TITVLI HEIC ORDINANTVR



Desde luego, no es en absoluto habitual que la Epigrafía, la "ciencia de las inscripciones" sea objeto de atención de la televisión y que La 2 de TVE emita un reportaje sobre esta apasionante disciplina científica, tan presente, por doquier, en este blog. Sin embargo, como sabrá el lector de Oppida Imperii Romani, y gracias al trabajo que realizamos en la ciudad romana de Los Bañales, eso ha sucedido ya en varias ocasiones. Así, en 2011, la presentación de una interesante publicación sobre las cupae hispanorromanas (pincha aquí para saber más sobre ella) mereció, gracias a la colaboración del CEMAV de la UNED, la realización de dos reportajes -uno monográfico sobre las propias cupae (pincha aquí) y otro sobre el hábito y la cultura epigráficas en la Roma antigua (pincha aquí)- que nos consta se han proyectado como material de apoyo en aulas universitarias en las que se enseña este auténtico arte de descifrar las inscripciones. Por eso, que en este mes que ahora terminamos, La 2 de TVE, gracias al Canal UNED, haya vuelto a emitir -lo hizo el pasado día 17 de Mayo (pincha aquí para ver el reportaje en TVE a la Carta, a partir del minuto 24:35)- un reportaje sobre esa misma temática nos parece que justifica este nuevo post de nuestro blog, vocacionado a compartir el documental en cuestión pero, también, a ofreceros algunos nuevos recursos en materia de Epigrafía Latina. ¡Tendréis que estar muy atentos, eso sí pero ya anticipamos que algunos de los recursos que aquí se ofrecen os serán, a todos, muy útiles!

Tituli heic ordinantur et sculpuntur reza el, seguramente, más antiguo cartel publicitario conocido del Occidente Romano, bilingüe, procedente de Palermo, en Sicilia (CIL, X, 7296), un monumento, sin duda delicioso (pincha aquí para verlo en imagen) y que debía figurar en la puerta de un taller lapidario de época altoimperial. "Aquí se maquetan y se graban inscripciones", "inscripciones", tituli, además, "para espacios sagrados y para obras públicas" (aidibus sacris cum operum publicorum añadía el epígrafe, con error gramatical final). Esa cuestión, la del funcionamiento de esos talleres lapidarios -a veces especializados en grabado de inscripciones otras muchas, seguramente, compartiendo su tarea con el trabajo escultórico o sencillamente artesanal de la piedra-, como se verá en la nota bibliográfica final, ha interesado mucho a la investigación desde mediados de los años ochenta.  El hallazgo, el 26 de Julio de 2011 (un día para la historia de Los Bañales y -si nos lo permites- de la Epigrafía Hispánica) de cinco inscripciones "in situ" en el foro de la citada ciudad romana (pincha aquí para ver el vídeo del momento exacto del descubrimiento, tras 2.000 años de ocultación, del primero de esos cinco textos) nos permitió, gracias a la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón y a la extraordinaria Escuela Taller de Sádaba -especializada en cantería- asistir a cómo era el proceso de fabricación de una inscripción latina o, cuando menos, "recrear" ese proceso. Esa circunstancia -el encargo de realizar unas réplicas de las inscripciones hecho por Gobierno de Aragón a los canteros de la Escuela Taller- nos pareció que era la mejor manera de generar, en formato audiovisual, una herramienta didáctica útil para tantos y tantos docentes y estudiantes de Epigrafía siguiendo la línea, además, de los anteriores vídeos arriba citados pero, también, de otros, sensacionales y de carácter extraordinariamente pedagógico, que puedes ver en internet en la serie "Práctica de Epigrafía Romana" -vídeos 1, 2 y 3- de la UDIMA, compuestos por Jesús A. Arenas. Lógicamente, un vídeo de algo más de diez minutos no puede mostrar todo el proceso que -empezando en la cantera, pasando por la entrega de un borrador al artesano y terminando con la colocación de la pieza en el espacio al que iba destinado- hacía posible la verdadera función comunicadora de las inscripciones romanas, pero sí, al menos, ilustrarlo.

Como sabemos, ese proceso comenzaba por la elaboración por parte del comitente de un borrador, de una forma -tal vez entregada en una tabula cerata al artesano o, sencillamente, dictada a éste verbalmente- en la que iba el texto que se deseaba grabar (en el vídeo que aquí presentamos, en varias ocasiones puede verse a Chema Laborda, el cantero de Sádaba, esculpiendo en la piedra teniendo a la vista un folio con un calco de la inscripción original, calco que, en este caso, hace las veces de forma, de "boceto" de la inscripción). A partir de ese momento, y empleando herramientas nada diferentes de las que puedes ver en el vídeo y que son las que los canteros emplean en la actualidad (echa un vistazo, si no, a la parte inferior de la estela CIL, XI, 6831, una conocida inscripción de Bolonia -Italia-), el artesano procedía bien a grabar directamente el texto sobre el soporte disponible bien a, primero, trazar unas líneas guía que adecuasen el espacio disponible a la longitud del texto que debía ser grabado. Cuando lo primero no se hizo, no debió ser inusual -aunque en el vídeo que encabeza este post se alude a alguna otra posible, y documentada, vía de enmienda (echa un vistazo, si no, al aspecto que debía tener la inscripción del soldado Emeritense Caecilius Auitus -RIB, 1, 492, aquí coloreada-)- que el lapicida tuviera que recurrir a auténticas "chapuzas" para encabalgar las letras en huecos inverosímiles bien motu proprio bien a instancias de un enfadado cliente (esta inscripción hispana, HEp5, 844, te ofrecerá, en las líneas 5-7, un evidente ejemplo de ello: el artesano, en esta ocasión, había olvidado incluir a uno de los promotores, un tal Mascli(nus)). Si la epigrafía nos ha obsequiado con ejemplos innumerables de este tipo de descuidos, también, otras veces, nos ha regalado piezas en las que las líneas guía de la maquetación, de la ordinatio, se cuidaron notablemente (CIL, II2/5, 930, por ejemplo, objeto de estudio por parte de J. Mª Luzón en Archivo Español de Arqueología, 41, 1968, pp. 150-155, un trabajo de extraordinaria utilidad) lo que redundó en la mayor calidad del titulus final. Una vez entregado al cliente, el epígrafe era destinado al lugar en el que iba a ser colocado (la acción de su colocación e "inauguración" se denomina dedicatio), en el caso de las piezas que han inspirado el vídeo, en uno de los recintos que se abrían al pórtico occidental del foro de Los Bañales (echa un vistazo a esta recreación infantil del lugar que ya compartimos hace algún tiempo en este blog: pincha aquí).

Con estos datos, ahora sólo resta que, visualizando el vídeo, imagines -grosso modo- todo ese mismo proceso para la elaboración de cualquiera de las múltiples inscripciones que, para regocijo de epigrafistas y estudiosos, salpican cada rincón del orbe Romano.

