El curso 2024-2025 abrió en Oppida Imperii Romani con una entrada de la etiqueta "Epigraphica" que, bajo el título "Epigraphica aestiua" recopilaba algunos de los, a nuestro juicio, más singulares hallazgos epigráficos del verano de 2024. Un año más, con la llegada del mes de enero, en el segundo cuatrimestre del 2º curso del Grado en Historia con Diploma en Arqueología que ofrecemos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, en Pamplona, comienzan las sesiones de la asignatura "Epigrafía e instituciones romanas" que se ofrece también como optativa para estudiantes de 3º y 4º curso de otros Grados de los que ofrece nuestra Facultad.
Es tradicional que en la primera clase, dado que muchos de los estudiantes apenas sí han tenido contacto con la documentación de carácter epigráfico que constituye el objeto de estudio de la ciencia epigráfica se haga una reivindicación del valor de las inscripciones, y de su estudio, para la generación de conocimiento histórico bien remitiendo a trabajos nuestros ("¿Para qué sirve estudiar la Epigrafía Laltina", en ALVAR, J. (dir.), Siste uiator!: la epigrafía en la antigua Roma, Alcalá de Henares, 2019, pp. 27-34, un libro que, por cierto, acaba, dado su éxito, de ser reeditado) o a otros clásicos (ABASCAL, J. M., "Epigrafía latina e Historia Antigua", Antigüedad y Cristianismo, 12, 1995, pp. 437-447 o RAMÍREZ SÁNCHEZ, M., "Epigrafía y cultura escrita en la Antigüedad Clásica", Cultura escrita y Sociedad, 9, 2009, pp. 7-13) bien proyectando algún fragmento de la serie de vídeos del audiovisual del proyecto de Europa Creativa Valete uos uiatores, que tuvo su etiqueta específica en este blog y que sigue llamando la atención de docentes e investigadores en Epigrafía Romana. Seguramente, éste que aquí insertamos pueda ser uno de los más recomendables para cumplir dicho objetivo al que, seguramente, se enfrentarán cada año cierto que, cada vez, menos docentes, dada la penosa situación curricular de la Epigrafía Romana -no digamos nada de la griega- en los planes de estudio de la Universidad española (RAMÍREZ SÁNCHEZ, M., "Las ciencias de la Antigüedad en España en la encrucijada: retos y oportunidades de la sociedad digital", en Métodos y técnicas en ciencias de la Antigüedad: estudios sobre investigación y docencia, Vitoria, 2018, pp. 13-36 y, muy especialmente "La docencia universitaria de la Epigrafía y Numismática en los nuevos títulos de Grado en Historia", Documenta & Instrumenta, 11, 2013, pp. 171-191).
En esa primera clase, por tanto, hay tres objetivos claros. Que el alumno entienda la civilización romana como una civilización esencialmente epigráfica y en la que el texto escrito colonizaba, prácticamente, cualquier tipo de soporte y cualquier aspecto de la vida cotidiana de la Roma antigua. Que, además, comprenda en qué medida la Epigrafía Romana es, además, una ciencia viva que, constantemente, no sólo se está transformando sino que, además, está asumiendo el reto de estudiar nuevos documentos. Y, por último, que el estudiante, futuro historiador, se haga cargo de que esos documentos están contribuyendo a iluminar aspectos de la sociedad romana que, hasta ahora, desconocíamos. Al coincidir el inicio de la asignatura con el mes de enero, no es difícil traer a la palestra los regalos o strenae que, con sus correspondientes inscripciones, los romanos compartían con sus seres queridos en los Saturnalia que cerraban el año en el calendrio romano, un asunto sobre el que ya hablamos hace algún tiempo en este mismo espacio, en la visitadísima entrada "Annum nouum" en la que abordábamos el deseo de annum nouum faustum et felicem que se atestigua sobre distintos tipos de soportes -de eso que podríamos llamar tituli minores o epigraphica minora pero, en cualquier caso, interesantísimos- que, además, se han viralizado en redes sociales en los últimos años para felicitar el año en páginas vinculadas al patrimonio arqueológico o al mundo clásico.
