AD VTILITATEM CLOACARVM



[Fotografía de parte del nuevo tramo, en sentido N-S, de la cloaca romana de Calagurris Iulia. Ver aquí sensacional vídeo de la misma en el momento final de los trabajos]

Una de las obras públicas que, quizás, más sorprende a los amantes de la Arqueología Romana son las cloacas, los canales de saneamiento que Roma generó para la evacuación de la denominada aqua caduca y que, sin embargo, no fueron, ni mucho menos -al menos como tendemos a imaginarlas- norma frecuente en todas las ciudades pese a la magnitud -como opus omnium dictu maximum la calificó Plinio el Viejo (Nat. 36, 104)- que alcanzó la cloaca maxima de Roma cuya construcción se atribuyó a Tarquinio el Soberbio, en la época monárquica, y que constituyó, acaso, entonces, el primer certificado de la material y real urbanización de la Vrbs varios cientos de años después de su fundación (sobre ésta debe verse, con todas las fuentes, al menos PLATNER, S. B. y ASHBY, Th., A topographical dictionary of ancient Rome, Cambridge, 1863-1921 [2015], pp. 126-127 -se enlaza a la versión digital recogida en la Perseus Digital Library-). Tanto es así que incluso el De Architectura de Vitrubio, omite cualquier referencia a éstas al hablar de la gestión de las aguas (Vitr. De arch. 8, 6) y sólo se las cita a propósito de las leyes y principios básicos (iura necessaria) que debe conocer todo arquitecto (1, 1, 10). Sí se alude a ellas en la legislación municipal (Vrs. 78), por supuesto en la jurisprudencia romana general -donde se las cita como necesario e imprescindible instrumento ad salubritatem ciuitatium (Dig. 43, 23, 1, 2) y ad publicam utilitatem (Dig. 43, 23, 1, 7) y donde se especifica la tuitio, la tutela de reformas y de mantenimiento a la que tenían que estar sometidas en tanto que loca publica- y, también, a propósito de los usos de las aguas canalizadas por los acueductos de Roma (Frontin. Aq. 111) de donde procede la expresión que da título a este post (a este respecto, puede verse el histórico trabajo, con recopilación de fuentes, de BLÁZQUEZ, J. Mª., "La administración del agua en la Hispania Romana", en Segovia: symposium de Arqueología Romana, Barcelona, 1977, pp. 147-161 o el de RODRÍGUEZ NEILA, J. F., "Aqua publica y política municipal romana", Gerión, 6, 1988, pp. 223-252). En muchas ocasiones, su función de evacuación de las aguas residuales era cumplida, también, por simples tuberías metálicas o de arcilla que exigían una inversión edilicia mucho menor no en vano, como define el propio Digesto (43, 23, 1, 4) una cloaca es un locus cauus per quem colluuies quaedam fluat es decir, "un lugar subterráneo por el que circula cualquier suerte de residuo" y ese mismo repertorio legislativo incluye en el concepto de cloaca -en el epígrafe específico De cloacis- a los tubi y fistulae (43, 23, 1, 6) mucho más frecuentes en el registro arqueológico (una recopilación de algunos casos, en el Nordeste peninsular hispano, de sistemas de saneamiento e hidráulicos simples, adaptados al callejero urbano y separados del formato estándar de las cloacas puede verse en el sensacional trabajo de ROMANÍ, N., Carrers i serveis viaris a les ciutats romanes del conventus Tarraconensis (s. II a. C.-VI d. C.): evolució i tècniques constructives, Barcelona, 2012, esp. pp. 915-935 donde estos se definen acertadamente (p. 915) como "solucions puntuals per a l'eliminació de les aigües sobrants per tal de canalitzar les aigües (...) i expulsar-les fora del recinte urbá". Ese carácter no general de este tipo de soluciones explica, por ejemplo, que no se aluda a ellas en los documentadísimos capítulos relativos a la gestión de las aguas en contexto urbano en el sensacional -e imprescindible- trabajo de RODRÍGUEZ, O., Hispania arqueológica: panorama de la cultura material de las provincias hispanorromanas, Sevilla, 2011, pp. 82-84, 166-168 y 224-225).

