LOS BAÑALES (Uncastillo) (y VIII)

Como no puede ser de otro modo, Los Bañales es una de las ciudades romanas de mayor presencia en Oppida Imperii Romani aunque no siempre que hemos hablado de ella hemos colocado como título el nombre con el que, todavía, seguimos conociendo la ciudad y el municipio en que se ubican sus restos. Cuando, en apenas unos meses, y gracias al apoyo de la Comarca de Cinco Villas, vamos a dar inicio a la XV Campaña de Excavaciones Arqueológicas -la convocatoria de plazas para estudiantes no-europeos ya está abierta en la web de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra- lejos queda aquél primer post sobre el yacimiento -y prácticamente el primero del blog-, de agosto de 2008 o el que, en noviembre de 2009, hacía balance de la I Campaña. Ha pasado el tiempo -más de una década- y Los Bañales se han convertido en un proyecto de referencia en la Arqueología hispanorromana.

Es cierto que nuestro constante esfuerzo por la difusión -alimentando nuestros perfiles de seguidores en Facebook e Instagram, volcando noticias y contenido audiovisual en YouTube e incrementando, de la mano de Pablo Serrano, nuestro Museo Virtual en Sketchfab- podría llevar a pensar que, esencialmente, nuestro proyecto es sólo un proyecto de transferencia, de eso que ahora se llama dissemination. Pues no, la transferencia, y lo hemos explicado aquí muchas veces -en particular en la etiqueta "Disputationes"- sólo tiene sentido cuando descansa en una investigación puntera y rigurosa, además de transdisciplinar, en la que, es cierto, tratamos de hacer partícipes a nuestros estudiantes que, llegados de distintas partes del mundo, cada año, y con unas cualidades muy concretas que ya destacamos hace algunos años, vienen a trabajar con nosotros y que, al paso de los años, se convierten en doctorandos, defienden sus Tesis y, como han hecho varios ya, pasan a formar parte de destacadas instituciones de Enseñanza Superior. Así lo hemos explicado, de hecho, en varias de nuestras reflexiones, escritas, sobre el modelo de gestión -que es, también, de investigación- aplicado en este proyecto, a las que remitimos (véase, por ejemplo, MENJÓN, M. S., VAL, E., LASOBRAS, I., y CELMA, A. (eds.), El recreacionismo histórico, el patrimonio y la arqueología como motores del turismo en el territorio, Zaragoza, 2019, pp. 89-107 o el más reciente, en Journal of Tourism and Cultural Heritage, 3-3, 2020, pp. 34-50 donde hablamos, también, de cómo hemos replicado ese sistema en Santa Criz de Eslava). 

Precisamente, hace algunos años, en uno de esos trabajos -bien es cierto que la incidencia de la pandemia ha podido alterar algunos de los parámetros- recopilamos unos datos cuantitativos al respecto que nos parecen ilustrativos. El equipo científico de Los Bañales, en estos años, ha publicado una media de 8,2 trabajos de investigación al año, ha pronunciado 13,8 conferencias cada ejercicio, y ha estado presente, con responsabilidad de liderazgo, en hasta 11 proyectos de investigación financiados en concurrencia competitiva, uno de ellos, Valete uos uiatores, europeo -de Europa Creativa- y otro, hace apenas dos años, Oppida labentia, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Esa participación en proyectos de investigación arroja una media, por tanto, de 1 proyecto de investigación concedido y ejecutado en cada anualidad (véase, con otros datos: Actas del Congreso Nacional de Arqueología Profesional CNap, Zaragoza, 2018, pp. 373-383, esp. pp. 380-381). Esas cifras dicen mucho, sin duda, del trabajo que se ha hecho y del esfuerzo que hemos puesto por hacer de nuestro proyecto un proyecto universitario, investigador, riguroso, de impacto y, sí, también con presencia, constante, en el territorio.

