CELSA (Velilla de Ebro)














Situación: Las pequeñas localidades zaragozanas de Gelsa y Velilla de Ebro -entre las que se encuentra el yacimiento que aquí comentamos- se sitúan a poco más de 30 kilómetros al Este de Zaragoza (ver mapa aquí) y, además, en el centro de una ruta de extraordinario interés arqueológico e histórico, a la que, por otra parte, ya se aludió entre las recomendaciones incluidas a propósito de Caesaraugusta en este mismo blog. Si acaso sí añadir que como parte de la Ribera del Ebro, estas comarcas ofrecen una aproximación casi "idílica" a las razones económicas, agrarias y territoriales del proceso de colonización romana, que se fijó en esta zona en la segunda mitad del siglo I a. C., como más adelante explicaremos.
Acceso: La forma más cómoda de acceder a las denominadas Eras de Velilla -que esconden los restos de la antigua colonia Celsa- es llegar a Gelsa por la carretera N-232 que enlaza Zaragoza con Alcañiz. Desde esa carretera, y una vez pasado Quinto de Ebro -topónimo evocador de su condición miliaria al pie de la vía Caesaraugusta-Ilerda-, hay un indicador que advierte de la proximidad de las ruinas (bajo el aviso "Lépida Celsa"). Se toma esa desviación, después se sigue -cruzando el puente sobre el río Ebro, tal vez no demasiado lejano al que describió Estrabón (Str. 3, 4, 10)- dirección Gelsa/Velilla de Ebro, se atraviesa la primera localidad y después, a la salida de Gelsa, a la izquierda, se toma la carretera dirección Velilla. Ésta desemboca, primero, en el Museo Monográfico de la colonia Celsa y después en el yacimiento. Se recomienda visitar primero el Museo que, por otra parte, sería deseable contase con un horario de aperturas algo más generoso en las tardes y fines de semana (éste puede consultarse en la sección que a él le dedica la web del Ayuntamiento de Velilla de Ebro).
Tipología: Como ya se ha especificado más arriba, Celsa es una colonia romana fundada en el 44 a. C. por el entonces gobernador de la Hispania Citerior, M. Emilio Lépido, colonia a la que, de hecho, y siguiendo una tradición arraigada en el valle del Ebro (piénsese en la fundación de Graccurris por Tiberio Sempronio Graco en el 179 a. C. monumentum operum suorum -"en recuerdo de sus hazañas"-, o en la supuesta de Pompelo, la actual Pamplona, por Pompeyo Magno) éste dió su nombre como colonia Victrix Iulia Lepida Celsa, denominación que, después, tras la caída de Lépido en desgracia en época de Augusto, perdería el elemento personal quedando como colonia Victrix Iulia Celsa. Del oppidum indígena, seguramente ilergete a juzgar por el testimonio de Ptolomeo (Ptol. 2, 6, 68: todas las fuentes sobre Celsa pueden verse aquí) apenas se conoce nada debiendo, en cualquier caso, buscarse en algunas de las colinas que circundan las Eras de Velilla, tal vez en las presididas por las Ermitas de San José o de San Nicolás (al respecto pueden verse las siempre instructivas reflexiones de ASENSIO, J. Á.: La ciudad en el mundo prerromano en Aragón, Zaragoza, 1995, pp. 84-87). Sí consta que acuñó moneda con rótulo kelse, cabeza imberbe y delfines en el anverso y jinete lancero o con palma en el reverso (ver foto). Ya como colonia romana -estatuto que nos precisa también Plinio al describir el conuentus Caesaraugustanus (Plin. Nat. 3, 3, 24)- junto con símbolos cesarianos en la primera época y augústeos en la segunda -anteriores y posteriores a la defenestración de Lépido respectivamente- figura claramente su denominación oficial de COL(onia) VIC(trix) I(ulia) CEL(sa) (para la amonedación de la ceca latina puede verse la siempre válida web de Tesorillo y todo el panorama de las acuñaciones ibéricas y latinas de la ceca de kelse/Celsa puede verse en imágenes aquí). En el momento de la fundación colonial -como era preceptivo- debió también amojonarse el territorio que fue objeto de centuriación o reparto entre los colonos asentados y que está relativamente documentado por un hito terminal o trifinium