PERPETVA VITA


[Imagen del Buen Pastor en las catacumbas de Priscila, en Roma]

La Arqueología del cristianismo primitivo hace tiempo que está de moda desde la óptica investigadora pero, en los últimos meses, es evidente que se ha puesto también de moda desde la óptica social. En estas últimas semanas, sin duda aprovechando la coyuntura de la Semana Santa, se han publicado algunos reportajes al respecto, por ejemplo, en La Razón; la revista Desperta Ferro (Arqueología & Historia) habla profusamente del cristianismo primitivo en el número monográfico que acaba de publicar sobre la Hispania tardorromana (54, 2024); National Geographic Historia dedica el número de marzo de su edición impresa a "Jesús, las claves del personaje histórico"; y, de igual modo, han sido un auténtico éxito la emisión, en la celebrada serie de documentales "Arqueomanía", que emite La 2 de Televisión Española, de dos documentales, muy recientes, de hace menos de un mes, sobre "Las catacumbas", o "La cristianización del mundo fúnebre", secuelas de otro titulado "Los apóstoles de Occidente", emitido hace un año y los tres, además, con participación de una de las investigadoras que, respecto del cristianismo primitivo en Occidente, más ha contribuido a dinamizar la cuestión desde la óptica de su huella material, Alexandra Chavarría, de la Università degli Studi di Padova, reciente comisaria de la excelente exposición "Córdoba y el Mediterráneo cristiano: Cambio de Era" auspiciada por el Ayuntamiento de Córdoba y por el cabildo de la Mezquita-Catedral de Córdoba y cuyo catálogo está disponible, íntegramente, en línea. Nosotros mismos tuvimos que ocuparnos del tema, desde la óptica epigráfica y de la conmemoración funeraria, en un seminario dictado en la Pontificia Universidad Católica de Chile en marzo de 2023, conferencia cuya presentación ha tenido un notable número de visitas en nuestro perfil de SlideShare que prueba también el interés del asunto.

 

En general, la mayor parte de los trabajos que se publican coinciden en señalar que hasta, prácticamente, entrado el siglo III, el cristianismo apenas se reconoce arqueológicamente por más que, efectivamente, sí dispongamos de fuentes que hablen de su progresiva expansión y que, incluso, generen una suerte de "relato" sobre cómo eran los cristianos percibidos por la sociedad romana en los primeros tiempos. Es más, el Nuevo Testamento, a propósito de las primeras noticias sobre la Resurrección ya habla de la difusión de historias y rumores sobre el acontecimiento "hasta el día de hoy" (Mt. 28, 15) y disponemos, como es sabido, de testimonios sobre los primeros cristianos en Plinio el Joven (Ep. 10, 96 con la respuesta de Trajano en 10, 97, analizadas pormenorizadamente aquí), en la célebre Carta a Diogneto, escrita ya avanzado el siglo II d. C., y en el Apologeticus de Tertuliano, fechado hacia el 197 d. C.

Precisamente, en el marco de ese auténtico revival sociológico que ha experimentado el fenómeno del cristianismo primitivo, se ha colado en la recomendable serie audiovisual "Imparare Roma" auspiciada por la Pontificia Università della Santa Croce, de Roma, otro texto, poco conocido, que nos permite sondear mejor cuál era la imagen que se tenía del cristianismo y de sus seguidores en los primeros tiempos. Efectivamente, en el episodio 6 de dicha serie, se glosa lo esencial del Octauius, un diálogo compuesto por un tal Marco Minucio Félix y que, seguramente contemporáneo del Apologético de Tertuliano, presenta un delicioso diálogo, a propósito de una excursión a Ostia, entre un pagano, Cecilio, y un cristiano, Octavio que desgranan en su discusión los que debían ser, entonces, los lugares comunes de la imagen social de los primeros cristianos y de las creencias que daban sentido a la vida de éstos. De este opúsculo existe una cuidada edición, y mejor traducción, a cargo de Víctor Sanz Santacruz, que, hasta su muy reciente jubilación, fuera director de la Biblioteca de la Universidad de Navarra, edición alojada en la Biblioteca de Patrística de la editorial Ciudad Nueva. Existe edición latina íntegra del texto en la Perseus Digital Library a la que se enlaza, en los pasajes concretos que se transcriben más abajo, en cada caso, al comienzo de cada uno, sobre la numeración del capítulo en cuestión.

La acción que enmarca el diálogo es sencilla y se describe al comienzo del relato (2 y 3), un tal Octavio visita Roma "por diversos asuntos", entre ellos encontrarse con su amigo Cecilio. Ambos, como comentábamos más arriba, resuelven dirigirse "a Ostia, una ciudad muy agradable" (amoenissima ciuitas) a la que se encaminan para bañarse en el mar justo "después del verano" cuando el otoño romano "ofrecía una temperatura moderada". Cuando llegan a esta ciudad, tradicional puerto de la Roma imperial, Cecilio, ve una estatua de Serapis y deposita en su mano un beso y pone su mano sobre la imagen para transmitir el ósculo a la estatua (2, 4). Ello provoca el inicio de una conversación, paseando por la playa y sintiendo "con gran placer cómo la arena se hundía cediendo a la blanda huella de nuestros pies", que versará sobre la religión y que se articulará, tal como se presenta en un capítulo específico del texto (4), a modo de un diálogo en el que, en la primera parte (5-15) el pagano Cecilio hará una defensa del paganismo y un ataque a la religión cristiana y una segunda (16-38) en la que será Octavio el que refutará las afirmaciones de Cecilio y hará una apología del cristianismo, ambas digresiones pronunciadas en presencia de un tal Minucio que actúa como juez de la conversación, en calidad de iudex.

Como hemos hecho en otras ocasiones, dejemos hablar al texto clásico a continuación haciendo, por un lado, una selección de las palabras de Cecilio:

6 [Elogio de la tradición religiosa romana]: "2. Así, su poder y autoridad ha llenado el orbe entero, y su imperio se ha extendido más allá de los caminos del sol y de los confines del océano, ya que en el combate no han dejado de practicar la piedad, fortaleciendo la ciudad con sus cultos, con la castidad de sus vírgenes, con los muchos honores y títulos de sus sacerdotes; como cuando, sitiados y asediados por el enemigo, con excepción del Capitolio, y tras rendir culto a los dioses, lo que cualquier otro hubiera evitado por considerarlos enojados, sin otras armas que la práctica de su religión, atravesaron las filas de los galos, sorprendidos de la audacia de su piedad; o cuando, en la conquista de las murallas enemigas, apenas lograda la victoria, veneran a las divinidades vencidas, pues en todas partes buscan a los dioses extranjeros y los hacen suyos, dedicando altares incluso a los dioses desconocidos y a los Manes. 3. De este modo, al aceptar los cultos de todos los pueblos, se hicieron merecedores también de sus reinos. Desde entonces se ha mantenido siempre en alto grado el respeto, que no sólo no disminuye con el tiempo, sino que aumenta, como quiera que los años suelen conceder a las ceremonias y a los templos tanta santidad cuanta vejez les añaden".