Las dos propuestas que traemos a esta entrada de Oppida Imperii Romani son buena muestra de cómo investigación y transferencia deben ir de la mano. Las dos, además, se han producido -separadas en apenas unos días- en este mes de febrero que ahora se cierra y que, como es tradicional -aunque este año no haya habido campaña invernal de prospecciones, que, seguramente, retomaremos en el próximo otoño- ha sido de intensa actividad en Los Bañales. Por un lado, el pasado día 16 de febrero Los Bañales tuvieron la suerte de estar presentes en Zaragoza, en los estudios de Aragón Radio para, por espacio de cincuenta minutos, ser protagonistas del programa "Historia de Aragón" que, desde hace varios años, y con notable impacto, conducen los historiadores Sergio Martínez y Santiago de Navascués ambos, además, apasionados de la Arqueología. El resultado es un programa extenso en un tono informal y grato, entretenido, incluso, en que se habla del yacimiento, de su historia, de su presente y de su futuro y, también, de lo muchísimo que queda por hacer además de lo mucho que, con poco, se ha hecho hasta ahora. Ya alojado en el completísimo repositorio de podcasts del programa, dejamos acceso (desde aquí, donde puedes escucharlo en las distintas plataformas al uso) al mismo conscientes de que, seguro, hará las delicias de quienes, amantes de la Arqueología o de la huella romana en Aragón, seguís Oppida Imperii Romani

La segunda ocasión en que hemos podido mostrar, desde Los Bañales, que no hay transferencia sin investigación nos ha llevado al Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, la antigua Augusta Emerita. Desde la irrupción de la pandemia, y a través de su canal en YouTube, esta institución señera en la Arqueología hispanorromana ha venido organizando ciclos de conferencias sobre las ciudades romanas de Lusitania (I), sobre las de la Bética (II) y hasta dos series sobre las de la Tarraconense (III) las actas de las cuales -las relativas a la Hispania Citerior- acaban de ver la luz en un sensacional volumen editado por la prestigiosa L'Erma di Bretschneider al que seguirá uno en preparación con lanzamiento previsto para el segundo semestre de 2022 y que, sin duda, van a contribuir a dar impacto y visibilidad a la Arqueología que se hace sobre ciudades antiguas de la Hispania Romana. Precisamente, la ciudad romana de Los Bañales ha sido la responsable de, el 24 de febrero, cerrar ese ciclo con una conferencia que, titulada "Los Bañales de Uncastillo: una ciudad-escaparate de Roma en territorio vascón", fue seguida en directo por centenares de personas y está ya, también, disponible, en el citado canal del que hemos tomado el embed que cierra este post que abrimos con las diapositivas empleadas en la misma. Quizás, tras la presencia de la ciudad romana de Los Bañales, en el año 2019, en el ciclo sobre Actualidad de la Investigación Arqueológica en España que organiza, y sigue organizando, el Museo Arqueológico Nacional -y cuyas actas están disponibles en red- por el prestigio de la entidad Emeritense y por el calado e impacto de todas sus iniciativas, podría decirse que la conferencia de estos días atrás constituye un hito que vuelve a recordarnos algo que hemos repetido en otros posts sobre patrimonio arqueológico aragonés en los últimos meses: tenemos que seguir creyendo en Los Bañales y, sobre todo, seguir uniendo cuantos apoyos sea posible para que este proyecto siga paseando, con orgullo, la ciencia que se hace en Aragón, por Aragón, para Aragón y, sí, también para el mundo. 

¡Que disfrutéis de los dos materiales casi tanto como nosotros lo hemos hecho preparándolos y llevándolos a término, lectores de Oppida Imperii Romani



DEIN VASCONES



[Mapa recogido en libro de texto de 1º ESO, de Ciencias Sociales: Geografía e Historia, de la Editorial Anaya (2015) elaborado, en los contenidos relativos a Navarra, por el geógrafo Juan José Calvo y los historiadores Román Felones e Iñigo Mugueta]

