AVGVSTA TREVERORVM (Trier)








[Porta Nigra, termas y cupa CIL, XIII, 11322 del RLM-Trier]
[Pincha aquí para ver otras imágenes]


Situación: Ubicada al Suroeste de Alemania, casi lindando con Luxemburgo, y en el estado de Renania-Palatinado, Trier es un extraordinario ejemplo del modo cómo Roma integró a la prouincia que denominó Gallia Belgica (que respetaba una de las tres partes en que, según el conocido texto de César -Caes. BGall. 1, 1-, estaba dividida la Gallia) y de la que, de hecho, la vieja colonia Augusta Treuerorum -de la que proviene la versión castellanizada del nombre de Trier, Tréveris- fue capital (para un mapa de la ubicación de las provincias romanas en la zona puede verse éste).
Acceso: Perfectamente bien comunicada con las principales ciudades alemanas (ciertamente, en ese país da gusto conducir), los aeropuertos más próximos son el low-cost de Frankfurt Hahn, el vecino de Luxemburgo y, por supuesto, ya en Alemania y algo más lejos, el de Frankfurt International (ver mapa de situación de Trier aquí) al que, desde Madrid o Barcelona, Lufthansa vuela con regularidad, con la puntualidad de siempre -totalmente germánica- y, desde luego, manteniendo el ya casi histórico hábito de servir un apetecible lunch a los pasajeros y todo sin poner los precios -nunca mejor dicho- "por las nubes".
Tipología: Seguramente la más excelente enciclopedia sobre la Antigüedad Clásica, la Pauly-Wissowa (ver voz en SCHÖN, F.: "Augusta Treverorum", en Der Neue Pauly [Band 2], Stuttgart-Weimar, 1997, cols. 286-290, con excelente plano de la ciudad que ocupó un área de en torno a 280 Has., de igual modo que puede verse otra síntesis en DRINKWATER, J. F.: "Augusta Treverorum", en HORNBLOWER, S., y SPAWORTH, A. (eds.): The Oxford Classical Dictionary, Oxford, 1996, p. 215, otra obra de referencia en Antigüedad Clásica) resume con notable claridad (y recogiendo todas las fuentes antiguas pertinentes) la Historia de Augusta Treuerorum fundada por Augusto en el 16 a. C. en una privilegiada posición como "cabeza de puente" junto al río Mosella. Seguramente, la ciuitas Treuerorum primitiva debió recibir el derecho latino (sobre él y sobre el funcionamiento colonial puede verse otro post en este mismo blog) y, por tanto, el estatuto colonial con Claudio convirtiéndose a partir de entonces en la sede del procurador de la Gallia Belgica y de las dos Germaniae -Inferior y Superior- a la vez que, probablemente, actuando como sede del gobierno de la primera. En la época de la anarquía militar la ciudad fue elegida como capital por Póstumo, la Tetrarquía estableció allí la capital de la prefectura de las Galias -que luego trasladó a Arelate, an Arlés, hacia el 395 d. C.- y durante el siglo IV d. C. varios emperadores, entre ellos Constantino, la eligieron como sede de su residencia entrando sólo en decadencia a partir de las invasiones francas, ya en el siglo V d. C.
