CAMPO REAL/FILLERA (Sos/Sangüesa)












[Vista aérea del conjunto, contrapesos de prensa romana de líquidos y cupa funeraria]

Situación: El soberbio conjunto arqueológico de Campo Real/Fillera -que aun no muestra el esplendor que, desde luego, revistió en la Antigüedad y que, seguro, habrá de ofrecernos abiertamente tan pronto como se inicien en él estudios arqueológicos continuados- se ubica en una amplia llanura regada por el río Onsella -no demasiado lejos de su confluencia con el río Aragón- y atravesada hoy por la carretera comarcal A-127 que enlaza hoy los municipios de Sos del Rey Católico (Zaragoza) y de Sangüesa (Navarra) a través de la recoleta población de Campo Real, frente a la cual (pero en el lado opuesto de la carretera) se ubica el enclave arqueológico (ver mapa).
Acceso: Para el viajero que transita por la citada A-127, la llegada al enclave arqueológico de Campo Real/Fillera es sencilla. Deberá girar a la derecha por la segunda vía de servicio que se abre paralela al Canal de Bardenas y llegar hasta el primer puente (el tránsito puede hacerse en coche). Una vez en él, el viajero se encuentra en el centro del área arqueológica que, de hecho, fue literalmente "reventada" en los años 40 del pasado siglo para la apertura del citado Canal tal como sabemos por los relatos del jesuita del castillo de Javier, P. Escalada.
Tipología: Somos muchos -desde luego todos los firmantes de un reciente artículo publicado en Archivo Español de Arqueología y la mayor parte de quienes, como estudiantes o como profesionales, trabajamos en el Plan de Investigación de la Fundación Uncastillo en el yacimiento arqueológico de Los Bañales de Uncastillo, pero también muchos colegas más- los que estamos convencidos de que Campo Real/Fillera es uno de los más sugerentes yacimientos del valle Medio del Ebro, seguramente uno de los -también, tristemente- más abandonados, y, por último, uno de aquéllos en los que resulta más urgente que la administración -comenzando por la municipal, que, para el caso de Sos del Rey Católico (en cuyo término se extiende la mayor parte del yacimiento) tanto ha hecho por la puesta en valor de su patrimonio medieval-se decida a invertir de un modo u otro. En pocos enclaves como éste una asignación presupuestaria, si quiera modesta, será una inversión tan rentable y tan acertada. Es mucho lo que este yacimiento aun guarda para la investigación histórica y para el mejor conocimiento de la romanización en las tierras estratégicamente claves del Norte del antiguo conuentus Caesaraugustanus, gran parte de ellas -al menos hasta el río Gállego y pese a quien pese- patrimonio territorial de los antiguos Vascones (que no "vascos"; sobre aquéllos, véase en este blog las indicaciones hechas respecto de las ciudades de Andelo o Cara, en ambos casos con notable bibliografía así como, próximamente, el volumen 31 de la prestigiosa Serie Instrumenta de la Universidad de Barcelona que, en coedición con la UNED de Tudela, va a ir dedicado a esta singular etnia histórica peninsular). Aunque sea poco -pero representativo- lo que el visitante puede hoy contemplar en el lugar, el área de Campo Real/Fillera esconde los restos de una notable ciuitas romana -por otra parte, tan notable como debieron serlo las vecinas de Santacrís de Eslava, Cabezo Ladrero de Sofuentes (también con post en este blog: pincha aquí) o Los Bañales de Uncastillo (pronto con página web propia y con los materiales de las excavaciones de los años setenta en el lugar en proceso de estudio: pincha aquí) que, a juzgar por los materiales que, procedentes de labores agrícolas, se conservan en diversas viviendas de Sos del Rey Católico, en el Museo de Navarra, en la vecina localidad navarra de Peña y en los depósitos del Museo de Zaragoza, debió contar con una notable necrópolis -ubicada, probablemente, en torno al espacio hoy ocupado por el Canal de Bardenas-, con unas más que posibles termas -si es que a ellas pertenece un mosaico en blanco y negro con tema marino que pronto presentaremos en el XI Coloquio Internacional de Arte Romano Provincial a celebrar en Mérida, en apenas veinte días- y con, al menos, dos monumentales espacios de difícil definición, revelados por la fotografía aérea (ver foto en la entrada de este post). Como hipótesis de trabajo -y tal como se hizo eco no hace mucho el excelente Blog del Aragón Romano- hemos planteado una reducción del lugar a una supuesta ciuitas Arsitana heredera del rótulo arsaos de las monedas prelatinas (no demasiado lejos, en Sofuentes, en una inscripción traída de Cabezo Ladrero está documentada la origo Arsitana de un individuo: AE, 1977, 476, y, con argumentos de peso también en FERNÁNDEZ, J.: "Arsaos. Reflexiones históricas, geográficas y tipológicas en torno a una ceca indígena en territorio vascón", en ANDREU, J. (ed.): Los Vascones de las fuentes antiguas, Barcelona, 2009, pp. 437-480, disponible aquí) si bien ésta es una cuestión que -aunque parece contar con argumentos de peso para su sostenimiento científico- es de segundo rango frente a la urgencia de una actuación seria, científica y continuada en el lugar (para una argumentación detallada de esta propuesta de reducción, podrá verse un concienzudo trabajo de J. Fernández Gómez en el volumen colectivo sobre los Vascones arriba citado). Sí es de justicia hacer notar que en breve la plataforma Asociación para el Desarrollo y Fomento de las Cinco Villas, ADEFO, va a acometer unas esperadísimas catas en el lugar: toda una estupenda noticia.
