VALETE VIATORES (y VII)


Valete viatores ha sido una etiqueta bastante recurrente en Oppida Imperii Romani en los últimos dieciocho meses. A través de ella hemos tratado de dar cumplida y continuada cuenta de la marcha de un proyecto de Europa Creativa -uno de los dos únicos proyectos españoles financiados en la convocatoria de 2020- centrado en la puesta en valor, con medios digitales y audiovisuales, de las inscripciones romanas y que, precisamente, llevaba ese nombre. Tanto ha sido así que en la recién estrenada web del proyecto, alojada en el servidor de la Universidad de Navarra -que ha liderado el grupo de trabajo y llevado la iniciativa en la petición y desarrollo del proyecto- se ha incorporado un enlace a esta serie de posts que se han convertido en una suerte de repositorio de los resultados y logros de un proyecto que nació en 2020 con varios objetivos: en primer lugar reivindicar al valor histórico, cultural y patrimonial de las inscripciones romanas, tan representadas en la etiqueta Epigraphica de este espacio; en segundo lugar, con las herramientas tecnológicas y audiovisuales a nuestro alcance hoy, subrayar el papel que las inscripciones desempeñaron en la sociedad romana y, también, el caudal informativo con que nos obsequian, todavía hoy, cuando se someten a un adecuado escrutinio y estudio; y, en tercer lugar, poner en el centro del legado patrimonial compartido en la Unión Europea a esa cultura escrita que, a partir de la época de Augusto, viajó, escrito en Latín, a través de las inscripciones romanas constituyendo éstas una manifestación clave de la primera gran globalización cultural a la que asistió Europa. Lo explicábamos no hace mucho en un vídeo de los varios que, en nuestro canal en YouTube, se dedican al proyecto y resulta satisfactorio ver cómo esos objetivos, en cierta medida, se han cumplido, al menos en una fase inicial pues, lógicamente, nuestra idea es seguir dando continuidad al proyecto y hemos aplicado ya a otras convocatorias europeas que, esperemos, nos faciliten hacerlo posible: 

Hace apenas algunas semanas, celebramos en Pamplona, entre el Museo de la Universidad de Navarra y la Facultad de Filosofía y Letras, la reunión de clausura del citado proyecto, algunos de cuyos resultados, de cuyos deliverables, están ya terminados y constituyen un singular caudal de documentación para la labor docente, investigadora y de difusión en Epigrafía Romana ciertamente extraordinario y que, estamos convencidos, se irá validando con el paso del tiempo. Dicho caudal documental, además, incide en la esencia misma de la convocatoria de Europa Creativa que dio sentido al proyecto y que pretendía enlazar contenidos culturales con soportes audiovisuales y digitales que facilitasen la difusión de éstos y su mayor impacto. De esos materiales resultantes, de esos deliverables, ya nos hemos entretenido en ocasiones anteriores. Así, sobre el Museo Virtual, de hecho uno de los más potentes y que ofrece en abierto más de 180 inscripciones romanas de Portugal, España, Francia e Italia debidamente anotadas y comentadas con su particular visor 3D, ya hablamos no hace mucho en un anterior post de este espacio, al que remitimos. Estamos convencidos de que dicho repositorio se convertirá, a corto plazo, en un sensacional banco de datos sobre diversas y variadas manifestaciones de la cultura epigráfica provincial en el Occidente Romano.

En la reunión más arriba citada, con extraordinario ambiente científico y de amistad y colaboración académica, participaron investigadores epigrafistas y arqueólogos de centros de investigación de referencia en Europa en materia epigráfica tales como la Universidade de Coimbra -con su Instituto de Arqueología-, la Université de Bordeaux -con su Institut Ausonius-, la Universitá di Roma La Sapienza -con su Dipartamento di Scienze dell'Antichità- o el Museo Nazionale Romano, seguramente el mayor lapidario romano que puede visitarse en Europa. Una panorámica del proyecto, con todos sus objetivos y sus principales resultados protagonizó, de hecho, la conferencia inaugural de la XVII Semana Romana de Cascante, promovida por la Asociación Vicus de Amigos de Cascante y celebrada hace algunos días en esa hermosa localidad de la Ribera de Navarra, sede del antiguo municipium Cascantum, como anunciábamos aquí no hace mucho. Gracias al canal de Ribera Visión en YouTube disponemos ya del vídeo de dicha presentación que resume, muy bien, lo logrado por el proyecto y que puede servir de resumen y de avance a las presentaciones que, del mismo, se han hecho, con notable éxito, en Zaragoza, en el curso de verano "De la piedra a tu pantalla" (día 28 de junio), en Burdeos, en la gala de inauguración del XVI Congressus Internationalis Epigraphiae Graecae et Latinae (29 de agosto) o en Barcelona, en el XIX Simposi d'Estudios Clàssics promovidas por la delegación en Barcelona de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (22 de octubre), por citar sólo las ya comprometidas. Dejamos aquí el embed del vídeo en cuestión: 

