Una de las obras públicas que, quizás, más sorprende a los amantes de la Arqueología Romana son las cloacas, los canales de saneamiento que Roma generó para la evacuación de la denominada aqua caduca y que, sin embargo, no fueron, ni mucho menos -al menos como tendemos a imaginarlas- norma frecuente en todas las ciudades pese a la magnitud -como opus omnium dictu maximum la calificó Plinio el Viejo (Nat. 36, 104)- que alcanzó la cloaca maxima de Roma cuya construcción se atribuyó a Tarquinio el Soberbio, en la época monárquica, y que constituyó, acaso, entonces, el primer certificado de la material y real urbanización de la Vrbs varios cientos de años después de su fundación (sobre ésta debe verse, con todas las fuentes, al menos PLATNER, S. B. y ASHBY, Th., A topographical dictionary of ancient Rome, Cambridge, 1863-1921 [2015], pp. 126-127 -se enlaza a la versión digital recogida en la Perseus Digital Library-). Tanto es así que incluso el De Architectura de Vitrubio, omite cualquier referencia a éstas al hablar de la gestión de las aguas (Vitr. De arch. 8, 6) y sólo se las cita a propósito de las leyes y principios básicos (iura necessaria) que debe conocer todo arquitecto (1, 1, 10). Sí se alude a ellas en la legislación municipal (Vrs. 78), por supuesto en la jurisprudencia romana general -donde se las cita como necesario e imprescindible instrumento ad salubritatem ciuitatium (Dig. 43, 23, 1, 2) y ad publicam utilitatem (Dig. 43, 23, 1, 7) y donde se especifica la tuitio, la tutela de reformas y de mantenimiento a la que tenían que estar sometidas en tanto que loca publica- y, también, a propósito de los usos de las aguas canalizadas por los acueductos de Roma (Frontin. Aq. 111) de donde procede la expresión que da título a este post (a este respecto, puede verse el histórico trabajo, con recopilación de fuentes, de BLÁZQUEZ, J. Mª., "La administración del agua en la Hispania Romana", en Segovia: symposium de Arqueología Romana, Barcelona, 1977, pp. 147-161 o el de RODRÍGUEZ NEILA, J. F., "Aqua publica y política municipal romana", Gerión, 6, 1988, pp. 223-252). En muchas ocasiones, su función de evacuación de las aguas residuales era cumplida, también, por simples tuberías metálicas o de arcilla que exigían una inversión edilicia mucho menor no en vano, como define el propio Digesto (43, 23, 1, 4) una cloaca es un locus cauus per quem colluuies quaedam fluat es decir, "un lugar subterráneo por el que circula cualquier suerte de residuo" y ese mismo repertorio legislativo incluye en el concepto de cloaca -en el epígrafe específico De cloacis- a los tubi y fistulae (43, 23, 1, 6) mucho más frecuentes en el registro arqueológico (una recopilación de algunos casos, en el Nordeste peninsular hispano, de sistemas de saneamiento e hidráulicos simples, adaptados al callejero urbano y separados del formato estándar de las cloacas puede verse en el sensacional trabajo de ROMANÍ, N., Carrers i serveis viaris a les ciutats romanes del conventus Tarraconensis (s. II a. C.-VI d. C.): evolució i tècniques constructives, Barcelona, 2012, esp. pp. 915-935 donde estos se definen acertadamente (p. 915) como "solucions puntuals per a l'eliminació de les aigües sobrants per tal de canalitzar les aigües (...) i expulsar-les fora del recinte urbá". Ese carácter no general de este tipo de soluciones explica, por ejemplo, que no se aluda a ellas en los documentadísimos capítulos relativos a la gestión de las aguas en contexto urbano en el sensacional -e imprescindible- trabajo de RODRÍGUEZ, O., Hispania arqueológica: panorama de la cultura material de las provincias hispanorromanas, Sevilla, 2011, pp. 82-84, 166-168 y 224-225).