Descripción: Pese al potencial que el lugar debió tener en la Antigüedad, la ausencia de una excavación arqueológica en el mismo, la erosión a la que el río Onsella ha sometido el enclave, la incontrolada y lamentable acción de furtivos y "detectoristas", así como el sacrificado trabajo agrícola de la mayor parte de la superficie del yacimiento hacen que hoy sea poco o prácticamente nada lo que el profano puede contemplar in situ en Campo Real/Fillera. Si el viajero toma el primer desvío a la derecha que, inmediatamente antes de llegar al Canal de Bardenas, por un camino de grava, conduce a uno de los corrales de la zona (el antiguo Corral de Dña. María Mola) podrá contemplar dos sensacionales contrapesos pétreos de prensa de líquidos romanos de un conjunto de hasta seis procedentes del lugar lo que indica cómo la producción de aceite o de vino -hoy ya abandonada en el lugar en favor del cereal- debió ocupar un papel primordial en la economía de la zona en época antigua, no sólo de la ciuitas como también del territorium circundante. Ya dentro del área arqueológica, a la izquierda del llamado Corral de Boticario -que ocupa hoy la parte central del enclave- el visitante puede admirarse todavía ante la contemplación del lugar que ocupó el poblado indígena -primero- y la Iglesia de San Pedro de Fillera -después- y, a sus pies, observar un sensacional pavimento de opus spicatum tal vez perteneciente a unas termas o a algún tipo de conjunto hidráulico que, de momento, y ante la ausencia de bases estratigráficas fieles es difícil de interpretar. Un lugar importante en el catálogo de materiales recuperados en Campo Real lo ofrece -como en casi todos los enclaves urbanos romanos de las Cinco Villas- la Epigrafía. Sin embargo, de las diversas inscripciones procedentes de la que debió ser la necrópolis de la ciuitas (la cupa AE, 1989, 482, que preside estas líneas; la estela AE, 1989, 483, con alusión a un individuo con origo Eturissensis; y la pieza ERZ, 41, en la finca de Peña, en Navarra, entre otras) ninguna puede ser contemplada por hallarse custodiada en colecciones particulares. Es deseable que, en un futuro, las Cinco Villas puedan contar con un Museo monográfico en torno al mundo romano que, desde luego, ofrezca cabida a todas estas piezas (motivos no faltan, por supuesto... y como puede verse).
