[Sobre estas líneas, dos de las visitas inexcusables a la Catina romana, el espectacular anfiteatro y el teatro, ambos, como casi todos los vestigios arqueológicos sicilianos, totalmente imponentes. Para descargar una documentada guía sobre la Catania Arqueológica, que citamos más abajo, pincha aquí]
Situación: Para el amante del mundo clásico y de la Arqueología Clásica, Sicilia es presentada, muchas veces, como un paraíso. Y, ciertamente, lo es. La magnitud de muchas de las construcciones antiguas conservadas -basta echar un vistazo a cualquier fotografía de los "parques arqueológicos" de Selinunte o de Agrigento- permiten al visitante comprender el poder que muchas de las ciudades antiguas instaladas en la isla llegaron a alcanzar y, también, interrogarse sobre las circunstancias que llevaron a la ruina tales centros. Pero, esta afirmación precisa de una matización clara, Sicilia -como de hecho asegurará cualquier siciliano- es, fundamentalmente, Magna Graecia (uno de los primeros espacios colonizados en Occidente por los griegos) y el turismo arqueológico y el valor identitario de su patrimonio cultural está volcado, fundamentalmente, a exaltar su pasado heleno. Quien espere ver grandes yacimientos arqueológicos romanos se ha equivocado, evidentemente, de lugar y, tal vez, deba quedarse en torno a Nápoles, sin cruzar el estrecho. En Sicilia, absolutamente romano y en el marco de los grandes circuitos turísticos, apenas pueden verse, el sensacional e impactante conjunto de la Villa del Casale de Piazza Armerina -visita obligada: ¡sobresaliente!- y, precisamente, los repartidos pero impresionantes restos de la Catina romana, la sucesora de la Katané griega, solar actual de Catania. Y a fe, desde luego, que son dos visitas que valen muchísimo la pena, incluida la que centra este post que, quizás eclipsada por los atractivos del entorno de esta ciudad de la costa oriental siciliana (el Etna, Taormina, Giardini Naxos, Siracusa...), es un paseo arqueológico que vale la pena dar. En cualquier caso, el visitante debe tener en cuenta, respecto del patrimonio arqueológico siciliano, las recomendaciones que, no hace mucho -apenas regresamos de nuestro "arqueoviaje" por la isla- dejamos en otro lugar de este blog (pincha aquí).
Acceso: Ubicada en la parte central de la costa oriental de Sicilia, Catania es una populosa y -como casi todas las ciudades de la isla- sucia -muy sucia- ciudad italiana que vive, fundamentalmente, del turismo y de su excelente posición estratégica en el Mediterráneo, posición singular que, desde luego, ya debieron reconocerle los griegos que -según noticia de Plutarco (Plut. Dio, 54, 4, pasaje en el que el autor de Cheronea relaciona el topónimo con un término griego homónimo que significa "ralladura" y que aludiría al perfil de su suelo, de naturaleza volcánica dada la proximidad del Etna)- la eligieron como emplazamiento de una colonia en el siglo VIII a. C. Hoy es una moderna ciudad que concentra en su núcleo urbano casi 300.000 habitantes, que llegan prácticamente a los 700.000 si se tiene en cuenta su dinámica área de influencia que alcanzaría, prácticamente, hasta la vecina Enna, donde el turista "filoromano" no debe perderse los restos del templo de Ceres del que habló Cicerón, que estuvo en dicha ciudad, en el In Verrem. No lejos de Messina, punto de acceso de millares de turistas a la isla, Catania es, fundamentalmente, accesible a través de su Aeroporto Internazionale que -dada la existencia de un segundo aeropuerto de idéntico calado al otro lado de la isla, en Palermo, el Aeroporto Falcone e Borsellino- permite, además, a los turistas españoles combinar su paso por Sicilia accediendo por un lado de la isla y saliendo por el otro. Un viaje como ése, naturalmente, de no hacerse en un pack organizado con autocar o de no disponer de dinero suficiente -¡mucho!- para contratar un taxi, exige al visitante el esfuerzo de alquilar un coche y conducir por las carreteras sicilianas y, especialmente, penetrar en los cascos históricos de sus ciudades. Éstos, normalmente -quizás más en la parte occidental de la isla (por ejemplo en Palermo)- son auténticas junglas donde se impone siempre el más rápido y, casi siempre, además, el menos precavido, el más imprudente. Sin embargo, alquilar un coche es, a día de hoy, la mejor forma de recorrer las maravillas arqueológicas sicilianas por más que el interior de las ciudades -y la ruta arqueológica que proponemos por la Catina romana en este post puede, perfectamente, hacerse a pie en apenas tres o cuatro horas- sea mejor "patearlo" como peatones (además de que existen notables restricciones de aparcamiento en el interior de los cascos urbanos) que padecerlo como conductores.