NOTA.- No se oculta, en absoluto, que el título del vídeo que centra este post, "El proceso material de una inscripción latina" reproduce el de una referencia bibliográfica que, pese a ser firmada por el autor de este blog, nos parece debemos recomendar: ANDREU, J.: "El proceso material de la inscripción latina", en Fundamentos de Epigrafía Latina, Madrid, 2009, pp. 121-142 (pincha aquí para saber más sobre la obra y aquí para comprar, si es tu deseo, y por sólo 1 €, el capítulo suelto). En ella -y, para una región hispana concreta, en CEBRIÁN, R.: Titulum fecit. La producción epigráfica en las tierras valencianas, Madrid, 2001, que puedes ver, en parte, a través de google books (pincha aquí)- encontrará el lector toda la bibliografía sobre la cuestión de la "fabricación" de las inscripciones que, desde luego, ya interesó a CAGNAT, R.: "Inscriptiones", en DAREMBERG, CH. y SAGLIO, E. (dir.): Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines, París, 1877-1919, pp. 528-545 (una obra imprescindible para cualquier cuestión sobre mundo antiguo: pinchando sobre el enlace puedes descargar las páginas en cuestión) y que este autor, sin embargo, obvió en su célebre Cours d'Epigraphie Latine, Roma, 1914 (¡qué también puedes descargar online desde el enlace que figura sobre la referencia) y que puede ampliarse, también online, gracias a KEPPIE, L.: Understanding Roman Inscriptions, Londres, 1991, pp. 12-17 (aprovechamos el post para dar noticia de BUONOPANE, A.: "Dalla cava al monumento iscritto: la genesi delle iscrizioni lapidee", en Manuale di Epigrafia Latina, Roma, 2011, pp. 59-71, también sobre la cuestión y muy reciente). Por cierto, para los estudiantes de Epigrafía que deseen disponer de un banco de imágenes con el que hacer prácticas, es preceptivo seguir el álbum en Flickr (pincha aquí) de Manuel Ramírez Sánchez, Profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria del que ya se ha hablado aquí en otras ocasiones por su extraordinario buen hacer en materia de web 2.0 y Epigrafía Latina. Para la función comunicativa de las inscripciones y para su interacción con el que fue su público, debes ver DONATI, À.: Epigrafia romana. La communicazione nell'antichità, Bolonia, 2002 y, sobre todo, CORBIER, P.: Donner à voir, donner à lire. Mémoire et communication dans la Rome ancienne, París, 2006.

CAPERA (Oliva de Plasencia)

















[Sobre estas líneas, termas de la ciudad romana y monumental arcus quadrifrons, visto desde el foro de la ciudad. Incluimos también fotografía de la inscripción CIL, II, 818 que puede verse reutilizada en Oliva de Plasencia. Pincha aquí para ver más imágenes de Capera, en uno de los enlaces inexcusables sobre el lugar al que se consagra este post, ciertamente fascinante]