Parte de esa fascinación puede deberse, sin duda, a que, en el marco de la Arqueología hispanorromana, éstas no son muchas y son prácticamente más las ciudades que carecen de estos sistemas de saneamiento que las que sí los incorporan, como han puesto de manifiesto el reciente e imprescindible trabajo de recopilación de ACERO, J., "La gestión de los residuos urbanos en la península ibérica", en SÁNCHEZ LÓPEZ, E. H., y BUSTAMANTE, M. (eds.), Arqueología romana en la península ibérica, Granada, 2019, pp. 301-316 -que es, seguramente, el mayor experto en España sobre eso que ha dado en llamarse "arqueología de los residuos", especialmente desde su brillante Tesis de Doctorado sobre los sistemas de saneamiento de Augusta Emerita, defendida en 2015 en la Universidad de Extremadura y disponible, íntegramente, en red- y que (pp. 25-33 y 95-101) ofrece un buen repertorio de fuentes primarias y secundarias sobre las cloacas en Roma. En el entorno del distrito Caesaraugustano, por ejemplo, apenas se conocen casos en Caesar Augusta (extraordinariamente bien publicados en ESCUDERO, F., y GALVE, Mª P., Las cloacas de Caesaraugusta y elementos de urbanismo y topografía de la ciudad antigua, Zaragoza, 2013, con extraordinario capítulo general -pp. 355-427- sobre las redes de saneamiento en la Hispania Romana), en Complutum, en Bilbilis y en Ilerda así como -si se trata de estructuras de saneamiento y no de abastecimiento, extremo éste por confirmar, si bien todo apunta a lo primero- en la todavía ignota, en su nombre antiguo, ciudad de Artieda de Aragón -varios de dichos enclaves con referencia concreta en este blog- y, desde hace algunos años, también en Calagurris Iulia, la actual Calahorra, ciudad que es sonrojante que no cuente todavía con un post específico en Oppida Imperii Romani como decíamos no hace mucho a propósito de ese otro mítico enclave arqueológico del Ebro Medio que es Artieda de Aragón (entretanto, puede resultar útil la síntesis que, de ella, se hace en Viator Imperii y, también, la recopilación de fuentes que ofrece el proyecto Pleiades o la que nosotros hicimos en un trabajo nuestro, de 2006, sobre las ciudades del ámbito vascón, pp. 187-188). 

Esa carencia de Oppida Imperii Romani -que esperamos subsanar pronto- se hace aún más grave por cuanto que Calagurris ha ido generando abundantes publicaciones desde la primera puesta al día sobre la ciudad, obra de ESPINOSA, U., Calagurris Iulia, Logroño, 1984 hasta la reciente y ejemplar de CINCA, J. L., y GONZÁLEZ SOTA, R., Historia de Calahorra, Calahorra, 2011, esp. pp. 65-164, éste último en open access. Calagurris deberá contar pronto con un post en este espacio por su entidad histórica, por la importancia de los restos materiales que, en recuerdo de dicha importancia, aun perduran y pueden visitarse -en constante incremento, además, como da cuenta este post-, y por las numerosas alusiones a la ciudad en las fuentes clásicas. De todas ellas, a nuestro juicio, quizás su condición de urbs sociorum de Sertorio en el conflicto sertoriano -transmitida por Tito Livio (Per. 91)- (sobre el episodio puede verse la cartografía que ofrece la excelente web Imago Pyrenaei) y el consiguiente y célebre episodio de la fames Calagurritana derivado de la conquista de la ciudad por el bando senatorial pompeyano en dicho conflicto (con todas las fuentes, su controversia y el impacto del episodio en el imaginario colectivo romano, en un antiguo trabajo nuestro publicado en Lucentum, 26, 2007, esp. pp. 235-238) así como el reclutamiento, por Augusto, de su guardia, de su manus personal -la manus Calagurritanorum- entre Calagurritani -que conocemos por una conocida referencia de Suetonio (Aug. 49, 1)- puedan ser las de mayor calado pues posicionan a esta ciudad -y a las tierras del Ebro Medio- en el marco de la Historia misma de Roma.