"Desde 2006 prácticamente, en mi historial investigador, no ha habido año en que los Vascones no hayan formado parte de mi preocupación investigadora bien en forma de artículos, conferencias -algunas, además, volcadas en mi perfil de SlideShare, como ésta- o, incluso, posts en este mismo blog (éste puede servir de ejemplo al tiempo que proporciona más material sobre algunas de las cuestiones que aquí van a discutirse)". Esto -que sirve como contexto, también, para esta nueva entrada- escribíamos en nuestro blog hace ya seis años. Lo hacíamos en uno de los posts más leídos de Oppida Imperii Romani -con más de 4000 visitas- y que alimenta, de hecho, una de las etiquetas, la de Vascones, de mayor impacto social a tenor del número de lectores que suscitan sus entradas. El post en cuestión lo compusimos con motivo de nuestra visita, en septiembre de 2017, a la exposición "Navarrorum: Euskararen gaineko dokumentu nafarren bi mila urteko ondarea / Dos mil años de documentos navarros sobre el euskera", que entre septiembre y diciembre de ese año acogió el Archivo Real y General de Navarra. De esta exposición, lo hemos sabido estos días, se ha publicado un catálogo que ha contribuido, si cabe, a amplificar el alcance de algunas de las imprecisiones y generalizaciones en que, a nuestro juicio, incurría el discurso de la muestra.

Dando razón a lo que afirmábamos en 2017, este año de 2022 también ha arrancado con atención investigadora a los Vascones de las fuentes antiguas los mismos a los que hemos dedicado hasta tres misceláneas con participación de diferentes colegas que, en cierto modo, entre 2006 y 2013, han contribuido a dinamizar la cuestión (Navarra en la Antigüedad: propuesta de actualización, Pamplona, 2006; Los Vascones de las fuentes antiguas: en torno a una etnia histórica de la Antigüedad peninsular, Barcelona, 2009 y Entre Vascones y Romanos. Sobre las tierras de Navarra en la Antigüedad, Pamplona, 2013) y sobre la que hemos vuelto (pp. 63-187, esp. pp. 63-64 y 129-130) en la reciente Opera selecta de Mª Jesús Peréx Agorreta (Madrid, 2021), una de las grandes estudiosas de la cuestión en las dos últimas décadas del siglo XX. La razón de nuestra atención, en estas últimas semanas, a esa "controversia vascona" la ha brindado nuestro colega de la Universidad del País Vasco Antonio Duplá que coordina un número monográfico, de los Anejos de Veleia, sobre la cuestión que esperan pueda ver la luz en la segunda parte del año en curso y en el que ha tenido a bien invitarnos a participar.

