[Sobre estas líneas, dos vistas del teatro, la primera desde la imma cavea y la segunda desde el parodos de acceso a la scaenae frons, y panorámica del área pública y forense con los templos en batería al fondo y vista de la Alcazaba de Reina. Pincha aquí para una completa galería de imágenes de Regina además de la que ofrece, por monumentos y secciones, la web Celtiberia.net]
Situación: Los yacimientos arqueológicos en proceso de estudio, en realidad, los hacen sus equipos y, sobre todo, las personas que integran esos equipos y que con su esfuerzo y dedicación -muchas veces desinteresada- devuelven a la sociedad ese patrimonio arqueológico que tiene tantos valores culturales e identitarios. Por eso, el que protagoniza este post de Oppida Imperii Romani, la antigua ciudad romana de Regina, en Casas de Reina (Badajoz), es un enclave especial, no sólo porque a quien escribe estas líneas ya le interesó hace algunos años por su aparente despegue monumental en época flavia -algo se dirá sobre ello enseguida- y por contar con una hermosa inscripción dedicada a Tito sobre una no menos hermosa placa marmórea (CIL, II2/7, 979) sino porque hoy, su investigación está en manos de tres grandes profesionales de la Antigüedad, excelentes arqueólogos e historiadores y, lo que, desde luego, no es menos importante, extraordinarias, ilusionadas y, al tiempo, ilusionantes personas: José M. Iglesias, de la Universidad de Cantabria, José Mª Álvarez Martínez, del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, y José Carlos Saquete, de la Universidad de Sevilla. Han recibido la responsabilidad -pues, como suelo decir, también en Arqueología, y especialmente en Arqueología, como se dice en la simpática película The Amazing Spiderman (2012), "with great power comes great responsability"- de estudiar, dar a conocer, poner en valor y conservar un yacimiento arqueológico que ya despertó el interés de investigadores y eruditos de la talla de Fidel Fita, José Ramón Mélida, y Mariano del Amo y que, precisamente, bajo el impulso de ellos tres, ha sido declarado, en 2011, Bien de Interés Cultural (Diario Oficial de Extremadura, 11 de Abril de 2011), la máxima categoría de protección de un yacimiento arqueológico en nuestro aparato legislativo. Y, como comprobará el lector de este post si persevera en las líneas que siguen, lo hacen con una entrega a la investigación y a la difusión, ciertamente ejemplar y de todo punto encomiable (la reciente apertura de un Centro de Recepción de Visitantes de la ciudad romana en Casas de Reina es mérito del impulso de este equipo y del compromiso de Agustín Castelló, alcalde de dicho municipio: ver vídeo de esa inauguración aquí). El autor de Oppida Imperii Romani lo ha podido comprobar recientemente tanto en el coloquio Paisajes Epigráficos del Occidente Romano, celebrado en Mayo en Santander, como en el XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica, tenido en Mérida en ese mismo mes, en el que hemos podido escuchar interesantes presentaciones y conferencias sobre las últimas novedades arqueológicas y -en particular- epigráficas en el lugar que, además, tuvimos la fortuna de visitar en un lluvioso y tormentoso día de Mayo de 2013, acompañados por José Carlos Saquete y por el propio Agustín Castelló que nos contagiaron, con su pasión, el entusiasmo por la recuperación de esta singular ciuitas que ocupa hoy -como lo hizo en la Antigüedad, en que era una importante mansio de la vía entre Hispalis y Augusta Emerita (It. Ant. 415, 1 y Rav. Cosm. 315, 1)- un lugar destacadísimo en el eje que enlaza Mérida con Córdoba. Desde ambas ciudades puede accederse a ella, desde Mérida por la A-66 y la N-432 atravesando la pacense localidad de Llerena -en cuya hermosa Plaza Mayor pueden verse, reutilizados, algunos capiteles procedentes de las ruinas de Regina- y desde Córdoba por la A-4 dirección Badajoz, también hasta Llerena. Y de ambas ciudades, admeás, Regina está cerca, apenas a 100 kilómetros de Mérida y a poco más de 150 kilómetros de Córdoba, de modo que la visita al lugar puede ser un buen complemento a una ruta arqueoturística por Augusta Emerita o Corduba, ya objeto de atención de este blog en otro lugar. Esa privilegiada situación y, sobre todo, la existencia en Casas de Reina -municipio por el que se accede a las ruinas- de un extraordinario montículo de más de 700 metros de altitud -anticipo ya de la Sierra Norte de Sevilla- es la que motivó que ya antes de época romana hubiera en ella un asentamiento tal vez propietario del cuño de la ceca libofenicia turrirecina y, seguramente, fue por esa condición de nudo viario por la que floreció el propio asentamiento que, a nuestro juicio, constituye visita obligada para quien quiera aproximarse a la Arqueología Romana en Extremadura, tan rica y tan sorprendente. Qué duda cabe que su condición de ciudad romana en llano y el paso de la vía -que habrían sido las razones de su crecimiento entre los siglos I a. C. y IV d. C.- facilitaría, más tarde, el expolio y saqueo de sus restos durante la tardoantigüedad, hasta, casi, nuestros días (echa un vistazo, si no, a una de las FAQs de uno de los Blogs más útiles que existen sobre la ciudad romana que nos ocupa).
