CELSA (Velilla de Ebro)














Situación: Las pequeñas localidades zaragozanas de Gelsa y Velilla de Ebro -entre las que se encuentra el yacimiento que aquí comentamos- se sitúan a poco más de 30 kilómetros al Este de Zaragoza (ver mapa aquí) y, además, en el centro de una ruta de extraordinario interés arqueológico e histórico, a la que, por otra parte, ya se aludió entre las recomendaciones incluidas a propósito de Caesaraugusta en este mismo blog. Si acaso sí añadir que como parte de la Ribera del Ebro, estas comarcas ofrecen una aproximación casi "idílica" a las razones económicas, agrarias y territoriales del proceso de colonización romana, que se fijó en esta zona en la segunda mitad del siglo I a. C., como más adelante explicaremos.
Acceso: La forma más cómoda de acceder a las denominadas Eras de Velilla -que esconden los restos de la antigua colonia Celsa- es llegar a Gelsa por la carretera N-232 que enlaza Zaragoza con Alcañiz. Desde esa carretera, y una vez pasado Quinto de Ebro -topónimo evocador de su condición miliaria al pie de la vía Caesaraugusta-Ilerda-, hay un indicador que advierte de la proximidad de las ruinas (bajo el aviso "Lépida Celsa"). Se toma esa desviación, después se sigue -cruzando el puente sobre el río Ebro, tal vez no demasiado lejano al que describió Estrabón (Str. 3, 4, 10)- dirección Gelsa/Velilla de Ebro, se atraviesa la primera localidad y después, a la salida de Gelsa, a la izquierda, se toma la carretera dirección Velilla. Ésta desemboca, primero, en el Museo Monográfico de la colonia Celsa y después en el yacimiento. Se recomienda visitar primero el Museo que, por otra parte, sería deseable contase con un horario de aperturas algo más generoso en las tardes y fines de semana (éste puede consultarse en la sección que a él le dedica la web del Ayuntamiento de Velilla de Ebro).
Tipología: Como ya se ha especificado más arriba, Celsa es una colonia romana fundada en el 44 a. C. por el entonces gobernador de la Hispania Citerior, M. Emilio Lépido, colonia a la que, de hecho, y siguiendo una tradición arraigada en el valle del Ebro (piénsese en la fundación de Graccurris por Tiberio Sempronio Graco en el 179 a. C. monumentum operum suorum -"en recuerdo de sus hazañas"-, o en la supuesta de Pompelo, la actual Pamplona, por Pompeyo Magno) éste dió su nombre como colonia Victrix Iulia Lepida Celsa, denominación que, después, tras la caída de Lépido en desgracia en época de Augusto, perdería el elemento personal quedando como colonia Victrix Iulia Celsa. Del oppidum indígena, seguramente ilergete a juzgar por el testimonio de Ptolomeo (Ptol. 2, 6, 68: todas las fuentes sobre Celsa pueden verse aquí) apenas se conoce nada debiendo, en cualquier caso, buscarse en algunas de las colinas que circundan las Eras de Velilla, tal vez en las presididas por las Ermitas de San José o de San Nicolás (al respecto pueden verse las siempre instructivas reflexiones de ASENSIO, J. Á.: La ciudad en el mundo prerromano en Aragón, Zaragoza, 1995, pp. 84-87). Sí consta que acuñó moneda con rótulo kelse, cabeza imberbe y delfines en el anverso y jinete lancero o con palma en el reverso (ver foto). Ya como colonia romana -estatuto que nos precisa también Plinio al describir el conuentus Caesaraugustanus (Plin. Nat. 3, 3, 24)- junto con símbolos cesarianos en la primera época y augústeos en la segunda -anteriores y posteriores a la defenestración de Lépido respectivamente- figura claramente su denominación oficial de COL(onia) VIC(trix) I(ulia) CEL(sa) (para la amonedación de la ceca latina puede verse la siempre válida web de Tesorillo y todo el panorama de las acuñaciones ibéricas y latinas de la ceca de kelse/Celsa puede verse en imágenes aquí). En el momento de la fundación colonial -como era preceptivo- debió también amojonarse el territorio que fue objeto de centuriación o reparto entre los colonos asentados y que está relativamente documentado por un hito terminal o trifinium localizado en la vecina Fuentes de Ebro (AE, 2000, 776) una de las más sugerentes inscripciones del repertorio celcense junto con, seguramente, la consagración de un pr(a)edium funerario a Diana (CIL, II, 3015). Seguramente, la posterior fundación de Caesaraugusta, hacia el 14 a. C., apenas unos kilómetros aguas arriba del Ebro y el extraordinario despegue de ésta desde época de Tiberio debió resultar fatal para Celsa que debió quedar totalmente abandonada -en beneficio de asentamientos menores de la zona como La Corona de Fuentes de Ebro, de la que procede una sensacional escultura romana femenina en bronce (ver foto)- no más allá del periodo neroniano. (Terminamos este apartado con un apunte bibliográfico. Para cualquiera de las ciudades hispanas aludidas en este blog resulta útil el espacio que se le dedica en ROLDÁN, J. M. (dir.): Diccionario Akal de la Antigüedad Hispana, Madrid, 2006 de igual modo que para cualquiera de las comunidades que acuñó moneda sigue siendo una referencia el trabajo de BLÁZQUEZ, C., y GARCÍA-BELLIDO, Mª P.: Diccionario de cecas y pueblos hispánicos, Madrid, 2001, seguramente dos trabajos recientes que no deben faltar en la biblioteca de cualquier estudioso de la Antigüedad Clásica hispana).