En esta ocasión, y aunque el lector de este post deberá esperar a la publicación del volumen -que, oportunamente, se anunciará y que reunirá contribuciones de casi todos los colegas que han trabajado sobre la cuestión en las últimas dos décadas- hemos decidido contribuir a él realizando una aproximación al "imaginario colectivo" con el que los Vascones son conceptualizados por la sociedad de Navarra y del País Vasco no ya en los últimos años sino, prácticamente, desde los escritos primordiales de eruditos del XVIII, del XIX y de comienzos del XX como Arnaldo de Ohienart, José de Moret, José Yanguas y Miranda (de su visión del asunto ya nos ocupamos en nuestra contribución a Navarra: memoria e imagen. Actas del VI Congreso de Historia de Navarra, Pamplona, 2006, pp. 23-42) o Julio Caro Baroja (sobre él sigue siendo útil el número monográfico de Revista de Historiografía, 4-1, 2006) todos bien conocidos por cualquiera que, en alguna ocasión, se haya aproximado a la cuestión. Y lo hemos hecho porque, es cierto, se ha ido operando respecto del asunto un cierto "frentismo historiográfico" -como lo ha llamado acertadamente el reciente trabajo de LANZ, J., Los vascones y sus vecinos (siglos II a. C.-VIII d. C.), Pamplona, 2020, p. 18)- que, en cualquier caso, no ha sido sólo historiográfico sino que tiene, también, un cierto carácter social -cuando no político- como anteriores -y recientes- posts de este blog han venido a demostrar. En parte, ya nos aproximamos al tema en un artículo del tercero de los volúmenes de recopilación arriba citado (Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 21, 2013, pp. 355-383) en el que trazamos algunos de esos rasgos a partir de las publicaciones escolares, didácticas, al uso en la Navarra de hace unos pocos años. Un escrutinio realizado, para este nuevo trabajo, en estas últimas semanas ha permitido comprobar que, efectivamente, algunos aspectos de ese "imaginario" se han matizado ligeramente en los últimos años -luego indicaremos cuáles- pero otros siguen fieles a cuestiones historiográficas que nacen de una esencialista, e interesada, interpretación de las fuentes antiguas y que parecen obviar lo que ya en los últimos años noventa un sagaz trabajo de J. J. Sayas puso de relieve, que, seguramente, la etnia histórica de los Vascones fue un constructo de Roma que, además, "no se deja confundir, totalmente, con el pueblo vasco antiguo y moderno" (SAYAS, J. J., "Algunas cuestiones relacionadas con la etnia histórica de los Vascones", en RODRÍGUEZ NEILA, J. F., y NAVARRO, J. (eds.), Los pueblos prerromanos del norte de Hispania: una transición cultural como debate histórico, Pamplona, 1998, pp. 89-140, esp. p. 90; a este respecto es muy útil la digresión que este autor desarrolla en la nota 2 de un trabajo suyo publicado en Espacio, Tiempo y Forma. Serie 2. Historia Antigua, 15, 2004, pp. 139-166 donde deja claro que los términos "vascón" y "vasco" no son equiparables) pese a los esfuerzos que, históricamente, se han hecho al respecto y a que, en parte, el atractivo de los antiguos Vascones descanse en parte sobre esa interesada identificación.

A día de hoy, parece que algunos se empeñan -insistimos, y lo vimos ya en nuestro post sobre "Navarrorum"- en mostrar a lo Vascones con los siguientes cinco rasgos que definirían esa imagen social que estos tienen en el imaginario popular vasco-navarro: [1] como un pueblo emparentado directamente con el vasco actual; [2] cuya lengua, resistente a la Romanización y al paso del tiempo, fue el euskera (aunque hoy sabemos que ésta no fue ni la única ni la mayoritaria en la zona, como han demostrado J. de Hoz o B. Prósper o F. Villar, a los que "hacíamos hablar" en el post enlazado varias líneas atrás); [3] una lengua cuya dispersión, más tarde, por el País Vasco actual -pues no constan evidencias del mismo en esa zona durante la Antigüedad Clásica (para los registros lingüísticos de la zona es muy útil VELAZA, J., "El vasco antiguo y sus vecinos según la epigrafía", en IGARTUA, I. (ed.), Euskara eta inguruko hizkuntzak historian zehar, Vitoria, 2012, pp. 75-84)- habría justificado el carácter también vasco de caristios, várdulos y autrigones, los pueblos antiguos de esa zona cuyo registro onomástico y toponímico, sin embargo, remite a un contexto indoeuropeo (RAMIREZ SÁDABA, J. L., "Las ciudades vasconas según las fuentes literarias y su evolución en la tardoantigüedad", Antigüedad y Cristianismo, 23, 2006, pp. 185-199, esp. pp. 194-196); [4] que, además, fue un pueblo no homogéneo no porque su nota característica -como se ha señalado sobradamente recientemente (véase, por ejemplo, PINA, F., "Sertorio, Pompeyo y el supuesto alineamiento de los Vascones con Roma", en ANDREU, J. (ed.), Los Vascones de las fuentes antiguas: en torno a una etnia de la Antigüedad peninsular, Barcelona, 2009, pp. 159-214, esp. pp. 205-213)- fuera la diversidad étnica -con un espacio compartido con poblaciones ibéricas y, especialmente, indoeuropeas- sino porque, en él, se afirma que existían dos espacios diferenciados, el saltus Vasconum, boscoso, apenas romanizado y sin evidencias de la vida urbana -contra lo que los trabajos, por ejemplo, de Aranzadi, están demostrando en Espinal-Burguete (MARTÍNEZ-TXOPEREA, J. M., y ZUBIRIA, R., "La vía de Hispania a Aquitania en el paso del Pirineo por Ibañeta: resultado de la investigación sobre la calzada romana desde Campo Real-Fillera a Donezaharre/Sain-Jean-le-Vieux", en Erromatar garaiko galtzadak Aintzin Arona. Jardunaldiak - Jornadas sobre las calzadas romanas en la Antigüedad, Aritz-Burguete, 2017, pp. 151-204)- y el ager Vasconum donde, sí, existían ciudades, algunas de estatuto privilegiado como Cascantum, Gracchurris o Calagurris una dicotomía que debe romperse ya por razones que tienen que ver con el desigual sesgo, interés y fecha de los autores que transmiten ambas menciones y porque, muy probablemente (véase URTEAGA, M., "El Vasconum saltus y Oiasso", Arkeolan, 15, 2007-2008, pp. 171-184) el primero de los términos, el del saltus, más deba interpretarse como un distrito minero argentífero; y, por último, [5] un pueblo que, además, contaba con una "capital", Pompelo -nada de eso se puede inferir de los textos antiguos- cuyo nombre antiguo, prelatino, fue Iruña de lo que -a diferencia de lo que sucede con la Ilurcis anterior a Gracchurris o la Salduie anterior a Caesar Augusta- nada dicen las fuentes antiguas (curiosamente, todos estos tópicos fueron repetidos por colegas arqueólogos y gestores de patrimonio en dos interesantes programas -1 y 2-, emitidos el pasado otoño por Navarra Televisión, en el popular espacio El Tiramillas cuyo contenido en lo que respecta al mundo romano, en cualquier caso, debería hacer reflexionar a los responsables de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Navarra respecto de qué "marca Navarra", en materia de investigación arqueológica, estamos generando y de en manos de quiénes estamos dejando la gestión y transferencia del conocimiento histórico en materia arqueológica).