Acceso: Debidamente señalizado, al yacimiento se accede desde Casas de Reina un municipio al que se llega por la EX-200 que, pasando por Guadalcanal, se dirige a Casas de Reina donde, por la antigua carretera de la estación, se accede al yacimiento (para la situación y los accesos tanto al Centro de Recepción de Visitantes como a las ruinas, pincha en este mapa o revisa este enlace, que ofrece alternativas según el lugar de procedencia del viajero). Sí hay que hacer constar que el área arqueológica está debidamente acotada por lo que tiene un generoso horario de visitas durante, prácticamente, todo el año, ahora, además, aderezadas y complementadas -necesariamente- con el paso del visitante por el Centro de Recepción de Visitantes al que ya se aludió más arriba, ciertamente ejemplar.
Tipología: El caso de la ciudad romana de Regina constituye, como tal vez otros muchos que han desfilado por este blog (nos viene a la cabeza el caso singularísimo de Lesera, en Forcall, Castellón) un clarísimo ejemplo de la utilísima función que la documentación epigráfica puede prestar al estudio de un enclave histórico de la Antigüedad Clásica si ésta se analiza adecuadamente (de nuevo, es preceptivo remitir aquí a dos recursos que cualquier estudioso de la Antigüedad Peninsular debe conocer, un tradicional artículo de José Manuel Abascal en la revista Antigüedad y Cristianismo, 12, 1995, y un clarividente vídeo del desaparecido Géza Alföldy sobre "La cultura epigráfica de los romanos" (2004)). La Epigrafía, en efecto, es, muchas veces, más elocuente que la propia cultura material y el repertorio epigráfico de Regina lo demuestra claramente. Así, basta un somero repaso a ese notable catálogo epigráfico de la ciudad -recogido y actualizado en CIL, II2/7, 974-1014 (fichas a las que puedes acceder desde este enlace: pincha aquí) y accesible debidamente organizado y con notable material gráfico en las bases de datos de Hispania Epigraphica OnLine y en la Epigraphische Datenbank Heidelberg- para que el investigador obtenga interesantes conclusiones históricas, jurídicas, sociales y urbanísticas, todas ellas del máximo interés. Por ejemplo, sabemos que, durante un tiempo -seguramente previo a la época flavia, momento en que la comunidad aparece citada como res publica a propósito de un homenaje póstumo a Tito en CIL, II2/7, 979 de igual modo que en época de Marco Aurelio se la cita de ese modo (CIL, II2/7, 980) (sobre el título de municipio de la comunidad, atestiguado en AE, 1999, 905, debe verse un meritorio trabajo de STYLOW, A. U., y GIMENO, H.: "Una inscripción romana de Regina (Badajoz) en la Institución Libre de Enseñanza", Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 39, 2000, pp. 115-120 y sobre la condición de municipio flavio del enclave, el trabajo de ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª., RODRÍGUEZ MARTÍN, G., y SAQUETE, J. C.: "La ciudad romana de Regina. Nuevas perspectivas sobre su configuración urbana", Anas, 17, 2004, pp. 11-46, esp. p. 34) la ciudad se definió públicamente como oppidum -tal vez enclavado en el imponente cerro de la Alcazaba de Reina, a cuyos pies se extendería, desde el cambio de Era, la ciudad romana- a tenor de una monumental dedicatoria al Genius Oppidi promovida por Iustus Modesti f(ilius) (CIL, II2/7, 974, con ficha y foto de detalle aquí). Gracias al repertorio epigráfico -que, salvo un caso, no puede verse in situ aunque existe aparato fotográfico en el Centro de Interpretación- sabemos, también, que sus elites, y -aunque no sólo ellas, a juzgar por CIL, II2/7, 976- en particular sus mujeres -esas, ocasionalmente, potentissimae feminae (a este respecto, y porque he tenido que trabajar la cuestión últimamente recomiendo la lectura de, al menos, el singular estudio de NAVARRO, M.: "Mujer de notable: representación y poder en las ciudades de la Hispania imperial", en Epigrafía y sociedad en Hispania durante el Alto Imperio: estructuras y relaciones sociales, Alcalá de Henares, 2003, pp. 119-127, autora que ultima, mientras se escribe este post un prometedor trabajo monográfico sobre el tema y el utilísimo de MELCHOR, E.: "Mujeres y evergetismo en la Hispania Romana", en RODRÍGUEZ NEILA, J. F. (ed.): Hispania y la Epigrafía Romana, cuatro