Descripción: Conocida desde los trabajos de los ilustres Anales de M. Carrillo, fue después inventariada en el Sumario de las antigüedades romanas que hay en España por J. A. Ceán Bermúdez, en 1832 como antes había fascinado también al viajero portugués Juan Bautista de Labaña -gracias al cual, por ejemplo, hemos conservado tanta información sobre el yacimiento aragonés de Los Bañales de Uncastillo- o al cronista aragonés Jerónimo Zurita. Impulsado su estudio por A. Beltrán Martínez en los años setenta, los trabajos arqueológicos llevados a cabo desde entonces y en los últimos decenios han llevado la firma de uno de sus hijos, M. Beltrán Lloris, que ha consagrado gran parte de su producción bibliográfica al estudio de diversos aspectos de Celsa (resulta útil en este sentido tener presente su listado de publicaciones, que, en esencia, constituyen -salvo excepciones- un extraordinario repertorio bibliográfico sobre el yacimiento: ver aquí). Seguramente, las ruinas de la colonia Celsa -y tal vez porque es en ello en lo que se ha centrado la investigación arqueológica en los últimos años- son un extraordinario escenario para acercarse a dos realidades esenciales en los modelos romanos de ciudad: las viviendas y las vías urbanas. De éstas últimas -como puede verse en una de las fotos que ilustran esta entrada- pueden verse ejemplos extraordinarios en las distintas calles excavadas en Velilla. Todas con aceras, algunas con piedras pasaderas para garantizar el cruce de peatones y dotadas, además, de un pequeño canal central para aliviadero de las aguas, por más que ésta zona fuera descrita por Casio Dión (Cass. Dio, 41, 22) como una de las de menor pluviosidad del Imperio. De la arquitectura doméstica (ver la información que ofrece al respecto Roberto Lérida precisamente respecto de Celsa y de Bilbilis, las dos presentes en este blog) también ofrece Celsa excepcionales ejemplos, tanto de conjuntos claramente abiertos a un patio central como la denominada Casa de Hércules -en la zona más próxima al Ebro y de cuyo atrio se ofrece foto más arriba- así denominada por sus excepcionales pinturas con alusión a este héroe mitológico como de aquéllos en los que -sin dejar de contar con dicho patio- aquél era menor y se abría ante él un oecus de carácter triclinar dedicado a las recepciones y celebraciones domésticas caso, por ejemplo, de la Casa de los Delfines. Todas, además, suntuosamente decoradas con mosaicos en opus signinum, como no podía ser de otro modo por la temprana cronología del enclave y, además, portando motivos netamente romanos como, por ejemplo, la advertencia CAVE CANE(m) de la Casa de la Tortuga (ver foto aquí) conviviendo con otros de raigambre tal vez más indígena como los delfines (ver foto). Este notable cruce de elementos culturales romanos e indígenas -que también está atestiguado, por ejemplo, en el espectacular yacimiento (no visitable) de La Cabañeta, en El Burgo de Ebro (sobre él puede descargarse folleto aquí), pocos kilómetros aguas arriba del río Ebro. A buen seguro que Celsa contó con un teatro y con otros edificios públicos dignos de una ciudad de su rango pero éstos permanecen aun ocultos. Tristemente, Celsa es un ejemplo de lo costoso que es, en Arqueología, la consolidación de restos. A pesar de la apuesta hecha en su día por el Gobierno de Aragón para cubrir la Casa de los Delfines, da la sensación de que el yacimiento se está deteriorando y sería deseable se tomasen medidas en ese sentido.
Bibliografía: Al margen de la referida respecto de su excavador, M. Beltrán Lloris, sí resulta preceptivo recomendar algunos títulos, por ejemplo, sigue siendo válida para el visitante la guía BELTRÁN LLORIS, M.: Colonia Celsa. Guía, Zaragoza, 1991 o la síntesis, del mismo autor, Celsa: la primera colonia romana en el valle medio del río Ebro, Zaragoza, 1983. Junto a ellas, son de referencia obligada los tres fascículos editados hasta la fecha de la serie Colonia Victrix Iulia Lepida Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza), a saber: BELTRÁN LLORIS, M.: La arquitectura de la Casa de los Delfines, Zaragoza, 1984; MOSTALAC, A.: Estratigrafía, pinturas y cornisas de la "Casa de los Delfines", Zaragoza, 1994; y BELTRÁN LLORIS, M. et alii: El instrumentum domesticum de la Casa de los Delfines, Zaragoza, 1998.
Recursos en internet: A la colonia Celsa le prestan atención en internet distintas páginas consagradas a la difusión del turismo en la zona -por ejemplo, las de la Caja Inmaculada o Turismo de Zaragoza- así como algunas de las que se han citado para otras ciudades romanas del entorno, por ejemplo, la revista digital Clío en su serie de visitas arqueológicas o la web del Patrimonio Romano en Aragón, nuevamente formidable. Junto a éstas, no debe dejar de consultarse la voz Celsa en la Gran Enciclopedia Aragonesa OnLine, por ejemplo, que ofrece, además, notable bibliografía sobre el lugar, complemento de la citada más arriba.