A priori, sería lógico llegar a pensar que sostener una caracterización de ese tipo -esencialista y territorializada- podría obedecer, se haga desde el País Vasco, se haga desde Navarra, a motivaciones políticas. Puede ser pero no entraremos aquí en esa discusión que, seguro, ya alimentará los comentarios que esta entrada suscite. Sin embargo, nos parece que en el mantenimiento y defensa -casi como patrimonio heredado e inmutable- de esos tópicos tienen mucho que ver -y han tenido- no sólo la auctoritas de quienes, primero, sostuvieron, desde la erudición de finales del XIX o de los comienzos de la investigación sobre el tema en el XX, ese tipo de afirmaciones -muchas de las cuales, como demostrara hace no mucho ALMAGRO, M., "Etnogénesis del País Vasco: de los antiguos mitos a la investigación actual", Munibe, 7, 2005, pp. 345-364, también han pasado a los estudios sobre Prehistoria- sino, también, el extraordinario alcance editorial que tuvieron, en los últimos años ochenta y primeros noventa del siglo XX, enciclopedias y síntesis históricas locales -auspiciadas por destacadas instituciones o editoriales vascas y navarras- en las que se volcó en ese momento el que era el status quaestionis sobre el tema que sólo a partir de 2006 comenzó a verse modificado en algunos de sus extremos más característicos al ritmo de las publicaciones que tuvimos el privilegio de coordinar, más arriba recogidas. Nos referimos, por ejemplo, a trabajos como el Diccionario enciclopédico del País Vasco (San Sebastián, 1985), la Enciclopedia general ilustrada del País Vasco (San Sebastián, 2000), la Gran Enciclopedia de Navarra (Pamplona 1990) o la Historia de Navarra (Pamplona, 1993) que, de hecho, se citan, todavía, como material complementario en algunos de los textos escolares que sometíamos a análisis y escrutinio en la publicación de 2013 antes enlazada. Como se analizará en detalle en el texto que hemos entregado a imprenta en estos días, estos -y otros- volúmenes parecen insistir, del lado vasco o del lado navarro, en esos cinco rasgos fundamentales todos, como se dijo, totalmente superados por la investigación de los últimos casi quince años. La razón es lógica, parece más conveniente a un proyecto autonomista la imagen de unos Vascones identificados con el pasado de una Comunidad Autónoma moderna -sea la vasca, impropiamente, o sea la Navarra, con algo más de conocimiento de causa, aunque también de modo impropio- que el presentar a una etnia elusiva, seguramente minoritaria y que vivió en un claro contexto de diversidad, de auténtico trifinio cultural -como recordaba, parafraseando a Guillermo Fatás, este trabajo de J. Santos Yanguas en el homenaje a este profesor zaragozano (Zaragoza, 2014, pp. 623-625) cuya síntesis FATÁS, G., "Los Vascones y su territorio", en MONTENEGRO, A. (dir.), Historia de España. 2. Colonizaciones y formación de los pueblos prerromanos (1200-218 a. C.), Madrid, 1989, pp. 376-400 conviene releer hoy, casi treinta años después- y que, además, parece no tuvo -más allá de que algunos de sus integrantes, seguramente no la elite, hablase el vasco- elementos materiales distintivos respecto de su entorno cultural inmediato, claramente indoeuropeizado.