Descripción: La visita a los monumentos romanos de Trier permite al viajero abstraer perfectamente cuáles serían los edificios principales y la urbanística de una ciudad romana modelo (no hay que perderse la monumental maqueta sobre la colonia que se exhibe en el Rheinisches Landesmuseum Trier, al que luego aludiremos: ver parte de la misma aquí). La monumental Porta Nigra -la mejor conservada de cuantas puertas de ciudades amuralladas se conocen en el mundo romano- es sólo una de las cuatro que, hacia cada punto cardinal, se abrían en la potente muralla de Augusta Treuerorum que contó, de hecho, con un puente para cruzar el río Mosella (ver foto). Fue levantada hacia el siglo II d. C., probablemente bajo el reinado de Antonino Pío habiéndose conservado tan bien porque el conjunto fue "sacralizado" tras haber vivido en sus ruinas -durante el siglo XI- el eremita griego Simeón. Otro singular, y tardoantiguo, monumento de la antigua Augusta Treuerorum es el Aula Palatina, efectivamente de planta basilical pero cuya función fue la de servir de salón del trono cubierto (aula) del emperador Constantino y que, gracias a los paneles que se han instalado en el interior (hoy es una iglesia de culto protestante) no es difícil imaginar repleta de mármoles, perfectamente calefactada -parte del sistema de hornos puede verse en la cara Oeste de la misma, hacia el exterior- y decorada con mosaicos y esculturas al más puro estilo de la tardoantigüedad (ver aquí propuesta de reconstrucción). Pero, sin lugar a dudas, son las termas imperiales uno de los más sobrecogedores conjuntos de Trier y, a la vez, el auténtico testigo -junto al Aula Palatina normalmente "publicitada" como Basílica- del desarrollo que vivió la ciudad bajo el reinado de Constantino, cuando éste la eligió como su residencia. En tamaño y en la duplicidad de las estancias son sólo comparables a las monumentales termas de Caracalla y de Diocleciano, en Roma (accede desde aquí a una colección de fotos con comentarios sobre las estancias y aquí para una acertada síntesis sobre el hábito romano de emplear este tipo de conjuntos). El anfiteatro, ubicado en el área Sur de la actual ciudad y al que se llega tras un agradable paseo desde las termas debió ser construido en el siglo I d. C. como parte de un complejo que incluía también un perdido circo y contó con una capacidad aproximada de 25.000 espectadores. Tal vez lo más sorprendente es visitar la parte inferior de la arena -la fossa bestiaria en la que se ubicaría todo el complejo sistema de custodia de las fieras y todo el aparato técnico que era necesario para los espectáculos anfiteatrales- pues está excavado, directamente, en la roca virgen lo que habla con claridad de la capacidad edilicia romana (para una introducción, también cronológica, al fenómeno arquitectónico de los anfiteatros, pincha aquí). Un paseo por estos complejos no debe darse por cerrado sin visitar, al menos, el RLM-Rheinisches Landesmuseum Trier -ubicado exactamente entre el Aula Palatina y las termas imperiales y con una colección de monumentos funerarios del territorium de la ciuitas realmente impresionante y cuya cafetería ofrece asequibles menús del día en un ambiente alejado del bullicio del centro de la ciudad- y el Bischöfliches und Diözesannmuseum Trier que, en su planta baja custodia una extraordinaria colección de pinturas romanas de época constantiniana (ver aquí foto general y de detalle). Y, desde luego, para comprender la importancia que mantuvo -e incluso intensificó- la colonia Augusta Treuerorum en la Antigüedad Tardía, el visitante puede hacer unos pocos kilómetros más para visitar el soberbio e imponente monumento funerario turriforme de los Secundinii (CIL, XIII, 4206, con foto aquí), en Igel, localidad a la que se llega tomando la carretera que une Trier con Luxemburgo.
Bibliografía: Seguramente, para el viajero ocasional, las sencillas y didácticas guías monográficas que, sobre las termas, el anfiteatro, la Porta Nigra y la denominada basílica, aportan toda la información a la que este blog, por razones de espacio y pretensiones, no puede llegar (éstas pueden adquirirse en el puesto de venta de tickets para la Porta Nigra y para las termas, por ejemplo). Sin embargo, para el lector ávido de más información, la referencia inexcusable es el volumen de KUHNEN, H. P. (ed.): Das römische Trier, Stuttgart, 2001 que supone -junto al trabajo general de CÜPPERS, H. (ed.): Die Römer am Mosel und Saar, Mainz, 1983 sobre la zona y al más específico de REUSCH, W.: Augusta Treuerorum: Rundgang durch das römische Trier, Trier, 1982- la más completa actualización sobre la antigua ciudad. Si se quieren conocer en detalle los variadísimos monumentos funerarios con que ha obsequiado el territorium de la antigua colonia puede consultarse HAFFNER, A., y ABEGG, A.: Gräber. Spiegel des Lebens, Mainz, 1989.