Recomendaciones: Lógicamente, para el viajero que acuda a Celsa desde Zaragoza, debe leer las recomendaciones que, sobre dicha ciudad y su entorno, hicimos en otro lugar de este blog. Tanto Gelsa como Velilla de Ebro no ofrecen demasiados atractivos a nivel de restauración aunque, por supuesto, el Bar Restaurante Frontón, en la Plaza Mayor de Gelsa, puede ser un buen lugar para tomar un refresco o reponer fuerzas tras la visita. Sí nos parece que la visita a Celsa puede ser un buen punto de partida para acercarse a una de las manifestaciones culturales y religiosas más en boga en los últimos años y ejemplo -una vez más- de la arraigadísima piedad cristiana de tantos y tantos pueblos de nuestro país: la denominada Ruta del Tambor y del Bombo, que surca, cada Semana Santa, los pueblos del Bajo Aragón zaragozano y turolense. Celsa no está muy lejos de Alcañiz, por ejemplo, que puede ser una excelente base para realizar dicha ruta alojándose, por ejemplo, en su sensacional Parador. Y una noche puede ser suficiente para, con Alcañiz como centro, visitar Celsa el Jueves Santo por la mañana -con parada, después, en el Cabezo de Alcalá de Azaila, también cercano y dirección Alcañiz o en el Monasterio de Rueda- y, después, asistir a la popular rompida de la hora en La Puebla de Híjar -seguramente el antiguo municipium Osicerda que acuñó moneda con dicho rótulo- para, el Viernes Santo, tras la afamada y espectacular (ver vídeo) rompida en Calanda, dirigirse al Drama de la Cruz que se escenifica y vive de un modo muy especial en Alcorisa. Sólo un consejo, salvo que se emplee Zaragoza como centro de operaciones, alojarse en cualquier municipio de la aludida Ruta del Tambor en plena Semana Santa es prácticamente imposible si no se reserva con antelación.






CAESARAVGVSTA (Zaragoza)



[Detalles de las termas, el teatro y el puerto fluvial]
[Pincha aquí para ver más imágenes]

Situación: Pocas potencialidades definen mejor Zaragoza que su excelente y nunca bien ponderada posición geoestratégica, en el centro del Valle del Ebro -también de actividad notabilísima en la Antigüedad Clásica- y a casi 300 kilómetros de las principales ciudades del cuadrante nororiental peninsular: Barcelona, Bilbao, Madrid o Valencia, todas, además, unidas a la capital aragonesa con notables infraestructuras tanto para viajar en automóvil como en tren (otra cosa es el avión pues no parece que el aeropuerto de Zaragoza termine de despegar..., y, lamentablemente, otra cosa es la educación -a veces ninguna- que exhiben algunos viajeros habituales del AVE que parece sólo sepan hablar a gritos y competir por quien pone más alto el volumen de sus teléfonos móviles).
Acceso: Perfectamente ubicada (ver mapa), su singular área arqueológica -excelentemente musealizada en un ejemplo sin par de puesta en valor del patrimonio arqueológico y, además, con habituales visitas guiadas organizadas desde el Patronato de Turismo del Ayuntamiento de Zaragoza- se concentra en el área del casco histórico zaragozano, grosso modo comprendida entre las calles del Coso y la Avenida de César Augusto y entre el Paseo Echegaray y Caballero y la Plaza de España (ver plano aquí, con indicación de los restos). La propia planta del citado casco histórico de la Zaragoza actual sigue conservando de forma nítida la estructura fundacional -casi campamental, canónica, colonial- romana. Ésta -como era preceptivo- contaría con dos grandes calles perpendiculares -correspondientes a las actuales calles de Espoz y Mina y Mayor, que han fosilizado el trazado del decumanus maximus, y a la calle Don Jaime, que correspondería con el cardo- y un espacio forense en el centro -hoy la Plaza de Santa Cruz, presidida por la Iglesia del mismo nombre (obra de dos discípulos de Ventura Rodríguez, hoy encomendada al Opus Dei y que bien vale una visita) y por el Museo Camón Aznar (con notable colección de grabados de Goya y con algunos restos arqueológicos romanos en sus sótanos tal vez pertenecientes al foro conventual)- que, en el caso de Caesaraugusta, y por el papel que en ella debió jugar el Ebro se desplazaría hacia el cuadrante Nordeste de la colonia, en la actual Plaza de La Seo que alberga la Catedral de Zaragoza.