Sin embargo, es evidente que pese al peso que esos volúmenes -y otros cuya lista no vamos a aportar aquí y que se verán en el artículo en cuestión- han tenido en la configuración de esos "Vascones prototípicos" -como los llamaron con acierto FORTÚN, J. L., y JUSUÉ, C., Historia de Navarra. 1. Antigüedad y Alta Edad Media, Pamplona, 1993, p. 31- no todo está perdido y los esfuerzos de transferencia que, quienes investigamos sobre la cuestión, estamos haciendo en los últimos años, van recogiendo sus frutos unidos al esfuerzo de muchos docentes de Secundaria y Bachillerato por estar al día de esa investigación y dar, a sus resultados, espacio en las aulas y en los materiales pedagógicos complementarios. Dos botones como muestra. En un reciente texto de 1º de Educación Secundaria Obligatoria (GARCÍA SEBASTIÁN, M., y GATELL, C., Geografía e Historia. 1. 2. Historia, Barcelona, 2016, publicado por Vicens Vives) y en el que, editado por Anaya, citábamos en el pie de la fotografía que corona esta entrada (CALVO, J. J., FELONES, R., y MUGUETA, I., ESO 1º. Ciencias Sociales. Geografía e Historia, Madrid, 2015) empiezan a vislumbrarse algunas enmiendas a los cinco puntos que, entre otros de ese perfil prototípico vascón de la historiografía tradicional, hemos querido destacar aquí. Así, aunque se sigue hablando de que "los Vascones (...) debían de tener cierta conciencia de grupo" y se sigue planteando la dicotomía ager-saltus Vasconum, se pone en valor la presencia de "celtas e íberos en territorio vascón" -un territorio que "no contaba con una unidad política ni con fronteras delimitadas, sino que era un área territorial que compartía algunas características culturales comunes (lengua, creencias, costumbres)"-, se plantean actividades que pretenden conectar a los berones con los vascones y que buscan subrayar la diversidad del solar atribuido a estos últimos por las fuentes antiguas, se pone de relieve el carácter indoeuropeo de gran parte de la escritura paleohispánica atestiguada en la zona, se insiste en que "bajo estas denominaciones [étnicas] los autores romanos, como por ejemplo Estrabón, pretendían diferenciar de manera sencilla algunos grupos tribales de territorios del norte peninsular" y se pide, de hecho, que los estudiantes reflexionen sobre la fiabilidad de las informaciones transmitidas por los autores antiguos.