El primer estudio sobre las cloacas de esta ciudad lo firmó José Luis Cinca -cuya producción bibliográfica sobre la Calahorra romana es, desde luego, fundamental- en el XVII Congreso Nacional de Arqueología (Logroño, 1983), Zaragoza, 1985, pp. 797-808. En dicho trabajo, retomando, fundamentalmente, los datos de GUTIÉRREZ Y ACHÚTEGUI, P., Historia de la muy noble, antigua y leal ciudad de Calahorra, Calahorra, 1981 y algunas noticias de vecinos de la localidad, este autor inventariaba hasta diecisiete puntos del casco urbano Calagurritano con evidencias diversas de la red de saneamiento de Calagurris, hasta cuatro de ellos ubicados en la C/San Andrés (objeto de estudio monográfico en pp. 800-804 de dicho trabajo) y para los que José Luis Cinca, en buena lógica proponía de forma hipotética una datación de época de Augusto como momento en que "Calahorra adquirió su red urbana y con ella su sistema de saneamientos". De modo sistemático volvió sobre el tema el propio Cinca en el imprescindible volumen -no sólo para Calagurris, también interesante por su carácter paradigmático de estudio de una ciudad romana- Así era la vida en una ciudad romana: Calagurris Iulia, Calahorra, 2002 (en acceso abierto), con un extraordinario capítulo, sobre, precisamente, la red de saneamiento (pp. 61-72). En él además de volver sobre la historiografía de las intervenciones en dicha red entre los años 50 y 90 del pasado siglo (pp. 61-62) volvía sobre el inventario de los tramos conocidos (pp. 63-66) y precisaba -con extraordinario aparato gráfico (p. 69)- el sistema constructivo de estas estructuras en opus caementicium vinculando la estructura de la propia red al urbanismo ortogonal Calagurritano, a la posición en altura de la ciudad y a la presencia en ella de grandes edificios públicos. Más adelante, sería un trabajo del arqueólogo navarro RAMOS, M., "Seguimiento arqueológico en la urbanización del Planillo de San Andrés (Calahorra, La Rioja)", Kalakorikos, 20, 2015, pp. 103-126, quien, en el estudio de un quiebro de la red de cloacas urbana, aportaría (pp. 114-124) los contextos materiales necesarios para ajustar la fecha de construcción del sistema a los primeros momentos del siglo I d. C. (una síntesis de todo este trabajo investigador, sin las noticias de la intervención de Mikel Ramos, posteriores, puede verse también en la contribución de J. L. Cinca al catálogo de cloacas hispanorromanas que anotábamos más arriba a propósito del volumen de F. Escudero y P. Galve sobre las cloacas de Caesar Augusta (pp. 368-369) así como también es útil la sucinta descripción que hizo sobre el alcantarillado romano Calagurritano U. Espinosa en la monografía sobre Calagurris antes aludida, pp. 114-115).

Sin embargo, esta conocida infraestructura de saneamiento ha vuelto a estar felizmente de actualidad en las últimas semanas una vez que se ha acometido la excavación de un nuevo tramo -próximo y perpendicular al que excavara Mikel Ramos, antes citado- por parte de Carlos Rodríguez, Asunción Antoñanzas y Pilar Iguácel de la Cruz, de Labrys Arqueología. Al margen de la entidad de los restos encontrados, que confirman el sensacional despliegue urbanizador desarrollado por Roma en este municipio de Derecho Romano que fue Calagurris, y que permiten apreciar todos los detalles de su técnica constructiva, desde la preparación de las soleras a los encofrados para el vertido de los caementa, la actuación arqueológica ha sido ejemplar por muchas razones y, mucho nos tememos, va a constituir un benchmark de trabajo que, ojalá, se extienda y se imite en enclaves próximos.

Y, además de por la pulcritud de los trabajos -que pudimos visitar hace algunas semanas y que, damos fe, se han hecho en unas condiciones extraordinarias- la nueva actuación en la red de alcantarillado de Calagurris ha sido ejemplar, decíamos, por el esfuerzo que Amigos de la Historia de Calahorra ha realizado, de la mano del equipo de arqueólogos, en pro de la socialización, prácticamente en directo -o, al menos, al día-, de los trabajos informando de ellos a través de una sensacional fanpage en Facebook, con la publicación sucesiva de varios vídeos conforme avanzaban los trabajos (éste, por ejemplo, del inicio de los trabajos, o éste, de un estadio más avanzado de los mismos) en el Canal de YouTube de dicha asociación y con una constante presencia de noticias en la prensa local (ver aquí) no sólo sobre los trabajos de excavación sino, también, sobre la inminente, y prometedora campaña de laboratorio que, seguro, nos deparará no pocas sorpresas. El colofón, acaso, ha sido el extenso reportaje emitido por Sintonía Televisión Rioja  hace apenas unos días en el que puedes conocer todos los detalles de la campaña, cómo se ha gestionado, su articulación y sus resultados preliminares. El estudio de los materiales recuperados en la colmatación de la conducción -en curso mientras se escriben estas líneas- podrá confirmar si estamos ante un caso más de una infraestructura hidráulica, municipal, por tanto, que también dio signos de debilidad en un momento anterior al crítico tardoantiguo lo que, desde luego, interesará mucho a nuestra línea de investigación sobre los ya célebres oppida labentia. Además de por todo esto, la excavación de este tramo de la cloaca municipal romana se estudiará en la historia de la gestión del patrimonio arqueológico en contexto urbano porque gran parte de la misma fue financiada a través de una sensacional campaña de micromecenazgo que alcanzó una cifra próxima a los 7.000 € y que, por tanto, cubrió los recursos necesarios para la financiación de los trabajos, todo como resultado de la suma de pequeñas aportaciones de ciudadanos implicados en la recuperación del patrimonio arqueológico local. Y es que, efectivamente, y ahora también en Calagurris, Arqueología somos -debemos ser- todos. 