9 [Carácter abominable de los ritos y costumbres cristianas]: "1. Y, en la actualidad, a medida que las costumbres depravadas se difunden de día en día, los ritos repugnantes de esta turba impía se extienden por todo el orbe, como la mala hierba que crece más rápidamente. Se trata de una conspiración que hay que sacar completamente a la luz y condenar. 2. Se conocen entre sí mediante marcas y signos secretos y se profesan amor mutuo casi sin conocerse; por todas partes se difunde entre ellos una especie de religión libidinosa, y hasta se llaman indistintamente hermanos y hermanas, convirtiendo así en incesto el frecuente adulterio, mediante el recurso a un nombre sagrado. Hasta tal punto se vanagloria de sus crímenes su vana y loca superstición. 3. Si no hubiera un fondo de verdad, no circularía acerca de ellos un rumor, tan grande, variado y, con perdón, sagaz. He oído que adoran, ignoro por qué necia convicción, la cabeza del más torpe de los animales domésticos, el asno: ahí se ve la dignidad de una religión capaz de tales costumbres y nacida de ellas. 4. Otros cuentan que rinden culto a los genitales de su jefe religioso y de su sacerdote, como si de ese modo adoraran el sexo de su propio padre: no sé si será una falsedad, pero, en todo caso, se trata de una sospecha que casa muy bien con las ceremonias secretas y nocturnas. Hay quien habla de que veneran en sus ceremonias a un hombre castigado al mayor suplicio por su delito y la madera funesta de una cruz, y les atribuye altares apropiados a depravados y criminales, de modo que les hace así venerar lo que merecen. 5. Por lo que respecta a la iniciación a los principiantes, las habladurías son tan detestables como conocidas. Delante de quien va a iniciarse en los ritos sagrados se pone a un niño cubierto de harina, para engañar a los más incautos. El niño muere como consecuencia de las heridas invisibles y encubiertas producidas por el principiante, incitado por la capa de harina a asestar golpes que cree inofensivos. Luego, oh impiedad, lamen con avidez la sangre de este niño y se reparten sus miembros; con esta víctima sellan una alianza y con la conciencia de este crimen se comprometen a guardar mutuo silencio. Esos ritos sagrados son más abominables que todos los sacrilegios. 6. También es conocido lo concerniente a su banquete, pues todo el mundo habla de ello por doquier; así lo atestigua el discurso de nuestro conciudadano de Cirta. En un día señalado se reúnen para el banquete personas de todos los sexos y edades con todos sus hijos, hermanas y madres. Allí, después de un copioso festín, cuando el ambiente del banquete se ha caldeado y la embriaguez ha inflamado el ardor de la pasión incestuosa, incitan a un perro, que ha sido atado a un candelabro, a realizar saltos y brincos, echándole una pizca de carne más allá del perímetro de la cuerda con la que está atado. 7. Derribada y extinguida así la luz que sirve de testigo, se entregan, protegidos por las tinieblas impuras, a los solicitantes de una pasión repugnante por medio de la incertidumbre del azar, de manera que aunque no todos sean de hecho incestuosos, son sin embargo igualmente cómplices del incesto, pues cualquier cosa que cada uno de ellos pueda realizar responde al deseo de todos".

10 [Secretismo de la religión cristiana e impotencia de su Dios]: "(...) 2. En efecto, ¿por qué se afanan tanto en ocultar y esconder todo lo que veneran, siendo así que lo que es honesto se complace siempre en la publicidad, mientras que los crímenes se mantienen en secreto? ¿Por qué no tienen altares, ni templos, ni estatuas conocidas, por qué nunca hablan en público ni se reúnen a la vista de todos, si no es porque lo que veneran y ocultan es algo criminal y vergonzoso? 3. ¿De dónde procede, quién es y dónde habita ese dios único, solitario, abandonado, al que ni los pueblos libres, ni los reinos, ni siquiera la superstición romana han conocido? 4. Sólo el miserable pueblo judío ha honrado a un dios único, pero públicamente, con templos, altares, víctimas y ceremonias; aunque, por otra parte, no tiene fuerza ni poder alguno, siendo como es prisionero de los romanos junto con su pueblo. 5. Por añadidura, ¡cuántas monstruosidades y portentos inventan los cristianos! A ese dios suyo, al que no pueden mostrar ni ver, tratan diligentemente de descubrirlo en las costumbres de todos, en los actos de todos, en las palabras y hasta en los pensamientos más ocultos, como si acudiera a todos lados y estuviera presente en todas partes; se lo imaginan molesto, inquieto, indiscreto hasta la desvergüenza, si es cierto que está presente en todos los actos y merodea por todas partes, aunque ni puede atender a cada uno, ya que está atareado con todos, ni puede llegar a todos, pues está ocupado con cada uno".

11 [Creencia cristiana en el fin del mundo y en la resurrección]: "2. (...) inventan y añaden fábulas más propias de ancianas: cuentan que tras la muerte, el polvo y las cenizas, ellos renacen y con no sé qué osadía creen mutuamente en sus propias mentiras; se diría que ya han resucitado (...) 4. De ahí que maldigan las piras fúnebres y condenen la incineración, como si todo cuerpo, por mucho que se libre de las llamas, no acabara con el paso de los años y los siglos volviéndose tierra y como si no fuera indiferente que las fieras lo despedacen, el mar lo consuma, la tierra lo recubra o las llamas lo hagan desaparecer (...) 5. Engañados por semejante error, se prometen a sí mismos, por ser virtuosos, una vida feliz y eterna después de la muerte, y a los demás un castigo eterno, por ser injustos".

12 [La vida miserable y desgraciada de los cristianos]: "4. Omito lugares comunes. Os esperan amenazas, suplicios, tormentos, cruces no para adorar sino para padecer, así como el fuego, que predecís y teméis: ¿dónde está ese dios que puede ayudar a los que resucitan pero que no puede ayudar a los vivos? 5. (...) Mientras tanto, angustiados y vacilantes, os abstenéis de los placeres honestos: no asistís a los espectáculos, no participáis en los desfiles, estáis ausentes de los banquetes públicos, sentís aversión a los certámenes sagrados, a los alimentos cogidos antes de tiempo y a las bebidas ofrecidas sobre los altares (...) 6. No adornáis vuestras cabezas con flores, no ennoblecéis vuestros cuerpos con perfumes; reserváis los ungüentos para las ceremonias fúnebres e incluso os negáis a depositar coronas en las tumbas; se os ve pálidos, temblorosos, dignos de misericordia, pero por parte de nuestros dioses. Así, ni resucitáis, desgraciados, ni mientras tanto vivís".

El eje del discurso de Cecilio está claro: por un lado, considera que la potestas et auctoritas, "el poder y el prestigio", de Roma ha sido capaz de ocupar totius orbis ambitus -"todo el espacio del mundo", podríamos traducir- gracias fundamentalmente a tres elementos: la uirtus religiosa romana, es decir, su religiosidad; los sacra -"las ceremonias sagradas"- que articulan sus diversas religiones, sacra religionibus; el prestigio de su multitud de sacerdotes, los honores ac nomina sacerdotium, como se dice en el texto; y, sobre todo, su capacidad de incorporar los sacra, esas ceremonias sagradas, uniuersarum gentium, "de multitud de naciones". Por su parte, a los cristianos se les califica como impia coitio, "turba impía", y a su religión, descrita como obscura y abscondita -"oculta y escondida"- se le califica como demens superstitio, "loca superstición", llamando la atención de ella, a los ojos del paganismo, cuatro elementos. En primer lugar su conuiuium, es decir "el banquete eucarístico" del que, según afirma Cecilio, passim omnes locuntur -"todos hablaban por todas partes"-, su afán de intentar buscar a Dios en todas las realidades humanas -deum illum suum (...) diligenter inquirere in omnes, dice el texto-, su creencia en la resurrección expresada con el verbo reuiuere, de hecho, y su apartamiento de los spectacula, de las pompae, de los conuiuia publica y de los sacra paganos, es decir, de los espectáculos, los desfiles y las ceremonias propias de la religión pagana. Un apartamiento del mundo que lleva, de hecho, a Cecilio a exclamar en frase muy gráfica: nec resurgetis nec interim uiuitis!, "ni resucitáis ni, mientras tanto, vivís" en alusión a esa austeridad de vida del cristiano primitivo.