Tipología: Caesaraugusta, colonia inmunis, amne Hibero adfusa, ubi oppidum antea uocabatur Salduie, regionis Sedetaniae, recipit LV populus ("Caesaraugusta, colonia inmune, a orillas del Ebro, donde antes se ubicaba la ciudad de Salduie, en la región de la Sedetania, acoge en su distrito jurídico a cincuenta y cinco pueblos"). Pocos textos -como éste de Plinio (Plin. Nat. 3, 24)- definen tan adecuadamente la esencia de Caesaraugusta en la Antigüedad. Dicha esencia pasa por su condición de colonia, por su vinculación al Ebro y por su papel de capital del convento jurídico del mismo nombre, el conuentus Caesaraugustanus. A todo ello, debe añadirse su propio nombre, evocador de su fundador: Octavio Augusto, en una zona que, por otra parte, había sido escenario de fundaciones unipersonales de grandes prohombres de la República Romana: Graco -que había fundado Graccurris en el siglo II a. C.- o Lépido -que había fundado la colonia Celsa en el I a. C.- (para la cuestión y las circunstancias históricas debe verse el sensacional trabajo de BELTRÁN LLORIS, F.: "Caesar Augusta, ciudad de Augusto", Caesaraugusta, 69, 1992, 31-44). Como colonia, las bien conocidas series monetales de la misma -y en especial las acuñaciones fundacionales (ver fotos aquí -para la pieza con la yunta de bueyes del rito fundacional urbano romano- y aquí -para la alusión a las legiones fundadoras-) permiten constatar que fue fundada por Augusto en torno al 14 a. C. con veteranos de las legiones IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina. En el lugar que ésta vino a ocupar -y que, seguramente, sustituyó al que hubiera sido el emplazamiento inicial pensado por Lépido algunos años antes: la colonia Celsa, en Velilla de Ebro- se había alzado antes un poblado ibérico de la Sedetania que acuñó moneda con el rótulo saltuie. En el solar de Salduie, precisamente, debió ser reclutada hacia el 89 a. C. el escuadrón de jinetes conocido como turma Salluitana y citado en el ilustre Bronce de Áscoli (con foto aquí). De él formaron parte varios jinetes de diversas comunidades del Valle del Ebro. A buen seguro que la posición central de dicha comunidad en el curso del Ebro -navegable entonces y con un activo puerto en Caesaraugusta- jugó un papel clave en la elección de Salduie como lugar para tan estratégico reclutamiento tal como ha demostrado el formidable trabajo de PINA, F.: "¿Por qué fue reclutada la turma Salluitana en Salduie?", Gerión, 21-1, 2003, pp. 197-204 (que puede descargarse desde aquí). El distrito jurídico -o conuentus iuridicus (sistema de organización romana sobre el que puede verse el sensacional trabajo de OZCÁRIZ, P.: Los conventus de la Hispania Citerior, Madrid, 2007)- dependiente de Caesaraugusta se extendía por las tierras del actual Aragón, Navarra, parte de Lérida, de Soria y de Guadalajara, controlando, por tanto, un espacio vastísimo (ver mapa aquí). Pese a la importancia y monumentalidad que debió disfrutar Caesaraugusta, el catálogo epigráfico de la colonia es parco, aunque, como siempre, interesante. Seguramente -y como sucedió en toda la depresión del Ebro Medio- la piedra de los pedestales honoríficos o de las inscripciones monumentales que adornarían las plazas y embellecerían los conocidos edificios públicos de Caesaraugusta sería triturada en época medieval para la fabricación de cal. Con todo, se conservan algunas piezas singulares como el bloque alusivo a una porta Romana (AE, 1976, 340, con foto aquí), otro con un posible carmen epigraphicum -es decir, una composición métrica versificada- alusivo a un aula tal vez ya de época cristiana (HEp7, 1106), o el monumental dintel perteneciente a algún edificio público de época augústea (ERZ, 77). Descripción: Aunque hay noticias de un acueducto -transmitidas por el tudelano Juan Antonio Fernández a partir de una serie de inscripciones sobre fistulae plumbeae -"tuberías de plomo hidráulicas" (CIL, II, 2992)- con alusión al siervo público de la colonia de nombre Artemas (el trabajo de J. A. Fernández sobre el acueducto ha sido reeditado por el Ministerio de Fomento -ver aquí- y puede complementarse con un sensacional trabajo de José Carlos Abadía sobre el tema en el portal Traianus)-; aunque es posible que existiera un puente sobre el emplazamiento del medieval Puente de Piedra; por más que las monedas permitan constatar templos y diversos conjuntos escultóricos y la arqueología urbana haya permitido estudiar diversas necrópolis (en la zona del barrio de Las Fuentes, la C/Predicadores y Santa Engracia, véase BELTRÁN LLORIS, M., AGUAROD, Mª C., y GALVE, P.: "Caesaraugusta", en Las necrópolis de Zaragoza, Zaragoza, 1991, pp. 19-47) los restos que hoy pueden visitarse -y de un modo, además, muy didáctico- se circunscriben a las murallas (con un lienzo bien conocido en el área de San Juan de los Panetes y otro menos conocido pero igualmente hermoso en el área del Convento del Santo Sepulcro), a uno de los edificios termales públicos (del que sólo se conserva una gran natatio o "piscina" y en el que el audiovisual que se ofrece al visitante, en torno al tema del evergetismo cívico -para él véase MELCHOR, E.: La munificencia cívica en el mundo romano, Madrid, 1999-, está inspirado en una de las más conocidas descripciones sobre las termas que se conocen en la literatura romana: Sen, Epist. 56, 1-2), al área de tabernae del foro colonial, al embarcadero fluvial y, por supuesto, al teatro, uno de los más grandes de la antigua Hispania y puesto en valor, además, de forma excepcional. Lógicamente, la visita debe complementarse con la del Museo de Zaragoza, que dedica varias salas monográficas a la antigua colonia cesaraugustana (actualmente se encuentra cerrado pero el lector puede realizar una visita virtual a los materiales a través de este enlace o documentarse con BELTRÁN LLORIS, M., y PAZ, J. Á.: Museo de Zaragoza: guía, Zaragoza, 2003). Dado lo extraordinariamente didáctico de los aludidos Museos poco puede añadirse en este espacio al margen de consignar que fue en época de Augusto y, sobre todo, de Tiberio, en la que la ciudad alcanzó sus más notables cotas de monumentalidad así como un nivel de vida y de infraestructuras -como denuncia, por ejemplo, su soberbia red de saneamiento- casi ya de corte moderna.