Situación: En medio de una gran dehesa repleta de encinas, salpicada de rebaños de toros y de caballos -parte de las célebres riquezas de la antigua provincia romana de Lusitania (Trog. Pomp. 44, 3, 1)- y con un claro paisaje de bloques graníticos también típicamente "lusitano", las ruinas de la ciudad romana de Capera (normalmente aparecen como "Cáparra" en los navegadores al uso así como, muchas veces, en las guías turísticas) se encuentran en el espacio ubicado al norte de Oliva de Plasencia y al Sur de Guijo de Granadilla y de Ahigal, en la extremeña provincia de Cáceres. Regadas por el río Alagón y por el río Cáparra, las ruinas son perfectamente accesibles en coche y suponen, desde luego, un extraordinario complemento a la visita de otras ciudades romanas de Lusitania ubicadas en el antiguo conuentus Emeritensis controlado desde la entonces capital provincial y conventual, la sublime Augusta Emerita. Los restos están a tan sólo 104 kilómetros de Cáceres, 117 kilómetros de Salamanca y unos 171 kilómetros de Mérida, siempre por excelentes carreteras. El atractivo de las tres ciudades aquí citadas, desde luego, convierte la visita a las ruinas de Capera en un complemento extraordinario para cualquier escapada de turismo cultural y de interior.
Acceso: A las ruinas de la ciudad romana de Capera se accede bien desde Plasencia y, siguiendo la N-630, en dirección Salamanca, por Oliva de Plasencia -a la salida del pueblo, a la derecha, un cartel advierte del camino asfaltado que ha de tomarse para llegar a las ruinas- bien desde Guijo de Granadilla yendo a dar a la misma pista asfaltada que conduce hasta el recinto arqueológico (para accesos y rutas, con información, también, sobre las ruinas, acude a la sección dedicada a la ciudad romana por la la Guía Repsol; para los horarios, consultar, más abajo, los enlaces relativos al Centro de Interpretación).
Tipología: Capera es, quizás, uno de los más claros ejemplos que -en el catálogo hispano de ciudades romanas- podemos encontrar para caracterizar, explicar y entender qué era un municipio flavio, el tipo de estatuto jurídico más atestiguado en las Hispanias a partir de finales del siglo I d. C. Un municipio, como se ha señalado en muchas ocasiones a partir de la tratadística jurídica romana (echa un vistazo si no, a estos dos trabajos: RODRÍGUEZ NEILA, J. F.: "A propósito de la noción de municipio en el mundo romano", Hispania Antiqua, 6, 1976, pp. 147-168 y GARCÍA FERNÁNDEZ, E.: El municipio latino. Origen y desarrollo constitucional, Madrid, 2001) es, sencillamente, una comunidad promovida por Roma allí donde ya existía una indígena, precedente que, además, funcionaba con un ordenamiento jurídico semejante al exigido por el Derecho Romano, un ordenamiento que mezclase cargos y funciones que desempeñar (munera) e individuos, ciudadanos, capaces de asumir (capere) esos cargos (municipium se emparenta, pues, con munus capere: echa un vistazo, al respecto, a un viejo post de este blog: aquí). Capera -como muchas otras ciudades hispanas (echa un vistazo, si no, al último post de este blog: pincha aquí)- recibió ese título, ese refrendo constitucional en época flavia (entre el 69 y el 96 d. C., muy probablemente en la década de los setenta de ese periodo) no en vano una monumental inscripción -alusiva a la construcción del acueducto urbano y magistralmente dada a conocer en los años noventa por STYLOW, A. U.: "Apuntes sobre epigrafía de época flavia en Hispania", Gerión, 4, 1986, pp. 285-312: AE, 1986, 307, y que es una lástima que, como la siguiente, no pueda visitarse y siga en propiedad particular...- ha evidenciado su título de municipium flauium Caperense (¡que no Caperensis, como se lee burdamente en alguno de los paneles explicativos instalados en el yacimiento!). Más aun, una segunda -e igualmente monumental- inscripción (AE, 1967, 197) -sobre la que recientemente ha vuelto, con todos los datos GONZÁLEZ HERRERO, M.: "M. Fidius Fidi f. Quir(ina) Macer, benefactor en Capera", Gerión, 20-1, 2002, pp. 417-434 (un trabajo fundamental, también, sobre el arco que preside el acceso al foro de la ciudad, que fue construido por este notable local y que constituye, sin duda, el principal atractivo e icono de las ruinas de Capera)- atestigua como un tal M. Fidius Macer, adscrito a la Quirina tribus -la tribu de los ciudadanos de los municipios flavios como ha vuelto a señalar, con muchísima documentación, el trabajo recentísimo y recomendabilísimo de FASOLINI, D.: Le tribù romane della Hispania Tarraconensis. L'ascrizione tribale dei cittadini romani nelle testimonianze epigrafiche, Milán, 2002- fue, antes de duunviro -la responsabilidad máxima en la gestión de los municipios romanos y latinos- mag(istratus), es decir, magistrado "a la manera indígena", podríamos decir pues, lógicamente, alguien debía ocuparse de la gestión de los asuntos públicos en las ciudades que, antes de la recepción del estatuto municipal, eran estipendiarias (echa un vistazo, respecto de este apasionante tema a: MELCHOR, E.: "Sobre los magistrados de las comunidades hispanas no privilegiadas (siglos III a. C.-I d. C.)", en SARTORI, A., y VALVO, A. (dirs.): Identità e autonomie nel mondo romano occidentale, Faenza, 2011, pp. 151-171). Eso era, in essentia, un municipio latino, una comunidad que funcionaba "a la romana" pero cuyos magistrados, a partir del momento de la recepción del estatuto municipal y de su conversión en magistrados conforme al ordenamiento romano, se convertían, además, en ciues Romani, en ciudadanos de Roma sin perder, eso sí, su patria municipal, claro (sobre esta ambivalencia de "patrias" puedes leer un trabajo nuestro: ANDREU, J.: "Sentimiento y orgullo cívico en Hispania. En torno a las menciones de origo en la Hispania Citerior", Gerión, 26-1, 2008, pp. 349-378 y aseguramos que la insistencia en trabajos de Gerión en este apartado del post es, simplemente, casual). Inferir esta condición municipal, para el caso de Capera -como podrá ver el lector, extraordinariamente bien documentada y con todo tipo de pruebas: el título municipal, la tribu de adscripción de sus ciudadanos, la existencia de cargos previos al ordenamiento municipal latino...-, era, en cualquier caso, algo lógico, una vez que esta ciudad aparece referida por Plinio como ciuitas stipendiaria (Plin. Nat. 4, 118) y sigue vigente en los listados de Ptolomeo (Ptol. Geog. 2, 5, 9 -que la ubica entre los Vettones-) hacia el siglo II d. C., una fecha posterior a la incidencia de las medidas reformistas de los emperadores flavios que, como es sabido, fueron de alcance general y consumaron la definitiva municipalización de las comunidades hispanas. Pero es que, además, pasear por las ruinas de Capera es percibir la grandeza -pero también la ruina- de muchos de estos municipios. Efectivamente, al abrigo del nuevo estatuto jurídico, la campaña de obras públicas que debió desarrollarse -y que incluyó, al menos, la construcción del monumental arco y la reforma de parte del foro para que el arco hiciera de acceso monumental al mismo (sobre este monumento, debe verse, al menos, como síntesis, CERRILLO, E.: "El tetrapylon de Cáparra: visión histórica y gráfica", Zephyrus, 59, 2006, pp. 305-316, esp. pp. 313-316, donde se alude a su papel en el urbanismo local y a su simbolismo, además de las páginas dedicadas a él -pincha aquí- en el clásico trabajo de GARCÍA Y BELLIDO, A.: "Arcos honoríficos romanos en Hispania", en Colloquio italo-spagnolo sul tema Hispania Romana (Roma, 1972), Roma, 1974, pp. 7-24, muy semejante a "El tetrapylon de Capera (Cáparra, Cáceres)", Archivo Español de Arqueología, 45-47, 1972-1974, pp. 45-90)- resultó absolutamente imponente pero, también, parece que hacia el siglo III d. C. la ciudad ya estaba parcialmente abandonada y se vivían evidentes usurpaciones de antiguos espacios públicos lo que evidencia también, hasta qué punto, este tipo de modelos municipales no fueron realmente sostenibles o, al menos, lo fueron sólo durante un tiempo (confesamos que por lo que, de modo semejante, nos estamos encontrando en otro municipio flavio que tenemos la suerte de estudiar, Los Bañales de Uncastillo, estamos algo obsesionados con este tema: pronto -en el año en curso- va a ver la luz un volumen de actas de un coloquio que, titulado "¿Crisis urbana a finales del Alto Imperio?", tuvo lugar la pasada primavera en Cartagena y que, sin duda, dará mucho que hablar respecto de la crisis urbana que muchos centros municipales hispanorromanos -especialmente en la Tarraconense- vivieron a partir del siglo II d. C.: habrá que estar pendientes de él). Por cierto que, sobre la fascinación que este lugar -antes de las excavaciones de A. Floriano y Cumbreño y, más tarde, de J. Mª Blázquez- despertó desde los tiempos altomedievales, debe verse el sensacional trabajo de CERRILLO, E.: "Cáparra después de los romanos (historia de una población)", Norba, 10, 1989-1990, pp. 109-130).
Descripción: Varios -muchos y con enjundia- son los atractivos arqueológicos y monumentales en que debe detenerse el visitante que se acerca a Capera. En concreto, aquí recomendamos tres paradas obligadas: el centro de recepción de visitantes, los restos de la propia ciudad romana y, por último, el casco urbano de Oliva de Plasencia donde puede contemplarse un singular -y disperso- conjunto de inscripciones -funerarias y viarias- procedentes de la antigua ciudad romana. Vayamos por partes. En el marco del proyecto Alba Plata, de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura, el centro de recepción de visitantes del yacimiento arqueológico de Cáparra -Centro de Interpretación de Capera- se instala en una moderna y discreta construcción dotada de todo tipo de comodidades y servicios pero, especialmente, aderezada con un claro y científico discurso museográfico que, quizás con un orden temático algo mejorable (si primero se ve el audiovisual -algo anticuado ya...