En el contexto de esa reunión de cierre han tenido notable éxito los dos pases que se han hecho de la serie audiovisual "Valete vos viatores: from Portugal to Rome", uno de los principales resultados del proyecto. El primero, celebrado en la tarde del 15 de junio en el Museo de la Universidad de Navarra, tuvo un cierto eco en medios, incluyendo el informativo de TVE en Navarra y la sensacional cobertura dada, en la edición en papel, por Diario de Navarra y, además, como informó la propia Universidad de Navarra, incluyó la proyección de los cuatro programas, de cerca de media hora cada uno, que componen la serie, presentada por Ane Urrizburu, estudiante de Historia con el Diploma en Arqueología en la Universidad de Navarra y producida por Clau Creative (si eres usuario de Instagram no te pierdas el testimonio de sus experiencias durante el proyecto). Como muestran el teaser de la serie y, también, su intro, el documental realiza un recorrido por la ciencia de las inscripciones desde su concepto a las que han sido sus herramientas de trabajo tradicionales -la autopsia epigráfica- y, también, modernas -la fotogrametría y la digitalización 3D- y, a través de un viaje que arranca en Portugal y termina en Roma, da voz a epigrafistas e investigadores de los centros de investigación antes citados como participantes de la reunión de cierre y que, además, han sido socios del proyecto. Durante el mismo el espectador puede comprender cómo se estructuraba una inscripción romana, cuáles eran los tipos principales de fórmulas epigráficas, de qué modo se articulan las publicaciones y editiones epigráficas, qué lugares eran más dados, en las ciudades romanas, a la colocación de inscripciones, qué mensajes proponían, etcétera... La idea es que en los próximos meses esta serie pueda mostrarse en aquellos proyectos culturales o museográficos que así lo demanden, a espera de encontrar las plataformas de difusión y televisión adecuadas para una difusión masiva. De momento, resultan muy útiles los dos avances disponibles de esa serie documental que dejan, desde luego, al espectador, con ganas de más: 


Especial interés ha despertado, y lo seguirá haciendo, en el transcurso de este proyecto, el videojuego que, con el mismo título, "Valete vos viatores", permitirá a quien lo juegue, convertirse en un scriptor que viaja de Roma al extremo occidental del Imperio, a Lusitania, realizando inscripciones romanas y, en función del modo cómo atienda a sus comitentes, mejorando su prestigio personal y su categoría como artesano, tal como su creador, Iker Ibero, lo explicaba hace algunos meses a TVE en Navarra. Desde una Roma en pleno "boom" epigráfico en la época de Augusto el gamer -personificado en dos generaciones de scriptores, padre e hijo- irá realizando encargos y contemplando, además, el crecimiento y desarrollo de las culturas epigráficas locales en diversas provincias del Imperio -entre Augusto y los Flavios- algunas de cuyas ciudades, además, serán recreadas en algunos de sus principales edificios, como habrán visto los lectores más asiduos de Oppida Imperii Romani con los vídeos que hemos difundido no hace mucho con las recreaciones del foro de Los Bañales de Uncastillo -parte de cuyos pedestales deberán ser realizados por el jugador- y en el sensacional anfiteatro de Burdigala, en Bordeaux, en Francia:


En estos días, además, ha visto la luz -aunque habrá una segunda versión con más detalles en el libro final del proyecto, ya en proceso de revisión para edición por la Imprensa da Universidade de Coimbra- un artículo, publicado en las actas del IV Coloquio de Arqueología y Patrimonio de Aragón, en el que explicamos el making off de ese proyecto que va a constituir, además, el primer videojuego de contenido epigráfico de Europa, algo que ya explicábamos hace algunos meses en una conferencia nuestra, titulada "Epigrafía Latina y Humanidades Digitales: algunas reflexiones", ponencia del I Macrocongreso Internacional de Ciencias y Humanidades CIHUM 2022, cuya grabación rescatamos aquí pues incide en varios de los valores de este sensacional proyecto epigráfico: 

Cuando el pasado día 15 de junio -que parece ahora tan lejano- dábamos pase al estreno de la serie audiovisual -y así lo inmortaliza la fotografía superior de las dos que coronan esta entrada, la segunda recoge la reunión de equipo de epigrafistas que forma parte del grupo de trabajo del proyecto- citábamos una conocida frase, que reconocerán los asiduos de Oppida Imperii Romani, relativa a las emociones que suponen las inscripciones latinas para los historiadores de la Antigüedad pues hacen latir más deprisa nuestro corazón de investigadores. Qué duda cabe que este proyecto -cuya actualidad podrás seguir a través de su página web- va a seguir haciendo que eso sea posible y que lo sea, además, para todos los públicos. Pronto más noticias, en especial sobre el videojuego que está disponible ya para descarga desde el portal STEAM aunque sobre ello hablaremos muy pronto.

Valete uiatores!