FLEXANIMA ORATIO

 

La herencia y legado del mundo romano han preocupado, especialmente en la última década, a Oppida Imperii Romani. Antiguos posts de este espacio se han entretenido en recopilar lo que el mundo romano, y el antiguo en general, pueden enseñar a quienes se están formando en las aulas de Secundaria y Bachillerato ("Antiqua tempora?", de 2013) o a quienes están a punto de iniciar su carrera profesional tras su paso por la Universidad ("Praecepta ex Historiae corde", de hace apenas unas semanas) mientras que otros posts se han detenido sobre las razones de la fascinación que el mundo romano ejerce todavía en la sociedad actual, con datos e indicadores concretos de su éxito ("Rerum gestarum memoria", de 2020) o sobre algunas de esas creaciones romanas, eternas, que todavía siguen, y seguirán, vigentes ("Roma Aeterna", de 2015). En otras ocasiones, han sido las reflexiones sobre el trabajo de otros -como el visitadísimo post "Omnes libellos", de este mismo 2021- las que nos han permitido abordar ese legado y reflexionar sobre la recepción -y, con ella, también construcción, y hasta manipulación- que hacemos de la Antigüedad en el presente un tema para el que existe un blog inigualable, tan visitadísimo como recomendable, que se ocupa de la cuestión de manera monográfica, "Reinventar la Antigüedad", del Catedrático de Filología Latina Francisco García Jurado, de la Universidad Complutense de Madrid y al que ya hemos aludido aquí en otras ocasiones.

En nuestros siempre satisfactorios cafés con alumnos en la cafetería del Edificio Central de la Universidad de Navarra, hace apenas unos días, la misma alumna que, en un post anterior, os contaba que, inspirándose en Julián Marías, había escrito en un ensayo de la asignatura "Mundo Clásico" que "Roma es pasado y proyección" vino a uno de esos encuentros matinales portando varios libros que estaba trabajando para la asignatura "Modelos literarios de la Antigüedad Clásica", del Grado en Filología Hispánica que ofrece la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. Entre ellos llamó nuestra atención una Antología de la poesía latina editada por Alianza Editorial (colección Clásicos de Grecia y Roma) en 1981 -y con múltiples reediciones hasta 2010, que dan prueba de su éxito- que compilaba una selección de textos de poetas latinos, desde Livio Andrónico, del siglo III a. C., hasta Ausonio, del siglo IV d. C.- traducidos por Luis Alberto de Cuenca y por Antonio Alvar. Para que luego digan que los docentes no aprendemos de nuestros estudiantes, apenas ella devolvió el libro a la Biblioteca de la Universidad, nos apresuramos a solicitarlo. Al ver el libro comentamos a esa estudiante que debíamos leer más Literatura Latina -y esto lo escribe un historiador de la Antigüedad que pasa su vida entre fuentes literarias antiguas, aunque no sólo como, por otra parte, exige el método de investigación- y, con la excusa de traer a Oppida Imperii Romani un elenco de lo que ésta, y en particular la poesía, puede enseñarnos -del tenor del post que, hace ahora un año, publicamos a partir de una selección de inscriptiones parietariae de las ciudades vesubianas- hemos podido disfrutar y trabajar esa deliciosa antología en estas últimas semanas y -siguiendo las recomendaciones de quienes saben de verdad sobre blogs académicos y definen el gestionarlos como "la aventura de escribir"- convertir su contenido en materia de inspiración de una nueva entrada que se une a la lista, creciente, de reflexiones sobre el legado de Roma con que abríamos estas líneas y a las que animamos siempre a volver para la reflexión. Lo hacemos, además, con la esperanza de que, que, como escribió el poeta latino Pacuvio y hemos titulado este post, éstas, "conmuevan las almas" (Pacuv. 187).