Bibliografía: La bibiliografía sobre Caesaraugusta es amplísima pues también lo son, naturalmente, y como se ha visto más arriba, las fuentes antiguas que se refieren a ella (un elenco de éstas puede verse en FATÁS, G.: Lo que el mundo antiguo escribió sobre Caesaraugusta, Zaragoza, 1977 y también en el área que la web del Patrimonio Romano en Aragón dedica a la recopilación y comentario de las mismas). Una actualizada -y sugerente visión- sobre la colonia Caesaraugusta puede obtenerse de la lectura del trabajo ya citado de BELTRÁN LLORIS, F.: "Caesar Augusta, ciudad de Augusto", Caesaraugusta, 69, 1992, 31-44 que facilita acceso, además, a toda la bibliografía sobre el lugar. Como guías básicas de enfoque arqueológico e histórico pueden verse los ya clásicos trabajos de ARCE, J.: Caesaraugusta, ciudad romana, Zaragoza, 1979 y también la serie Historia de Zaragoza editada hace algunos años por la CAI y por el Ayuntamiento de Zaragoza (al respecto, son de interés los volúmenes: BELTRÁN LLORIS, M., y FATÁS, G.: César Augusta, ciudad romana, Zaragoza, 1998 -que hace el número 2 de dicha serie- y, en menor medida, los que constituyen el también útil fascículo 1 -BELTRÁN LLORIS, M.: Salduie, ciudad ibérica, Zaragoza, 1998- y el 3 -AGUAROD, C., y MOSTALAC, A.: La Arqueología de Zaragoza en la Antigüedad Tardía, Zaragoza, 1998-). Para el papel de la colonia en el valle Medio del Ebro puede verse el sensacional trabajo de BELTRÁN LLORIS, F., MARTÍN-BUENO, M., y PINA, F.: Roma en la Cuenca Media del Ebro. La Romanización en Aragón, Zaragoza, 2000 que, en cierta medida, puede actualizar el también aun útil trabajo de SANCHO, L.: El convento jurídico cesaraugustano, Zaragoza, 1981. La muy reciente edición del trabajo de BELTRÁN LLORIS, F., y DUPRÉ, X.: Las capitales provinciales de Hispania. Colonia Caesar Augusta, Roma, 2007, convierte este título en el referente necesario para quien quiera adentrarse en la Historia de la colonia que ocupa esta entrada de nuestro blog. Para la época tardía -hoy de actualidad por las excavaciones que, cuando se escriben estas líneas, se están llevando a cabo en la Cripta de la Iglesia de Santa Engracia- y del primitivo cristianismo -especialmente interesante gracias a las noticias vertidas por el Peristephanon del calagurritano Prudencio sobre los mártires cesaraugustanos- pueden consultarse los trabajos de ESCRIBANO, Mª V. y FATÁS, G.: La Antigüedad Tardía en Aragón (284-714 d. C.), Zaragoza, 2001 o de BELTRÁN LLORIS, F.: Los primeros cristianos en Aragón, Zaragoza, 2000, precisamente en una ciudad en la que la devoción a la Virgen está tan arraigada y vinculada a los primeros tiempos del cristianismo (hace algunos años, en los números 5105 y 5104 de Marzo y Abril de 2000 de la revista El Pilar, del Cabildo de Zaragoza, publiqué una síntesis sobre el tema que puede valer como primera aproximación a las noticias históricas sobre la Caesaraugusta cristiana).
Recursos en internet: Con una ficha sintética sobre su urbanística en la biblioteca digital Clío, la presencia de Caesaraugusta en la red es acorde a la importancia de aquélla en la Antigüedad. Por supuesto, está bien representada en la web del Patrimonio Romano de Aragón, ya antes citada y el visitante, además, puede consultar en internet los horarios de los Museos del Foro, del Puerto Fluvial, de las Termas y del Teatro (con toda la información accesible también desde aquí). Mucho material -no sólo científico, también didáctico y turístico- proporciona el espacio dedicado a la antigua colonia por Arqueohispania, también útil para otras ciudades de las tratadas en este blog, y buenas fotografías del teatro y de las murallas pueden verse en Arte España. Para una síntesis de extraordinario rigor científico debe consultarse la Gran Enciclopedia Aragonesa OnLine. En cualquier caso, a más recursos se puede acceder a partir del portal de recursos que -para la Historia Antigua y la Arqueología peninsulares- ofrece la Biblioteca Cervantes Virtual, que no debe faltar en tus sitios favoritos.