DE VITRARIO GRAECO

 

[Lucerna romana de época flavia, hacia el 70 d. C., con representación de varios uitrarii, artesanos del vidrio soplado. Museo Regional de Koper, Eslovenia]

A lo largo de los más de quince años que lleva en marcha Oppida Imperii Romani -y que, en gran parte, coinciden con los que llevamos al frente del proyecto arqueológico de la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo (Zaragoza)- hemos aprendido muchas cosas respecto de los riesgos, ventajas y retos que acompañan al ejercicio de una Arqueología Pública (sobre ella véase la intensa producción bibliográfica de Jaime Almansa), que, en ocasiones, hemos llamado, incluso "Arqueología en directo" y que tiene siempre en la transferencia, derivada de una rigurosa investigación, como comentábamos aquí no hace mucho, un objetivo absolutamente primordial. La primera es que, en esa transferencia del conocimiento, los medios de comunicación -que resultan aliados fundamentales- reaccionan, en ocasiones, de modos totalmente insospechados convirtiendo en noticias asuntos que a los investigadores nos parecen de ordinaria administración y, en cambio, pasando por alto notables hallazgos científicos que a quienes somos profesionales de las Ciencias de la Antigüedad sí nos parecen llenos de interés. La segunda es que, pese al esfuerzo que hacemos por acercar la ciencia arqueológica a la sociedad, ésta sigue sin ser bien entendida ni en sus procedimientos, ni en sus objetivos ni en sus herramientas ni, por tanto, en su modo de trabajar. El episodio que inspira esta entrada veraniega de Oppida Imperii Romani lo muestra con total claridad y, seguramente, por la polémica que ha acompañado a éste en la prensa y en las redes sociales, será conocido ya por el lector que, en cualquier caso, puede seguir leyendo esta entrada o conformarse con un resumen de la polémica en el audio que cierra el post, fruto de una entrevista motivada por la ocasión en los micrófonos de la siempre grata SER Cinco Villas. En cualquier caso, antes de entrar de lleno en el asunto, sí nos parece que un par de advertencias metodológicas preliminares pueden resultar pertinentes, al tiempo que servirán, también, para mostrar cómo funciona la generación de conocimiento en Ciencias de la Antigüedad. Van dirigidas, especialmente, a aquéllos a los que se alude en la parte final de esta entrada que, parece, no deben tenerlo demasiado claro por más que presuman de ser personas de cultura y promotoras, además, de ésta.

En primer lugar, la Arqueología, en su deseo y vocación de generar conocimiento histórico, es decir, entendida como una Arqueología integral -algo sobre lo que ya se habló aquí en otra ocasión, a la que remitimos- concede especial relevancia al estudio de los contextos estratigráficos, es decir, de los materiales y elementos -sean antrópicos o no- asociados a cada una de las ocupaciones registradas en un enclave arqueológico. Conformados éstos por la sucesión temporal y por la intervención, en ellos, de diversos agentes deposicionales y, también, postdeposicionales, su configuración en el pasado es la que da sentido a la cronología relativa que funciona como base de datación en la ciencia arqueológica. Podría decirse que, en el estudio de un yacimiento arqueológico y de sus procesos históricos, el análisis detenido de los contextos arqueológicos resulta fundamental y, lógicamente, en la datación de éstos los elementos de cultura material que los componen resultan esenciales por su capacidad de ajustar cronologías cuando no pueden emplearse métodos de datación absoluta. En segundo lugar, en Ciencias de la Antigüedad -y podemos remitir a un artículo que conocerán bien nuestros antiguos alumnos de "Mundo Clásico" en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, firmado en Gerión, 1, 1989 por el añorado Géza Alföldy (Gerión, 1, 1983, pp. 39-61)- el conocimiento, siempre en construcción e inestable, nace de la publicación de evidencias científicas, de datos, por pequeños que sean, noticias que se ponen al cabo de la comunidad científica a partir de congresos y publicaciones periódicas donde, podría decirse, que el trabajo es siempre un verdadero work in progress como no puede ser de otro modo ante el objetivo de una verdad histórica siempre "en construcción". Así, la validez de un documento -de naturaleza filológica, epigráfica o arqueológica- está siempre supeditada bien al hallazgo de otros documentos bien a la generación, progresiva y acumulativa, de una historiografía secundaria que conforma, en sí misma, una fuente fundamental de nuestro conocimiento en Historia Antigua (quien lo desee puede leer sobre el tema en esta publicación nuestra que acumula cerca de 2000 visualizaciones en la red). 

Amparados en esa Arqueología Pública que hemos defendido desde que en 2009 empezamos a trabajar en Los Bañales, conscientes del valor del estudio de determinados contextos materiales para el trazado de la historia de la ciudad romana que se alzó en dicho solar entre el I a. C. y el III d. C., y, también, con una clara vocación de estudio colaborativo, a finales de 2019 decidimos singularizar, en una investigación aparte, monográfica, el estudio de un fragmentito de vidrio -de apenas 2,4 cm de lado y 1,2 cm de altura- que había sido localizado en la campaña de excavaciones de ese año sobre los niveles de basura del abandono del cardo oriental del barrio septentrional de la ciudad romana de Los Bañales. El vidrio, obviamente lo advertimos en seguida, llevaba escritas las letras WITH pero, por estar asociado a materiales inequívocamente romanos -cuyo estudio, además, publicado en otra sede de impacto nos ha permitido refrendar la crisis medio-imperial que acabó con el inicio del abandono del callejero urbano a finales del siglo II/inicios del siglo III d. C.- y, también, por la pátina verdosa característica de los vidrios antiguos que el fragmento ofrecía, nos pareció que era un vidrio antiguo y que, por tanto, la W era, en realidad, la grafía de la legra omega del alfabeto griego, en capitales. Lógicamente, la fascinación que sentimos por la palabra escrita en las sociedades antiguas -que ha alimentado tantos posts de la sección Epigraphica de este blog- también tuvo su peso en la decisión de dedicar a este fragmento un estudio individualizado así como la constatación de que no se había atendido lo suficiente a la epigrafía sobre vidrio al menos desde una óptica hispana. La interpretación de dichas letras como griegas nos obligaba, además, a leer en el vidrio en sentido retrógrado, HTIW y no WITH lo que, como se verá más adelante, no resulta baladí para el modo cómo se ha conformado la historia que justifica este post