localizado en la vecina Fuentes de Ebro (AE, 2000, 776) una de las más sugerentes inscripciones del repertorio celcense junto con, seguramente, la consagración de un pr(a)edium funerario a Diana (CIL, II, 3015). Seguramente, la posterior fundación de Caesaraugusta, hacia el 14 a. C., apenas unos kilómetros aguas arriba del Ebro y el extraordinario despegue de ésta desde época de Tiberio debió resultar fatal para Celsa que debió quedar totalmente abandonada -en beneficio de asentamientos menores de la zona como La Corona de Fuentes de Ebro, de la que procede una sensacional escultura romana femenina en bronce (ver foto)- no más allá del periodo neroniano. (Terminamos este apartado con un apunte bibliográfico. Para cualquiera de las ciudades hispanas aludidas en este blog resulta útil el espacio que se le dedica en ROLDÁN, J. M. (dir.): Diccionario Akal de la Antigüedad Hispana, Madrid, 2006 de igual modo que para cualquiera de las comunidades que acuñó moneda sigue siendo una referencia el trabajo de BLÁZQUEZ, C., y GARCÍA-BELLIDO, Mª P.: Diccionario de cecas y pueblos hispánicos, Madrid, 2001, seguramente dos trabajos recientes que no deben faltar en la biblioteca de cualquier estudioso de la Antigüedad Clásica hispana).
Descripción: Conocida desde los trabajos de los ilustres Anales de M. Carrillo, fue después inventariada en el Sumario de las antigüedades romanas que hay en España por J. A. Ceán Bermúdez, en 1832 como antes había fascinado también al viajero portugués Juan Bautista de Labaña -gracias al cual, por ejemplo, hemos conservado tanta información sobre el yacimiento aragonés de Los Bañales de Uncastillo- o al cronista aragonés Jerónimo Zurita. Impulsado su estudio por A. Beltrán Martínez en los años setenta, los trabajos arqueológicos llevados a cabo desde entonces y en los últimos decenios han llevado la firma de uno de sus hijos, M. Beltrán Lloris, que ha consagrado gran parte de su producción bibliográfica al estudio de diversos aspectos de Celsa (resulta útil en este sentido tener presente su listado de publicaciones, que, en esencia, constituyen -salvo excepciones- un extraordinario repertorio bibliográfico sobre el yacimiento: ver aquí). Seguramente, las ruinas de la colonia Celsa -y tal vez porque es en ello en lo que se ha centrado la investigación arqueológica en los últimos años- son un extraordinario escenario para acercarse a dos realidades esenciales en los modelos romanos de ciudad: las viviendas y las vías urbanas. De éstas últimas -como puede verse en una de las fotos que ilustran esta entrada- pueden verse ejemplos extraordinarios en las distintas calles excavadas en Velilla. Todas con aceras, algunas con piedras pasaderas para garantizar el cruce de peatones y dotadas, además, de un pequeño canal central para aliviadero de las aguas, por más que ésta zona fuera descrita por Casio Dión (Cass. Dio, 41, 22) como una de las de menor pluviosidad del Imperio. De la arquitectura doméstica (ver la información que ofrece al respecto Roberto Lérida precisamente respecto de Celsa y de Bilbilis, las dos presentes en este blog) también ofrece Celsa excepcionales ejemplos, tanto de conjuntos claramente abiertos a un patio central como la denominada Casa de Hércules -en la zona más próxima al Ebro y de cuyo atrio se ofrece foto más arriba- así denominada por sus excepcionales pinturas con alusión a este héroe mitológico como de aquéllos en los que -sin dejar de contar con dicho patio- aquél era menor y se abría ante él un oecus de carácter triclinar dedicado a las recepciones y celebraciones domésticas caso, por ejemplo, de la Casa de los Delfines. Todas, además, suntuosamente decoradas con mosaicos en opus signinum, como no podía ser de otro modo por la temprana cronología del enclave y, además, portando motivos netamente romanos como, por ejemplo, la advertencia CAVE CANE(m) de la Casa de la Tortuga (ver foto aquí) conviviendo con otros de raigambre tal vez más indígena como