Recomendaciones: Precisamente por la situación estratégica a la que antes se aludió, Zaragoza se convierte en un lugar muy adecuado desde el que acercarse no sólo a muchas de las ciudades tratadas en este blog (a apenas una hora de Zaragoza en coche Los Bañales de Uncastillo o Bilbilis, a hora y media: Andelo o Arcobriga, a un par de horas Labitolosa...) sino también a algunos otros enclaves arqueológicos de interés como -entre otros, y la lista sería inabarcable- la antigua Contrebia Belaisca (en Botorrita, a apenas 20 kilómetros de Zaragoza en dirección Valencia y con buena presencia en la red), la aludida colonia Celsa (en Velilla de Ebro, a algo más de 20 kilómetros aguas abajo del Ebro, dirección Castellón), el poblado ibérico de Azaila (también en dirección Castellón, ver foto aquí) y los singulares diques romanos de Muel -con pinturas de Goya en la Ermita que se apoya sobre dicho dique- y de Almonacid de la Cuba, éste último monumental y con recientes estudios al respecto (ver aquí). Para alojarse en Zaragoza -y para comer en ella- lógicamente, las opciones son múltiples. Sin embargo, aquí van algunas recomendaciones para todos los bolsillos. Para nuestro gusto el mejor alojamiento lo proporciona el muy lujoso Hotel Palafox -cuyo Restaurante Aragonia se ha convertido ya en un referente de la cocina aragonesa adaptada a los nuevos patrones gastronómicos- aunque son también muy confortables -y más económicos- los céntricos Hotel Conquistador (a 10 minutos de las murallas romanas), Zenit Don Yo (a un paso de la Cripta de la Santas Masas de Santa Engracia) y Husa Zaragoza Royal. Para comer, existe una oferta variadísima pero son legendarios los "jamones con chorreras" de Casa Juanico -en la Plaza de Santa Cruz-, los pinchos y tapas de Los Vitorinos -en la Plaza de Santa Marta, no muy lejos del teatro romano- y la adaptación moderna de éstos que propone el bar Pic-Nic, en la calle de Doctor Cerrada (imprescindible probar su singular "paulita"). Para comer a la aragonesa, además de el clásico El Cachirulo -a las afueras de la ciudad en dirección Logroño- resulta original La Posada de las Almas. Cocina de autor para paladares exigentes puede degustarse en Taberna La Piedra -en la zona universitaria- y en los suculentos La Granada o Don Pascual, no lejos del área comercial del centro de la ciudad y ambos ideales para cenas en pareja. Y, por supuesto, uno no puede visitar Caesaraugusta sin probar la ocurrente cerveza Caesaraugusta, lanzada por la empresa cervezera local Ambar: nostra prima ceruisia ex frumento confecta ("nuestra primera cerveza hecha de trigo") como pregona su original spot.

BILBILIS (Calatayud)
















[Apodyterium de las termas, foro y teatro romano de Bilbilis]

Situación: La antigua Bilbilis, que ocupaba un lugar privilegiado en el control del Valle del Jalón y del paso desde éste a la Meseta a través del Sistema Ibérico, y, además, sobre una topografía a la que Roma supo adaptar su idea de ciudad (ver reconstrucción ideal aquí), está situada a las afueras de la ciudad zaragozana de Calatayud, cerca de la recoleta pedanía de Huérmeda. Ubicada hoy, como su sucesora Calatayud, al pie de la autovía que une Madrid y Zaragoza (ver mapa), sus restos -y en especial la plataforma del foro, enmarcada entre las colinas de Bámbola, San Paterno y Santa Bárbara- sorprenden al viajero que transita por dicha vía y aun por la línea de Alta Velocidad Zaragoza-Madrid como evidente reflejo de la capacidad romana de antropizar el paisaje y de la posición estratégica que Roma eligió para el emplezamiento de este futuro municipio augústeo.
Acceso: A las ruinas de Bilbilis se llega entrando en Calatayud y tomando dirección Soria. Pasado el cementerio, a unos 400 metros, se llega a una rotonda que permite dirigirse hacia Soria o bien tomar, en la primera salida que permite la misma, la dirección -perfectamente indicada- al yacimiento. Después, se continúa por un tramo asfaltado hasta llegar a un pequeño estacionamiento junto a un modesto pero útil centro de acogida para, a partir de ahí, continuar a pie hasta la zona del teatro. Dado el interés del enclave, tal vez sí se echa de menos alguna indicación al viajero apenas entre en Calatayud, para que no equivoque su rumbo.