Recursos en internet: El atractivo que despierta para los alemanes la antigüedad de Trier -que, de hecho, se proclama a sí misma en los folletos y sites promocionales como la más antigua ciudad del país (pincha aquí)- hace que sea amplísimo el bagaje de información que la red ofrece en relación a la antigua Augusta Treuerorum, tanto en páginas amateurs (especialmente útil es la sección que le dedica la web Markaurel, que facilita, además, excelentes recreaciones de algunos de los monumentos más representativos: pincha aquí para ver la de la Porta Nigra y aquí para la de las termas al igual que permite el acceso a imágenes extraordinarias la voz Augusta Treuerorum de la versión alemana de la Wikipedia) como en otras relacionadas con diversas instituciones oficiales. Entre ellas, destacamos la que la UNESCO -que declaró Patrimonio de la Humanidad los monumentos romanos en 1986- gestiona para promocionar el patrimonio de la ciudad, accesible desde aquí y que explica en detalle todos y cada uno de los conjuntos arqueológicos de la ciudad. También resultan útiles las recomendaciones que hace sobre el patrimonio romano de Trier el buscador alemán Pointoo; emotivo -pero todavía útil- consultar en la red (pincha aquí) el pionero trabajo de GWATKIN, E.: "Roman Trier", Classical Journal, 29-1, 1933, pp. 3-12 que, desde luego, aunque en inglés, es una guía muy útil y documentada para viajeros amantes de la Arqueología y la Historia Antigua como los lectores de este blog; y muy bien documentado está el apartado que le dedica a Trier la web de artículos sobre Antigüedad Clásica Livius, bien conocida.
Recomendaciones: Aunque a efectos turísticos, algunas recomendaciones sobre Trier pueden leerse tanto en la página oficial de Turismo del Gobierno de Alemania como en la página oficial de la ciudad, el carácter empírico de este blog -que no recomienda lo que no conoce de primera mano- nos lleva a sugerir visitar Trier bien como complemento a una ruta por el Sur de Alemania -por ejemplo con centro en la hermosa Heidelberg, de la que ya algo se dijo en un post anterior alusivo al establecimiento de beneficiarii de Osterburken- o, incluso, por el área de Aachen, una de las ciudades más hermosas del país cuya Capilla Palatina, desde luego, es toda una lección de la pervivencia del lenguaje estético y monumental romano en los tiempos medievales y, por tanto, un extraordinario complemento a la visita de los "descarnados" -pero imponentes- monumentos romanos de la antigua Augusta Treuerorum.

POMPELO (Pamplona)







[Mosaico de la C/Curia con animal marino, e inscripción funeraria]

Situación: Pamplona, capital de la Comunidad Foral de Navarra, está situada en el Norte de España, pero en un espacio a partir del cual -dada su diversidad paisajística, su centralidad y su posición geográfica- puede igualmente accederse a los Pirineos, a la Cornisa Cantábrica o al Valle del Ebro, situación ésta que, desde luego, no debió ser baladí en la Antigüedad. Hoy es una moderna ciudad -con notables aires universitarios gracias a la Universidad Pública de Navarra, a la Universidad de Navarra y al Centro Asociado de la UNED- muy bien comunicada con parte el resto del país a través de la AP-68 -que la enlaza con el Cantábrico y el Mediterráneo a través del corredor del Ebro-, de la red de ferrocarriles ALVIA -que la conecta con Madrid-, de la popular CONDA, y de un muy activo aeropuerto. Sí es lamentable que todavía el gobierno central no se decida a construir la autovía que enlace por carretera Pamplona y Madrid a través de la la atractiva ciudad de Tudela (también con una excelente oferta universitaria y cultural gracias a la UNED de Tudela como, de hecho, saben todos los asiduos de este blog y, si no, pueden pinchar aquí).
Acceso: Cualquiera de los medios antes citados pone en contacto, perfectamente, Pamplona con las principales ciudades españolas de modo que, prácticamente -a nivel geoestratégico- casi serían válidas para Pamplona las recomendaciones de acceso y situación que se hicieron en este mismo blog respecto de Caesaraugusta, el nombre antiguo de la moderna Zaragoza (ver, en cualquier caso, mapa de situación de Pamplona aquí).