Parte de esa fascinación puede deberse, sin duda, a que, en el marco de la Arqueología hispanorromana, éstas no son muchas y son prácticamente más las ciudades que carecen de estos sistemas de saneamiento que las que sí los incorporan, como han puesto de manifiesto el reciente e imprescindible trabajo de recopilación de ACERO, J., "La gestión de los residuos urbanos en la península ibérica", en SÁNCHEZ LÓPEZ, E. H., y BUSTAMANTE, M. (eds.), Arqueología romana en la península ibérica, Granada, 2019, pp. 301-316 -que es, seguramente, el mayor experto en España sobre eso que ha dado en llamarse "arqueología de los residuos", especialmente desde su brillante Tesis de Doctorado sobre los sistemas de saneamiento de Augusta Emerita, defendida en 2015 en la Universidad de Extremadura y disponible, íntegramente, en red- y que (pp. 25-33 y 95-101) ofrece un buen repertorio de fuentes primarias y secundarias sobre las cloacas en Roma. En el entorno del distrito Caesaraugustano, por ejemplo, apenas se conocen casos en Caesar Augusta (extraordinariamente bien publicados en ESCUDERO, F., y GALVE, Mª P., Las cloacas de Caesaraugusta y elementos de urbanismo y topografía de la ciudad antigua, Zaragoza, 2013, con extraordinario capítulo general -pp. 355-427- sobre las redes de saneamiento en la Hispania Romana), en Complutum, en Bilbilis y en Ilerda así como -si se trata de estructuras de saneamiento y no de abastecimiento, extremo éste por confirmar, si bien todo apunta a lo primero- en la todavía ignota, en su nombre antiguo, ciudad de Artieda de Aragón -varios de dichos enclaves con referencia concreta en este blog- y, desde hace algunos años, también en Calagurris Iulia, la actual Calahorra, ciudad que es sonrojante que no cuente todavía con un post específico en Oppida Imperii Romani como decíamos no hace mucho a propósito de ese otro mítico enclave arqueológico del Ebro Medio que es Artieda de Aragón (entretanto, puede resultar útil la síntesis que, de ella, se hace en Viator Imperii y, también, la recopilación de fuentes que ofrece el proyecto Pleiades o la que nosotros hicimos en un trabajo nuestro, de 2006, sobre las ciudades del ámbito vascón, pp. 187-188).
Esa carencia de Oppida Imperii Romani -que esperamos subsanar pronto- se hace aún más grave por cuanto que Calagurris ha ido generando abundantes publicaciones desde la primera puesta al día sobre la ciudad, obra de ESPINOSA, U., Calagurris Iulia, Logroño, 1984 hasta la reciente y ejemplar de CINCA, J. L., y GONZÁLEZ SOTA, R., Historia de Calahorra, Calahorra, 2011, esp. pp. 65-164, éste último en open access. Calagurris deberá contar pronto con un post en este espacio por su entidad histórica, por la importancia de los restos materiales que, en recuerdo de dicha importancia, aun perduran y pueden visitarse -en constante incremento, además, como da cuenta este post-, y por las numerosas alusiones a la ciudad en las fuentes clásicas. De todas ellas, a nuestro juicio, quizás su condición de urbs sociorum de Sertorio en el conflicto sertoriano -transmitida por Tito Livio (Per. 91)- (sobre el episodio puede verse la cartografía que ofrece la excelente web Imago Pyrenaei) y el consiguiente y célebre episodio de la fames Calagurritana derivado de la conquista de la ciudad por el bando senatorial pompeyano en dicho conflicto (con todas las fuentes, su controversia y el impacto del episodio en el imaginario colectivo romano, en un antiguo trabajo nuestro publicado en Lucentum, 26, 2007, esp. pp. 235-238) así como el reclutamiento, por Augusto, de su guardia, de su manus personal -la manus Calagurritanorum- entre Calagurritani -que conocemos por una conocida referencia de Suetonio (Aug. 49, 1)- puedan ser las de mayor calado pues posicionan a esta ciudad -y a las tierras del Ebro Medio- en el marco de la Historia misma de Roma.