A esta exaltación de la religión romana como parte importante y sustancial del éxito de Roma, siguen las palabras del cristiano Octavio que acabará afirmando (25) que era la crueldad y el poder militar de Roma, y no su piedad, las que habían provocado el aumento y consolidación del Imperio de Roma y que defenderá la verdad de la práctica religiosa cristiana. Octavio, para ello, se expresa del siguiente modo: 

17 [El orden y la variedad del universo manifiestan que existe Dios]: "3. Me parece, por eso, que quienes no quieren ver en la prestancia de todo el universo una obra perfecta de la razón divina, sino un conglomerado de varios fragmentos ensamblados al azar, están ellos mismos privados de inteligencia, de buen juicio e incluso de ojos. 4. Pues, cuando diriges los ojos hacia el cielo y recorres con la vista lo que está debajo y alrededor de ti, ¿hay acaso algo tan patente, manifiesto y evidente, como la existencia de algo divino dotado de una inteligencia eminentísima, que inspira, mueve, sustenta y gobierna todas las cosas? (...) 6. (...) Cada una de estas cosas [antes ha hablado de las estaciones, el día y la noche, la trayectoria del sol...] ha necesitado de un sumo artífice y una razón perfecta no sólo para ser creadas, realizadas y dispuestas, sino que tampoco se pueden comprender, percibir y entender sin una inteligencia y razón supremas".

18 [Providencia, unicidad, inmensidad de Dios]: "3. Pero Dios no cuida tan sólo del conjunto, sino también de cada una de sus partes (...) 4. Si, entrando en una casa, vieras todo muy cuidado, ordenado y adornado, creerías sin duda que tiene dueño y que él es además mucho mejor que todas esas cosas buenas; de modo parecido, cuando en esta casa del mundo reconoces, en los cielos y en la tierra, una providencia, un orden, una ley, debes creer también que hay un dueño y padre de todo, mucho más hermoso que los mismos astros y que las diferentes partes del mundo. 5. Si tal vez, pues acerca de la providencia no hay duda alguna, piensas que hay que indagar si el reino celeste es gobernado por el poder de uno solo o por el común acuerdo de varios, eso mismo no ofrece gran dificultad a quien considera los imperios de la tierra, que toman asimismo sus modelos del cielo. 6. ¿Cuándo se ha visto alguna vez que una realeza compartida por varios haya tenido su inicio en la confianza o se haya disuelto de modo incruento? (...) 8. A ese Dios ni se le puede ver, pues es demasiado luminoso para la vista; ni tampoco abarcar, ni medir, ya que es más grande que nuestros sentidos, infinito, inmenso y conocido en toda su grandeza sólo por sí mismo (...) 11. Incluso quienes tienen a Júpiter por príncipe, aunque yerran en el nombre, están de acuerdo con nosotros en que existe un único poder supremo".

24 [La veneración romana de las estatuas de los dioses]: "1. Es ocioso ir uno por uno y explicar la serie completa de la genealogía de los dioses, dado que su condición mortal ha quedado probada por los primeros progenitores y ha pasado a los restantes por la misma sucesión ordinaria. 2. A no ser qué inventéis dioses después de la muerte (...) este nombre [de dioses] se les adjudica además en contra de su voluntad, pues desean perseverar en su condición humana, temen convertirse en dioses e, incluso ya viejos, lo rechazan. 3. Por tanto, no puede haber dioses de entre los muertos, porque un dios no podría morir, ni de entre los nacidos, porque todo lo que nace muere; por el contrario, es divino lo que no tiene ni nacimiento ni muerte (...) 11. Si examinas los ritos de los romanos, ¡cuántos de ellos son ridículos y dignos de lástima! Unos corren desnudos en lo más crudo del invierno, otros van cubiertos con el píleo, se pertrechan de sus viejos escudos, hacen sonar la piel de los tambores y portan de aldea en aldea a sus dioses mendicantes; hay algunos templos que sólo permiten la entrada una vez al año, otros no se pueden visitar en absoluto; hay lugares donde no se permite entrar a los varones y ritos en los que se excluye la presencia de mujeres e, incluso, para un esclavo, participar en algunas ceremonias constituye un escándalo que debe ser expiado; hay estatuas que son coronadas por una mujer casada sólo una vez, oras en cambio son coronadas por una mujer que se haya casado varias veces y se busca con gran celo a la que pueda contar en su haber varios adulterios".

31 [La acusación de incesto: la pureza y sobriedad de vida de los cristianos]: [Tras salir al paso de los rumores vertidos por Cecilio (30 y 31, 1-4 además de, más adelante, 34, 9-11 en lo relativo a las costumbres funerarias)] "5. Nosotros, en cambio, mostramos el pudor no en el rostro, sino en el alma: de buena gana permanecemos unidos con el vínculo de un único matrimonio y ejercemos el deseo de engendrar con una sola mujer, o con ninguna. Nuestros banquetes no son sólo honestos, sino también sobrios, pues no nos excedemos en la comida ni prolongamos los banquetes bebiendo vino sin mezcla, sino que moderamos la alegría con gravedad, por medio de una conversación casta y de un cuerpo aún más casto; y hay muchos entre nosotros que disfrutan, sin jactarse de ello, de la virginidad perpetua de un cuerpo intacto; en suma, el deseo del incesto está tan lejos de nosotros que a algunos incluso una unión honesta les avergüenza (...) 7. El que nuestro número aumente de día en día no es un delito que ponga de manifiesto nuestro error, sino más bien un signo de aprobación, ya que noble y excelente género de vida es aquel que lleva a perseverar en él a quien lo practica y a adherirse al extraño. 8. Así pues, para terminar, nos distinguimos fácilmente no por una marca corporal, como creéis, sino por el signo de la inocencia y de la modestia; nos amamos unos a otros, lo cual os aflige, porque no sabemos odiar; y nos llamamos hermanos, cosa que os produce envidia, como es propio de hombres que tienen a un único Dios por padre, que son partícipes de la misma fe y coherederos de esperanza. Vosotros, en cambio, os ignoráis mutualmente, incurrís en enfrentamientos de unos con otros y sólo os reconocéis hermanos para cometer fratricidio".