Bibliografía: Las primeras noticias arqueológicas sobre el lugar se deben al ya citado P. Escalada que en ESCALADA, F.: La Arqueología de la villa y castillo de Javier y sus contornos, Pamplona, 1943, pp. 88-89 ya propuso buscar en ella alguna de las ciuitates vasconas conocidas por las acuñaciones monetales (concretamente barskunes) (el cuaderno de campo del P. Escalada, con diversas alusiones a objetos arqueológicos de la zona, ha sido recientemente editado por D. Maruri en el volumen San Francisco Xavier desde sus tierras de Navarra editado en 2006 por la Asociación Cultural Enrique de Albret. Más tarde, GALIAY, J., La dominación romana en Aragón, Zaragoza, 1946, pp. 38 y 70 volvería sobre las noticias que en su día transmitió el P. Escalada en relación a hallazgos -seguramente del área necropolitana de la ciuitas- en el momento de abrirse la caja del Canal de Bardenas, a comienzos de los años cuarenta. Tras dichas noticias, tenemos que esperar a los años setenta para que un equipo de la Universidad de Navarra, alertado por las evidencias constatadas en la fotografía aérea del lugar, realice una prospección en la zona, especialmente en torno del Corral de Boticario (MARCOS, A., y CASTIELLA, A.: "Prospecciones en Campo Real (límite navarro-aragonés)", Prospecciones Arqueológicas en Navarra, 1, Pamplona, 1974, pp. 103-136) interpretando el enclave como una uilla, noticia que recogerán tanto MARTÍN-BUENO, M.: Aragón arqueológico: sus rutas, Zaragoza, 1977, pp. 163-164 como, antes, GORGES, J.-G.: Las villas hispano-romaines. Inventaire et problématique archéologiques, París, 1976, p. 352 que, de hecho, proyectará esa errónea imagen de uilla para el conjunto a gran parte de la bibliografía ulterior sobre poblamiento hispano-romano. Será después, en los años, ochenta, cuando nuevamente otro sacerdote, el P. Labeaga (LABEAGA, J. C.: "Carta arqueológica del término municipal de Sangüesa", Trabajos de Arqueología Navarra, 6, 1987, pp. 7-106, especialmente p. 92) vuelva sobre la categoría urbana del lugar a partir de la prospección de su área de influencia en territorio navarro, en la partida sangüesina de El Regadío. Después de él, la referencia inexcusable sobre el lugar -aunque parezca pretencioso decirlo- es el trabajo de ANDREU, J., ARMENDÁRIZ, J., OZCÁRIZ, P., GARCÍA-BARBERENA, M., y JORDÁN, Á. A.: "Una ciudad de los Vascones en el yacimiento de Campo Real/Fillera (Sos del Rey Católico-Sangüesa)", Archivo Español de Arqueología, 81, 2008, pp. 75-100, que puedes descargar en dos partes desde aquí o, en unos meses, completo, desde aquí. Dicho trabajo recoge, además, toda la bibliografía precedente, la aquí citada y mucha otra que, por las pretensiones de este blog, resulta exhaustivo referir aquí.
Recursos en internet: Parte de los sites de internet en los que hay alusiones al yacimiento de Campo Real/Fillera -como la siempre documentadísima Gran Enciclopedia Aragonesa On Line- son herederos de algunos de los tópicos -especialmente el de que el yacimiento corresponde a una antigua uilla rústica romana- que ya se han comentado a propósito de la bibliografía. Al margen de dicha referencia, prácticamente sólo las alusiones al lugar con motivo de un reciente trabajo publicado en el Archivo Español de Arqueología por un equipo de jóvenes investigadores y la atención dedicada al lugar por el Blog del Aragón Romano, completan un panorama bastante aciago de presencia de este yacimiento en la red y que deseamos subsanar en cierto modo con este post (de todos modos, intersarse sobre la Arqueología de las Cinco Villas de Aragón, es siempre una buena excusa para visitar un singular blog al respecto de diversos aspectos históricos de esta -también singular- Comarca).
Recomendaciones: En el corazón de las Cinco Villas de Aragón y de la Navarra Media Oriental, Campo Real/Fillera es un buen pretexto para cumplir con una amplia gama de reclamos que van desde los monumentales a los gastronómicos pasando también por los espirituales, de que tan necesitados andamos en este tiempo "acelerado". Entre los primeros, no puede obviarse ni la visita a Sos del Rey Católico ni la visita a Sangüesa, a ambos "lados" del yacimiento. Para los amantes de la buena mesa, tanto el Parador de Sos del Rey Católico cómo -más económico- el Restaurante Acuario, en el centro de Sangüesa (a cinco minutos de la joya románica de Santa María La Real y con un excelente menú del día) permiten una aproximación a la excelente mesa de estas tierras. Por su parte, en la finca de Peña, ya en Navarra, se fabrica una leche 100% navarra y, desde luego, excelente: Lacturale. Y, lógicamente, la nota de espiritualidad en la zona la ponen dos lugares sin par para alimentar el espíritu: el castillo de Javier y la Abadía de Leyre en la que los recitales de gregoriano de sus monjes son, desde luego, toda una invitación a la trascendencia. A todos esos reclamos deben unirse, naturalmente, los arqueológicos: Los Bañales de Uncastillo, hacia el Sur, en el centro de las Cinco Villas de Aragón, los vestigios de la antigua ciuitas de los Iluberitani, puestos en valor en Lumbier, en Navarra (descarga desde aquí un valioso artículo de M. Ramos sobre la citada ciudad), y los de una de las uillae de su territorium, en Liédena, pueden ser un buen complemento arqueológico para el viajero. Como alojamiento más indicado -al margen del Parador de Sos, la Hospedería de Leyre, o el Hotel Xabier, en Javier- la amabilísima familia Vera, en Sos del Rey Católico, ofrece diversos establecimientos de turismo rural, uno de ellos -el Corral del Boticario- en el centro mismo del área arqueológica (pincha aquí para más información).