Tipología: Con estatuto colonial (Str. 6, 2, 3-4, Cass. Dio, 54, 7 y Plin. Nat. 3, 88 y 89) desde, al menos, época de Augusto -seguramente en el marco del reconocimiento por Octaviano del papel jugado por la ciudad en la guerra contra Sexto Pompeyo (ese estatuto está citado también en las inscripciones, por ejemplo en AE, 1984, 180 donde se cita a un individuo ex colonia Catinense)- Catina es profusamente citada en las fuentes antiguas tanto en relación a las continuas erupciones del vecino volcán Etna (Diod. 11, 13, 16, 19, 22 y 24) como, por supuesto, en relación al proceso ciceroniano contra Verres, el histórico gobernador de Sicilia (80-78 a. C.) (Cic. Verr. 3, 191 -donde insiste en su excelente y admirable producción triguera- o 4, 50 -donde se la califica de oppidum locuples, honestum, copiosum, es decir, de "ciudad rica, honesta, bien abastecida"-). Además de esta singular información aportada por las fuentes literarias, también la documentación epigráfica -algo que echará de menos el visitante a Catania pues apenas ninguna de estas inscripciones puede verse en los pequeños museos instalados en algunos de los espacios visitables como, por ejemplo, el del teatro y sólo algunas se exponen en el Museo Civico Castelo Ursino, poco recomendado en guías y catálogos turísticos de la ciudad- aporta información sobre la colonia. No puede ser de otro modo cuando de Catania proceden alrededor de 700 inscripciones -bastante más, por cierto, que las que se inventariaron, en su día, en el CIL, X- con las que, como sucede siempre con la documentación epigráfica, se puede escudriñar notablemente la historia y el perfil social, político y económico del lugar. Además, existe una publicación reciente (KORHONEN, K.: Le iscrizioni del Museo Civico di Catania, Tamisaari, 2004 cuyas imágenes, además, debidamente catalogadas, están disponibles en red, aquí) que se ha ocupado de recoger ese repertorio y que resulta, por tanto, muy recomendable. Sintetizando lo básico de esa información, puede resaltarse que, Catina, como tal colonia, fue punto de llegada de inmigrantes procedentes de diversos rincones del Imperio, por ejemplo, un macedonio -Flauius Meiouius (CIL, X, 1089)-, incluso un Emeritense -de Augusta Emerita- M. Iulius Sedatus (AE, 1897, 132). Además, su intensa actividad económica permitió el desarrollo y la promoción de un buen número de libertos (CIL, I, 2420, CIL, X, 7063 y 8061, AE, 1933, 28, etcétera) y la presencia de un buen número de personajes de rango y carácter senatoriales -como el Xuir de AE, 1984, 438, el quaestor Q. Lutatius de CIL, X, 7026, el u(ir) c(larissimus) Flauius Vrsinus que pagó la restauración de un ninfeo en época tardía en CIL, X, 7017 u otro citado en CIL, X, 7020, el proconsul Q. Lusius Laberius que contribuyó a la monumentalización de la colonina con la construcción de unas termas en CIL, X, 7018-, circunstancia esa de su dinamismo comercial que mucho tuvo que ver, también, con el arraigo del primitivo cristianismo del que el catálogo epigráfico Catanense es especialmente prolijo (pincha aquí para una colección de ejemplos en imágenes, muy útil).