Los argumentos de Octavio son, también, extraordinariamente interesantes. Al margen de poner el foco en costumbres irracionales de la religión romana, ofrece algunos argumentos de su fe que, cuando menos, resultan sugerentes, por su pervivencia y, por tanto, por su modernidad. Así, por ejemplo, reclama que el propio totius mundi ornatus, es decir, "la prestancia de todo el universo", como traduce la edición que aquí recomendamos, pida una diuina ratio, una "razón divina", una inteligencia que sea la responsable de "tan grande providencia", quanta prouidentia, dice el texto latino, como puede seguirse en el orden cósmico natural. Pero, más allá de ese argumento, Octavio contrarresta las acusaciones y rumores de Cecilio desgranando hábitos propiamente cristianos, de entonces y de ahora. Por ejemplo, y entre ellos, el pudor non facie sed mente, es decir, "la limpieza no de rostro sino de mente" o la monogamia definida como cupiditas procreandi aut unam aut nullam -es decir, el matrimonio con una única mujer o la renuncia a éste en el celibato- y, en ese contexto, pone, además, el foco en cómo esa innocentia et modestia es la responsable de que, como él afirma, dies nostri numerus augetur, "aumente en nuestros días, de día en día, el número de los nuestros", podríamos traducir. Resulta muy representativo que su intervención cierre con un tópico de naturaleza evangélica, presente también en la Carta a Diogneto, que es el de la dilectio mutuo amore, el "amor fraterno" y el singular sentido de hermandad -fratres uocatur, dice el texto- que presidía las relaciones entre los miembros de la primera comunidad cristiana romana de la que este texto informa con profusión y que se recuerda en un hermoso mosaico de Tipasa, en la Mauretania (AE 1979, 682) con que cerramos estas líneas que, esperamos, hayan resultado útiles e inspiradoras para los lectores de Oppida Imperii Romani. Actuales, desde luego, nos parece que lo son.

Para quien quiera saber si los argumentos de Octavio convencieron a Cecilio y averiguar el final de este singular diálogo, sólo resta animarle a la lectura de este delicioso tratado sobre el cristianismo primitivo y el modo cómo éste era percibido entrado el siglo II de nuestra Era.


PARVA LABENTIA (y IV)



[Panorámica de la prospección geomagnética realizada en 2011 por un equipo de la Universität Hamburg en Campo Real/Fillera, entre Sos del Rey Católico y Sangüesa]

En el estudio de la Hispania de los Flavios, junto a la carta escrita por el emperador Tito, en septiembre del 79 d. C., a los habitantes de Munigua, en la Bética -sobre la que ya hablamos en un post anterior de este blog-, se individualiza, también, la que casi dos años antes, el 8 de agosto del 77 d. C., el fundador de la dinastía, Vespasiano, escribió a los Saborenses (CIL II2/5, 871). Si la primera se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla, la segunda parece que se perdió a comienzos del siglo XVIII. Como sí conservamos su texto, sabemos que en dicha epistula, Vespasiano respondía afirmativamente a los magistrados que hacían cabeza en la ciudad de Sabora, los IIuiri Caius Cornelius Seuerus y Marcus Septimius Seuerus, autorizándoles a fundar un nuevo enclave urbano con el sobrenombre flavio (permitto uobis oppidum sub nomine meo) y, además, por las dificultades que los citados magistrados debieron exponer al emperador en el documento al que él responde (cum multis difficultatibus infirmitatem uestram), a hacerlo en un terreno llano, in planum, según dice el texto. Al margen del interés jurídico y, también retórico, del documento (puede verse un balance en BLANCO-PÉREZ, A., "Imperial responses to urban crisis in the Roman Empirea: a conceptual approach", en ANDREU, J., y BLANCO-PÉREZ, A. (ed.), Signs of weakness and crisis in the Western cities of the Roman Empire (c. II-III AD), Stuttgart, 2019, pp. 37-45) esta inscripción está de actualidad gracias a la investigación arqueológica que, como se ha reiterado aquí en no pocas ocasiones (véase, por ejemplo, la serie "Archaiología") se está revelando como una fuente fundamental de documentación desde la que abordar novedades relativas, de modo muy particular, a la vida urbana hispanorromana y, en general, a la Historia Antigua de la península ibérica.

Así, en el inicio de la primavera de este año, en el número en curso (32, 2024) de la revista Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, ha visto la luz un trabajo, firmado por Isabel Rondán y Lázaro Lagóstena, de la Universidad de Cádiz, y que, titulado "Prospección geofísica y análisis edilicio en el asentamiento de El Carrascal (Cañete la Real, Málaga), presunta sede de Flauia Sabora", propone la localización concreta de esta Flauia Sabora que los Saborenses, si cumplieron lo establecido por la autorización solicitada a Vespasiano, debieron fundar -o, al menos, refundar- para hacer frente, con un nuevo modelo urbano, a las exigencias de su promoción al estatuto de derecho Latino flavio, municipal (sobre el tema nos detuvimos en ANDREU, J., Edictum, municipium y lex: Hispania en época flavia (69-96 d. C.), Oxford, 2004, pp. 180-182). Los dos autores amparan dicha propuesta de ubicación en el resultado de trabajos geofísicos en la zona que culminan los que ya se habían venido realizando en fechas recientes y que, de hecho, habían tenido no poco impacto en la prensa nacional, particularmente en El País y en el Diario de Cádiz. El sensacional trabajo de recogida de datos con magnetómetro y georradar y, especialmente, el meticuloso postproceso de estos y estudio de las estructuras documentadas a partir de aplicar dicha técnica de prospección permite a los autores ubicar en el entramado urbano de esa supuesta Flauia Sabora al menos un notable edificio absidal de tipo público -en la primera imagen, tomada del propio artículo-, una buena serie de insulae -mostramos una de ellas, la mayor de las localizadas, en la segunda imagen-, los probables horrea del municipio -visibles a la derecha de la imagen- e, incluso, vestigios sobre el sistema de abastecimiento y reserva hídricas a la ciudad todo sin mediar excavación arqueológica alguna y tan sólo empleando, como se ha dicho, técnicas no-invasivas sobre cuyo potencial metodológico se han ocupado recientemente, en otras publicaciones, ambos autores (véase, fundamentalmente, y pronto va a ver la luz la versión publicada, RONDÁN, I., Investigación no invasiva para el estudio de los establecimientos rurales romanos en el litoral meridional hispano, Cádiz, 2022). Desde el punto de vista histórico, este hallazgo resulta del máximo interés una vez que -a espera de, si proceden, futuras excavaciones- nos permite conocer las singularidades de un urbanismo supuestamente ex nouo que, si hacemos caso al texto de la epistula, debería datar de los comienzos de la época flavia con los problemas que, de hecho, tenemos, para conocer la incidencia de éste en las Hispanias una vez que las reformas de la Latinización flavia se aplicaron sobre ciudades ya existentes (nótese, además, que los autores también están aportando interesantes novedades respecto de otros enclaves del mismo estatuto jurídico como el municipium Flauium Aruense sobre el que se detienen en su contribución a las actas del coloquio "Small towns, una realidad urbana en la Hispania romana", celebrado en Alicante en octubre de 2021 y sobre el que hablamos en una entrada anterior de este blog y, también, en su muy recomendable contribución al volumen Non intrusive methodologies for large urban area research, Oxford, 2023, pp. 62-70) . El urbanismo atestiguado en Flauia Sabora correspondería exactamente al momento en que la población de los Saborenses procedió a abandonar el castro del Cerro de la Horca -que ocupaban desde la Edad del Hierro II- para trasladarse al llano y poder, de ese modo, acoger en la nueva urbanística todos los edificios propios de las no pocas exigencias del modelo municipal flavio, asunto que añadir, sin duda, al de las constatadas y crecientes debilidades que este expediente cívico romano, tan atestiguado en las provincias hispanas, está aportando cuando se le analiza arqueológicamente (ANDREU, J., "Retos y amenazas de la administración municipal en el Occidente Romano durante el Alto Imperio: el caso hispano", Cadmo, 27, 2018, pp. 29-26).