- el visitante debe dirigirse al otro extremo del centro para hacer la visita en orden cronológico), presenta los principales atractivos de la ciudad romana con todo tipo de aparato gráfico que incluye mapas, maquetas, recreaciones y réplicas de algunos de los materiales que han aportado las excavaciones arqueológicas. Especialmente meritorio es el tratamiento que se da al arco tetrapilo y a la cuestión del despoblamiento y de la crisis de la ciudad aunque qué duda que el principal mérito de un centro como éste es que ayuda al visitante a entender mejor las estructuras que, después, tendrá la fortuna de recorrer. Saliendo del citado centro, a la izquierda, el turista puede ya comenzar a pasear por los restos de la ciudad romana. Y lo hace, de hecho, contemplando una tumba de una de las necrópolis tardías de la ciudad y, al fondo, las modestísimas ruinas del anfiteatro local que, construido mayoritariamente en madera, se ubicaba a extramuros de la ciudad (sobre el anfiteatro, véase CERRILLO, E.: "El anfiteatro de Caparra", en El anfiteatro en la Hispania Romana, Madrid, 1994, pp. 311-326). En torno a él, en el espacio que queda libre a sus alrededores, se desarrollan cada año, en primavera, diversos eventos de animación y recreación histórica ambientados en el mundo romano a iniciativa del grupo CEDER Cáparra. A partir del anfiteatro el itinerario engravado que permite al visitante recorrer plácidamente los restos romanos le conduce, directamente, a una de las puertas de acceso a la ciudad que, flanqueada por dos monumentales torreones semicirculares, presenta unos paramentos de almohadillado ciertamente envidiables. Desde ahí, y tomando el que sería uno de los cardines de la ciudad, el visitante atraviesa una serie de espacios domésticos y comerciales que terminan en las termas -con restos, como puede verse en la fotografía superior extraordinariamente bien conservados de algunos de sus alzados y, también, de todo el sistema de pilae y suspensurae para la calefacción de las estancias caldeadas- y que, a través del arco tetrapilo -sobre el que se ha citado bibliografía más arriba- conduce al decumano máximo que, además, era, en realidad, trazado de la estratégica vía de la Plata. El hecho de que esa importante arteria de comunicación pasase por el mismo centro urbano constituyó una de las principales virtudes de esta ciudad en la Antigüedad, ciudad que, sin duda, debió funcionar como extraordinario eje de comunicación en esa Vía de la Plata, no en vano se ha reconstruido, en uno de los extremos de la misma, un miliario de época de Nerón (AE, 1967, 198) que, en aplicación de la damnatio memoriae de la que fue objeto este emperador, se encontró troceado justo en el lugar en que ha sido reubicado. Además, las fuentes antiguas (It. Ant. 433, 7 y Rav. 319, 11: véase ROLDÁN, J. M.: Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 87-91) aluden a la condición estratégica y viaria de esta ciudad que, sin duda -y como se ha dicho- fue parte fundamental de su riqueza y esplendor entre finales del siglo I d. C. y comienzos del siglo III d. C. Ese espacio, notablemente monumentalizado por el arco monumental -que estaría coronado, supuestamente, por la inscripción alusiva a Augusta Trebaruna erigida por M. Fidius Macer (AE, 1967, 197) y que, en su lado izquierdo, conforme al paso de la vía, contendría también los pedestales a Bolosea y Fidius, padres de aquél, y a su esposa Iulia Luperca (CIL, II, 834 y 835, de las que sólo se conserva la primera, ya muy dañada)- es el que daría paso a un otrora monumental pero hoy arrasado foro que, según los últimos estudios, también se modificaría notablemente -en estructura, usos y funciones- como consecuencia de la adquisición por la ciudad del título municipal (sobre el foro debe leerse CERRILLO, E.: "Forum municipii Flauii Caparensis", Empùries, 51, 1998, pp. 77-92 además de "El foro de Capara", en NOGALES, T. (ed.): Ciudad y foro en Lusitania Romana, Mérida, 2010, pp. 127-136 además de, disponible en red, "El foro de Cáparra", en NOGUERA, J. M. (ed.): Fora Hispaniae. Paisaje Urbano, Arquitectura, Programas Decorativos y culto imperial en los foros de las ciudades hispanorromanas, Murcia, 2009, pp. 187-197). La estructura de éste es bastante clara, a la izquierda -dando la espalda al tetrápilo- el visitante puede contemplar una alargada construcción que debió desempeñar las funciones de basílica y de la que sólo pueden verse hoy los apoyos de algunos de los pedestales honoríficos que decorarían el pórtico y, al fondo, el tribunal desde el que se impartía justicia, un pórtico aderezado, también, por la instalación tardoantigua de un horno de cal en el que, seguramente, terminó su día parte del aparato escultórico y epigráfico de la ciudad y de ese espacio arquitectónico (sobre éste debe verse, CERRILLO, E.: "La monumentalización del foro de Cáparra a través de la epigrafía", en El concepto de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a Pilar León Alonso. Vol. 2, Córdoba, 2006, pp. 11-30). El centro de la plaza lo ocupaba un supuesto templo y a la derecha, pegado al cierre lateral del conjunto, se debió construir la curia, singularizada por su pavimento de opus signinum y por su estructura casi in antis aunque no debe olvidarse que estos espacios -en particular la curia- han sido interpretados como tales gracias a la revisión de las antiguas excavaciones de A. Floriano y Cumbreño (sobre la curia, véase CASTILLO, J., ALVARADO, M., MOLANO, J., y CERRILLO, E.: "Excavaciones en el foro de Cáparra. La curia", Extremadura Arqueológica, 5, 1995, pp. 195-210). Por último, y como anotamos más arriba, con un amplísimo catálogo epigráfico (pincha aquí) procedente del "expolio" de las ruinas de la antigua Capera, la localidad de Oliva de Plasencia ofrece el siempre gratísimo recurso de las inscripciones latinas reutilizadas, extraordinario complemento de la visita a Capera. Nos detendremos en tres de ellas, no las únicas pero sí, sin duda, las más vistosas y sencillas de localizar: en la C/Torres, 9 puede verse, coronando la puerta de la vivienda, la hermosa estela funeraria del Cluniensis C. Aelius Paternus (CIL, II, 818) -que puede verse en la parte superior de este post-, en el primer contrafuerte de la cara trasera de la iglesia de San Blas -si se la contornea desde el lado izquierdo de su pórtico de acceso- el viajero puede ver, sobre un bloque granítico reutilizado, la estela funeraria de Vitulus Malgeini f(ilius) (CIL, II, 847) y, por último, no lejos de la iglesia, en la calle que, por la derecha -dando la espalda al templo, es la C/Pozo Lirón- va a dar a la plaza, se conserva un miliario de Adriano (CIL, II, 4663) alusivo a la restauración por éste de la vía de la Plata.
Bibliografía: Tras los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el lugar por A. Floriano y Cumbreño y por José Mª Blázquez (véase, al menos, Cáparra, Cáparra II y Cáparra III, Madrid, 1965, 1966 y 1968, respectivamente, de la serie Excavaciones Arqueológicas en España) ha sido Enrique Cerrillo, Catedrático de Arqueología de la Universidad de Extremadura, quien más ha publicado sobre la ciudad romana como habrá podido comprobar el lector que haya visto ya las anteriores categorías de este post donde sus meritorios trabajos han sido citados con profusión (para seguir sus publicaciones, pincha aquí aunque muchas de ellas no están disponibles en formato digital...). Para no agotar al lector con más referencias, le remitiremos a una síntesis muy válida -con carácter introductorio-, resultado de una conferencia dictada por el propio E. Cerrillo en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, que puede descargarse desde aquí y anotaremos, como complemento a estas referencias y como trabajos de carácter general que no deben ser obviados: CERRILLO, E., FERNÁNDEZ, J. Mª., y HERRERA, G.: "Ciudades, territorios y vías de comunicación en la Lusitania meridional española", en Les Villes de Lusitanie Romaine, París, 1990, pp. 51-72 -con una muy buena panorámica sobre el poblamiento romano en la actual Extremadura, la relación campo-ciudad y la relación asentamiento indígena (pues lo hubo en Capera) y asentamiento romano- o, con el mismo propósito, el trabajo de CERRILLO, E.: "La Vía de la Plata en Extremadura: observaciones históricas y arqueológicas", en V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las Comunicaciones, Cáceres, 2002, pp. 177-194.
Recursos en internet: Sin lugar a dudas, además de la entrada dedicada a Capera en la sección de Conjuntos Arqueológicos de la Cervantes Virtual (pincha aquí) -que ofrece, además, una sensacional y actualizada relación de bibliografía sobre el lugar que complementa la arriba referida-, de la página de la ciudad romana en Wikipedia, de la que puede verse en la web Viajar por Extremadura o de la sección que dedica a Capera la página de la vecina localidad de Guijo de Granadilla, la página personal de Jaime Río-Miranda es la que más información sobre la ciudad romana permite obtener en la red (pincha aquí). Además de estos recursos, sobre el yacimiento en sí o sobre la historia de la antigua ciudad que se esconde entre sus ruinas, el lector puede echar también un vistazo a una notable cantidad de recursos digitales relacionados con el arco, como se ha dicho, el más singular -pero no el único- monumento que puede visitarse en el lugar. Así, por ejemplo, éste cuenta con una sensacional ficha en la página Spanish Arts o puede verse, en YouTube, una ilustrativa reconstrucción infográfica del monumento (pincha aquí) plataforma en la que pueden encontrarse, también, algunos fragmentos de la recreación en 3D que es el hilo conductor del audiovisual que da la bienvenida al visitante en el sobresaliente Centro de Interpretación (pincha aquí). El álbum Extremadura Clásica en Flickr también ofrece una sensacional galería de imágenes de la ciudad romana que nos ocupa (pincha aquí) como, con extraordinaria solvencia e imágenes excelentes, lo hace la ficha dedicada a Capera en el portal Rutas con Historia.
Recomendaciones: Quien escribe estas líneas, se acercó a Capera por segunda vez -cierto que esta segunda visita ha sido la más concienzuda de las dos, de ahí que sólo ahora incorporemos este núcleo al catálogo de Oppida Imperii Romani- en el tránsito entre la VIII Mesa Redonda da Lusitânia, organizada en la ciudad portuguesa de Mangualde en Mayo de 2013 y el XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica organizado por el Institut Català d'Arqueologia Clàssica y el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida en ese mismo mes, poco después, en Mérida. Por eso, las recomendaciones de que aquí dejaremos constancia incluirán, necesariamente, una alusión a Mangualde pero se centrarán, sobre todo, en el entorno de las ruinas que han sido objeto de atención de este post (para Mérida remitimos a las ya realizadas en otro post de este mismo espacio, el consagrado a Augusta Emerita: pincha aquí, aunque queremos añadir dos recomendaciones a las allí expuestas: el Restaurante Galileo, italiano, en la C/John Lennon, y la Cervecería Vía de la Tapa, frente al inexcusable Museo Nacional de Arte Romano). En Plasencia -apenas a media hora en coche del yacimiento-, sin duda, el lugar más emblemático y confortable para alojarse es el Parador de Turismo, enclavado en un antiguo convento y con todo el sabor de este tipo de reutilizaciones que, además, con la marca Paradores suelen llevar, siempre, el sello de la calidad. Para comer o cenar y probar algunas de las especialidades extremeñas (el jamón, sencillamente delicioso) el lector no debe dejar de acudir al Restaurante Casa Juan, en la C/Arenillas, muy cerquita, además, del Parador. No lejos de Capera está la capital provincial, Cáceres, que también merece una visita (pincha aquí para algunas recomendaciones). Si se está de paso -por ejemplo hacia la ciudad de Mérida- el viajero puede detenerse en la zona ubicada al pie del casco histórico donde, entre otras muchas opciones, el Mesón San Blas/Casa Pedro ofrece una buena y equilibrada oferta de raciones, tapas y platos combinados que no son nada del otro mundo pero que, en cualquier caso, sacan de un apuro. En Mangualde (¡todos los españoles tenemos la obligación de redescubrir Portugal, un país al que no conocemos como merece!: pincha aquí para algunas razones) el mejor alojamiento es, sin duda, el Hotel Nossa Senhora do Castelo, junto al hermoso santuario de la Virgen del mismo nombre: paz, quietud, tranquilidad y unas vistas extraordinarias sobre una ciudad que, por su buena situación, es la mejor plataforma desde la que acercarse a localidades de la Beira Litoral como Viseu, Guarda o, por supuesto, Coimbra (donde puedes visitar las ciudades romanas de Aeminium o de Conimbriga, sencillamente inexcusables). 

