alusión a Mangualde pero se centrarán, sobre todo, en el entorno de las ruinas que han sido objeto de atención de este post (para Mérida remitimos a las ya realizadas en otro post de este mismo espacio, el consagrado a Augusta Emerita: pincha aquí, aunque queremos añadir dos recomendaciones a las allí expuestas: el Restaurante Galileo, italiano, en la C/John Lennon, y la Cervecería Vía de la Tapa, frente al inexcusable Museo Nacional de Arte Romano). En Plasencia -apenas a media hora en coche del yacimiento-, sin duda, el lugar más emblemático y confortable para alojarse es el Parador de Turismo, enclavado en un antiguo convento y con todo el sabor de este tipo de reutilizaciones que, además, con la marca Paradores suelen llevar, siempre, el sello de la calidad. Para comer o cenar y probar algunas de las especialidades extremeñas (el jamón, sencillamente delicioso) el lector no debe dejar de acudir al Restaurante Casa Juan, en la C/Arenillas, muy cerquita, además, del Parador. No lejos de Capera está la capital provincial, Cáceres, que también merece una visita (pincha aquí para algunas recomendaciones). Si se está de paso -por ejemplo hacia la ciudad de Mérida- el viajero puede detenerse en la zona ubicada al pie del casco histórico donde, entre otras muchas opciones, el Mesón San Blas/Casa Pedro ofrece una buena y equilibrada oferta de raciones, tapas y platos combinados que no son nada del otro mundo pero que, en cualquier caso, sacan de un apuro. En Mangualde (¡todos los españoles tenemos la obligación de redescubrir Portugal, un país al que no conocemos como merece!: pincha aquí para algunas razones) el mejor alojamiento es, sin duda, el Hotel Nossa Senhora do Castelo, junto al hermoso santuario de la Virgen del mismo nombre: paz, quietud, tranquilidad y unas vistas extraordinarias sobre una ciudad que, por su buena situación, es la mejor plataforma desde la que acercarse a localidades de la Beira Litoral como Viseu, Guarda o, por supuesto, Coimbra (donde puedes visitar las ciudades romanas de Aeminium o de Conimbriga, sencillamente inexcusables). 

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