Como es sabido, como ciencia que es, la Arqueología es también comparativa -se hace, en un 80% en la biblioteca, como recordaba Indiana Jones y comentábamos también, hace años, aquí- y, por tanto, urgía ver si existían formas de vidrio romano que se asemejasen a la que habíamos localizado -insistimos, asociada a materiales inequívocamente romanos recuperados, además, en una zona virgen de cualquier intervención arqueológica previa a más de 80 cm de profundidad respecto del manto vegetal- y si nuestra hipótesis sobre la lectio griega del texto era correcta. Aplicando la filosofía de innovación abierta que hemos practicado, siempre, en el proyecto de Los Bañales recurrimos a un experto en Epigrafía Griega, colega del Departamento de Filología Hispánica de la Universidad de Navarra, Aitor Blanco-Pérez y consultamos sobre la pieza, su forma y su rótulo a dos expertas en vidrio romano, Ana Belén Martínez y Belén Madariaga, ambas de dilatada carrera investigadora en relación a este singular material romano al que, en cualquier caso, nuestras andanzas arqueológicas por Cinco Villas ya nos habían obligado a acercarnos (véase Zephyrus, 65, 2010, pp. 179-198). Aprovechando una estancia de investigación en el Seminar für Alte Geschichte und Epigraphik de la Universität Heidelberg, en Alemania, becados en concurrencia competitiva por el Programa Salvador de Madariaga del Ministerio de Educación y Formación Profesional, procedimos a realizar un estudio sobre los usos epigráficos del vidrio en época romana que nos permitiera constatar si, realmente, las cuatro letras que aparecían sobre el fragmento vítreo hallado en Los Bañales podían ser parte de un texto en griego. No hacía mucho, la propia Belén Madariaga había publicado, junto a Javier Salido, un extraordinario artículo sobre la cuestión en la revista Pyrenae (50-1, 2019, pp. 149-169) que nos resultó de gran ayuda.

Habíamos, pues, partido de una hipótesis forzada por el contexto estratigráfico y por nuestra fe en su carácter de contexto solvente y sin intrusiones, a saber, que el vidrio era antiguo y que sus letras eran griegas- y, así, el profundo estudio -de casi 20 páginas- que desarrollamos sobre los usos del vidrio como soporte epigráfico confirmó que, efectivamente, la lengua griega fue usualmente empleada para decorar -con mensajes sapienciales, narrativos, de propiedad o, incluso, de fabricación- abundantes tipos de vidrio soplado en época romana, en especial durante el siglo II d. C., al parecer la época dorada de ese tipo de producciones. Concluimos, por tanto, no sin consultar a los expertos en vidrio antes citados, que podríamos estar ante el fondo de una botellita cuadrangular de vidrio que habría sido fabricada por un artesano -un uitrarius, sobre éstos puede verse la voz uitrum en el Diccionario de Antigüedades francés Daremberg-Saglio- de nombre griego terminado en la serie HTIW, nombre que habría quedado en el fondo del recipiente. Y, como tal -con una parte, la más extensa, sobre los usos epigráficos del vidrio en época romana (pp. 163-168) y otra, menor (pp. 169-170), con la propuesta de lectura del texto del nuevo fragmento- realizamos el envío del artículo a una revista de extraordinario prestigio en materia de vidrio antiguo: Journal of Glass Studies, auspiciada por el Corning Museum of Glass, en Nueva York. En él citábamos más de 60 inscripciones de diverso tipo y ofrecíamos una lista bibliográfica de más de 125 entradas. Pasados varios meses los evaluadores anónimos a los que la revista consultó rechazaron el artículo juzgando interesante la parte de análisis epigráfico pero alegando que el supuesto nombre griego que aportábamos a partir de la interpretación como parte del mismo de la serie HTIW no estaba completo y no se disponía, por el momento, de paralelos que lo refrendaran. Intentamos -como es habitual en el mundo académico- que el artículo pudiera ver la luz en una revista menos internacional y más orientada a la Antigüedad peninsular y apuntamos a la revista Pyrenae, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de Barcelona, últimamente extraordinariamente bien posicionada por los dos números que publica cada año, por su prestigioso pull de evaluadores y por el impacto de sus trabajos que quedan en open access apenas ven la luz.