perspectivas, Faenza, 2009, pp. 133-178)- contribuyeron, con su dinero, a mejorar el ornato urbano. Así, una de ellas, Terentia Puella pagó una estatua de cincuenta libras de plata en honor de la diosa Juno: CIL, II2/7, 975. También gracias a las inscripciones podemos deducir el poder de determinadas familias de la elite local -los Cornelii o los Numisii- a juzgar por el esplendor de algunos de sus monumentos funerarios (CIL, II2/7, 987) o por la presencia de libertos y dispensatores (CIL, II2/7, 981) entre los personajes atestiguados en sus epitafios. Pese a ello, como se dijo más arriba, a día de hoy sólo una inscripción, CIL, II2/7, 992, puede verse en Casas de Reina, empotrada en la pared izquierda de la fachada de la iglesia parroquial (pincha aquí para más información). El análisis de esa documentación -que, con las inscripciones entonces conocidas, apenas quince, la mitad de las hoy disponibles, ya fue incoado por ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.: "Epigrafía Reginense", Museos, 1, 1982, pp. 9-15- nos ayuda a concluir que, efectivamente, Regina fue una ciudad estipendiaria de la Baeturia Turdulorum -como tal, oppidum non ignobile, la cita Plinio en Nat. 3, 14 (sobre la Beturia debe verse CANTO, A. Mª.: Epigrafía romana de la Beturia Céltica, Madrid, 1997, trabajo utilísimo y sagaz de una autora que también se ocupó de esa región histórica en "Noticias arqueológicas y epigráficas de la Beturia céltica", Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 18, 1991, pp. 275-298) después adscrita al conuentus Cordubensis y convertida, como se ha dicho, en municipio de derecho Latino a tenor de las reformas flavias con posterioridad a las cuales la ciudad es citada por Ptolomeo -Ptol. Geog. 2, 4, 10- entre los Turdetanos (para el repertorio de fuentes, además de la bibliografía citada y de la página dedicada a Regina en el Atlas del Pelagios Project, es útil, de nuevo, PADILLA, A.: "Regina", en ROLDÁN, J. M. (dir.): Diccionario Akal de la Antigüedad Hispana, Akal, Madrid, 2006, p. 795 -aunque la voz es muy escueta para la documentación literaria arqueológica y epigráfica con que se cuenta para la ciuitas, de ahí que se haga inexcusable la lectura de ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.: "La ciudad romana de Regina", en Actas de la I Jornada de Historia de Llerena, Llerena, 2000, pp. 45-67, esp. pp. 47-51, disponible en red así como STYLOW, A. U.: "XXIII. Regina", en Corpus Inscriptionum Latinarum. Editio altera. Pars VII. Conventus Cordubensis (CIL II2/7), Berlín, 1995, p. 222: estas Praefationes por ciudades de los nuevos fascículos del CIL, pero también de los históricos, son siempre de extraordinaria utilidad, pese a estar escritas en Latín o, precisamente, por ello- y TOVAR, A.: Iberische Landeskunde. I. Baetica, Baden-Baden, 1974, pp. 93-94, una de esas obras que, como la Tabula Imperii Romani, cualquier estudiante de la Antigüedad Hispana debería conocer. Gracias a las actas del II Concilio Hispalense (619 d. C.) sabemos que la ciudad de Regina pervivía en el siglo VII d. C. como sede episcopal (una panorámica sobre esa cuestión puede verse, con carácter general, en LOMAS, F. J.: "Del Concilio de Elvira al II Concilio Hispalense (ca. 306-619): trayectoria histórica del cristianismo en la Bética", en URÍAS, R., y MUÑIZ, E. (eds.): Del Coliseo al Vaticano: claves del cristianismo primitivo, Sevilla, 2005, pp. 233-274 y, para el pasaje completo de esas actas y el motivo de la presencia de Regina en las sesiones conciliares, presididas por San Isidoro de Sevilla, debe verse FITA, F.: "Excursiones epigráficas: Peñaflor (Celti)", Boletín de la Real Academia de la Historia, 25, 1894, pp. 134-136, esp. p. 135) aunque tal vez entonces con un perímetro mucho más restringido que, sin embargo, no fue óbice para su papel episcopal. En cualquier caso, la visita a Regina -y en particular al área forense y pública del municipium- vuelve a ponernos tras la pista del modo cómo las ciudades antiguas hispanorromanas se autofagocitaron, prácticamente, durante los siglos de la tardoantigüedad no en vano se han localizado varios hornos de cal instalados en las proximidades de la zona sacra del foro, algunos de los cuales pueden verse, arruinados, en dicho lugar.