Tipología: Pocas, parcas y, desde luego, no tan generosas como desearíamos, son las fuentes antiguas que aluden a la Pamplona romana (una recopilación puede verse en ANDREU, J.: "Ciudad y territorio en el solar de los Vascones en época romana", en ANDREU, J. (ed.): Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización, Pamplona, 2006, pp. 195-198). La primera mención segura a Pompelo en las fuentes antiguas es la que hace Estrabón (Str. 3, 4, 11) al describir la vía que unía Tarraco (Tarragona) con Oiasso (Irún, con sensacional Museo Arqueológico) y que pasaba por Pompelon, mención a la que el geógrafo griego de época de Augusto añade la conocida -y controvertida- glosa "como si dijésemos, la ciudad de Pompeyo" (literalmente "Pompeiópolis"). A partir de ahí, la ciudad aparece citada entre las "estipendiarias" (stipendiariae) del conuentus Caesaraugustanus por Plinio (Plin. Nat. 3, 3, 24) y es incluida entre las póleis de los Váscones por Ptolomeo (Ptol. 2, 6, 67). Esas menciones ya plantean, al menos, dos problemas: ¿se refería Estrabón a Pompeyo Magno cuando aludió a Pompélon como Pompeiópolis?, si es así y Pompelo fue fundada por el general romano, ¿por qué lo fué con un estatuto estipendario, no privilegiado?, ¿o es que fue fundada con un estatuto de rango privilegiado pero luego fué democionada por César, como ha anotado GARCÍA FERNÁNDEZ, E.: El municipio latino. Origen y desarrollo constitucional, Madrid, 2002, pp. 81-82. Por si éstos fueran pocos interrogantes, en el siglo XIX, el historiador alemán A. Schulten, en sus comentarios a uno de los libros de las Fontes Hispaniae Antiquae (SCHULTEN, A.: Fontes Hispaniae Antiquae IV. Las guerras del 154-72 a. C., Barcelona, 1937, p. 220) interpretó y restituyó un conocido pasaje de Salustio (Sall. Hist. 2, 93) en el que Pompeyo (en realidad el exercitus Romanus, "el ejército romano") se retiraba, desde el territorio de los Vacceos, para abastecerse de trigo (frumenti gratia remotus in Vascones, según la restitución que él propuso de un texto, por otra parte, muy corrupto) como una evidencia de la retirada de aquél al territorio vascón y, más aun, a Pompelo, ciudad que, según él, habría fundado en dicho momento hacia el invierno del 75 a. C. Sin embargo, y como se puede comprobar en la bibliografía más reciente -que se cita más adelante en este post- esa cuestión dista mucho de estar resuelta. Así pues, sí sabemos que Pompelo debió alcanzar el estatuto municipal en época flavia, no en vano cuenta con magistrados (los IIuiri Pompe[l(onenses)] en una de las desaparecidas tablas de Arre, de época de Adriano (CIL, II, 2959). Si, en cambio, antes tuvo otro estatuto de carácter privilegiado -¿colonial latino, tal como apunta la sugerente línea de investigación abierta recientemente por E. García Fernández y por D. Espinosa Espinosa?- es algo que, de momento, si no es con una mirada a la praxis política y jurídica romana en la fundación de ciudades (muchas veces soslayada por los historiadores de la Antigüedad), no podemos dilucidar con claridad. Respecto de su nombre, Pompelo parece más apropiado que Pompaelo, no en vano, así es como aparece citada en la epigrafía oficial, como en las tablas de Arre antes aludidas (CIL, II, 2959 y 2958 y 2960, en esta últimas con alusión a la res publica Pompelonensis). Aunque en un epígrafe tarraconense una pompelonense se cita como Pompaelonensis (RIT, 327) parece lo hace en un contexto privado, no oficial.