La revista Pyrenae tuvo un trato extraordinario con nuestro estudio pero -nos parece importante subrayar esto- el mismo, exactamente, que tiene con todos los que les hacen llegar manuscritos con sus estudios. Acusó recibo del texto, lo estudió en su Consejo de Redacción y decidió asignarle dos evaluadores anónimos. Ambos lo aceptaron, enriqueciéndolo, especialmente con sugerencias de paralelos para la nueva marca griega que creíamos haber localizado. El artículo, remitido de nuevo a la redacción de la revista, volvió a ser revisado por los dos informantes para que se verificase que se habían tenido en cuenta sus pareceres y recomendaciones que agradecimos muchísimo como consta en la nota de las páginas 170-171 del trabajo. Finalmente, nuestro estudio vio la luz, quedando libre para descarga en la web de la revista en el primer trimestre de 2022 (Pyrenae, 53-1, 2022, pp. 159-176). Las cerca de 300 descargas que el artículo acumula en el contador de descargas del portal de la revista dan prueba de su impacto y -también queremos pensarlo- de su utilidad. 

Fue entrado el mes de junio de ese año que recibimos un correo de la redacción de Pyrenae en que se nos informaba de que los expertos en vidrio romano Juan Paz y Esperanza Ortiz -autores, de hecho, del que, hasta la fecha, es el único artículo disponible sobre el vidrio romano de la ciudad romana de Los Bañales (Caesaraugusta, 82, 2011, pp. 355-388)- habían enviado a la revista, y había sido aceptado, un estudio en el que demostraban que donde nosotros habíamos leído una inscripción griega -que, de hecho, debía leerse en sentido retrógrado, como comentábamos- había, sencillamente, que leer la preposición inglesa WITH y que, por tanto, nuestra marca alusiva al nombre de un supuesto uitrarius Graecus no era tal sino la fórmula with lime & soda de un recipiente farmacológico americano de finales del siglo XIX (Pyrenae, 53-2, 2022, pp. 191-202). La revista nos proponía, entonces, firmar una retractación que, a los pocos días, figuraba ya en la web de la revista. Nuestro método había sido correcto: constatación de una evidencia, interpretación de la misma -por su pátina antigua y por haber sido hallada en un contexto que nos parecía carente de intrusiones (poco habituales en Los Bañales y menos en zonas no antes excavadas)- como un documento escrito antiguo, búsqueda de paralelos tipológicos y textuales del mismo y propuesta de interpretación compartida en una revista científica. La conclusión es la que fue errónea: no se trataba de una pieza antigua sino de un vidrio moderno que, todavía no nos explicamos de qué modo, se había colado en un estrato correspondiente a los momentos de abandono paulatino del poblamiento en la ciudad romana de Los Bañales.

El resto de la historia es, quizás, conocida por el lector. A finales de agosto, el periodista de El País especializado en patrimonio Vicente G. Olaya, se dirigió a nosotros porque alguien le había hecho sabedor de esta rectificación y le parecía un elemento noticioso para su seguidísima sección sobre patrimonio arqueológico en el diario de mayor impacto de cuantos ven la luz en España, una sección la suya que, de hecho, apenas hacía unas semanas se había detenido, en extraordinario reportaje, en la ciudad romana objeto de estudio arqueológico en estas últimas fechas en Artieda de Aragón, reportaje que habrá que unir a los recursos que, sobre ella, citábamos hace algunos meses en la etiqueta correspondiente a Artieda en este blog. Aunque nos resultó chocante que, tras quince años de trabajo en Los Bañales, sólo un amuleto fálico de oro descubierto en 2018 y este episodio investigador tan singular, hubieran llamado la atención de El País, accedimos a hablar con el periodista y a contarle todo el iter editorial del artículo, que glosó extraordinariamente bien como paradigma, además, del modo cómo se construye el conocimiento científico. La noticia vio la luz el pasado 2 de agosto, tanto en papel como en digital viralizándose ésta notablemente y haciéndose eco, también, de ella, el 3 de agosto, Heraldo de Aragón en una noticia de Pedro Zapater. Los ecos locales de la misma hicieron que también SER Cinco Villas, que tanta cobertura mediática nos presta en Los Bañales, quisiera conocer una historia tan singular que volvía a poner la investigación que hacemos en Los Bañales en la cresta de la ola (ofrecemos a continuación el "recorte" de las versiones en papel de los artículos de El País y de Heraldo de Aragón). 



Efectivamente, lo sucedido demostraba socialmente, como señalaba con acierto Vicente G. Olaya en su artículo, que la ciencia se hace de errores y de rectificaciones y, por su parte, a quienes trabajamos en Ciencias de la Antigüedad nos volvía a subrayar lo inestable de nuestro conocimiento cuando se trata de la Historia Antigua y de sus documentos, de sus fuentes. Sin embargo, para algunos, para los de siempre, para los mismos que llevan casi una década ninguneando y condenando a la inanición económica a un proyecto que debería ser, también institucionalmente, el buque insignia de la Arqueología de Aragón, les pareció también una ocasión de oro para cargar contra los autores de la editio princeps de este singular documento -que protagoniza ya una anécdota más de nuestra sacrificada investigación en Los Bañales- y para negar de un plumazo, por un error "monumental" -como se atrevieron algunos a calificarlo en redes sociales- nuestros méritos académicos e investigadores erigiéndose en jueces de una trayectoria científica de décadas -de la que hacíamos balance aquí no hace mucho- que ha dado parte de lo mejor de ella misma al patrimonio aragonés. Quizás la fotografía del vidrio, publicada por Heraldo de Aragón, no ayudó demasiado una vez que, aparentemente, quien, en esta cultura de la imagen, veía el titular de la noticia y la fotografía del fragmentito de vidrio con el rótulo WITH pensaba que los autores del estudio habíamos sido unos auténticos ingenuos por no leer en dicho vidrio el término en inglés y ensoñarnos con -a nuestro juicio justificadas, como aquí se ha explicado- inscripciones en griego.