Quien disfrutó con lo que los grafiti pompeyanos nos enseñaban en aquel post de hace un año -justo en el peor contexto de la primera ola del Covid-19- recordará que mensajes como la importancia del amor, la necesidad de la previsión y de la anticipación ante los problemas, la conveniencia de la sobriedad en la opinión y las aportaciones de la prudencia para la acción humana estaban presentes en esos textos epigráficos a los que Gabriel Sanders llamó con acierto "littérature de rue" (SANDERS, G., "Les inscriptions latines païennes et chrétiennes: symbiose ou métabolisme", Revue de l'Université de Bordeaux, 1, 1977, pp. 44-64). Resulta, cuando menos, sugerente que, precisamente, sobre algunas de esas cuestiones vuelvan algunos de los textos poéticos recogidos en la Antología cuya portada encabeza este post, textos nacidos del stylus de algunos de los mejores poetas de Roma y cuyos valores, por lo visto, calaron socialmente, de ahí su presencia, más o menos transformados, en los tituli scariphati de Pompeya y su reconocimiento, veinte siglos después, como valores universales, deseables, compartidos. Así, por seguir el orden de los tópicos antes citados, Catulo animaba a su amada Lesbia a combatir con el amor (Catull. 5) esta "breve luz" (breuis lux) que es la vida; Horacio, por ejemplo (Hor. Carm. 1, 14) llamaba a la prudencia, a la confianza (fidit) y a mantenernos en guardia (caue), siempre, si no queríamos ser "juguetes del viento" (tu nisi uentis, debes ludribium, caue); tanto Virgilio como el Pseudocatón insistían en los peligros de la desmesura en el rumor, el primero cuando en la Eneida afirmaba que la Fama era malum qua non alius uelocius ullum (Verg. Aen. 4, 174), "el más veloz de todos los males" y el segundo cuando en sus Dísticos recomendaba (1, 3) "retener la lengua" (compescere linguam) y, también, insistía (1, 12) en lo conveniente de "huir de los rumores y no difundir otros nuevos" (rumores fuge neu studeas nouus auctor haberi) como horizonte desde el que construir una concordia inspirada por el axioma "procura no litigar con quien vives en paz; la ira genera odio, la concordia alimenta el amor" (ira odium generat, concordia nutrit amorem) (1, 36) que, por cierto, bien parece convenir a la actual situación de la escena política española tan orientada a la innecesaria y estéril -cuando no absurda- confrontación (existe una deliciosa edición de este autor en la Editorial Península, Barcelona, 1996). Pero, la poesía latina -sin ser quien escribe estas líneas un experto en Literatura Latina, ni pretender serlo, como ya ha quedado claro más arriba- no se agota en ese tipo de mensajes. Enfrentarse a ella, a través, por ejemplo, de la sencilla antología que inspira este post, nos recuerda una vez más que, en realidad, el mundo romano no dista tanto del nuestro y que lo que preocupaba a los escritores de ese periodo comprendido entre el siglo III a. C. y el IV d. C. era, exactamente, lo mismo que preocupa a los hombres de este orgulloso siglo XXI por más que queramos teñirlo de autosuficiencia y originalidad.

Nos parece que un primer tema, de contenido o, al menos, de implicaciones, además, netamente epigráficas -asunto éste que, como sabrá el lector, preocupa especialmente en Oppida Imperii Romani (ver etiqueta Epigraphica)- es el del recuerdo personal y el de la perennidad individual. Ya el poeta Ennio, el primer gran escritor de la épica poética romana, en sus Annales, se lamentaba de que hasta los miembros de un joven podían tener el triste final -crudele sepulchrum, dice el texto- de ser devorados por los buitres (Enn. Ann. 141-2) y, a través de una cita de Cicerón (Cic. Tusc. 1, 34 y Enn. Var. 17-18), sabemos que uno de sus epigramas censuraba el llanto de los funerales (nemo me lacrimis decoret nec funera fletu) y celebraba que se pudiera vivir en la posteridad a través de la boca y el recuerdo de los hombres (uolito uiuos per ora uirum). Para un romano, y así lo glosa Horacio, las obras, el arte, la creación literaria, la poesía -pero, también, los monumenta aeris, los "monumentos de bronce"- constituían la mejor herramienta para "no morir del todo" (non omnis moriar) y para escapar a la innumerabilis annorum series et fuga temporum, "la innumerable sucesión de los años, la huida de los tiempos" (Hor. Carm. 3, 30) Tal vez por ello, también el Pseudocatón (1, 22) afirmaba que qui mortem metuit, quod uiuit, perdit id ipsum: "el que teme a la muerte, desperdicia su vida" y recordaba, también (2, 3) que "es una completa necedad perder las alegrías de la vida -gaudia uitae- por temer a la muerte". Esa realidad, de hecho, inspiraría casi desde las Saturae de Lucilio -el primer gran satírico romano- la idea, luego explotada por el estoicismo, de no tener nunca presentes -para no obsesionarse con ellos y para evitar sufrimientos innecesarios ante hechos que no podemos cambiar- los momentos difíciles sino exclusivamente aquéllos de victoria y logro (Lucil. 19, 585), de entender, con paz, que la vida tiene su cara y su cruz y que en ella se mezclan "el dolor primero de los que nacen (...) con el último lamento de los que mueren", en expresión de Lucrecio (Lucr. 2, 579-580). Como supondrá el lector, la percepción de esa realidad inspira el célebre carpe diem quam minimum credula postero: "vive el día de hoy. Captúralo. No fíes del incierto mañana" popularizado por Horacio (Hor. Carm. 1, 11) apoyado en la creencia de que vivimos fugaces anni ("fugaces se deslizan los años") que nos acercan a la indomita mors, a una "indómita muerte" (Hor. Carm. 2, 14) y que es, quizás, uno de los tópicos latinos más presentes en la cultura popular occidental.