Descripción: La exposición (abierta hasta Junio de este año) "La Pamplona Reencontrada" y, por supuesto, parte de la exposición permanente del Museo de Navarra -que permite acceder a aspectos de la vida cotidiana de la Pompelo romana y a algunos de sus más singulares hallazgos- son hoy, tristemente, las únicas formas que el viajero tiene de acercarse al estudio y análisis de esta importante comunidad del Valle Medio del Ebro pero, desde luego, no por ello son menos recomendables dada la excelente apuesta didáctica de ambas muestras. Sin embargo, el trabajo continuado de generaciones y generaciones de arqueólogos, y de, en los últimos años, el Gabinete Trama, ha permitido que hoy tengamos más clara la trama urbana de la antigua Pompelo. Con una estructura urbana típicamente romana delimitada por las calles Dormitalería (al Este), Plaza del Castillo (al Oeste), San Fermín de Aldapa (al Norte) y el inicio de Carlos III (al Sur) -áreas todas con notables evidencias arqueológicas fruto de años de trabajo de arqueología urbana- y ubicada en una elevada terraza sobre el río Arga, la ciudad contó con un posible macellum -que ocuparía el espacio de la Catedral- con hasta dos monumentales termas. De estas, una de ellas desde luego, se cuenta entre las más notables del Ebro Medio y estaría ubicada bajo la Plaza del Castillo (ver detalle de su sistema de funcionamiento aquí). La otra estaría en la C/Curia con acceso a ella desde la C/Compañía. Con semejante trazado, lo más probable es que las calles principales, cardo (que no cardus, como a veces se lee y escucha) y decumanus coincidieran respectivamente con la Calle Mayor y con la Calle Curia. Lógicamente, la ciudad contó también con varias necrópolis cuyas estelas funerarias (ver detalle aquí) han podido ser recuperadas recientemente reutilizadas en antiguos bastiones de la muralla que la ciudad, casi magnis itineribus ("a marchas forzadas"), hubo de construir en el siglo III d. C. para protegerse de las invasiones de los francos. Es presumible que el área central de dicha ciudad ocupase, grosso modo, el solar de la actual Catedral que, tal vez, fosilizó con el paso del tiempo el recuerdo del antiguo templo del culto imperial o, al menos, de la parte central del conjunto forense.
Bibliografía: Desde luego, conocer la Pompelo romana es hoy posible gracias, fundamentalmente, al trabajo de años llevado a cabo por Mª Á. Mezquíriz, hoy directora honoraria del Museo de Navarra y autora de dos obras de referencia sobre la urbanística pompelonense: MEZQUÍRIZ, Mª Á.: La excavación estratigráfica de Pompaelo. Vol. 1. Campaña de 1956, Pamplona, 1958 y Pompaelo II, Pamplona, 1978 (accede aquí a parte de la notable e insustituible producción bibliográfica de esta autora, con posibilidad, además, de descargar muchos de los textos en PDF). De los trabajos del Gabinete Trama, herederos de los de Mezquíriz, el equipo liderado por Mercedes Unzu ha dado cuenta en diversos trabajos (especialmente útiles nos parecen los publicados en el sensacional catálogo V. V. A. A.: La tierra te sea leve. Arqueología de la muerte en Navarra, Pamplona, 2008, centrados en el registro arqueológico funerario de la vieja Pompelo). Los materiales expuestos en la citada exposición "La Pamplona Reencontrada" han visto ahora la luz en el catálogo de OLLO, A. y otros: La Pamplona Reencontrada, Pamplona, 2008, desde luego ya una referencia para conocer la topografía histórica de la capital de Navarra (especialmente a partir del capítulo RAMÍREZ SÁDABA, J. L.: "Pamplona romana", en OLLO, A., y otros: La Pamplona Reencontrada, Pamplona, 2008, pp. 14-37). La cuestión de la fundación o no de Pompelo por Pompeyo ha sido recientemente discutida por muy diversos autores y, de hecho, parece estar en boga en el debate historiográfico en torno a los antiguos Vascones (una síntesis de éste puede verse en ANDREU, J., y JORDÁN, Á. A.: "Nuevas reflexiones en torno a las fuentes literarias sobre los Vascones en la Antigüedad", Lucentum, 26, 2007, pp. 233-252) fundamentalmente a partir de las interesantes aportaciones de ARMENDÁRIZ, J.: "Propuesta de identificación del campamento de invierno de Pompeyo en territorio vascón", Trabajos de Arqueología Navarra, 18, 2005, pp. 41-64 -que puedes descargar desde aquí y sobre el que ha ampliado datos en su recentísimo y excelente De aldeas a ciudades. El poblamiento durante el primer milenio a. C. en Navarra, Pamplona, 2009-; de PINA, F.: "Deportaciones como castigo e instrumento de colonización durante la República Romana: el caso de Hispania", en REMESAL, J., MARCO, F., y PINA, F. (eds.): Vivir en tierra extraña: emigración e integración cultural en el mundo antiguo, Barcelona, 2004, pp. 211-246 (teoría sobre la que ha vuelto en un artículo aun en prensa y que verá la luz en un monográfico sobre los Vascones coordinado por la prestigiosa Serie Instrumenta); de JORDÁN, Á. A.: "La expansión vascónica en época republicana: reflexiones en torno a los límites geográficos de los Vascones", en ANDREU, J. (ed.): Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización, Pamplona, 2006, pp. 81-110; y de WULFF, F.: Las esencias patrias: historiografía e historia antigua en la construcción de la identidad española (siglos XVI-XX), Barcelona, 2003.