Descripción: Con un recientemente inaugurado Centro de Interpretación -modesto pero con un discurso museográfico clarísimo e inteligible para todos- ubicado a las afueras de Casas de Reina (el autor de este post no ha podido encontrar en la red página monográfica alguna del relativo centro -al margen de la que, a propósito de la ciudad romana, indica los horarios de visita de la misma: pincha aquí- lo que no deja de ser sorprendente habida cuenta de su muy reciente inauguración: pincha aquí) dos son los principales atractivos arqueológicos y monumentales del yacimiento de Regina: su conocido -y muy bien estudiado- teatro (véase, al menos, aunque hay otras referencias bibliográficas disponibles, citadas en cualquier caso, allí: ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª., y NOGALES, T.: "Teatro Romano de Regina", Dioniso. Annale della Fundazione Inda, 6, 2007, pp. 344-357)- y su foro en el que recientemente se ha descubierto la planta de tres templos colocados en batería de la que aun se especula sobre su función y uso, como se referirá más adelante. El teatro, construido durante la época julio-claudia y en uso hasta, al menos, el siglo IV d. C. (sobre la evolución histórica de la ciudad a partir del material arqueológico y epigráfico son útiles los trabajos de J. Mª Álvarez Martínez ya antes citados además de los estudios, de los capiteles y de la estatuaria, de DE LA BARRERA, J. L.: "La decoración arquitectónica romana de Regina: problemas de estilo y de cronología", Romula, 1, 2002, pp. 57-74 y de NOGALES, T., y NOBRE, L.: "Programas estatuarios en el foro de Regina (Baetica): principe julio-claudio, genius y estatua colosal de Trajano. Una primera aproximación", en Actas de la VI Reunión de Escultura Romana en Hispania, Murcia, 2010, pp. 169-198), es el primer monumento que el visitante encuentra al acceder al recinto arqueológico. Al margen de su sugerente tamaño, de sus características constructivas -ver síntesis aquí (con propuesta de recreación virtual) y en la ficha de ArqueoTur, y realizar visita en vídeo, vía YouTube, desde aquí- y de su situación que, per se, es una clara demostración de la cantidad de edificios de ese formato y de esas características que aun habrán de aparecer en las excavaciones en curso en muchas ciudades hispanorromanas, sí nos parece singular subrayar, de él, varios detalles curiosos. En primer lugar cómo, en las excavaciones de la parte baja de la scaena, pudo localizarse el sistema de izado de tramoyas y telones que formaba parte del cotidiano funcionamiento de las representaciones teatrales clásicas que, por cierto, hasta 2009, se recreaban en el Festival de Teatro Clásico de Regina, hasta donde sabemos, interrumpido desde su quinta edición. Dejando atrás el teatro, el visitante, por unas pistas extraordinariamente bien señalizadas, accede a la zona monumental y pública de la ciudad, local, tal vez, de un macellum con gran patio central, y del área supuestamente sacra del foro, espacio en el que se produjo, en 2010, el hallazgo de la bautizada como "Dama de Regina", aun pendiente de un estudio completo (para una galería fotográfica exhaustiva de la escultura, soberbia, pincha aquí). Dicha plaza, pendiente aun de un estudio de detalle -apuntes sobre su planta y sobre su organización pueden verse en ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª., y MOSQUERA, J. L.: "Excavaciones en Regina (1986-1990)", en Extremadura Arqueológica. II, Mérida, 1991, pp. 361-371, esp. pp. 363-371- se articularía en torno a las calles principales de la ciudad -bajo la que discurre una, curiosamente, inconclusa, red de cloacas y saneamiento tal vez del optimista y voluntarioso momento de planificación del asentamiento en llano de la ciuitas- y contaría con los tres templos antes citados, con un supuesto macellum y un área de presuntas tabernae, todo ello pendiente de ser analizado desde una óptica global e integradora. Lo que sí resulta absolutamente esperanzador en las excavaciones de Regina es que -como puede verse en la foto central de este enlace del Blog de I. Díaz/Regina Turdulorum, más abajo citado nuevamente y ya enlazado con anterioridad respecto de varios de los recursos que ofrece- lo conocido de la ciudad romana es sólo un pequeño porcentaje de la extensión total del área arqueológica, que ha llegado a ser estimada en cerca de 40 Hectáreas, razón de más para seguir al tanto de todo lo que de de sí esta interesantísima ciuitas, aun "bajo tierra", como puede leerse en poética expresión de un post del Blog AntropHistoria.