Pero, no todo es luto ni preocupación por la brevedad de la vida en Roma. También la poesía latina supo glosar, como nadie -y quizás quien mejor lo hizo fue el Bilbilitano Marcial si bien son recomendables también los praecepta mea con que, al respecto, el Pseudocatón abre su ya citada collectio distichorum- los principios básicos para una beatius uita, para una "vida más feliz". Y lo hizo en uno de sus populares Epigramas (Mart. 10, 47). Así, él enumera que "los bienes heredados" (res non parta labore sed relicta), "un campo generoso" (non ingratus ager), "un hogar encendido" (focus perennis), "una mente tranquila" (mens quieta), "un cuerpo sano" (salubre corpus), "amigos semejantes" (pares amici), "noches libres de inquietudes" (nox soluta curis), "un lecho casto" (pudicus torus) y el conformarse con lo que se es sin ambicionar nada más (quod sis esse uelis nihilque malis) formaban parte de los principios básicos de esa vida lograda, de la que hablábamos en un reciente post de este espacio. Precisamente, huir de la codicia, de la envidia, practicar la justicia y la austeridad fueron valores recurrentes en la Historia de la poesía latina y que, en parte, hemos asociado constantemente a esa idea austera y severa tan propia del imaginario colectivo actual -casi popular- sobre Roma y, a tenor de la reflexión poética, coincidente con ésta, una austeridad que, concretamente, el propio Marcial parecía encontrar, especialmente, en las delicias de la vida campesina, cuyas exuuiae, cuyo "botín", procedente de nemoris rurisque, "del bosque y de las campiñas", era capaz de aportar beatitudo, "felicidad" (Mart. 1, 55) lejos de los officia urbana, del, podríamos traducir, "el ajetreo de la ciudad" cuestión sobre la que también volvería el poeta tardío Claudiano en una de las más conocidas versiones del beatus ille (Claud. Ep. 20) en la que se presenta como icono de la simplicitas el contar los años frugibus alternis, non consule, "por los alimentos, no por los cónsules", una reivindicación del regreso al mundo rural que, parece, la pandemia que padecemos mientras se escriben estas líneas ha vuelto a poner sobre la mesa.

En época julio-claudia, el fabulista Fedro, por ejemplo, en su fábula Canis per fluuium carnem ferens, "Un perro llevando carne por un río", trazaba una singular imagen de los males de la auiditas, la "codicia", con la conocida imagen del perro que, al pasar por un río portando un trozo de carne se confundió con su propio reflejo y quiso arrebatar al que creía que era otro perro la carne que el mismo llevaba en la boca, perdiéndolo todo (Phaed. 1, 4). Por su parte, con su ya citado moralismo, el Pseudocatón recordaba que era fundamental practicar el paruo gaudere, "contentarse con poco" (2, 6), para, también, no despertar la inuidia en otros pues resulta molesto sobrellevarla (2, 13). Al final, aunque, efectivamente, como se lamentaba Ennio, no siempre va "bien a los buenos y mal a los malos" en esta vida -la controuersia que, conocemos, gracias a una cita de este autor transmitida por Cicerón (Cic. Diu. 2, 104)- ser capaz de distinguir el bien del mal y de censurar, si es oportuno, quod factum scis non recte, lo que sabemos "que no ha sido hecho rectamente", como recordaba de nuevo el Pseudocatón (3, 15), es el mejor esquema de comportamiento para una vida presidida por la idea de bien y por el conformarse con poco -la aurea mediocritas de Horacio (Hor. Carm. 2, 10)- aprovechando siempre cada circunstancia, en lo bueno y lo malo que aquélla nos presente. 

En definitiva, de nuevo la literatura latina -como demostramos en un post anterior, y reciente, de este blog- nos ofrece pautas de conducta que pueden resultar inspiradoras para los tiempos que nos toca vivir y que constituyen praecepta sobre los que, seguro, existirá consenso entre los lectores de Oppida Imperii Romani prueba de ese carácter de "supervivientes" de los textos clásicos, trascendentes a su época. Resta ahora, sólo, que no nos pase como al personaje de Cecilio Estacio, autor de fabulae palliatae traducidas del griego a mediados del siglo II a. C., que se lamentaba de haber empezado a amar a alguien grauiter, "con todas sus fuerzas" -cada cual que ubique aquí a quien desee o que piense en algo, por ejemplo la poesía romana o los valores que ésta destila a lo que poder admirar- sólo "después de que hubo muerto" (Caec. Ploc. 3). Aun estamos a tiempo. Con audacia, pues "el miedo es señal de las almas cobardes" -degeneri animi-, como escribió Virgilio (Verg. Aen. 4, 13), tomemos, pues, la vida, y sus "rosas" -y una de ellas, sin duda, puede ser el legado clásico- mientras, como recomendaba Ausonio, "esté fresca la flor y fresca (nuestra) juventud" pues, efectivamente, aeuum sic properare tuum, "se desliza también la vida" conocido texto que constituye la primera versión del luego exitoso tópico aurisecular collige, uirgo, rosas (Auson. De rosis 50-51). No perdamos el tiempo ahora que la reflexión -flexanima- ha movido, acaso, nuestro espíritu.