Recursos en internet: Cualquier web sobre la Historia de Pamplona ofrece datos más o menos útiles y fidedignos sobre el origen romano de Pompelo (sirvan como ejemplos la web de Pampiruna, la del pamplonés Colegio Irabia, la sección de Historia de la web del Ayuntamiento de Pamplona o, una vez más, la citada Wikipedia) si bien en muchos de ellos todavía pesan algunos tópicos hoy discutidos (como la identificación entre la ceca indígena barskunes y el etnónimo Vascones o la relación entre aquélla y Pompelo, como el nombre vascónico Iruña como anterior al nombre romano (ver por ejemplo, la apuesta que hace por esa ficción historiográfica un conocido diario vasco: pincha aquí), realidades que, a día de hoy, son indemostrables: una revisión de algunos de estos tópicos puede verse en: ANDREU, J.: "Vascoiberismo, vascocantabrismo y navarrismo: aspectos y tópicos del recurso ideológico a los Vascones de las fuentes clásicas", Revista de Historiografía, 8-5, 2008, pp. 41-54. A través de la web del Servicio de Publicaciones del Gobierno de Navarra puede descargarse el opúsculo de MÚGICA, M.: Los Vascones, Pamplona, 2007 (pincha aquí) y que ya recomendamos en el post de este blog a propósito de Andelo.
Recomendaciones: Pocas cosas definen mejor la idiosincrasia de una tierra como su mesa. Y, desde luego, pocas mesas son tan variadas, sabrosas y ricas -en todos los sentidos y con todos los sentidos- como la mesa navarra (si eres un amante de la buena cocina y de los productos de calidad, puedes visitar la web de Navarra Gourmet y sobre todo Navarra tu Reyno Gourmet, excelentes y evocadoras). Y Pamplona, de hecho, ofrece muchas opciones para saborearla. Seguramente, una de las más tradicionales es Casa Otano, en plena calle San Nicolás, una de las más afamadas para degustar los célebres pinchos pamplonicas (recientemente se ha inaugurado en la C/San Nicolás el singular La Mandarra de la Ramos, con excelente chistorra y mejores pinchos). También es extraordinario el Restaurante Europa, en pleno corazón de Pamplona, en la Plaza del Castillo. Ambas opciones no defraudan a nadie pero, en cualquier caso, para el que busque otras sugerencias más económicas, quizás el castizo Café Iruña -que frecuentaba el célebre Ernest Hemingway cuando se alojaba, por Sanfermines, en el vecino Gran Hotel La Perla- también es una alternativa suculenta. Para quien busque convertir Pamplona en punto base para adentrarse en los múltiples encantos turísticos que ofrece Navarra (ver aquí algunas propuestas) nos permitimos recomendar tres establecimientos hoteleros de diferente gama: el excelente y glamuroso Maissonave y los funcionales Yoldi y Leyre, ambos muy céntricos y próximos al casco histórico. Pero, nombrar Pamplona es nombrar dos auténticas "instituciones". Las fiestas de San Fermín que entre el 6 de julio -con el célebre chupinazo- y el 14 -con el sentido "pobre de mí"- sumen una ciudad normalmente tranquila como ésta en el más absoluto bullicio (ése que a muchos navarros, como "a San Fermín" en la jota, hace llorar cuando lo viven en la distancia: escucha aquí la jota y aprende aquí algo más sobre el "momentico" por excelencia de la fiesta) y, por supuesto, el Club Atlético Osasuna, seguramente, por muchas razones, uno de los más genuinos clubs de fútbol mundial y, desde luego, un equipo en el que, como reza su himno, "vibra Navarra entera".

SEGEDA (Mara)












[El denominado Poyo de Mara y un aspecto de "Segeda noua"]

[Pincha aquí para conocer más datos sobre la Ruta Celtibérica]

Situación: Ubicada en el valle del río Perejiles, tributario del río Jalón, la antigua ciudad de Segeda se alzaba en un área estratégica en el control del paso más sencillo del Sistema Ibéric o, el propio valle del río Jalón por donde, todavía hoy, se sigue accediendo desde el Valle del Ebro hacia la Meseta, a apenas 15 kilómetros de Catalayud y, por tanto, muy bien comunicada (ver mapa de situación aquí).