En lo personal, sin duda, el episodio nos ha enseñado muchas cosas que está de más comentar aquí pero en lo científico varias fundamentales: que de los errores se aprende, que la ciencia la construimos entre todos y que la ciencia es, especialmente eso, investigación, profundización en el conocimiento y solidaridad y trabajo conjunto, algo que se hace especialmente necesario en Ciencias de la Antigüedad. Y que, desde luego, poco practican esas actitudes científicas quienes de un artículo de más de veinte páginas extractan sólo el titular que más les interesa descalificando, por inválido a sus ojos, todo el trabajo de reflexión, de heurística y de documentación que hay detrás y aun poniendo en cuestión toda una andadura académica de varias décadas. Un torticero a priori que, desde luego, además de ser una clara manifestación de miopía y de sectarismo, hace un flaco favor a la consideración de la ciencia arqueológica y a la exposición social y pública de los que son los grandes valores intelectuales y procedimentales de las disciplinas de la Antigüedad. 


SVSCEPIT ET CENSVRAM



[Copita en sigillata Hispánica, forma 29, con hermosos retratos de Vespasiano y Tito, hallada en la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo: Fotos: P. Faus (arriba) y J. Palencia (abajo)]

La Arqueología, a veces, nos obsequia con singulares casualidades y coincidencias en las que, podríamos decir, que la Historia se materializa de un modo muy especial, intenso, singular, emocionante. En la excavación, que, desde hace casi quince años y, como subrayaba hace unos días El Periódico de Aragón, dirigimos en la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo lo hemos experimentado en varias ocasiones, por ejemplo cuando, por unas horas, en julio de 2014, creímos haber encontrado un retrato de Augusto en el año en que todos celebrábamos su bimilenario, retrato que, una vez estudiado en pormenor, resultó ser una hermosa representación de Germánico que se cuenta, acaso, entre las más hermosas del dignísimo repertorio escultórico de esta mediana ciudad romana del interior (ver detalle bibliográfico aquí, modelo 3D de la pieza aquí, y el avance que dimos en el canal de YouTube del yacimiento aquí). En la ya decimocuarta campaña de excavaciones, que hemos clausurado hace apenas unos días con una multitudinaria jornada de puertas abiertas, la investigación arqueológica en campo nos ha regalado otra feliz coincidencia que, nos parece, justifica este nuevo post de Oppida Imperii Romani casi ya a las puertas de las vacaciones, un post con el que queremos, también, reivindicar la contribución de la Arqueología al conocimiento histórico pues, parece que, a veces, especialmente entre los colegas que profesan en el área de la Historia Antigua, esa contribución -sobre la que hemos disertado no hace mucho en este mismo espacio- se pone en entredicho o se considera irrelevante por no proceder de los textos y de las fuentes propias del estudio del historiador de la Antigüedad.

A mediados del pasado mes de junio, la Editorial de la Universidad de Sevilla nos informaba de la publicación, en su prestigiosa Serie de Monografías de Arqueología - SPAL, de nuestro libro Liberalitas Flauia. Obras públicas, monumentalización urbana e imagen dinástica en el Principado de los Flavios (69-96 d. C.) volumen sobre el que versó ya una anterior, y reciente, entrada de este blog, a la que remitimos para más información sobre las características y sus pretensiones del libro que cierra -como explicamos hace algún tiempo- nuestra atención al asunto en publicaciones previas todas ellas avance del libro que ahora ha visto la luz. Pues bien, en el mismo verano en que dicho acontecimiento editorial se producía, en los primeros compases de la campaña de excavaciones en Los Bañales -cuando apenas estaban participando en ella buenos alumnos del Diploma en Arqueología que ofrecemos en la Universidad de Navarra- se producía el hallazgo de parte de un hermoso cuenco en terra sigillata Hispánica sobre el que dos de los emperadores flavios, seguramente Vespasiano y Tito, tenían su particular "epifanía" en Los Bañales demostrando que una excavación arqueológica abierta, con un perfil investigador claramente declarado, es una extraordinaria forma de aportar nueva información de carácter histórico a quienes trabajamos aspectos relacionados con la vida urbana y con la propaganda política en el mundo urbano del Occidente Romano. Sólo por eso -pero también por muchas otras razones que, no hace mucho, glosábamos en una entrevista ante las cámaras de Aragón Televisión- Los Bañales merecería ser un proyecto arqueológico de mayor duración en el tiempo que los dos o tres meses para los que alcanzan los recursos disponibles procedentes, fundamentalmente, del impagable y generoso esfuerzo de la Comarca de Cinco Villas. No insistiremos en ello pues lo que en otros posts de Oppida Imperii Romani hemos escrito sobre el tema -por ejemplo éste- ha molestado a quienes tienen en su mano la responsabilidad de sacar adelante, proteger, preservar y dinamizar el patrimonio arqueológico aragonés. 