EDICTVM, MVNICIPIVM, LEX




[Cubierta del número 1293 de la prestigiosa serie British Archaeological Reports, de Archaeopress -Oxford- consagrado al volumen Edictum, municipium y lex: Hispania en época flavia (69-96 d. C.), que puedes descargar, en carpeta comprimida, desde aquí]

Este blog cumple, con esta, su entrada número cien. Toca celebrarlo. Y qué mejor modo de hacerlo que trayendo, a la no hace mucho inaugurada sección Digitalia Scripta, una singular publicación. Singular no porque sea especialmente excelente ni meritoria sino porque constituye el resultado de la que fuera la Tesis de Doctorado -de título algo más largo y complejo (Edictum, municipium y lex. Motivaciones, formas jurídicas y consecuencias de la extensión del ius Latii y de la municipalización de Hispania por los Flavios (69-86 d. C.)- de quien gestiona este Oppida Imperii Romani y que que, hace ya más de diez años, defendimos en la Universidad de Zaragoza bajo la tutela del Dr. D. Francisco Beltrán Lloris. Y singular, también, porque en las últimas fechas varios de los seguidores -y también algunos colegas- habéis acudido a nosotros para solicitar un ejemplar de ese trabajo en formato digital. Pues bien, aquí está, ya puede descargarse en formato PDF a través del enlace de Mediafire citado más arriba. Esperamos que la descarga funcione sin problemas...

¿De qué trata el volumen? Bien sencillo, del periodo de la historia de las provincias hispanas que, sin duda, más profundamente transformó la fisonomía del territorio peninsular: la época flavia. Quién esté mínimamente ilustrado en el mundo romano en general y, en particular, en su huella hispana, más de una vez habrá oído hablar de que fue en época flavia cuando se produjo el auge del fenómeno urbanizador romano en las Hispanias, cuando muchas ciudades alcanzaron su esplendor, cuando las importaciones y exportaciones dieron buena cuenta del nivel económico de nuestras tierras o cuando la administración romana alcanzó en la Península Ibérica cotas de perfección nunca antes conocidas. De hecho, también es frecuente leer que el saeculum aureum que significaron para Hispania los reinados de Trajano (98-117 d. C.) y de Adriano (117-138 d. C.) sentó realmente sus bases en el despegue flavio (echa, si no, un vistazo a este libro que te recomendamos en el siguiente enlace: pincha aquí). Por eso, el volumen que aquí ofrecemos para conmemorar el "centenario" en entradas de Oppida Imperii Romani no es sólo un estudio de la compleja cuestión de la Latinidad y de su reverso, la municipalización, sino que, es, además, un estudio de la política de ordines superiores desarrollada por los Flavios para con los Hispanos, de la activa reforma del culto imperial que aquéllos emprendieron, del desarrollo urbano vivido en la época, del fenómeno de la munificencia, etcétera. Un vademécum bien documentado sobre uno de los periodos clave en la Historia de la España Romana, sin duda.

Tras cien entradas -que suponen ya cinco años de andadura: ¡muchas gracias a todos los lectores!-, casi setenta mil visitas y más de sesenta seguidores sólo resta augurar un futuro dilatado y pedagógico a este blog pensado para todos los amantes del mundo antiguo y, en particular, del romano. Vale uiator!

IVLIOBRIGA (Retortillo)

















[Sobre estas líneas, dos características instantáneas de Iuliobriga: arriba la calle porticada con viviendas (los pilares de la calle fueron recreados por A. García y Bellido en sus históricas excavaciones en el lugar) y abajo, en primer término, el área porticada del foro, junto a la ermita románica de Santa María]