Como sabe el lector de Oppida Imperii Romani, desde septiembre de 2023, estamos liderando, desde la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, un proyecto de investigación financiado en concurrencia competitiva por el ahora denominado Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades que, con el acrónimo parua labentia, pretende seguir poniendo el foco -con una perspectiva holística pero también territorialmente acotada- en algunos de esos parua oppida que se revelaron, en época medio-imperial, decadentes y que estaban ubicados en el ámbito vascónico y aquitano, entre el río Aragón, al sur y el río Adour, al norte. Curiosamente, en tres de esos parua oppida o parua (et) labentia oppida -pues todos fueron ciudades nativas monumentalizadas en época de Augusto (parua) pero con evidencias de crisis en época medioimperial (labentia)- Campo Real/Fillera, en Sos del Rey Católico, Los Bañales de Uncastillo -en estos dos casos en el año 2011 y con una segunda campaña en 2014- y Santa Criz de Eslava -en el año 2022- se han realizado en la última década trabajos de prospección geomagnética con resultados notables que, sin embargo, han permanecido prácticamente inéditos hasta la fecha pese a haber aparecido los resultados de los dos primeros ilustrando algunas visiones de conjunto sobre la Romanización en el territorio de la Comarca de Cinco Villas (ANDREU, J., "Entre el Ebro y el Pirineo: las tierras de Tauste en época romana en el contexto de la romanización de las Cinco Villas de Aragón", en Tauste en su Historia. Actas de las XVIII Jornadas sobre la Historia de Tauste, Zaragoza, 2018, pp. 155-198), contar el segundo con una valoración muy preliminar en una publicación internacional que ha alcanzado notable difusión (GROSS, Ph., y TRUNK, M., "Suburbium und Stadtweiterung: Bemerkungen zu Ober- und Unterstadt von Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza)", en Oppidum - ciuitas - urbs. Städteforschung auf der Iberischen Halbinsel zwischen Rom und Al-Andalus, Münster, 2017, pp. 723-728) y estar glosados los resultados del tercero de los trabajos, el relativo a Santa Criz de Eslava, en un artículo monográfico bastante reciente (HERMANN, F., ANDREU, J., y TEICHNER, F., "Aproximación al urbanismo de una ciudad de los Vascones: prospecciones geofísicas en Santa Criz de Eslava", Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 31, 2023, pp. 237-248). Nos parece, sin embargo, que la actualidad del empleo de este tipo de técnicas no invasivas en la Arqueología hispanorromana y, también, el hecho de que en el marco del citado proyecto de investigación ministerial hayamos previsto realizar algunas de ellas justifica que, con el objeto de seguir aportando información sobre los avances de nuestro trabajo, dediquemos al asunto una entrada monográfica de la etiqueta "Parua labentia" -ya la cuarta- en Oppida Imperii Romani.

Una mirada a los resultados atestiguados para la ciudad romana de Los Bañales, que fue prospectada, esencialmente, en las parcelas ubicadas al sur del área termal y en áreas muy concretas de dicho espacio (Aragón Televisión se hizo eco de sus trabajos en abril de 2014) permite, sin ánimo de exhaustividad, constatar varios elementos que, nos parece, aportan valor al conocimiento del urbanismo de esta singular ciudad seguramente, como Flauia Sabora, municipio de promoción flavia pese a su gran despegue urbanístico augústeo. [1.] En primer lugar, es evidente que al margen de que el área monumental -donde hoy sabemos que obraron el foro, los espacios artesanales y residenciales y las termas públicas- se concentró en torno al cerro de El Pueyo y con una evidente orientación sureste, las trazas resultantes de la prospección geomagnética evidencian que la urbanización alcanzó, también, todo el fondo del valle desde, prácticamente, la falda de El Pueyo al Huso y la Rueca confirmando la extensión de más de 20 Ha que, a partir de prospecciones superficiales, se supuso para la ciudad (ANDREU, J., GONZÁLEZ SOUTELO, S., GARCÍA-ENTERO, V., JORDÁN, Á. A., y LASUÉN, Mª., "Cuestiones urbanísticas en torno a la ciuitas de Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza)", SPAL. Revista de Prehistoria y Arqueología, 17, 2021, pp. 233-266). [2.] En esa nítida trama urbana que se percibe hacia el área meridional del yacimiento llaman la atención dos grandes arterias paralelas en sentido sureste-noreste que, por su anchura, superior a los 5 m., parecen corresponder a dos grandes cardines -muy nítido el más oriental- que podrían conectar directamente con el punto de paso de la vía romana que se ha propuesto discurriría al sur del montículo de El Huso y la Rueca (MORENO, I., Item a Caesarea Augusta Beneharnum. La carretera romana de Zaragoza al Bearn, Ejea de los Caballeros, 2009, pp. 66-67). Esa articulación potenciaría el carácter de ciudad abierta, y viaria, para Los Bañales. [3.] Llama la atención, también, la presencia, en las inmediaciones de las termas, de una gran estructura circundada por viales perimetrales que permite pensar en un espacio de insulae de función, lógicamente, difícil de determinar. [4.] Por último, en las parcelas ubicadas más hacia el sureste de cuántas fueron examinadas con el magnetómetro, se individualiza una singular alineación de marcas cilíndricas en dos hileras que permiten pensar bien en un edificio público -acaso algo alejado del área monumental, lo que plantea problemas interpretativos- bien en alguna estructura al servicio del área de producción económica inmediatamente periurbana que, con los hallazgos de lagares e instalaciones para el prensado del vino y de la aceituna se ha venido configurando en los últimos años, con nuevos hallazgos, tal como mostramos en la segunda ortofoto donde aparecen marcadas, precisamente, las evidencias de esas instalaciones. Si esas líneas enfrentadas se corresponden con un edificio comercial, tipo macellum o, por el contrario, se trata de marcos de plantación de viñas o de olivos -como los que, precisamente, se están documentando recientemente (TRAPERO, P., RONDÁN, I., y LAGÓSTENA, L., "Studying Roman Viticulture in Baetica with GIS modelling and geophysical survey", en DOOD, E., y VAN LIMBERGEN, D. (eds.), Methods in Ancient Wine Archaeology. Scientific approaches in Roman contexts,  Londres, 2024, pp. 147-160, esp. pp. 154 y 156, Figs. 11.3 y 11. 4 respectivamente, el primero de los cuales, del enclave rural de Pocito Chico, en El Puerto de Santa María, ofrecemos imagen más abajo, gentileza de los autores)- es algo que sólo un mejor examen del espacio -acaso microprospección, o excavación- podrá determinar pero que, en cualquier caso, potencia la idea de un área productiva en la parte baja de la ciudad y de una nítida función de ésta como centro productor y redistribuidor, acaso, de aceite y de vino, que hemos anotado recientemente (ANDREU, J., y LAREQUI, J., "Parua oppida y municipia rusticana: un paradigma en el norte de la Hispania citerior", en ANDREU, J., BLANCO-PÉREZ, A., y ALGUACIL, E., (eds.), Pecunia communis: recursos económicos y sostenibilidad de las pequeñas ciudades hispanorromanas, Uncastillo, 2023, pp. 161-193). En este sentido, estamos, mientras se escriben estas líneas, recogiendo los permisos de los propietarios de los terrenos ubicados entre los antiguos baños públicos de la ciudad romana y el área meridional productiva y periurbana antes citada -la mayoría vecinos de la localidad de Layana- para poder acometer, en el próximo otoño, una más intensiva prospección que combine el recurso al magnetómetro y el georradar y que nos ofrezca una más nítida resolución de las estructuras que articularon el urbanismo de esta ciuitas en la que llevamos ya quince intensos años de investigación y dinamización. En este espacio y, también, en las fanpages del yacimiento en Facebook e Instagram iremos dando noticias, como siempre, de cada avance.