La aceptación social, por tanto, de los Vascones reales, no los de la historiografía ni los del imaginario colectivo de carácter popular y social -legitimador, como estudiamos hace tiempo en la Revista de Historiografía, 8, 2008, pp. 41-54, de posturas políticas diametralmente opuestas y que siempre han puesto la cuestión territorial en el centro- es sólo cuestión de tiempo pues, como hemos repetido en varias ocasiones, y recordaba también HOBSBAWM, E., Sobre la Historia, Barcelona, 1997, p. 269, la transferencia de conocimiento es siempre lenta y cuando se trata de deshacer tópicos de carácter identitario, esa lentitud todavía es mayor. Paciencia, pues. Y trabajo. De igual modo que está cambiando la imagen sobre otras etnias del mosaico prelatino peninsular, llegará el momento en que, como escribió Plinio, dein Vascones, "entonces (serán) los Vascones" (Plin. Nat. 3, 3, 22) los que serán asumidos por la sociedad como realmente fueron y no cómo, desde ópticas y presupuestos actuales, nos habría gustado que fueran. 




VALETE VIATORES (y V)

En apenas unos meses, con presentación de resultados en Pamplona, en el Museo de la Universidad de Navarra -el 15 de junio, por la tarde- y en Cascante, en la ya XVII Semana Romana de Cascante -entre el 17 y el 18 de junio-, clausuraremos el proyecto de Europa Creativa "Valete uos uiatores: travelling through Latin inscriptions across the Roman Empire" que ha inspirado no pocos posts de este blog desde que supimos de su concesión, en concurrencia competitiva, a finales de 2020. Entre los resultados figurará también un libro sobre culturas epigráficas romanas de Occidente y protocolos de actuación en epigrafía digital, virtual y 3D que, en el último trimestre de 2022, verá la luz en las prensas de la Universidade de Coimbra.

En estos últimos días, los gestores del proyecto en la Unión Europea, nos han validado las primeras vitrinas del Museo Virtual de Valete uos uiatores, alojado en el portal Sketchfab y que están, por tanto, ya disponibles para la visita por parte de los usuarios. En ellos, y replicando el modelo que, con éxito, venimos aplicando desde hace años en los Museos Virtuales de Los Bañales de Uncastillo y de Santa Criz de Eslava, se ofrecen digitalizadas por Pablo Serrano e Iker Ibero cerca de un centenar de inscripciones entre las que, ahora, destacan las procedentes del Musée d'Aquitaine, en Burdeos pero que, pronto, mostrarán también las del Archivo Epigráfico de Idanha-a-Velha y las del Museo Nacionale Romano, de Roma, entre otras. 

Esas inscripciones, nos parece, merecen un post específico de este blog, que contribuye también a difundir los resultados de este proyecto, por, fundamentalmente dos razones que nos parecen, muy innovadoras y que, acaso, puedan estar generando tendencia en la investigación epigráfica y, sobre todo, en los protocolos de difusión de los resultados de esa investigación de cara a la comunidad científica. 

[1] Como es sabido, y lo explicó magistralmente Milagros Navarro, del Instituto Ausonius de Burdeos, en la conferencia que dictó en la jornada que, sobre el proyecto, celebramos hace no mucho en Ejea de los Caballeros de la mano del Centro de Estudios de Cinco Villas (ver enlace de acceso a las charlas aquí), Burdeos fue, desde los años noventa, pionera en la articulación de la base de datos PETRAE, un programa orientado al registro, tratamiento y reconocimiento automático de la Epigrafía y que, quienes trabajamos con fuentes epigráficas, hemos admirado siempre y manejado en más de una ocasión. Cualquiera de las inscripciones que aparecen en ese espacio ofrecen, a partir de sus fichas, un volumen de información extraordinario, de gran utilidad para el investigador y, también, para el aficionado a la Antigüedad Romana. Pues bien, desde hace algunas semanas, PETRAE ha sido pionera en incorporar a algunas de sus fichas el acceso al modelo 3D de las inscripciones que, del repertorio burdigalense, fueron digitalizadas en el viaje de trabajo que, con cargo al proyecto, desarrollamos el pasado mes de mayo de 2020. De ese modo, piezas como CIL XIII, 566596 -por destacar, quizás, dos de las más representativas del catálogo- cuentan ya en su ficha PETRAE con enlace a ese modelo 3D, embebido en la ficha, de igual modo que el propio modelo 3D, accesible desde PETRAE pero también desde los respectivos visores en nuestro Museo Virtual (aquí y aquí respectivamente) remite a la abundante información recogida en PETRAE. Así lo que en recientes publicaciones, hemos comentado que debía ser la tendencia futura en la Epigrafía Romana, en particular en materia de documentación gráfica y de diseminación de esa documentación, se ha convertido ya en una realidad. Ojalá que en un plazo no muy largo bases de datos como la española Hispania Epigraphica Online o la visitadísima, alemana, Clauss-Slaby puedan incorporar, junto a las fotografías -en cuyo acopio llevan años haciendo un gran esfuerzo- cuantos modelos virtuales se van subiendo por colegas al gran repositorio de modelos tridimensionales generados por láser escáner o fotogrametría que es Sketchfab.