los delfines (ver foto). Este notable cruce de elementos culturales romanos e indígenas -que también está atestiguado, por ejemplo, en el espectacular yacimiento (no visitable) de La Cabañeta, en El Burgo de Ebro (sobre él puede descargarse folleto aquí), pocos kilómetros aguas arriba del río Ebro. A buen seguro que Celsa contó con un teatro y con otros edificios públicos dignos de una ciudad de su rango pero éstos permanecen aun ocultos. Tristemente, Celsa es un ejemplo de lo costoso que es, en Arqueología, la consolidación de restos. A pesar de la apuesta hecha en su día por el Gobierno de Aragón para cubrir la Casa de los Delfines, da la sensación de que el yacimiento se está deteriorando y sería deseable se tomasen medidas en ese sentido.
Bibliografía: Al margen de la referida respecto de su excavador, M. Beltrán Lloris, sí resulta preceptivo recomendar algunos títulos, por ejemplo, sigue siendo válida para el visitante la guía BELTRÁN LLORIS, M.: Colonia Celsa. Guía, Zaragoza, 1991 o la síntesis, del mismo autor, Celsa: la primera colonia romana en el valle medio del río Ebro, Zaragoza, 1983. Junto a ellas, son de referencia obligada los tres fascículos editados hasta la fecha de la serie Colonia Victrix Iulia Lepida Celsa (Velilla de Ebro, Zaragoza), a saber: BELTRÁN LLORIS, M.: La arquitectura de la Casa de los Delfines, Zaragoza, 1984; MOSTALAC, A.: Estratigrafía, pinturas y cornisas de la "Casa de los Delfines", Zaragoza, 1994; y BELTRÁN LLORIS, M. et alii: El instrumentum domesticum de la Casa de los Delfines, Zaragoza, 1998.
Recursos en internet: A la colonia Celsa le prestan atención en internet distintas páginas consagradas a la difusión del turismo en la zona -por ejemplo, las de la Caja Inmaculada o Turismo de Zaragoza- así como algunas de las que se han citado para otras ciudades romanas del entorno, por ejemplo, la revista digital Clío en su serie de visitas arqueológicas o la web del Patrimonio Romano en Aragón, nuevamente formidable. Junto a éstas, no debe dejar de consultarse la voz Celsa en la Gran Enciclopedia Aragonesa OnLine, por ejemplo, que ofrece, además, notable bibliografía sobre el lugar, complemento de la citada más arriba.
Recomendaciones: Lógicamente, para el viajero que acuda a Celsa desde Zaragoza, debe leer las recomendaciones que, sobre dicha ciudad y su entorno, hicimos en otro lugar de este blog. Tanto Gelsa como Velilla de Ebro no ofrecen demasiados atractivos a nivel de restauración aunque, por supuesto, el Bar Restaurante Frontón, en la Plaza Mayor de Gelsa, puede ser un buen lugar para tomar un refresco o reponer fuerzas tras la visita. Sí nos parece que la visita a Celsa puede ser un buen punto de partida para acercarse a una de las manifestaciones culturales y religiosas más en boga en los últimos años y ejemplo -una vez más- de la arraigadísima piedad cristiana de tantos y tantos pueblos de nuestro país: la denominada Ruta del Tambor y del Bombo, que surca, cada Semana Santa, los pueblos del Bajo Aragón zaragozano y turolense. Celsa no está muy lejos de Alcañiz, por ejemplo, que puede ser una excelente base para realizar dicha ruta alojándose, por ejemplo, en su sensacional Parador. Y una noche puede ser suficiente para, con Alcañiz como centro, visitar Celsa el Jueves Santo por la mañana -con parada, después, en el Cabezo de Alcalá de Azaila, también cercano y dirección Alcañiz o en el Monasterio de Rueda- y, después, asistir a la popular rompida de la hora en La Puebla de Híjar -seguramente el antiguo municipium Osicerda que acuñó moneda con dicho rótulo- para, el Viernes Santo, tras la afamada y espectacular (ver vídeo) rompida en Calanda, dirigirse al Drama de la Cruz que se escenifica y vive de un modo muy especial en Alcorisa. Sólo un consejo, salvo que se emplee Zaragoza como centro de operaciones, alojarse en cualquier municipio de la aludida Ruta del Tambor en plena Semana Santa es prácticamente imposible si no se reserva con antelación.