Acceso: La mejor forma de llegar a Segeda es hacerlo desde la vecina Calatayud, ciudad aludida también en este blog por contar en sus cercanías con las ruinas del antiguo municipio romano de Bilbilis. Desde Calatayud hay que dirigirse hacia Belmonte de Gracián -cuna del ilustre literato del siglo XVII, Baltasar Gracián- y de allí continuar por la comarcal A-1504 hasta llegar a Mara. Aunque en dicha localidad -que ha adoptado para su escudo el tipo de anverso de las monedas de la antigua ceca celtibérica de sekaisa, que operó en el lugar (ver foto aquí)- cualquier vecino puede indicar al viajero dónde se encuentran los distintos puntos de interés arqueológico de la antigua Segeda, lo mejor es tomar un camino que, a la entrada del pueblo para quien viene desde Belmonte, sale hacia la derecha y conduce, directamente, a la zona arqueológica (con foto panorámica sobre estas líneas). En cualquier caso, antes de visitar Segeda, se recomienda al viajero leer las recomendaciones que cierran este post.
Tipología: Ciertamente, no es Segeda un oppidum Imperii Romani por más que, efectivamente, fuese uno de los más notables oppida del territorio celtibérico -en concreto de la tribu de los belos- en el momento en que Roma -tal como nos informan las fuentes antiguas (especialmente App. Iber. 180, 184 y 185)- le declaró la guerra en el año 153 a. C., adelantando, además, la fecha de la elección consular de dicho año para poder iniciar el conflicto con tan amenazante ciudad. Sin embargo, la importancia de sus restos y, sobre todo, la excelente política de investigación, gestión arqueológica y puesta en valor del lugar llevada a cabo por el equipo del Prof. Francisco Burillo desde el Seminario de Etnografía y Arqueología Turolense convierte a Segeda en un yacimiento que no podía faltar en este blog. Así pues, tipológicamente, habría que decir que Segeda fue una ciudad celtibérica de notabilísima extensión (debió alcanzar, en su época de máximo esplendor, las 17 Has.) y, además, de extraordinaria importancia histórica al haber sido el casus belli -el pretexto- que Roma empleó para declarar la guerra a Celtiberia, con la trascendencia que ello tuvo en la Historia Antigua de la Península Ibérica (descargar una completa síntesis, firmada por J. M. Roldán, desde aquí o leer lo que sobre ellas se dice en la web del yacimiento pinchando aquí).
Descripción: Aunque tanto los aspectos históricos como los arqueológicos relativos a Segeda están extraordinariamente bien resumidos en la web del Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda y a pesar de que los restos exhumados en las campañas de excavación que -desde hace poco más de diez años- se vienen llevando a cabo en el lugar permanecen cubiertos por el geotextil a espera de un ambicioso proyecto de musealización y de puesta en valor, el visitante puede contemplar la ubicación estratégica de la ciudad, adivinar la notabilísima extensión de la misma (seguramente la verdadera razón de su asedio por Roma más que el pretexto de que reforzase sus murallas) y, sobre todo -a partir de la visita al área de arqueología experimental de "Segeda noua" (justo a espaldas del Poyo de Mara)- comprender de qué modo vivía una comunidad celtibérica en el siglo II a. C. Y, desde luego, los modos resultan sorprendentes: su excelente capacidad para la producción de vino (ver foto del lagar documentado y reconstrucción ideal del mismo), la amplitud de algunas de las viviendas exhumadas -algunas siguiendo patrones helenísticos cuando estaban construidas antes del asedio y, desde luego, en la primera fase de la ciudad, que aun conocería una segunda hasta su definitiva destrucción en las guerras sertorianas (ver foto aquí)-, la posesión de sistemas de recogida de aguas o de estrigilos semejantes a los empleados en los juegos gimnásticos griegos y romanos (ver foto y noticia aquí) evidencian que, lejos del tópico de la barbarie, los celtíberos manifestaban ya en el siglo II a. C. un grado de integración y de asimilación de los hábitos y costumbres romanas hasta ahora no imaginado. Una síntesis de los trabajos de 2008, con documentación, puede verse a través de la web Aragón Investiga. Para una interesante y novedosa noticia respecto de la interpretación de uno de sus -hasta ahora- más enigmáticos restos, puede verse esta noticia del Blog del Aragón Romano.