Situación: Desde luego -ahora que estamos a un año de la conmemoración del bimilenario de Augusto (que, por cierto, inspirará importantes reuniones científicas y coloquios de diversa índole; hasta donde sabemos, uno en la Universidad de Sevilla en Septiembre 2013, otro en Madrid en Mayo de 2014 -organizado por la Universidad Complutense-, también, una nueva cita de la serie Tarraco Biennal, en Noviembre de ese mismo año en Tarragona y hasta la Semana Romana de Cascante, que cumplirá ese año su novena edición -ya está disponible el programa de la octava, para el próximo mes de Junio: pincha aquí- abordarán la figura y el legado de este personaje en Junio de 2014)- resulta admirable la capacidad geoestratégica y geopolítica que el emperador Augusto demostró en gran parte de las fundaciones o promociones ciudadanas que a él se le atribuyen. La colonia Caesar Augusta (Zaragoza), por ejemplo, sigue estando hoy en un punto central y equidistante de varias ciudades confiriendo a la capital de Aragón una posición clave a efectos, por ejemplo, logísticos y en el centro, casi exacto, del valle del Ebro, todavía hoy extraordinariamente ponderada. Pues bien -junto a las fuentes del Ebro (el manantial de Fontibre se halla muy cerca y es visible, de hecho, desde las propias ruinas, aunque es preceptivo acercarse a él)- la ciuitas que centra este post de nuestro Oppida Imperii Romani, la cántabra Iuliobriga, tiene, también, algo de esa gran capacidad visionaria del que fuera el primer Princeps de Roma no en vano su instalación debió obedecer a un deseo del propio emperador, de, culminadas las guerras cántabras -hacia el año 15 a. C.- instalar un enclave que controlase la montaña santanderina, su salida al mar y la septentrional área meseteña (sobre el contexto de esta política augústea de fundación de ciudades y, también, sobre su cronología, debe verse este trabajo de ABASCAL, J. M.: "Los tres viajes de Augusto a Hispania y su relación con la promoción jurídica de ciudades", Iberia, 9, 2006, pp. 63-78, pincha aquí). Efectivamente, Iuliobriga está en un punto clave entre el Cantábrico -apenas a escasos 80 kilómetros de Santander, en la pequeña y típicamente pasiega localidad de Retortillo, pedanía de Campoo de Enmedio- y la Meseta, en un punto de paso esencial en la vía Pisoraca-Flauiobriga (Herrera de Pisuerga-Castro Urdiales), no en vano sus ruinas todavía están al pie de la autovía A-67 que enlaza Santander con Palencia. Esa situación -y el hecho de que, prácticamente, sea la única ciudad romana visitable de la actual región de Cantabria (parece que el aserto de Plinio el Viejo sobre que Iuliobriga sería la única ciudad de entre los Cántabros cuyo nombre valdría la pena recordar se ha cumplido en este caso)- convierten a Iuliobriga en visita obligada para quien se acerque a Santander, una ciudad que -no hace falta subrayarlo aquí- bien vale una visita (pincha aquí para algunas recomendaciones que te ayudarán a preparar tu visita a la "novia del mar") por muchísimas razones que no es este lugar para ponderar y entre las que dar un paseo por la playa de El Sardinero no es, desde luego, de las menos importantes.
Acceso: Aunque las ruinas de la ciudad romana de Iuliobriga no están advertidas al pie de la A-67, que es la vía de acceso a la zona de Reinosa para el que viaja desde Santander y, también -dada la condición de encrucijada del propio yacimiento que, en cierta medida, ha heredado la actual capital cántabra- para el que lo hace desde el interior peninsular, apenas uno toma la salida "Reinosa" de la citada vía encuentra las indicaciones oportunas que conducirán al viajero a la zona de aparcamiento del yacimiento arqueológico ubicada justo en el costado del Museo Domus, un singular espacio museográfico que ha recreado una de las viviendas excavadas en la ciudad romana -la denominada "Casa de los Morillos" (que el visitante atravesará cuando se acerque, con el coche, hacia el aparcamiento, dejándola a la izquierda)- y que ofrece, además, una interesante y muy didáctica aproximación a la vida histórica de la ciudad y a los materiales que ha aportado la excavación y que son extraordinariamente representativos de la cultura material típica de una ciudad romana provincial. El Museo Domus es, desde luego, y por ello, visita obligada pero también lo es el conjunto arqueológico cuyos atractivos -foro junto a la ermita románica de Santa María y espacios domésticos tras la ermita, en la zona que "porticara" en su día A. García y Bellido dotando a la zona de una imagen tan característica y reconocible, y antes de llegar a ella, a ambos lados de la carretera de acceso a Retortillo- son descritos más abajo, en el apartado "Descripción" del presente post y, además, están extraordinariamente bien explicados al visitante con un aparato de señalética ejemplar que incorpora unas sencillas recreaciones que facilitan la inteligibilidad de los monumentos por parte del profano. La visita al yacimiento es libre y gratuita, no así la del espacio museográfico cuyos horarios e información de contacto y tarifas aparecen más abajo, en el apartado de "Recursos en internet".
Tipología: Citada por Plinio (Plin. Nat. 3, 21) tanto al referirse al nacimiento del río Ebro (ortus in Cantabris haud procul oppido Iuliobrica: "nacido entre los Cántabros no lejos de la ciudad de Iuliobriga") como al reseñar que, entre los populi -las "ciudades"- de los Cántabros -que indica que eran nueve-, Iuliobrica sola memoretur, es decir, "sólo recordaré Iuliobriga", la ciudad romana de Iuliobriga aparece también referida por Ptolomeo (Geog. 2, 6, 50) que la incluye, igualmente, entre la etnia de los Cántabros (sobre éstos véase AJA, J. R., CISNEROS, M., y RAMÍREZ SÁDABA, J. L. (coords.): Los Cántabros en la Antigüedad. La Historia frente al Mito, Santander, 2008). Nótese que, efectivamente, Plinio, en las dos ocasiones en que alude a ella lo hace como oppidum cuando, en realidad, el lugar que la ciudad romana ocupa no es un lugar elevado, ni fortificado ni cuenta con una gran acrópolis sino que se adapta a un paisaje de medias colinas: visitar Iuliobriga es una prueba más de que -contra lo que algunos aun sostienen- cuando Plinio emplea el término oppida, lo hace, sencillamente, como sinónimo de ciudad, de núcleo urbano, no como reflejo de la fisonomía del mismo (véase al respecto lo que hace tiempo publicamos en un controvertido trabajo en la revista Faventia, 29/2, 2007, pp. 37-46, con mucha bibliografía autorizada sobre el tema). Fundación augústea al término de las guerras cántabras -no en vano la presencia de la legio IV Macedonica está atestiguada notablemente en la zona a través de una serie de hitos terminales alusivos a los prata militaria controlados por dicho cuerpo legionario (ERCantabria, 19, 23, 25-27 -con foto de una de ellas aquí- de Las Quintanillas: sobre esta cuestión es fundamental, además de seguir las consideraciones vertidas respecto de ellos en IGLESIAS GIL, J. M., y RUIZ GUTIÉRREZ, A.: Epigrafía Romana de Cantabria, Santander, 1998, debe verse el trabajo de CORTÉS, C.: "El territorio militar en la Epigrafía de la Hispania Romana: los termini pratorum", en XXth International Congress on Roman Frontier Studies (León, 2006), León, 2009, pp. 91-102)- Iuliobriga debió alcanzar el rango de municipio en época flavia momento en que, de hecho, se revelan notables transformaciones en su urbanismo (para este contexto histórico es fundamentar acceder a la breve nota "Juliobriga en su marco histórico", Cuadernos de Campoó, 4, 1996, accesible aquí de igual modo que para esas condiciones medioambientales y geoestratégicas del lugar tan bien escogidas por Augusto, en la red, es útil el trabajo "El paisaje de Campoó y Julióbriga en época romana", Cuadernos de Campoó, 8, 1999, accesible aquí y con notable aparato bibliográfico). Como consecuencia de esa promoción municipal algunos de los miembros de las élites cívicas del nuevo municipio de derecho latino (véase FERNÁNDEZ VEGA, P., e IGLESIAS GIL, J. M.: "El urbanismo del Norte de Hispania en época flavia", Memorias de Historia Antigua, 23-24, 2003-2004, pp. 119-137, esp. pp. 129-130, accesible aquí) desarrollaron importantes carreras políticas a nivel provincial como es el caso de C. Annius Flauus o de Q. Porcius Vetustinus atestiguados en varios epígrafes de Tarraco (RIT, 330 y 302) en los que el gentilicio Iuliobrigensis ("natural de Iuliobriga") -y en el primer caso, además, Iuliobrigensis ex gente Cantabrorum- está atestiguado (sobre esta cuestión de la movilidad geográfica, también en razón de la promoción socio-política de sus protagonistas, puede consultarse el trabajo que, precisamente, el tándem que ha trabajado en Iuliobriga en los últimos años, ha editado no hace mucho -IGLESIAS GIL, J. M., y RUIZ GUTIÉRREZ, A. (eds.): Viajes y cambios de residencia en el mundo romano, Santander, 2011- y el lector deberá estar al tanto del próximo número, el trigésimo, que la revista Veleia, de la Universidad del País Vasco, consagrará a la cuestión).
Descripción: Como se dijo más arriba, Iuliobriga conserva, fundamentalmente, tres grandes áreas arqueológicas, dos de ellas junto a la ermita románica de Santa María -al parecer instalada sobre la curia del viejo foro local, en uno de los lados del foro romano- y una tercera algo más abajo, saliendo de la zona arqueológica por la misma carretera por la que se accedió a ella, a ambos lados de dicha vía. La visita puede comenzar en el que fuera el foro, la plaza pública de la ciudad romana, configurado (ver planta aquí) como un espacio porticado con una plaza central abierta -del que sólo es visible parte al estar el resto bajo la actual fábrica de la ermita- al que se fueron añadiendo sucesivamente una serie de edificios hacia la parte inferior incluyendo tal vez un templo -del que hoy sólo queda un monumental cajón de cimentación en sillarejo en la parte delantera a la perspectiva desde la que el visitante, desde el panel explicativo, observa la plaza- y varios espacios productivos y artesanales a modo de tabernae instalados, aprovechando, además, los locales creados por el necesario sistema de aterrazamiento con el que los romanos tuvieron que jugar para garantizar la urbanización de las desiguales colinas en que se ubicó la nueva ciudad romana (para el foro, debe verse el sensacional trabajo de CEPEDA, J. J., IGLESIAS, J. M., y RUIZ, A.: "El foro romano de 'Iuliobriga' (Cantabria): nuevas investigaciones arqueológicas", Archivo Español de Arqueología, 82, 2009, pp. 97-114, accesible aquí). Monumentalizado en su día -en especial a partir de Tiberio y, sobre todo, en época flavia, momento en que albergó