[2] Ya en algunos trabajos previos, Pablo Serrano y nosotros mismos, hemos subrayado cuáles son las posibilidades que, en materia de mediación patrimonial, tiene el recurso a la fotogrametría digital de inscripciones. Él mismo, en su intervención en la jornada ejeana antes citada puso como ejemplo de una de esas potencialidades la elaboración de pequeños tutoriales en video explicando inscripciones romanas, eso que hemos llamado, en otro post de este espacio, E-Pigraphia Televisa, y que pueden incorporar, en la parte final, un pequeño espacio de recapitulación de información en el que, precisamente, mini-vídeos generados a partir del modelo tridimensional aportan ese singular modo de aproximarse al epígrafe que, sin duda, puede ayudar a tantos estudiantes de Epigrafía Romana como los hay en Europa y que tienen dificultades para, en el contexto del Covid-19, acercarse a colecciones y a museos arqueológicos para estudiar tipos diversos de inscripciones tipos que, además, permiten un mejor conocimiento de la cultura epigráfica de los Romanos. Pues bien, en estos días, en nuestro canal de YouTube, hemos incorporado hasta siete nuevos tutoriales de Epigrafía Romana correspondientes a otras tantas inscripciones del catálogo de Burdigala que incluyen desde tituli sepulchrales -como el del singular Amabilis sculptor, que hemos elegido como eje para las imágenes y vídeos de esta entrada (CIL XIII, 643) o los, hermosos, de L. Antonius Statutus, con domicilio en Bilbilis (CIL XIII, 612), de Domitia Peregrina (CIL XIII, 723) o de Axula (CIL XIII, 672)- a otras de naturaleza votiva -como el sensacional altar a Augusto y al genius ciuitatis dedicado por los Bituriges Vivisques (CIL XIII, 566) o como el dedicado a la Tutela en el 224 d. C. (CIL XIII, 584)- e, incluso, alguna de carácter evergético como la de la donación de un equipamiento hidráulico a la ciudad por C. Iulius Secundus (CIL XIII, 596), todas, además, extraordinariamente bien presentadas en el sensacional lapidario del Museo de Aquitania, un Museo, y una ciudad, que, además, está de actualidad en la ciencia epigráfica porque a finales del próximo mes de agosto acogerá el XVI Congreso Internacional de Epigrafía Griega y Latina. Los vídeos incorporan, además, como el resto de los que, de ese perfil, hemos ido incorporando en este último año y medio, acceso al modelo 3D alojado en el Museo Virtual de Valete uos uiatores

Ya desde nuestro primer post de contenido digital en la etiqueta Epigraphica -titulado E-Pigraphia- advertíamos de que ese momento en que las inscripciones -a través de la fotogrametría digital- dieran el salto de la máquina fotográfica del epigrafista a la pantalla de nuestros ordenadores estaba cerca. Las posibilidades que, dado ese salto, nos quedan a quienes amamos las inscripciones romanas, están, ya, al alcance de nuestra mano y, por tanto, también a la de los lectores de Oppida Imperii Romani.