Bibliografía: En la excelente política de transparencia en la presentación de los resultados de la investigación que viene llevando a cabo el equipo científico que trabaja en Segeda, prácticamente toda la bibliografía disponible sobre el enclave está listada en el panel de bibliografía de la web del yacimiento. En cualquier caso, al margen de las referencias allí citadas, se recomienda, especialmente, BURILLO, F. (ed.): Segeda y su contexto histórico: entre Catón y Nobilior (195 al 153 a. C.). Homenaje a Antonio Beltrán Martínez, Mara (Zaragoza), 2006 que repasa, de la mano de algunos de los mejores profesionales de los estudios celtibéricos (ver índice aquí) todas las implicaciones del conflicto entre Roma y Segeda surgido cuando en el 153 a. C., y alegando la ilegal fortificación de sus murallas, un ejército romano de 30.000 hombres comandado por Q. Fulvio Nobilior hubo de hacer frente al ejército de Segedenses y Numantinos liderado por el mítico Caro de Segeda. Lógicamente, también es insustituible el trabajo de BURILLO, F.: Segeda (Mara-Belmonte de Gracián): la ciudad celtibérica que cambió la historia, Teruel, 1999, resumido en el opúsculo de BURILLO, F.: Segeda (Mara-Belmonte de Gracián). La ciudad celtibérica que cambió el calendario, Mara, 2005 un avance de la cual puedes descargar desde aquí. De todos modos, y como se dijo, dada la continua actualización de la sección de bibliografía de la web del yacimiento, se recomienda al estudioso y al viajero que incluya dicha sección entre sus favoritos de internet.
Recursos en internet: La presencia de Segeda en la red es notabilísima y, desde luego, acorde a la importancia que la ciudad tuvo en la Antigüedad y a la que hoy le están devolviendo los trabajos arqueológicos. Algunas síntesis interesantes pueden verse en la web de la Comarca de Calatayud, en la Gran Enciclopedia Aragonesa OnLine o incluso en la tan recurrida Wikipedia. Pero, en cualquier caso, el punto en la red que debe ser de referencia no sólo para quien quiera conocer Segeda sino también para quien quiera saber cómo debe gestionarse -a todos los niveles- un Plan de Investigación en un yacimiento arqueológico, es el portal del propio yacimiento (pincha aquí) y del Centro de Estudios Celtibéricos creado en su torno y que, desde luego, acerca a nuestro terminal un caudal amplísimo de información, toda la necesaria para un mejor conocimiento de este enclave. Muy útil resulta el vídeo, promocionado por la Diputación de Zaragoza, que puede verse en la recopilación de vídeos de temática arqueológica recopilados por Roberto Lérida, el autor del Blog del Aragón Romano (ver vídeo aquí, un blog el del Aragón Romano que ha dedicado a Segeda una notable atención en las últimas fechas: pincha aquí). Y aunque no hay nada como acercarse a las representaciones en directo, quien quiera conocer de antemano el modo cómo se conmemora el ataque de Roma a los Segedenses, puede ver la serie de vídeos al respecto colgada en YouTube.
Recomendaciones: La mejor recomendación para quien quiera conocer Segeda es que se acerque a ella bien el fin de semana en torno al 15 de Marzo -en que se celebran los idus de marzo y se conmemora la declaración de guerra por Roma a Segeda (el programa de este año puede verse aquí)- bien en el fin de semana en torno al 23 de Agosto, en el que se conmemoran las Vulcanalia y el día del asedio de Segeda por el ejército romano de Fulvio Nobilior (pincha aquí). En ambos momentos, todo el pueblo de Mara se involucra en una recreación histórica que ya se ha hecho un hueco en las agendas culturales hispanas. Aunque ambos reclamos -y la entidad histórica de la ciudad, son más que suficientes para acercarse a visitarla- la Comarca de Calatayud ofrece una gran cantidad de recursos históricos, artísticos, arqueológicos (ver los posts sobre Bilbilis o Arcobriga en este mismo blog), gastronónimos y de ocio que pueden servir de complemento a la visita a Segeda, la ciudad que cambió el calendario romano.