Efectivamente, casi mientras celebrábamos la feliz publicación del Liberalitas Flauia al que antes aludíamos, en la penúltima semana de junio de 2022, en los trabajos de laboratorio de campaña desarrollados en la Fundación Uncastillo, constatamos, tras su limpieza, que varios fragmentos cerámicos hallados juntos en los niveles superficiales y revueltos del decumanus más septentrional del barrio norte de Los Bañales, llevaban unos hermosos retratos uno de los cuales remitía, inequívocamente, por el grosor del cuello y el porte del ceño, al del emperador Vespasiano y, en concreto, al aspecto que éste toma en la iconografía monetal (ver selección de tipos aquí). En los días previos a la llegada a Uncastillo de los estudiantes becados por la Comarca de Cinco Villas, dimos noticia del hallazgo a través de la página de Los Bañales en Facebook -post que tuvo un alcance extraordinario con casi 700 likes y más de un centenar de compartidos- y una pequeña valoración del interés de la pieza la compartimos en una entrevista en los micrófonos de SER Cinco Villas que glosa, en cierta medida, el valor histórico de la misma que, lógicamente, merecerá pronto una publicación científica por nuestra parte que estamos ya preparando. Como apreciará el lector, la pieza -con decoración de estilo metopado- incorpora, sobre la sucesión de roleos/círculos concéntricos sogueados y bastoncillos de la parte inferior y encima de la palmeta que contornea la copa -seguramente una forma Hisp. 29- una serie de retratos enfrentados separados por estrellas, de los cuales el que se ve a la derecha de la serie más a la izquierda y el que aparece a la izquierda de la serie más a la derecha remiten inequívocamente a los rasgos que definen los bustos monetales del emperador Vespasiano, a saber: el notable grosor de su cuello, su frente prolongada, su protuberante mandíbula y su maduro y anciano gesto. Para la interpretación del segundo retrato, la cuestión está abierta pudiendo tratarse de Domiciano o más bien -como creemos- de Tito, asunto éste sobre el que volveremos en seguida en estas líneas y con más pormenor en la noticia científica sobre la pieza que tenemos ya en preparación.

Se trata, por tanto, de una cerámica que adscribir al sugerente campo de las representaciones imperiales sobre producciones cerámicas que ya ofreció un primer hallazgo, en la campaña de 2009, en Los Bañales, en aquella ocasión alusivo a los emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero (ANDREU, J., "Motivos decorativos monetales sobre dos fragmentos de 'sigillata Hispánica' procedentes de la ciudad romana de Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza)", Saguntum, 43, 2011, pp. 167-175) y que ha estimulado algunas puestas en conjunto desde la óptica hispánica -y no sólo- a cargo de los expertos ceramólogos, y amigos, Macarena Bustamante (BUSTAMANTE, M., "Representaciones imperiales en pequeño formato: el caso de la terra sigillata hispánica hallada en Emerita Augusta", Bolletino di Archeologia Online, Volume Speciale, 2010, pp. 42-47 o "Cerámica y poder: el papel de la terra sigillata en la política romana", Anales de Arqueología Cordobesa, 19, 2008, pp. 185-202) y Carlos Sáenz (SÁENZ, C., "Las decoraciones cerámicas como recurso propagandístico imperial", en Centro y periferia. Actas del XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica (Mérida 2013). Vol. 2, Mérida, 2014, pp. 1471-1473) con quienes, además, hemos mantenido grata e instructiva correspondencia en estas últimas semanas a propósito de la originalidad de la pieza descubierta en Los Bañales. En este sentido, por el hallazgo de moldes realizados a partir de motivos monetales flavios, sabemos que debió ser el complejo alfarero de La Cereceda, en Arenzana de Arriba, en La Rioja -parte del que obró en el enclave de Tritium Magallum- el más prolífico en, durante la dinastía flavia, mirar a los motivos monetales como fuente de inspiración para los punzones con los que fabricaban los moldes que decoraron sus producciones (SÁENZ, P., "Retratos de la familia flavia como motivos decorativos en la terra sigillata Hispánica", Annals del Institut d'Estudis Gironins, 36, 1997, pp. 549-562). De dicho alfar procedería, pues, la nueva pieza cincovillesa. 