6 comentarios:

Redacción de revistas multiblog dijo...

Impresionante, se nota que lo has estudiado a fondo, por algo eres profesor. Da gusto.
Una pregunta: ¿qué opinas sobre la posibilidad de que existiera una ciudad romana más o menos importante en Almuñécar (Granada)? Algunos creen que de haber existido ese enclave romano y todo indica que así fue, o se encuentra sumergida bajo el agua o enterrada en una colina cercana. Por otro lado, la cercana localidad de Motril se piensa que era donde vivían los ricos terratenientes de Sexis (Almuñécar) porque en esa otra localidad granadina se encontró alguna villa de cierta fastuosidad.
¿Sabes si continua la investigación al respecto o se ha abandonado? Se que se halló una especia de mojón indicador de que cerca se encontraba Sexis pero poco más, excepto mis visitas a los museos arqueológicos de Granada y Almuñécar pero ignoro si algún arqueólogo continua el estudio de la zona, no tuve tiempo de preguntarlo.

Javier ANDREU PINTADO dijo...

Adolfo,
Sí, soy Profesor pero no he estudiado a fondo Celsa. Como habrás visto en las páginas a las que enlaza este blog, me dedico a comunidades algo más tardías, también de estatuto privilegiado (municipios, no colonias) pero de época Flavia, por tanto de mediados del siglo I d. C. Por eso, tampoco estoy muy bien informado sobre Sexi que, efectivamente, fue una ciudad romana notable por su acueducto y por ser citada en las fuentes antiguas (te recomiendo la consulta de la voz correspondiente en el Diccionario de Akal, por ejemplo, donde hay un buen estado de la cuestión). Tal vez desde Granada lleven alguna investigación en esa línea. Te informaré a través de este espacio. Gracias por tu comentario.

Javier

marta dijo...

Buenas tardes.me dirigo a usted para comunicarle que desde noviembre del 2011,en Velilla de Ebro hay un lugar que se llama Rincon del amo en el que se puede degustar comida casera y buenas tapas.Esta en calle Baja en plena huerta.

Javier ANDREU PINTADO dijo...

¡Gracias, Marta! Tendremos que acercarnos a probarlo. Mucha suerte con la empresa!

Anónimo dijo...

Buenas tardes. Me gustaria comentarle que a parte del yacimiento arqueologico, que es de gran valor, rl municipio dispone de mas patrimonio cultural como e conjunto hidraulico, iglesia mudejar ect Y tambien su fiesta patronal d San Nicolas de Bari para el puente de la constitucion con un dance quemuy antiguo que no ha desaparecido nunca. Y por concluir en la ermita de San Nicolas se encuantra una campana que data del s.XV o S.XVI y no ha sufrido ninguna modificacion asi como la historia de las campanas milagrosas ampliamente biografiadas. Un cordial saludo y gracias por la nota sobre Lepida Celsa

Javier ANDREU PINTADO dijo...


Gracias, querido lector!

Qué grande es que quienes seguís "Oppida Imperii Romani" lo enriquezcáis de este modo. Gracias.

Como de lo único que sabemos es de Arqueología, es de lo que hablamos. La consecuencia es que omitamos estas cuestiones de patrimonio cultural que, sin duda, son causa más que justificada para acompañar la visita a Celsa.

Gracias