Si una de las estructuras atestiguadas en la geofísica de Los Bañales podría, como se ha dicho, guardar relación con el perfil económico, agrícola, de la ciudad, pronto sabremos si una de las que resulta más llamativas de las documentadas en la realizada en Campo Real/Fillera fue, como hemos propuesto (ANDREU, J., y LAREQUI, J., op. Cit., pp. 170-172, Fig. 4), un espacio de dolia defossa -es decir, un recinto de almacenaje de tinajas tapadas para preservar grano o líquidos- para la acumulación de aceite o de vino en la que fue, seguramente, la gran encrucijada viaria de la región. Efectivamente, ya en los vuelos que desarrolló François Didierjean en el lugar en el otoño de 2010 (de los que ofrecemos una instantánea más abajo) y, después, en la prospección geofísica que los colegas de la Universität Hamburg desarrollaron en 2014, se constató la presencia de un amplio espacio al oeste del área urbana marcado por una estructura de muros perimetrales en cuyo interior obran una serie de marcas circulares que bien podrían corresponder a los negativos de las citadas dolia o a las dolia mismas, si aun se conservan. Es por ello que, en septiembre de 2024, y mediando la oportuna autorización del Gobierno de Aragón, en trámite, vamos a realizar -gracias, también, a la generosidad del propietario de los terrenos- un sondeo en el ángulo sudoccidental del citado espacio que determine si, efectivamente, estamos ante un gran almacén agrícola que, de ser así, excedería, por sus dimensiones, las necesidades del abastecimiento estrictamente urbano.




En conclusión, abordamos en los próximos meses una serie de decisivos trabajos para seguir profundizando en la trama urbana de estos parua oppida del área vascónica pero, también, en las que fueron sus dedicaciones económicas algo que ya nos ocupó el pasado mes de noviembre en una jornada de estudio celebrada en la UNED de Ejea y de la que dejamos el vídeo de arranque, bajo estas líneas. Desde un punto de vista estrictamente social, resulta satisfactorio, y queremos agradecerlo desde aquí, comprobar la colaboración social, cívica, que estamos palpando en los agricultores de la Comarca de Cinco Villas -tanto de Layana como de Biota o Sos del Rey Católico- que están cediendo los permisos necesarios para poder acometer tanto el sondeo en Campo Real/Fillera como las prospecciones geomagnéticas en Los Bañales, proyectos ambos que confirmarán muchas de las propuestas -abriendo, seguramente, otras- que se planteaban en el análisis que recoge el vídeo con el que cerramos esta nueva entrada de la serie "Parua labentia" en Oppida Imperii Romani. Ojalá que llegue el día en que ese respaldo social, tan generoso e implicado, de las gentes de Cinco Villas lo asuman también -sin sospechas, ni censuras ni cuestionamientos políticos- las instituciones comarcales y autonómicas a las que, sobre todo a las primeras, tanto debemos pero de las que, especialmente de las segundas, también tanto esperamos. Será la prueba de que han entendido un proyecto como el de Los Bañales que sirve al territorio promoviendo su desarrollo cultural y socio-económico y que, tras quince años de recorrido, tiene, todavía, mucho que ofrecer.



MEMORIAM AMICITIAE


[Cubierta del volumen Del registro arqueológico al museo, el camino de la Historia, publicado en la Serie Historia de EUNSA, Pamplona, 2024]

No hace mucho que Oppida Imperii Romani, en la entrada "Vasconica et epigraphica scripta" daba noticia de la presentación, en el marco de las actividades del Club de Arqueología de la Universidad de Navarra, de un libro homenaje a María J. Peréx Agorreta, Inter medium Vasconum pertransibunt aquae (Madrid, 2021) que, a modo de opera selecta, recogía lo más granado -y también, en parte, menos accesible- de la prolífica producción investigadora de esta colega de la Universidad Nacional de Educación a Distancia tan unida a la investigación sobre los antiguos Vascones, tan presentes, y más últimamente gracias a la leidísima serie "Sorioneku", en este espacio. Precisamente, la semblanza de esta investigadora la firmaba, en dicho volumen (pp. 11-20) Mercedes Unzu Urmeneta, arqueóloga navarra que ha firmado con María J. Peréx un buen número de trabajos relacionados con la Arqueología en el "solar vascón" algunos de los cuales, de hecho, se llevaron al volumen homenaje a Peréx por la validez que éstos han mantenido pese al paso de los años señal, por tanto, de la acribia de sus planteamientos y de la extraordinaria vigencia de sus conclusiones.

El mes de marzo ha estado marcado en las actividades del Club de Arqueología de la Universidad de Navarra, paralelas al Grado en Historia con Diploma en Arqueología que se ofrece en la Facultad de Filosofía y Letras de dicho centro, por la presentación en el Museo de Navarra, el pasado día 13 de marzo, de una miscelánea de 395 páginas consagrada a rendir homenaje, precisamente, a Mercedes Unzu. Se trata del volumen Del registro arqueológico al museo, el camino de la Historia (EUNSA, Pamplona, 2024) que han coordinado Javier Martínez Sarasate, quien escribe este blog, y la propia María J. Peréx. Con un índice extraordinariamente atractivo el volumen articula sus veinticinco capítulos en cuatro grandes bloques, uno primero destinado a trazar aspectos variados del perfil personal y, naturalmente, profesional, como arqueóloga e investigadora, de Mercedes Unzu (pp. 13-50) y otros tres de carácter claramente cronológico: "En los albores de la Historia" (pp. 51-102), "Entre el Medievo y la era industrial" (pp. 313-394) y, como bloque central -el más completo, pues recoge trece contribuciones frente a las tres y cinco de las otras dos secciones- "Roma en el Ebro" (pp. 103-297) dedicado a la Romanización. Las contribuciones las firman treinta y tres investigadores diferentes entre prehistoriadores, arqueólogos, historiadores de la antigüedad, medievalistas, filólogos, arquitectos o historiadores del arte procedentes, además, de hasta veinte instituciones diferentes con satisfactoria presencia de las tres universidades del territorio navarro, la Universidad de Navarra, la Universidad Pública de Navarra y la UNED de Pamplona. Y, en esas contribuciones, se recogen novedades sobre importantes yacimientos arqueológicos “navarros” como la cueva de Abauntz (Magdaleniense), la necrópolis de El Castillo de Castejón (Edad del Hierro I), Pompelo o la uilla de Arellano (época romana), Roncesvalles (Edad Media) o la fábrica de armas de Eugi y Orbaiceta (Edad Moderna) entre otros. La amplitud cronológica de los estudios recogidos permite realizar un recorrido muy representativo sobre algunos de los hitos clave del patrimonio arqueológico navarro a cuyo estudio y puesta en valor ha dedicado su vida, desde los años setenta, Mercedes Unzu. Pero, como no puede ser de otro modo por los lazos que -como más abajo diremos- esta investigadora ha sabido crear con el exterior, tienen presencia también trabajos de otros importantes enclaves del valle medio del Ebro con el que siempre ha estado relacionada la producción científica de Unzu: Celsa (Velilla de Ebro) u Oiasso (Irún), entre otros. Del carácter transversal, abierto, de las contribuciones -que hacen justicia también a la polifacética labor investigadora de Mercedes Unzu- dio buena prueba también el perfil de los asistentes al acto de presentación del volumen que incluía a arqueólogos e historiadores de, prácticamente, todo el Valle del Ebro, desde Irún hasta Zaragoza. El volumen ha podido ser editado gracias a la colaboración de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra y la Sociedad de Estudios sobre la Cerámica Antigua de Hispania-SECAH dos instituciones a las que Mercedes Unzu ha estado muy vinculada una vez que comenzó su labor investigadora, para la realización de su memoria de licenciatura sobre la cerámica pigmentada en Navarra, en el Seminario de Arqueología de dicho centro -cuyo testigo ha recogido el Diploma en Arqueología- y, también, porque ha participado asiduamente en la citada SECAH que, lógicamente, no podía faltar a su cita con el homenaje a esta singular investigadora navarra que, recientemente, y con justicia, aparecía en la sección "Pioneras" de la sensacional homepage del proyecto "ArqueólogAs: recuperando la memoria: recorridos femeninos en la historia de la Arqueología española (siglos XIX y XX)", que dirige Margarita Díaz-Andreu, de la Universidad Complutense de Madrid.