No ha sido difícil, en los últimos años, mostrar ese carácter apasionante del estudio de las inscripciones poniendo ejemplos de tituli que, cada año, han cambiado nuestra percepción de aspectos importantes de la Historia de Roma o, sencillamente, nos han permitido matizar otros que ya conocíamos. Por ejemplo, hace unos años, en 2021, se viralizó justo en las fechas navideñas el hallazgo de un nuevo titulus scariphatus, una "inscripción esgrafiada", en un igualmente viralizado thermopolium de la regio V de Pompeia donde se insultaba como cacator y cinaedus ("marica y cagón") probablemente al tabernarius al que dedicamos una entrada específica en este blog. En la primavera de 2022, en Marchena, Sevilla, una nueva inscripción permitía la localización en dicho lugar de un nuevo municipio bético, como también contamos en la entrada "Municipes et incolae" al hilo, además, del sensacional impacto que tuvo en prensa la editio princeps de los citados tituli (AE 2021, 690). Lógicamente, 2022 fue también el año de la presentación en sociedad -aunque el hallazgo se había producido en 2021- de la mano de Irulegi que, desde entonces, se ha convertido no sólo en protagonista de una de las más leídas secciones de este blog -"Sorioneku" con sus, ya, diez entregas- sino, también, en el ejemplo más local para hablar del modo cómo las poblaciones vernáculas asumieron el hábito epigráfico netamente romano y desarrollaron, a su sombra, una particular cultura escrita y epigráfica. El pasado año, 2023, la editio princeps de una nueva inscripción recuperada en el entorno de la ciudad romana de Santa Criz de Eslava, en la que sigue trabajando la Universidad de Navarra, fue motivo, también, de atención pues no sólo había sido presentada en este blog ("Et sibi") sino que se había dado a conocer en una revista de extraordinario impacto (Veleia, 41, 2024), con notable rapidez y desde el momento de su hallazgo contábamos con su modelo 3D en el Museo Virtual de Santa Criz de Eslava. Con ella también desfilaron dos singulares inscripciones que se tornaron bastante mediáticas en el último trimestre del citado año y que, además, posicionaban al estudiante ante dos realidades alineadas con los objetivos arriba mencionados: se trataba de inscripciones sobre soportes no-monumentales y, por tanto, alejadas de lo que podríamos llamar la "Epigrafía pública" y, además, mostraban también de qué modo circularon por Roma los ecos de su intensa producción literaria. Nos referimos, y las reproducimos con fotografías, bajo estas líneas a una glans inscripta -un "glande inscrito", es decir, un proyectil de honda en plomo- procedente de Montilla, en la campiña cordobesa, y que, marcado con el texto CAES(AR) se ha relacionado con las batallas del bellum Hispaniense que, en tierras de la futura provincia Bética, enfrentó a César y a Pompeyo en la década de los 40 del siglo I a. C., y, también de Córdoba -en este caso de Hornachuelos- un fragmento de ánfora que contenía esgrafiados ante cocturam -es decir, antes de que la cerámica fuera cocida- una serie de versos de las Geórgicas del poeta latino Virgilio y dada a conocer en el Journal of Roman Archaeology, 36-1, 2023. Por tratarse de una inscripción sobre cerámica sirvió también para reflexionar, una vez más, sobre una de las piezas más singulares que ha aparecido sobre este soporte en Navarra en los últimos años, en la uilla de Piecordero, adscribible al municipium Cascantum (Cascante) y que, con una marca inequívoca L(ucii) Gratii, "(de la producción) de Lucio Grato", pese a lo que se ha dicho en medios, es imposible que pertenezca a una mujer asunto éste sobre el que ya hablamos en una entrada, reciente, sobre el mundo rural romano, de Oppida Imperii Romani a la que remitimos para toda la controversia.
En este curso 2024-2025 dos hallazgos recientes nos han servido de excusa en esa primera clase de cara a la consecución de los objetivos indicados más arriba y como pretexto para introducir a los estudiantes en el apasionante mundo de las letras escritas sobre soportes durables, la Epigrafía. Los dos, además, procedentes de un ámbito en el que la concentración militar permite pensar en un notable y sólido arraigo del hábito epigráfico pero que, por estar en la Germania Superior y en la Germania Inferior, respectivamente, por tanto en las frías tierras del entorno del Rhin, podríamos pensar, erróneamente, que fueron áreas de menor impacto de ese hecho escriturístico, de esa literacy, cómo ahora se la denomina. Los dos hallazgos, además, han venido desfilando sobrdamente por medios -sobre todo internacionales, pero también nacionales- en las últimas semanas del año que se nos ha marchado.