QUODDAM LITTERARVM PENVS



"De hecho, siempre que caía en mis manos algún libro griego o latino, o cuando tenía la oportunidad de escuchar algo digno de ser recordado (quid memoratu dignum audieram), todo cuanto me era grato, del tipo que fuera, lo anotaba de forma desordenada y en mescolanza (indistincte atque promisce), y estas cosas las guardaba como apoyo de mi memoria (ad subsidium memoriae), a la manera de provisiones para mis escritos (quoddam litterarum penus), a fin de que, llegada la necesidad de recurrir a un asunto o palabra que había olvidado (forte obliuio) en ese momento, y a falta de los libros que me habían servido de fuente, fueran fáciles de encontrar y de extraer (facile inuentu atque depromptu foret)"


Con esas palabras, que tomamos de la traducción al castellano realizada por F. García Jurado para la antología de uno de los más insignes escritores romanos publicada en Alianza Editorial en 2007, abría  Aulo Gelio, en época del emperador Adriano, sus Noches áticas. Y lo cierto es que, en cierta medida, su proceder es el que hemos empleado siempre en Oppida Imperii Romani que, como reza su encabezamiento desde agosto de 2008, a modo de incipit, y se insistía en el post fundacional, es un banco de "recomendaciones sobre materiales documentales y recursos digitales que interesarán a los amantes del mundo romano", repertorio que, en muchas ocasiones, se ha ido configurando también, como afirmaba este escritor latino, como auxilio de nuestra memoria y para que, si en un momento dado, necesitásemos nosotros mismos los recursos que lo forman éstos fueran fáciles de recuperar. 

Con esa filosofía, ya en 2014, apenas incorporados a la Universidad de Navarra, y en 2018, en el marco de un Seminario dictado para alumnos del Diploma en Arqueología que ofrece la Facultad de Filosofía y Letras de dicho centro universitario publicamos en Oppida Imperii Romani dos posts con recursos digitales para la investigación sobre mundo antiguo, recursos que, nosotros mismos, habíamos ido descubriendo, empleando y anotando. El primero se centró en dar acceso en red a las utilísimas enciclopedias Pauyly-Wisowa y Darenberg-Saglio. El segundo fue mucho más allá ofreciendo una larga lista de recursos en red agrupados por los tipos de fuentes con que trabajamos los historiadores de la Antigüedad y que, acaso, puede figurar entre los enlaces favoritos de cualquier lector de Oppida Imperii Romani. Algo antes, en 2013, habíamos recogido algunas guías de recursos digitales sobre mundo antiguo que obraban en portales de diversas Universidades españolas lamentablemente, algunas ya inoperativas con el paso de los años prueba de que somos auténticos supervivientes quienes seguimos, después de casi una década, alimentando nuestros bancos de recursos en internet. Y justamente ese ideal compilador ha marcado, también, la filosofía de los recursos que, en constante actualización, ofrecemos en el lateral derecho de la interfaz de este blog. También es ésa la filosofía de este nuevo post.

En el contexto del auge de las Humanidades Digitales -que han permitido, en los estudios sobre Antigüedad, que se pongan en marcha notables proyectos en materia de recreación del patrimonio pero, también, de geografía antigua, algunos también protagonistas de antiguos posts de este espacio- y, quizás, también, por las limitaciones -y, también, las oportunidades- que, para la investigación presencial en bibliotecas, y para la docencia tradicional, han supuesto las restricciones derivadas de la pandemia del Covid-19, algunos centros de investigación han intensificado, si cabe, la digitalización de sus recursos académicos y de investigación y han tenido a bien difundir dichos materiales a través de utilísimas listas de difusión como la Liverpool Classicist List que se llenó entre marzo y mayo del pasado año de abundantes recomendaciones de este tipo. Quienes nos dedicamos a la docencia universitaria solemos quejarnos de que nuestros estudiantes, muchas veces, son investigadores demasiado digitales que apenas trabajan si no es delante del ordenador y que han perdido el hábito de enfrentarse a una revista o a una monografía en formato tradicional. Eso, en sí mismo, no es negativo más aun cuando cada vez es mayor el volumen de recursos digitalizados y en red que las disciplinas humanísticas ofrecen y, también, lógicamente, las relacionadas con la Antigüedad. El objetivo de este sencillo post es, simplemente, compilar tres de esas guías que, aunque dos de ellas surgieron en contextos anteriores a la crisis sanitaria, se han convertido, nos consta, en espacio habitual de consulta y visita por parte de investigadores y académicos de todo el mundo.