Bibliografía: Como viene siendo habitual en los últimos posts de este Oppida Imperii Romani, ya se ha comentado la nutrida -pero abarcable bibliografía- que se ha generado, desde el siglo XIX, sobre Regina. Además de la ya citada a propósito de las cuestiones históricas y arqueológicas tratadas hasta aquí, para todas las publicaciones pincha aquí desde donde puedes descargarlas en PDF. Es por ello que no seremos más exhaustivos en este apartado, remitiendo a todo lo dicho más arriba y a esa ejemplar sección de Publicaciones de la web Regina Casas de Reina, acaso sí podemos recomendar seguir de cerca la producción científica de los colegas que, citados en la parte inicial de este post, hoy trabajan en el lugar por lo que, de actualización a este post cerrado en Junio de 2013, puedan aportar.
Recursos en internet: Con dos extraordinarias páginas web (Ruinas Romanas de Regina, gestionada por el Ayuntamiento de Casas de Reina y Regina Casas de Reina) e incluso una -necesitada de impulso- página de seguidores en Facebook (pincha aquí), el visitante puede, además, obtener más información sobre Regina a través del excelente blog Regina Turdulorum: Roma en Hispania, de la página que le dedica el muy útil Portal de Turismo de Extremadura -que pone el acento, especialmente, en el teatro, la más conocida "joya" del yacimiento arqueológico- y de las sencillas pero muy útiles fichas que -con muy prácticas galerías fotográficas- se ofrecen sobre la antigua ciudad romana en el portal Extremadura Clásica, en el ejemplar site Extremadura Romana/Monumentos Romanos de Extremadura o en el de Rutas con Historia, ya citado a propósito de otra ciudad romana "extremeña" que, recientemente, ha pasado por este blog, Capera. Esos enlaces nos parecen suficientes para localizar información en red respecto de un enclave que tiene, además, el acierto -como se ha visto- de volcar en internet casi toda la producción bibliográfica que ha generado, una práctica que, como sabrá el lector, también desarrollamos en Los Bañales, incluso antes de que los trabajos vean, definitivamente, la luz: ¡hay que difundir -no te pierdas, a este respecto, el recientemente inaugurado Videoblog de las campañas de excavación en curso en Regina-, divulgar y permitir un rápido acceso del público al conocimiento!
Recomendaciones: El lector de Oppida Imperii Romani ya conoce la filosofía de este apartado final, de "Recomendaciones", del blog: aportar sólo información procedente de experiencias gastronómicas u hosteleras vividas "de primera mano" por parte del autor. Como visitamos Regina desde Mérida, en el marco de un encuentro científico internacional ya antes citado, y apenas nos limitamos a picar algo para almorzar en los distintos bares que salpican la hermosa Plaza Mayor de Llerena (ver más sugerencias aquí), poco más podemos añadir por lo que remitimos a las que se hicieron respecto de Mérida y de Córdoba las dos capitales provinciales presentes, hasta la fecha, en este blog y desde las que, como se dijo más arriba, se puede acceder con facilidad a Regina. Además, y como manifestación de la vocación colaborativa de este espacio, nos encantará que el viajero que lea estas líneas y las utilice para preparar o revisar su visita al municipium Reginense, nos deje, en los comentarios, sugerencias que sean útiles a otros "arqueoturistas" o estudiosos que, en el futuro, se dejen sorprender por -como se ha dicho- un yacimiento arqueológico sensacional. Imprescindible y en torno al cual bien se puede organizar una ruta que se detenga en ciudades como Corduba, Augusta Emerita, tal vez Capera, Contributa Iulia (Medina de las Torres, Badajoz) o, incluso, Italica (Santiponce, Sevilla).