En la misma mañana del acto de presentación del volumen, que fue también un sentido y emotivo homenaje a la trayectoria de esta arqueóloga, Diario de Navarra nos contactó para glosar la trayectoria de Mercedes Unzu, glosa que apareció después recogida en la noticia que, el 14 de marzo, y sólo en la edición en papel, publicaba el diario de mayor tirada en la comunidad foral haciendo justicia, también, con ello a la expectación que, como se ha dicho, concitó el acto al que -como muestran las fotografías sobre estas líneas, de Manuel Castells, de la Universidad de Navarra y, también la publicación que, sobre el mismo, hizo el perfil de la Facultad en Instagram- acudió un centenar largo de personas que abarrotó el salón de actos que el Museo de Navarra, generosamente, había cedido para la ocasión. 

Razones para ese éxito de público no faltan y es que resulta evidente que el nombre de Mercedes Unzu está desde hace décadas inseparablemente unido a algunos de los iconos de la Arqueología navarra. Sin ánimo de exhaustividad sus recurrentes trabajos sobre Iturissa (Espinal) (Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 21, 2013, con los trabajos previos), sobre el abastecimiento hidráulico a Andelo (Trabajos de Arqueología Navarra, 7, 1988), sobre Pompelo -cuyo conocimiento se vio notablemente estimulado por los trabajos del Gabinete TRAMA, que ella misma promovió y dirigió hasta su reciente jubilación (véase puesta al día en RAMÍREZ SÁDABA, J. L., y GARCÍA-BARBERENA, Mª., "Pompelo", en Ciudades romanas de Hispania. II, Roma, 2022, pp. 139-150)-, sobre Roncesvalles (Relics, shrines and pilgrimages: sanctity in Europe from Late Antiquity, Londres, 2020, pp. 78-91) o sobre la Catedral de Pamplona (Arqueología en la Catedral de Pamplona, Pamplona, 2021) son, entre otros, de auténtica referencia además, como ya se ha dicho, de su sistematización sobre la cerámica engobada (Trabajos de Arqueología Navarra, 1, 1979), profusamente citada y manejada por ceramólogos y arqueólogos. Sin embargo, nos parece que la trayectoria de un investigador, más allá de sus aportaciones, deja una huella, también, en el mundo académico por el modo cómo se enfrenta a los retos de la disciplina, en este caso, de la Arqueología -sobre algunos de cuyos retos hemos hablado en este espacio en la serie de entradas "Archaiología"- pero, también, de las Ciencias de la Antigüedad sobre cuyos retos disciplinares también nos hemos ocupado ocasionalmente -por ejemplo en "Meditatio et labor"- en Oppida Imperii Romani. Y nos parece que puede resultar conveniente glosar esos retos a partir del modo cómo, nos parece, Mercedes Unzu les hizo frente abriendo así, a nuestro juicio, un inspirador camino a todos los que, todavía, tenemos por delante años de ejercicio profesional en este apasionante -pero, también a veces, desagradable y proceloso- mundo de los studia Antiquitatis.

[1.] Lo local en lo global. La ciencia arqueológica está, necesariamente, muy pegada al terreno y, por tanto muy territorializada. Algo que, desde luego, es todavía más evidente en nuestro país en que se constata, también a efectos normativos en la legislación sobre patrimonio cultural, un peso tan fuerte del estado autonómico. En ocasiones, a los investigadores nos cuesta entender que aquello que la investigación pone al descubierto en nuestros yacimientos no constituye un unicum o un islote aislado en nuestras evidencias sino que, seguramente, se conecta con una serie de fenómenos globales que marcaron los periodos históricos en que se fue configurando el que constituye nuestro registro material del pasado. Ese peligro de lo que podríamos llamar una relativa "miopía" en la investigación acecha, quizás más -como vimos en otra entrada de este blog, "A vueltas con la Arqueología"- a la denominada Arqueología de gestión o empresarial en la que las urgencias de los plazos, de la facturación y de los propios estándares del negocio, dejan poco margen, muchas veces, al sosiego que debe acompañar a la investigación histórica que no es otra cosa sino eso la Arqueología. La Arqueología es, por esencia, además, una disciplina tanto acumulativa como comparativa y, por eso, pocas ciencias humanas como ésta permiten un cruce más oportuno -y siempre necesario- de lo local con lo global a partir de la búsqueda de paralelos que expliquen lo que atestiguamos y lo saquen de ese carácter, siempre tentador, de convertirlo en algo extraordinario, único, exclusivo. Y Mercedes Unzu, de hecho, ha sido un buen ejemplo -junto con los equipos que ha sabido crear a su alrededor, como se verá más adelante [2.]- de cómo una buena investigación se hace a partir de la contextualización de los fenómenos locales en los paradigmas globales de interpretación del pasado. Sus miradas constantes al resto de territorios del valle del Ebro y a las áreas transpirenaicas, su propio interés por la producción local de la cerámica engobada pero, siempre, adecuadamente puesta en contexto con las otras producciones con que ésta convive en los centros-receptores y su deseo, contrastadísimo, de poner al servicio de los expertos cada nuevo hallazgo, cada nuevo dato, son buenas prácticas para -junto con su constante presentación, en congresos internacionales, de sus investigaciones- imitar en nuestro afán por arrojar luz sobre los tiempos antiguos y, en particular, sobre la vida urbana en esos mismos tiempos antiguos, tema éste que también ha dado notablemente sentido, y coherencia, a la prolífica -como ya se dijo- y heterogénea producción científica de Mercedes Unzu.