[1]. Ancient History GCSE Resources. De la mano de la red Classics for All, surgida en Reino Unido para reivindicar el papel formativo del mundo clásico y que ofrece, además, abundantes recursos pedagógicos y didácticos útiles para diversos niveles curriculares, este portal, alojado en la web del Departamento de Classics & Ancient History de la University of Warwick, es un ejemplar espacio de inspiración para, especialmente, docentes aunque, normalmente, lo que inspira a un docente resulta también útil para un estudiante. A partir de una serie de grandes temas que cubren la Historia Antigua del Mediterráneo desde el Imperio Persa hasta la conquista de Britannia, se van desgranando recursos de trabajo incluyendo vídeos, audios y sites externos algunos creados por profesores de Reino Unido que imparten materias relacionadas con el Mundo Clásico en High Schools. Con el propósito de servir de banco digital de recursos para la didáctica (resulta admirable la colección de presentaciones en Power Point o de actividades de comentario de textos antiguos sobre cuestiones bien diversas que se ofrecen en acceso abierto) lo cierto es que algunos de los materiales que recopilan -por ejemplo las listas de fuentes- pueden ser también de utilidad en una fase incipiente de la labor investigadora. Especialmente útil, y también digno de figurar en la lista de favoritos de internet de los lectores de este blog, es la sección Stoa y, en concreto, la de Useful links donde se ofrece una lista de enlaces a fuentes literarias, numismáticas, arqueológicas, epigráficas y cartográficas útiles para el estudio de la Antigüedad. En nuestro país, con una filosofía parecida, aunque más volcada al mundo universitario y, por tanto, más próxima a los otros dos portales que recomendamos a continuación, es sugerente la web del Grupo de Investigación GIRHA - Grupo de Innovación de Recursos en Historia Antigua que, en la Universitat de València, lidera Juan José Seguí, del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua

[2]. Biblioguía de Arte e Historia. Resultado de la unificación de las antiguas guías temáticas que, en cualquier caso, existe intención concreta de que sean recuperadas, la Biblioteca de la Universidad de Navarra concentra y reúne en un útil portal un banco de recursos para la investigación en Historia e Historia del Arte. Y, lógicamente, la Historia Antigua tiene presencia en él en las secciones de Revistas, Bases de Datos, Webs y Blogs donde puede encontrarse acceso a motores de búsqueda y repertorios usuales que, ordenados por épocas, pueden verse también en el portal temático Antigua, Historia y Arqueología de las civilizaciones de la biblioteca digital Cervantes Virtual. En Alemania, donde la mayor parte de los institutos de investigación en Antigüedad recogen una sección digital de recursos en red, resulta muy útil el Werkzeuge für Althistoriker de la Humboldt Universität zu Berlin donde, por una serie diversa de campos (autores, temas, disciplinas...) se listan un buen número de recursos digitales también recogidos en la sección de enlaces del Abteilung für Alte Geschichte de la Universität Bonn. Sólo para fuentes y como punto de partida para conocer las referencias que, en autores antiguos, hay sobre cualquier periodo de la Antigüedad, es extraordinariamente útil y admirable el Internet Ancient History Sourcebook de la Fordham University, en Nueva York, poco conocido. 

[3]. Proyecto de Innovación Anticuarius. Aunque de enfoque más arqueológico y volcado por tanto, más, a las fuentes materiales, este portal, surgido en el marco de un proyecto de innovación docente liderado por Jesús Salas Álvarez, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid, es, probablemente, la mejor recopilación que tenemos en castellano de recursos digitales sobre la cultura material de las sociedades antiguas. Las secciones referidas a la Arqueología de Roma y a la Hispanorromana reúnen, de hecho, acceso a algunos de los más importantes proyectos arqueológicos y bancos de datos actualmente en marcha sobre ambas cuestiones si bien el site se ha quedado algo anclado en 2016, año de su puesta en funcionamientoy bien le convendría un aggiornamento. En cualquier caso el recurso a Anticuarius es, desde entonces, un buen punto de partida para conocer con qué información material se cuenta sobre una determinada cuestión o en una determinada región siendo también muy útil la sección final, Yacimientos Arqueológicos, donde, por regiones europeas, se ofrece acceso a las homepages de algunos de los más dinámicos proyectos arqueológicos del Mediterráneo. 

Como hemos visto más arriba, en el prólogo de sus Noches Áticas, Aulo Gelio, con quien abríamos el post, afirmaba que, en su labor investigadora -más bien en su labor lectora y compiladora de anécdotas y de memorabilia uaria-, había ido recogiendo material griego y latino, indistintamente, según le parecía interesante y según lo consideraba conveniente configurando con él, en sus propias palabras, quoddam litterarum penus, una suerte de "provisiones para mis escritos" (Gell. NA, pr. 1, 2). Sea éste post, y los que anteriormente se enlazaron, un almacén más de recursos para seguir vibrando con el mundo antiguo y encontrando en él inspiración pero, en este caso, también, para poner al cabo del lector "cosas nuevas y desconocidas" (Gell. NA. pr. 1, 16). Espero.