El primer estudio sobre las cloacas de esta ciudad lo firmó José Luis Cinca -cuya producción bibliográfica sobre la Calahorra romana es, desde luego, fundamental- en el XVII Congreso Nacional de Arqueología (Logroño, 1983), Zaragoza, 1985, pp. 797-808. En dicho trabajo, retomando, fundamentalmente, los datos de GUTIÉRREZ Y ACHÚTEGUI, P., Historia de la muy noble, antigua y leal ciudad de Calahorra, Calahorra, 1981 y algunas noticias de vecinos de la localidad, este autor inventariaba hasta diecisiete puntos del casco urbano Calagurritano con evidencias diversas de la red de saneamiento de Calagurris, hasta cuatro de ellos ubicados en la C/San Andrés (objeto de estudio monográfico en pp. 800-804 de dicho trabajo) y para los que José Luis Cinca, en buena lógica proponía de forma hipotética una datación de época de Augusto como momento en que "Calahorra adquirió su red urbana y con ella su sistema de saneamientos". De modo sistemático volvió sobre el tema el propio Cinca en el imprescindible volumen -no sólo para Calagurris, también interesante por su carácter paradigmático de estudio de una ciudad romana- Así era la vida en una ciudad romana: Calagurris Iulia, Calahorra, 2002 (en acceso abierto), con un extraordinario capítulo, sobre, precisamente, la red de saneamiento (pp. 61-72). En él además de volver sobre la historiografía de las intervenciones en dicha red entre los años 50 y 90 del pasado siglo (pp. 61-62) volvía sobre el inventario de los tramos conocidos (pp. 63-66) y precisaba -con extraordinario aparato gráfico (p. 69)- el sistema constructivo de estas estructuras en opus caementicium vinculando la estructura de la propia red al urbanismo ortogonal Calagurritano, a la posición en altura de la ciudad y a la presencia en ella de grandes edificios públicos. Más adelante, sería un trabajo del arqueólogo navarro RAMOS, M., "Seguimiento arqueológico en la urbanización del Planillo de San Andrés (Calahorra, La Rioja)", Kalakorikos, 20, 2015, pp. 103-126, quien, en el estudio de un quiebro de la red de cloacas urbana, aportaría (pp. 114-124) los contextos materiales necesarios para ajustar la fecha de construcción del sistema a los primeros momentos del siglo I d. C. (una síntesis de todo este trabajo investigador, sin las noticias de la intervención de Mikel Ramos, posteriores, puede verse también en la contribución de J. L. Cinca al catálogo de cloacas hispanorromanas que anotábamos más arriba a propósito del volumen de F. Escudero y P. Galve sobre las cloacas de Caesar Augusta (pp. 368-369) así como también es útil la sucinta descripción que hizo sobre el alcantarillado romano Calagurritano U. Espinosa en la monografía sobre Calagurris antes aludida, pp. 114-115).
Sin embargo, esta conocida infraestructura de saneamiento ha vuelto a estar felizmente de actualidad en las últimas semanas una vez que se ha acometido la excavación de un nuevo tramo -próximo y perpendicular al que excavara Mikel Ramos, antes citado- por parte de Carlos Rodríguez, Asunción Antoñanzas y Pilar Iguácel de la Cruz, de Labrys Arqueología. Al margen de la entidad de los restos encontrados, que confirman el sensacional despliegue urbanizador desarrollado por Roma en este municipio de Derecho Romano que fue Calagurris, y que permiten apreciar todos los detalles de su técnica constructiva, desde la preparación de las soleras a los encofrados para el vertido de los caementa, la actuación arqueológica ha sido ejemplar por muchas razones y, mucho nos tememos, va a constituir un benchmark de trabajo que, ojalá, se extienda y se imite en enclaves próximos.
Y, además de por la pulcritud de los trabajos -que pudimos visitar hace algunas semanas y que, damos fe, se han hecho en unas condiciones extraordinarias- la nueva actuación en la red de alcantarillado de Calagurris ha sido ejemplar, decíamos, por el esfuerzo que Amigos de la Historia de Calahorra ha realizado, de la mano del equipo de arqueólogos, en pro de la socialización, prácticamente en directo -o, al menos, al día-, de los trabajos informando de ellos a través de una sensacional fanpage en Facebook, con la publicación sucesiva de varios vídeos conforme avanzaban los trabajos (éste, por ejemplo, del inicio de los trabajos, o éste, de un estadio más avanzado de los mismos) en el Canal de YouTube de dicha asociación y con una constante presencia de noticias en la prensa local (ver aquí) no sólo sobre los trabajos de excavación sino, también, sobre la inminente, y prometedora campaña de laboratorio que, seguro, nos deparará no pocas sorpresas. El colofón, acaso, ha sido el extenso reportaje emitido por Sintonía Televisión Rioja hace apenas unos días en el que puedes conocer todos los detalles de la campaña, cómo se ha gestionado, su articulación y sus resultados preliminares. El estudio de los materiales recuperados en la colmatación de la conducción -en curso mientras se escriben estas líneas- podrá confirmar si estamos ante un caso más de una infraestructura hidráulica, municipal, por tanto, que también dio signos de debilidad en un momento anterior al crítico tardoantiguo lo que, desde luego, interesará mucho a nuestra línea de investigación sobre los ya célebres oppida labentia. Además de por todo esto, la excavación de este tramo de la cloaca municipal romana se estudiará en la historia de la gestión del patrimonio arqueológico en contexto urbano porque gran parte de la misma fue financiada a través de una sensacional campaña de micromecenazgo que alcanzó una cifra próxima a los 7.000 € y que, por tanto, cubrió los recursos necesarios para la financiación de los trabajos, todo como resultado de la suma de pequeñas aportaciones de ciudadanos implicados en la recuperación del patrimonio arqueológico local. Y es que, efectivamente, y ahora también en Calagurris, Arqueología somos -debemos ser- todos.
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