una monumental estatua de bronce (FERNÁNDEZ, C.: "Fragmentos de una estatua de bronce procedentes de la ciudad romana de Iuliobriga (Cantabria): historia y tecnología", Sautuola, 11, 2005, pp. 127-129, accesible aquí y con utilísima bibliografía sobre la ciuitas que nos ocupa)- fue el corazón de la vida cívica contando, también, con seguridad, con una curia cuya posición queda hoy enmascarada por la ermita de Santa María pero que pudo ser excavada bajo sus cimientos hace algunos años tal como se explica en una publicación del Archivo Español de Arqueología antes enlazada. Además del foro, Iuliobriga ofrece una auténtica lección visual del modo cómo Roma fue adaptando la arquitectura doméstica a las peculiaridades locales. Así, si el visitante, tras contemplar el foro, continúa por la pista que, desde la ermita, se dirige a la zona que aparece en la primera fotografía de las dos que encabezan este post -la denominada de "La Llanuca"- allí, junto a la calle porticada cuyo recorrido coincidiría, grosso modo, con el de la referida pista y cuyo trazado está, además, marcado por los pilares que sustentarían el porche, podrá observar y entender cómo era una vivienda romana típica del Alto Imperio siguiendo, casi, los modelos itálicos, con gran patio central y peristilada y a la que se abrían todas las estancias principales. Sin embargo, si el viajero, tras visitar esta zona, retrocede por esa misma pista en dirección a Retortillo y luego, hacia Reinosa, a ambos lados del foro -y, por tanto, de la carretera de salida de Retortillo- encontrará otras viviendas en las que se han incorporado a la planta elementos como grandes corrrales o se ha reducido el tamaño de los patios centrales, sin duda por las condiciones climáticas que en este lugar la población debió soportar especialmente durante los inviernos (para la evolución de la arquitectura doméstica en Iuliobriga es fundamental el trabajo de FERNÁNDEZ VEGA, P. A.: Arquitectura y urbanística en la ciudad romana de Julióbriga, Santander, 1993, un autor cuyos trabajos sobre organización territorial periurbana -de la que ya hablamos en otro post de este blog, pincha aquí- y sobre arquitectura doméstica son fundamentales: ver lista aquí). Esa reducción del patio central -que ha dado lugar a la acertada denominación de "Casa Bloque"- operada ya durante el siglo II d. C. es extraordinariamente comprensible al visitar el patio que se ha recreado -en realidad, todo el edificio es una extraordinaria y meritoria recreación- en el Museo Domus que ha tomado como inspiración la denominada "Casa de los Morillos" (que el visitante encuentra a la derecha de la vía que, desde el aparcamiento, desciende, por la carretera, hacia Reinosa: ver helifoto aquí). Ese espacio, el Museo Domus es, como antes se dijo, un pretexto más -¡sensacional y envidiable!- para acercarse a Iuliobriga pues en él se puede entender, con bastante claridad, gran parte de lo visto en la arquitectura doméstica de esta ciuitas (por cierto, para quien no pueda acercarse al Museo Domus de Iuliobriga o, sencillamente, no lo encuentre abierto cuando pase por el yacimiento, en el siguiente blog se puede acceder a una completa galería de fotos, sensacional: pincha aquí y en YouTube no faltan usuarios que han subido grabaciones del cubiculum, el atrio, la culina y el triclinium que se recrean en el lugar -pincha aquí-) y, por supuesto, asombrarse ante el estilo de vida romano. ¡Un diez a la iniciativa que, sin duda, está contribuyendo a dinamizar el yacimiento y a acercar el mundo romano a la sociedad haciéndolo inteligible! ¡Desde aquí nos quedamos con la idea que, desde luego, vendría muy bien a muchos yacimientos arqueológicos romanos de nuestro país!
Bibliografía: Puestas en conocimiento de la opinión pública por el erudito de Reinosa Demetrio Duque y Merino en 1885, las ruinas de Iuliobriga han sido, desde entonces, objeto de atención investigadora y científica por J. Carballo y por Á. Hernández Morales en los años cuarenta y cincuenta (véase, por ejemplo, HERNÁNDEZ MORALES, A.: Juliobriga, ciudad romana en Cantabria, Santander, 1947), por A. García y Bellido en los últimos cincuenta y primeros sesenta (algunos de cuyos trabajos están disponibles en la ficha correspondiente a esta ciudad romana en la sección de "Historia y Arqueología de las Civilizaciones" de la Cervantes  Virtual, de consulta obligada) y, desde los años ochenta, por José Manuel Iglesias Gil, Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria (pincha aquí para seguir su producción historiográfica, sencillamente abrumadora y con un notable elenco de títulos alusivos a Iuliobriga y al poblamiento romano en Cantabria) y por su equipo que, además, espera, pronto, retomar los trabajos arqueológicos en el lugar: ¡sería, sin duda, una excelente noticia!. Además de los recursos que oportunamente, y para los distintos temas tratados más arriba, se han ido desgranando más arriba, nos parece resultan inexcusables -para profundizar en la singular fisonomía de esta ciuitas de más de veinte hectáreas de extensión- los trabajos de SOLANA SAINZ, J. Mª: Los cántabros y la ciudad de Iuliobriga, Santander, 1981 y la monografía de IGLESIAS GIL, J. M.: Iuliobriga, Santander, 1985. Además de ellos, debe leerse -y en parte está disponible online- la miscelánea IGLESIAS GIL, J. M. (ed.): Arqueología en Iuliobriga (Retortillo, Campo de Enmedio, Cantabria), Santander, 2002 (pincha aquí) que compila casi toda la información disponible sobre el lugar. Una buena síntesis sobre toda la problemática de la ciudad romana, y, también, sobre su reciente puesta en valor, puede obtenerse en PDF -pincha aquí- a través de IGLESIAS, J. M., y CEPEDA, J. J.: "Julióbriga. Una ciudad romana en el Norte de Hispania", Boletín GC: Gestión Cultural, 9, 2004, pp. 2-19. Por último, y a modo de síntesis, remitimos a la voz que, sobre Iuliobriga figura en el Diccionario Akal de la Antigüedad Hispana (SOLANA SAINZ, J. M.: "Iuliobriga (Retortillo)", en ROLDÁN, J. M. (dir.): Diccionario Akal de la Antigüedad Hispana, Akal, Madrid, 2006, p. 515, de validez como aproximación básica a las fuentes que la citan y a sus principales problemas.  
Recursos en internet: Con una buena y bien documentada voz en Wikipedia y su correspondiente ficha en la página Arqueotur, a falta, todavía, de una página web monográfica del lugar, sin duda el mejor documentado site en internet para obtener información sobre la ciudad que centra este post es el que el propio J. M. Iglesias Gil compuso para la sección de Conjuntos Arqueológicos de la Cervantes Virtual (pincha aquí) que incluye, además, enlace a algunas publicaciones antiguas ya arriba citadas y, por supuesto, una notable galería de fotografías (véase también el post de este colega y de J. J. Cepeda en Celtiberia.net). También son recomendables el espacio que dedica a Iuliobriga la página de Turismo de Cantabria/Cantabria Infinita, o el que figura en la sección de Centros de Interpretación de la página de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria, ambas con toda la información básica sobre horarios -en especial los del "Museo Domus", visita complementaria inexcusable al paso por el yacimiento- y accesos. Resulta fundamental -como aproximación histórica complementaria de los recursos arriba señalados y, también, como ejemplo del poder "identitario" que esta ciudad romana ejerce sobre la sociedad cántabra- leer el reportaje "Julióbriga, el icono más brillante de la cultura romana en Cantabria", El Diario Montañés, 21/09/2008, disponible aquí.
Recomendaciones: Destino turístico casi centenario, la oferta gastronómica y de alojamientos de Santander es, sencillamente, extraordinaria (pincha aquí para un listado bien argumentado y notable de recomendaciones), sin embargo, fieles a la filosofía de Oppida Imperii Romani sólo dejaremos aquí constancia de aquéllos establecimientos que hemos conocido directamente, de primera mano. Para los alojamientos, son cómodos, buenos y con precios que pueden resultar asequibles en según qué temporadas los vecinos Hotel Silken Rio Santander -frente a la espectacular playa de El Sardinero- y Hotel Santemar (la Cafetería y el Restaurante del Hotel Santemar son, también, recomendables: el último ofrece menús diarios a 16 Euros), ambos, además, con abundantes espacios de aparcamiento si uno viaja en vehículo propio. Cerca de ambos hoteles existe abundante oferta gastronómica de todo tipo y son recomendables la Cafetería La Italiana, en los bajos del casino -unos churros y una bollería extraordinarias, casi con vistas al mar- y, para comidas o cenas, el Restaurante La Cañía, prácticamente frente al Hotel Santemar. Pero, la recomendación "estrella" -toda una joya, un auténtico descubrimiento- para los lectores de Oppida Imperii Romani es el Restaurante El Cazurro, sobre la playa de la Arnía, en Liencres, a menos de diez kilómetros de Santander, literalmente "colgado" sobre la playa. Diariamente ofrece "guisos" para compartir -generosos en cantidad- a tan sólo 5 € que se pueden complementar, además, con rabas, bocartes -extraordinarios- croquetas de calamar y todo tipo de raciones principalmente "marineras", una buena alternativa al afamado -muy visto y aun más concurrido- Restaurante Marucho, en el centro de Santander, en la zona de "Tetuán" al que incluimos aquí conscientes de que despierta pasiones y gustará a muchos pero que, a nosotros, no termina de convencernos (muy pequeño y muy concurrido, mezcla que, normalmente, implica largas esperas, estrecheces, servicio lento...). Antes de terminar este post con el que volvemos a coger el pulso -abandonado desde Marzo, con una entrada sobre Tritium Magallum- a la sección de ciudades quintaesencia de este blog, sí habría que advertir que Retortillo no tiene una cafetería en la que poder tomar algo antes del mediodía, por eso, si el viajero se dirige a Iuliobriga antes de esa hora y quiere tomar un café debe dirigirse a la ruidosa -pero acogedora- y variadísima -en oferta- Cafetería de la Atalaya de la Vega, justo al pie de la autovía que enlaza Santander con Reinosa y junto a la salida que se ha de tomar para acceder a la ciudad romana, como se dijo, perfectamente señalizada al tomar dirección Retortillo. No lejos del yacimiento, al "arqueoturista" empedernido puede acercarse a recorrer, en una agradable excursión senderista, un tramo -supuesto, pues está en discusión- de la vía romana Pisoraca-Flauiobriga, antes citada y al que se acceder por Bárcena de Pie de Concha (pincha aquí para más información y, sobre todo, en este post de Terrae Antiquae, extraordinario, sobre la vía, sus vestigios y sus incógnitas).