¿Cuál es el interés histórico de este pequeño fragmento de cerámica? Podría decirse que es doble. Por un lado, si se echa un vistazo a utilísimas publicaciones que han visto la luz no hace mucho y en la que destacados investigadores dan cuenta de nuevos hallazgos de cerámicas con representaciones de retratos imperiales en puntos bien diversos de la geografía peninsular (especialmente BUSTAMANTE, M., MATEOS, P., PIZZO, A., y SÁNCHEZ, F., "Un nuevo ejemplar de terra sigillata Hispánica de la serie 'busto de emperadores' localizado en Contributa Iulia Vgultunia (Medina de las Torres, Badajoz)", Boletín Ex Officina Hispana, 8, 2017, pp. 65-68 y, con detallado inventario, FUENTES, J. L., "Nuevo punzón de la serie busto de emperadores hallado en Laminium (Alhambra, Ciudad Real)", Boletín Ex Officina Hispana, 10, 2009, pp. 38-43, esp. p. 41, Fig. 4) se constata que hasta la fecha no se conocía ninguno en que aparecieran dos retratos enfrentados por lo que esta pieza, hasta la fecha, constituiría -hasta donde sabemos pues es posible que piezas como ésta hayan pasado desapercibidas entre el registro cerámico de otras excavaciones peninsulares y europeas- un unicum en el Occidente Romano y demostraría que, presumiblemente el alfar de La Cereceda (sobre él, y en concreto sobre el que, como "alfarero de los bastoncillos segmentados", pudo ser autor de nuestra pieza, véase SÁENZ, P., y SÁENZ, C., "El centro alfarero de La Cereceda (Arenzana de Arriba, La Rioja): las producciones del alfarero de las hojas de trébol y del alfarero de los bastoncillos segmentados", Salduie, 6, 2006, pp. 195-211), también gustó de representar a dos personajes de la dinastía flavia con bustos enfrentados, como, de hecho, aparecen en la nueva pieza localizada en Los Bañales de Uncastillo. A la hora de identificar el retrato ubicado frente al de Vespasiano en las dos metopas del galbo que ha llegado hasta nosotros, todo parece indicar que debería tratarse del emperador Tito. Las razones son varias: en primer lugar porque el modo cómo está representado el busto en cuestión recuerda a algunos anversos acuñados por el hijo de Vespasiano y en los que obraba su retrato (RIC 218c; y, especialmente RIC II. 1, 472) y, en segundo lugar porque, aunque constan monedas de época flavia con la representación, en el reverso, juntos, de Tito y de Domiciano (RIC 16 o II. 1, 16, por ejemplo), la presencia inequívoca de Vespasiano en la nueva pieza cerámica impide valorar otra posible combinación. Además, y pese a que los textos subrayan el enfoque dinástico del reinado de Vespasiano y su esfuerzo por asociar al trono a sus dos hijos (Suet. Vesp. 25, 1) es evidente que existe un acontecimiento que pudo inspirar a los fliginarii de La Cereceda a crear esta singular producción cerámica que, por su rareza en términos de atestiguación, debemos pensar que no debió alcanzar un volumen notable. Nos referimos, claro está, a la censura conjunta de Tito y de Vespasiano, compartida en el año 73 d. C. (Suet. Vesp. 8, 1, pasaje del que procede la frase que encabeza este post). La fecha, además, es muy sugerente por cuanto que pudo ser en ese momento (sobre el tema, remitimos a ANDREU, J., Edictum, municipium y lex: Hispania en época flavia (69-96 d. C.), Oxford, 2004, pp. 14-18 y al clásico de BOSWORTH, A. B., "Vespasian and the provinces: some problems of the early 70's AD", Athenaeum, 51, 1973, pp. 49-78) en que se hizo efectiva la extensión del Derecho Latino a Hispania (Plin. Nat. 3, 30) y la consiguiente municipalización de las comunidades que, para la fecha, todavía no disfrutaban en el solar hispano de un estatuto privilegiado (la bibliografía sobre la cuestión es amplísima y puede revisarse, en lo esencial y también con las posturas contrarias al alcance general de esta medida, a través de nuestro artículo en Faventia, 29, 2007, pp. 37-46) una de las cuales, de hecho, fue Tritium Magallum (ESPINOSA, U., y PÉREZ RODRÍGUEZ, A. M., "Tritium Magallum; de ciudad peregrina a municipio romano", Archivo Español de Arqueología, 145-146, 1982, pp. 65-88) donde obraba el taller de La Cereceda, como antes se ha dicho. Al margen de que la elección de los motivos decorativos flavios -como han explicado con acierto los trabajos de M. Bustamante, P. Sáenz y C. Sáenz antes citados- tuviera que ver con un deseo de adhesión provincial a la causa flavia tras dos partidarios vinculados al solar hispano -Galba y Otón- en la guerra civil del 68-69 d. C., más nos parece que la municipalización de Tritium pudiera motivar que los alfareros de La Cereceda quisieran "agradecer" semejante favor a quienes, en el ejercicio de su censura conjunta, hicieron esto posible: Vespasiano y Tito. 

Una pieza como la que motiva este post de Oppida Imperii Romani nos parece demuestra, por tanto, esa materialidad de la Historia que constituyen las fuentes arqueológicas y de qué modo acontecimientos que generan un extraordinario desvelo en los historiadores de la Antigüedad y que, a veces, nos parecen de un perfil exclusivamente político o institucional tuvieron, también, su muy tangible reflejo material -cotidiano, podríamos decir- en cuestiones tan de la vida diaria como las producciones cerámicas. Que el hallazgo de esta pieza se haya producido justo en el año en que ve la luz nuestro libro sobre la propaganda flavia hace, además, del acontecimiento, una muy feliz coincidencia que vuelve a subrayar las sorpresas -grandes y pequeñas- que años venideros de investigación en Los Bañales nos habrán de deparar.