[1.] Cuenco de cerámica -seguramente una forma Ritt. 9 de sigillata gálica de los talleres de Montans- con inscripción esgrafiada. El grafito, en caracteres cursivas romanas propias de la scriptio más cotidiana y alejado, por tanto, de las litterae quadratae, las "capitales cuadradas" de las inscripciones de carácter público, dice, claramente, FLAC que se ha restituido como FLAC(us) o FLAC(cus) aunque más verosímilmente, pues no es infrecuente que este tipo de inscripciones, indiquen propiedad, deberemos reconstruir FLAC(ci), en caso genitivo, es decir "(cuenco) propiedad de Flacco". El hallazgo se produjo a comienzos de diciembre en unas excavaciones arqueológicas en la plaza mayor de Heerlen, en Países Bajos, y sobre él ha informado el propio Ayuntamiento de la localidad y, en España se han hecho eco de él, entre otros medios, todos ellos digitales, La Brújula Verde, Esquire u Okdiario, si bien es en digitales extranjeros -como Miami Herald o Euro Weeklynews- donde se ofrecen más detalles y fotografías sobre el hallazgo y su contexto. Pese a que no se trata de una pieza extraordinaria -textos esgrafiados sobre cerámica aparecen abundantemente en las excavaciones arqueológicas de muchos enclaves romanos- el hecho de que forme parte del ajuar de un enterramiento de incineración que ha podido ser excavado in situ y la presencia de militaria en el mismo ha llevado a concluir que, seguramente, el tal Flaccus -citado aquí por el cognomen- sería uno de los legionarios que se asentaría en el enclave de Coriouallum, que es así como se llamaba Heerlen en época romana, en los últimos años del siglo I a. C. La presencia militar en este lugar ya era conocida por la documentación epigráfica -lo que se ha obviado en la información facilitada por los medios- particularmente por la presencia de material metálico militar marcado con alusiones a centurias legionarias (AE 2018, 1182 y 1185) y por alusión a soldados de la legio V Alaudae (CIL XIII, 8711) que, sabemos, estuvo en la Germania Inferior a partir de la década de los años 20 del siglo I a. C. Como es sabido, la ofrenda de materiales cerámicos como ajuar funerario o como elemento marcador de la frecuentación de la tumba es habitual en necrópolis -así consta, por ejemplo, en la de Santa Criz de Eslava, que hemos revisado y publicado ordenadamente muy recientemente (Archivo Español de Arqueología, 97, 2024, con bibliografía actualizada sobre la cuestión)- y que las áreas cementeriales ofrezcan grafitos también es corriente (una actualización bibliográfica sobre alguno de los conjuntos recientemente estudiados en Ficheiro Epigráfico, 152, 2017, nº 609), sin embargo, y aunque nos falten elementos porque no han trascendido muchos datos sobre el contexto y la posición primaria de los materiales, vincular el nombre con que se marca uno de los recipientes al difunto puede resultar aventurado pues también podría tratarse, el recipiente, de uno de los ofrendados en los silicernia, los banquetes funerarios que seguían al sepelio en la ritualidad fúnebre romana.
[2.] Si el anterior documento epigráfico nos llevaba a tierras de la Germania Inferior, el otro hallazgo que nos parece puede completar esta crónica de "hallazgos epigráficos invernales" -que eso es lo que significa la expresión "Epigraphica hiberna" que da título a esta entrada- nos lleva a Bockenheim, en Frankfurt, la antigua Nida, por tanto, en la Germania Superior. El hallazgo -bautizado ya como la "Frankfurt silver inscription"- se ha viralizado notablemente en los medios digitales desde CNN Español al Diario AS o El Debate que ha sido el último que le ha prestado, hace apenas unos días, atención a, sobre todo, medios internacionales como The Indepent o Archaeology Magazine, entre otros y procede, también, de un contexto funerario pues el objeto -de apenas 3,5 cm de ancho- que contenía la finísima plancha de plata enrollada en que obraba la inscripción, también en caracteres cursivas -al modo de las tablillas de maldición de las que ya hablamos aquí en otra ocasión- y bilingüe -con partes en Latín y partes en griego e, incluso, con elementos gráficos de la primera iconografía cristiana- formaba parte del ajuar funerario de una tumba excavada entre 2017 y 2018 en la Heilmannstrase. Así se explica, de hecho, en los abundantes vídeos que, en distintos canales y medios, han difundido el hallazgo. Insertamos más abajo el que ha elaborado el servicio de prensa de la Stadt Frankfurt.
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