Tipología: Primero ciudad celtibérica -seguramente de la tribu de los titos o de los lusones (ver sobre el territorio de éstos un conocido trabajo de F. Burillo: pincha aquí para descargarlo y aquí para una propuesta de mapa de situación de dichas tribus en relación al mapa actual)- que acuñó moneda con el rótulo bilbilis (ver foto) se transformó con Augusto en municipio de derecho romano (Plin. Nat. 3, 3, 24) como se desprende no sólo de la intensísina monumentalización que vive la ciudad en la época inmediatamente posterior (con la construcción, bajo Tiberio, del templo del culto imperial: AE, 1981, 557, con foto aquí y excelente propuesta de alzado en 3D aquí) sino, sobre todo, del rótulo monetal con la explícita leyenda cívica MVN(icipium) AVG(usta) BILBIL(is) o MVN(icipium) AVGVSTA BILBILIS -entre otras variantes- o de la alusión a sus municipes en una inscripción (AE, 1997, 937), perviviendo luego hasta época tardía como permite suponer la cita a la ciudad en la correspondencia entre Ausonio y Paulino de Nola (Aus., Carm. 10, 223-224 y Paul. Ep. 29, 50-61) entre otras referencias (para un seguimiento completo de las mismas, en las lenguas originales y con traducción, puede acudirse al generosísimo espacio dedicado a las fuentes antiguas sobre Bilbilis en el site de Roberto Lérida). La época julio-claudia fue, por tanto, la más próspera del municipio como documentan también, por ejemplo, algunos bustos de Tiberio o de Claudio recuperados en la ciudad, el primero en el Museo de Calatayud y el segundo en el Museo de Zaragoza (ver foto). Al margen de esta Historia, sin duda, la más celebrada alusión a la ciudad fue la hecha por su más ilustre ciudadano, M. Valerio Marcial, en plena época flavia cuando, desde Roma, añoraba el paisaje del Jalón y del entorno de Bilbilis (Mart. Ep. 1, 49, entre otros). Por su situación en el paso desde el Jalón a la Meseta, la ciudad cumplió también un importante papel como mansio de la uia (It. Ant. 23 y Rav. Cosm. 309, 16) que desde Augusta Emerita se dirigía a Caesaraugusta, justo después de Aquae Bilbilitanorum -seguramente la actual Alhama de Aragón- conocida también por la mención a un Aquensis -de nombre L. Cornelius Samius- en una inscripción recuperada en el solar de Bilbilis y hoy en el Museo de Calatayud (CIL, II, 3022, con foto aquí).
Descripción: Aunque ello puede variar en función de si se están desarrollando trabajos de excavación en el lugar en el momento en que acude el visitante o de los itinerarios que -con la nueva fase de puesta en valor del yacimiento- se van a fijar, lo primero que sorprende al visitante que se dirige a Bilbilis es el teatro, impresionante obra de la arquitectura romana de época augústea, perfectamente adaptado al relieve del cerro -como, por otra parte, toda la ciudad, que hubo de ser instalada en terrazas- y con una capacidad aproximada de 4500 espectadores (pronto, además, se desarrollarán en él representaciones de teatro clásico). En época romana, debió resultar un edificio imponente, como sugieren las reconstrucciones virtuales que de él se están planteando (pincha aquí). Bordeándolo, el viajero accede al complejo del foro por una rampa desde la que obtiene una sensacional panorámica de uno de los grandes milagros de Roma en el solar de la antigua Bilbilis: el abastecimiento de agua a partir de grandes cisternas de opus caementicium. Dicho foro está encabezado por un monumental templo del que sólo resta una escalinata de acceso y rodeado en su plataforma de la curia y la basílica, dos de los edificios esenciales de toda ciudad romana. El ejercicio arquitectónico que restituye la plataforma aterrazada -como la del foro de Munigua en la Baetica hispana, por ejemplo o el impresionante conjunto provincial de Tarraco, en la Citerior- del que sería el centro neurálgico de la vida en Roma aunque en ocasiones haya sido criticado, a nuestro juicio permite presentar de forma atractiva y -sobre todo- fiel parte de la escenografía de un foro que, iniciado en época de Augusto constituiría, hasta la decadencia de la ciudad, su principal corazón. Tras la visita al foro, el viajero puede contemplar -cubiertas por una estructura metálica que quiere reproducir el original aspecto abovedado del edificio- las termas (de las que, junto al foro y al teatro, ofrecemos foto en la parte superior de esta entrada) y, a la derecha de éstas, la Casa del Ninfeo, actualmente en proceso de excavación.
Bibliografía: El yacimiento arqueológico de Bilbilis es, desde hace años, objeto de investigación arqueológica del Dr. D. Manuel Martín-Bueno, del Grupo VRBS de la Universidad de Zaragoza. Por tanto, la mayor parte de la bibliografía sobre el enclave lleva su firma (puede verse una selección de la misma en la página que Dialnet o Cervantes Virtual dedican a la producción científica de este Catedrático de Arqueología, con opción, además, de descarga de algunos de dichos trabajos). Como guía básica para el viajero -pero de un rigor y un acopio documental excelentes- pueden verse MARTÍN-BUENO, M., y SÁENZ PRECIADO, J. C.: Bilbilis. Calatayud, Zaragoza, 2005, de la colección Patrimonio Cultural de la editorial PRAMES, o MARTÍN-BUENO, M.: Bilbilis Augusta, Zaragoza, 2001, número 49 de la Serie CAI 100 que, junto a la amplísima producción bibliográfica del propio Martín-Bueno o de algunos de sus discípulos, como J. C. Sáenz Preciado o C. Guiral (especialmente GUIRAL, C.: Bilbilis I. Decoración pictórica y estucos ornamentales, Zaragoza, 1996, consagrado a uno de los materiales más fascinantes aportados por el yacimiento, los pictóricos de las dinstintas insulae ("manzanas de casas") excavadas como el libro de AMARÉ, Mª T.: Lucernas romanas de Bilbilis, Zaragoza, 1984, se ocupó de la colección de este singular tipo de ajuar doméstico romano procedente del yacimiento) actualizan en distintos aspectos el ya histórico MARTÍN-BUENO, M.: Bilbilis. Estudio histórico-arqueológico, Zaragoza, 1975.