[2.] Equipos mestizos, abiertos y plurales. Pocas disciplinas son tan cainitas como la Arqueología. Los celos y las envidias, los desencuentros entre la empresa, la administración y la Universidad y los deseos, a su vez, de cada una de estas instituciones, por estar a la vanguardia -y presentarse socialmente así- de la investigación y de la dinamización del patrimonio arqueológico y por medrar en un absurdo y competitivo tour de force, hacen que sea un mundo en el que -contra lo que podría parecer a simple vista en una visión romántica sobre la profesión- no siempre resulta fácil generar sinergias. En medio de esa situación y, también, en el marco de las dos velocidades que tiene la Arqueología de investigación y la Arqueología de gestión o empresarial, para muchos arqueólogos, abrir sus equipos y reconocer que necesitan de expertos que amplíen sus competencias analíticas de los materiales arqueológicos, de los contextos en que aparecen y de los problemas a los que ambos señalan se considera síntoma de debilidad y se percibe como una puerta abierta a injerencias, a veces desde el mundo científico, en un ejercicio profesional, el de arqueólogo, que mira no pocas veces con recelo a la Academia. Sin embargo, la superespecialización de nuestro tiempo, la necesidad de miradas holísticas al registro arqueológico y la interdisciplinariedad hacen necesaria, inexcusable, podría decirse, esa capacidad de diálogo entre empresa y Universidad entre Arqueología profesional y Arqueología de investigación. Un diálogo éste propio de la Arqueología moderna y que debe conducir, siempre, a la generación de equipos compactos y, también, solventes pero, necesariamente, abiertos. Precisamente, a lo largo de su dilatada carrera profesional, Mercedes Unzu ha firmado asiduamente trabajos con epigrafistas (Pablo Ozcáriz o Javier Velaza), con historiadores de la Antigüedad (María J. Peréx), con medievalistas (Julia Pavón o Carmen Jusué) y, naturalmente, con los arqueólogos que, durante años, han formado parte de su equipo de trabajo más directo, María García-Barberena, José Antonio Faro, Carlos Zuza y Nicolás Zuazúa, entre otros, además de, naturalmente, Mª Ángeles Mezquíriz, a cuyo abrigo se formó Unzu en la época en que ésta era directora del Museo de Navarra y cuyo homenaje (Trabajos de Arqueología Navarra, 17, 2004) tuvo a bien, junto con María J. Peréx, promover, siendo ahora la propia Mezquíriz la que presenta (pp. 13-14) el volumen citando un pasaje (15) del De amicitia de Cicerón. También Mercedes Unzu ha sido un ejemplo en esa capacidad de crear equipos y así lo muestra su historial investigador que se recoge (pp. 33-48) en la primera sección del libro que nos ocupa. Para muestra, un botón. Precisamente, una de las contribuciones del libro, "El color de Pompelo. Primera aproximación al estudio del marmor empleado en la ciudad romana. El área del foro" (pp. 219-250), donde Mercedes Unzu también aparece como firmante, nos parece un buen ejemplo de cómo cuando esa colaboración se hace en aras de ceder a los expertos el estudio de materiales sobre los que, por su propia especialización, tienen más que decir, la novedad y profundidad de las conclusiones está garantizada.

[3.] La generación de conocimiento histórico. En los últimos años, y más en un territorio como el actualmente navarro, se han desarrollado abundantes obras públicas y especialmente, si cabe, en una ciudad como Pamplona que ha sido, de hecho, el centro de actividad fundamental del Gabinete TRAMA fundado por Mercedes Unzu y convertido, de hecho, en una de las primeras empresas de Arqueología de nuestro país al arrancar en los primeros años 80, un poco antes, por tanto, del boom de este tipo de sociedades. Contra lo que ha sucedido en otras ciudades -en las que siempre ha sido difícil, ¡también en Pamplona!, el equilibrio entre el patrimonio arqueológico, la conservación de éste, el crecimiento urbano y el incremento del conocimiento histórico- la acción de TRAMA, generalmente, ha terminado en publicaciones que han mejorado notablemente, como indicábamos antes en algunos de los títulos traídos a colación, nuestro conocimiento de la Pamplona antigua, prelatina y romana, algunos firmados por la propia Mercedes Unzu, otros por algunos de los que, colaboradores de su equipo, antes fueron citados. Esta labor pone de manifiesto que, efectivamente, cuando hay voluntad, incluso el seguimiento de excavaciones de urgencia en los cascos históricos puede ponerse al cabo de la comunidad científica para realizar esa Arqueología integral que, de nada sirve, si no devuelve a la sociedad, y a la ciencia histórica, las conclusiones de estas, muchas veces heroicas, intervenciones arqueológicas en seguimientos urbanos. Y en eso, la acción de TRAMA, y de Mercedes Unzu en la dirección de este gabinete arqueológico -muy orientado, también, a la difusión y socialización patrimonial-, ha resultado muy inspiradora y es, desde luego, un referente de deseable réplica.

La edición de un libro como el que ha inspirado esta entrada deja, también, algunas reflexiones que trascienden al personaje al que el libro va dedicado y que, aunque puedan parecer circunstanciales, se nos antoja pertinente glosar aquí, cerrando esta entrada. La primera tiene que ver con una satisfacción académica: ha sido un auténtico placer dar entrada, en la excelente coordinación editorial del volumen, a Javier Martínez Sarasate, buen alumno de una de las primeras promociones del Grado en Historia con Diploma en Arqueología que ofrecemos en la Universidad de Navarra y que en estos últimos meses ha sido, además -y lo sigue siendo- el rostro de las visitas guiadas a la ciudad vascónica y romana de Santa Criz de Eslava. Facilitar que, en recompensa a su meticuloso trabajo editorial, cuente ya en su historial académico con un volumen científicamente editado por él es, sin duda, una alegría que augura una fructífera carrera científica en los años venideros. Ése es, al menos, nuestro deseo. La segunda reflexión, sin embargo, no es tan agradable. Antes de solicitar a la Facultad de Filosofía y Letras y a la SECAH apoyo económico para hacer posible la edición, los coordinadores del volumen nos pusimos en contacto con las instituciones forales y, en particular, con la Dirección General de Cultura/Institución Príncipe de Viana. Por el servicio que, en todos estos años de profesión, Mercedes Unzu ha prestado a la Arqueología de Navarra nos parecía que el Gobierno de Navarra podría tener interés en rendirle homenaje alojando éste en alguna de sus publicaciones. La respuesta fue desoladora: ya no se publican homenajes en sus órganos editoriales ni se promueven estos con fondos propios del Servicio de Publicaciones que apenas reserva una partida, en este sentido, en la convocatoria de ayudas a la edición que se resuelve en concurrencia competitiva y al margen de intereses estratégicos o de oportunidad académica. La respuesta puede parecer coherente en el tono general de austeridad que, en buena lógica, se ha impuesto en las administraciones públicas, pero resulta totalmente obscena si se echa un vistazo a algunas de las recientes publicaciones que, esa misma institución, ha puesto en marcha y ha difundido casi con coste 0 para instituciones y estudiosos, y sobre las que, cuando menos, es legítimo dudar sobre su conveniencia, su originalidad, su rigor, su utilidad y su oportunidad. El órgano cultural que representa a todos los navarros ha perdido, una vez más, una inmejorable oportunidad de rendir homenaje, tributo, a quien tanto lo ha merecido en estos años trabajando, además, por la promoción y conservación del patrimonio cultural de Navarra. En cualquier caso, negativas institucionales aparte, ahí está el homenaje y es magnífico, además, que éste, como dijimos, lo hayan hecho posible -con la excelente labor editorial de EUNSA, Ediciones Universidad de Navarra- dos instituciones tan vinculadas a la biografía profesional de Mercedes Unzu, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, en cuyo Seminario de Arqueología dio ella sus primeros pasos como investigadora y la Sociedad de Estudios para la Cerámica Antigua de Hispania cuyos congresos periódicos ha secundado y animado notablemente en los últimos años. En el enlace que figura arriba, bajo la foto de la cubierta puede adquirirse el volumen, tanto en formato papel, en una edición sobria pero elegante, como en formato ebook. Las múltiples novedades que éste trae lo convierten en un volumen que tendrá, seguro, un largo recorrido editorial del que, seguro, se sentirá muy satisfecha Mercedes Unzu a cuyo homenaje van dedicados los estudios que reúne.