DE HISPANICIS PROVINCIIS



[Sobre estas líneas, cubierta del volumen misceláneo Hispaniae, las provincias hispanas en el mundo romano que -con I. Rodà y J. Cabrero- tuvimos la oportunidad de coordinar hace algunos años -Tarragona, 2009- y que forma parte de la prestigiosa serie de Publicaciones del Institut Català d'Arqueologia Clàssica -Tarragona, 2009-. Pincha aquí para descargar el volumen, completo, en formato PDF]

Hace ya algunos años, en la primavera del año 2007, en la UNED de Tudela nos decidimos a organizar un encuentro internacional que facilitase el diálogo interdisciplinar entre historiadores, epigrafistas y arqueólogos con el objetivo de repasar el estado de nuestros conocimientos sobre los territorios peninsulares y su relación con Roma (pincha aquí). Tras algunos coloquios menores sobre Antigüedad -todos de carácter más local- celebrados en dicha sede, ese encuentro, constituyó sin duda, el primero que contribuyó a, de verdad, colocar a dicho Centro Asociado de la UNED en el mapa de los eventos científicos sobre Historia Antigua, Epigrafía y Arqueología a nivel peninsular, fue el auténtico punto de inflexión. No era para menos, en un ambiente cordial y con una Tudela que lució durante tres días -18, 19 y 20 de Abril- sus mejores galas primaverales, expertos procedentes de más de quince Universidades diferentes y de hasta cuatro países distintos se reunieron en la capital de la Ribera de Navarra para reflexionar sobre aspectos históricos, institucionales, administrativos, de documentación e historiográficos sobre las provincias hispanorromanas.

Desde la génesis de la idea tuvimos, además, el acierto, de coordinar la elección de los ponentes con la Profª Dra. Dña. Isabel Rodà de Llanza, entonces -lo ha sido hasta el pasado mes de Diciembre- directora del citado Institut Català d'Arqueologia Clàssica, una de las instituciones de investigación más dinámicas del país en materia de Ciencias de la Antigüedad y que, precisamente, en estos días, vuelve a estar de actualidad por la convocatoria -a partir del 12 de Mayo y en colaboración con el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida- del XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica en Mérida (no te pierdas, por cierto, el blog de este evento: ¡sensacional!, pincha aquí para acceder). Excelente anfitriona, la Dra. Rodà, supo elegir bien a los colegas invitados y, sobre todo, acogerlos en Tudela de una manera sensacional. Como no podía ser de otro modo el entusiasmo y el ambiente convivial que se vivió a orillas del Ebro en aquellos -ya lejanos- días de Abril de 2007 debía cristalizar en un volumen, un volumen que -en parte manual universitario pero en parte, también, miscelánea de investigación- reuniese los textos que los colegas habían, brillantemente, presentado en dicho encuentro y fuese, sobre todo, útil.

Así, de un modo simple -confesamos que sin grandes pretensiones y, desde luego, tampoco fruto de "cálculos" curriculares de ningún tipo, aunque alguien se empeñe en no entenderlo- surgió el libro Hispaniae, las provincias hispanas en el mundo romano (Tarragona, 2009) que, en apenas 500 páginas, compendiaba -¡y compendia pues aun es extraordinariamente actual!- el estado de nuestros conocimientos sobre la presencia romana en España (echa un vistazo, si quieres, al índice del volumen en la página que al mismo le dedica Dialnet). ¡Cuántas veces, desde entonces, habremos echado mano de él ante cualquier consulta, para hacer acopio de bibliografía o, también, para recomendarlo a tantos estudiantes como punto de partida para sus primeras iniciaciones investigadoras! Todo ello es, sin duda, prueba de la validez de un trabajo que, además -y ése es el motivo de este post, otro más de la recientemente inaugurada sección Digitalia Scripta- está desde hace algunos meses disponible en formato PDF en la propia sección de Publicaciones de la web del ICAC, una noticia que -como la mereció su edición, que ya celebramos en Oppida Imperii Romani en el mes de Junio de 2009 (pincha aquí)- nos parece justificaba este nuevo post en un mes -este de Mayo- que, además -lo adelantamos- nos va a permitir -debido a una apretadísima e igualmente grata agenda de coloquios y encuentros científicos (echa un vistazo, si no, al portal de acceso de la web de Los Bañales) por la Península Ibérica- incorporar nuevas entradas con nuevas ciudades al catálogo de las que conforman este espacio... 

Nos seguimos, pues, leyendo... Vale uiator!