Recursos en internet: Además del tratamiento que dispensa a Bilbilis la mejor web sobre patrimonio arqueológico en Aragón (la web del Patrimonio Romano en Aragón, con excelentes fotos de las termas y alzados del foro) y de su presencia en algunos otros sites particulares (el de Miguel Moliné, por ejemplo, o el blog Ciudad de Calatayud), por la importancia de sus restos, el antiguo municipio latino de Bilbilis aparece recogido en enlaces de Turismo de la Diputación de Zaragoza (con folleto descargable, pincha aquí), en la Gran Enciclopedia Aragonesa, y en la siempre citada Enciclopedia Wikipedia si bien es la página oficial del yacimiento -gestionada desde la Comarca de Calatayud- la que, al ofrecer más información, se convierte en referencia inexcusable para quien quiera visitar los restos arqueológicos de la ciudad de Marcial. Sin desperdicio -y como uno de los mejores recursos en red- es la página dedicada a la ciudad por el recomendable blog Terrae Antiquae, de visita obligada para quien quiera manterse al día en cuestiones de Antigüedad Clásica hispana.
Recomendaciones: En tanto que Bilbilis está muy cerca del enclave arqueológico de Arcobriga, tal vez completar la visita al área arqueológica bilbilitana con una al recientemente renovado Museo de Calatayud -donde se exponen parte de los materiales recuperados en las campañas de excavación- y al citado yacimiento de Monreal de Ariza pueda ser la mejor sugerencia para el viajero. Las recomendaciones que en este mismo blog se hicieron a propósito de dicho yacimiento podrían repertirse aquí. Sí añadiremos una, casi con soniquete popular: "si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores...". Efectivamente, el Mesón de La Dolores -emplazado en el antiguo palacio de D. Pedro Ignacio Jordán de Urriés y Palafox- es uno de los rincones gastronómicos más afamados de la Comunidad Autónoma de Aragón y comer en él puede ser un buen colofón a una jornada muy intensa en lo arqueológico que podría incluir, como se dijo, Arcobriga, Segeda (a tan sólo 12 kilómetros de Calatayud) y la propia Bilbilis. Y, dadas las encomiables inversiones que diversas instituciones locales y autonómicas están haciendo en el yacimiento, seguramente la mejor recomendación para el visitante es que vuelva a Bilbilis a finales de 2009, pues los planes de acondicionamiento del lugar para su mejor visitabilidad son, desde luego, un ejemplo extraordinario de puesta en valor de un enclave arqueológico.

OB MERITA GRATIAS AGO

[Cupa funeraria anepígrafa de las cercanías de Los Bañales]

En los blogs al uso sobre Antigüedad y sobre Patrimonio Arqueológico (puede verse, por ejemplo, el excelente blog del Aragón Romano) pero también en cualquier entorno virtual, suele celebrarse de un modo especial la entrada del visitante número mil. Y esa entrada se ha producido hoy mismo, algo que podría resultar una ilusión cuando Oppida imperii Romani empezó su andadura hace un par de meses.

Virtud fundamental en cualquier ser humano, la gratitud tiene también su dimensión epigráfica. Las antiguas y florecientes ciudades romanas -que vertebran, por otra parte, el contenido de este blog, algo que no hay que dejar de recordar para los nuevos visitantes (pincha aquí para conocer la filosofía de este espacio)- estaban repletas de textos para leer y, entre ellos, desde luego, no faltaban los agradecimientos personales entre cónyuges en razón de su mutua fidelidad (AE, 1986, 105, de Roma), los homenajes de gratitud de comunidades a emperadores o a patronos benefactores del municipio (AE, 1995, 890 de Labitolosa) y, por supuesto, fórmulas de gratitud clientelar por servicios diversos (CIL, II, 1054 de Axati, en la Baetica) vinculados a la vida política y a la gestión comunitaria, muchas veces silenciosos y, desde luego, desconocidos para los historiadores.

Es por todo ello que el encabezamiento de esta entrada no es sino un homenaje -también anónimo- a todos los que en estos dos meses de andadura del blog habéis colaborado de forma anónima o explícita con él: difundiéndolo, comentándolo, enriqueciéndolo con sugerencias y correcciones, pero sobre todo, visitándolo, pues sin los lectores, este espacio carecería de sentido. Parafraseando una inscripción latina (AE, 1969/70, 405a de Rennes, por ejemplo, aunque la fórmula es bien frecuente) ob eorum et in singulos merita et liberalitatem gratias ago: "gracias por vuestras particulares colaboraciones y por vuestra generosidad". Ojalá que este blog siga acompañándoos por vuestro viaje a través del orbis Romanus.