Descripción: Recorrer los atractivos arqueológicos de Catania resulta, desde luego, sencillo y supone, además, una excelente ocasión para dar un paseo que recorra las principales arterias de la ciudad teniendo como centro la Piazza Duomo, justo frente a la hermosa Catedral de Santa Águeda, la patrona local, mártir del primitivo cristianismo (pincha aquí para, al margen de su dimensión popular como protectora de las mujeres, conocer su vida y las fuentes que sobre ella nos informan). Como base para ese paseo, el viajero podrá tomar como arteria principal la Vía Etnea, al pie de la fuente del elefante cuyo obelisco, al parecer, perteneció al antiguo circo romano de la ciudad. Al final de la misma, donde ésta corta con el Corso Sicilia, se alzan imponentes, al pie de la Chiesa di San Bagio, los hermosos restos del anfiteatro, seguramente, con el de Siracusa, uno de los más imponentes anfiteatros romanos del Sur de Italia. Este monumento, -sobre una superficie total de casi 14.000 m2 y con un alzado del que ya se han hecho recreaciones 3D (pincha aquí)- que fue mayoritariamente edificado en roca volcánica y que fue desprovisto de su decoración suntuaria durante la Antigüedad Tardía -aun así, pueden todavía verse lastras y columnas marmóreas apoyadas sobre la antigua arena del conjunto, desde la Vía Neve- parece se edificó en época antonina, entre Adriano y Antonino Pío, sufriendo los efectos de una erupción del Etna en el siglo III d. C., hacia el 252-253 d. C. Según parece debía estar ya en desuso en la tardoantigüedad (sobre ésta en Catania puede consultarse SORACI, R.: "Catania in età tardoantica", Quaderni Catanesi di Cultura Classica e Medievale, 3, 1991, pp. 251-270 una revista a tener en cuenta en relación a la bibliografía sobre la ciudad) hacia el siglo V. d. C. (para una explicación detallada del anfiteatro y, sobre todo, para una visita panorámica 360º pincha en la sección correspondiente a Catania de ItalyGuides o en este enlace con fotografías: pincha aquí). Desde el anfiteatro, bien descendiendo por la Via Etnea o por la paralela, Via Crociferri -en la que han hallado importantes restos arqueológicos del urbanismo local incluyendo restos del sistema de abastecimiento de aguas-, el visitante alcanza los espectaculares -y un tanto descuidados- restos del teatro en los que el viajero puede hacerse una idea extraordinaria y muy clara de los sistemas constructivos empleados por Roma en este tipo de edificios ya que puede recorrer todas y cada una de las galerías de la cavea, el "graderío" -repletas, además, de espectacular material ornamental acumulado en un estado de cierto abandono- y contemplar -incomprensiblemente inundada de agua- el embellecimiento con mármoles de la orchestra, en la parte baja punto desde el que la panorámica del edificio es, sencillamente, sensacional (ver una de las fotos que preside este post). Para hacerse cargo de la importancia de este edificio -construido hacia el siglo II d. C. reformando una construcción anterior y con una capacidad estimada de 5.000 espectadores- se recomienda visitarlo no sólo accediendo a él por la Via Vittorio Emmanuelle II sino por la Via del Teatro Greco donde puede verse la parte exterior del alzado del monumental conjunto, no lejos, además de otro de los atractivos de la ciudad, uno de los dos conjuntos termales que en ella pueden visitarse (para una galería fotográfica del teatro, pincha aquí). Efectivamente, en la Piazza di San Francesco di Assisi, las primeras, y en la Piazza Curro, al otro lado del popular Fish Market y en una zona ya algo marginal, las segundas, se encuentran las denominadas Terme della Rotonda y las Terme dell'Indirizzo. Las primeras, camufladas en la estructura posterior de la Chiesa di Santa Maria della Rotonda y con horario de visita -como el anfiteatro y el teatro (para éstos resulta útil consultar la página de la Regione Siciliana/Assesorato dei Beni Culturali)- parece nos ofrecen una sucesión de fases que llevaría al edificio desde un primer momento en el siglo I d. C. a uno segundo de embellecimiento y de reforma a partir del siglo III d. C., un momento que, a juzgar por la epigrafía (véase, por ejemplo CIL, X, 7024 que alude a unos porticus [conlapsae] -unos "pórticos arruinados"- y a diversas obras de reestructuración en los agri in territorio Aetnense, es decir, "en los campos en torno al Etna") parece que registró un cierto fervor constructivo, tal vez consecuencia de las catástrofes volcánicas registradas a comienzos de la década de los cincuenta de la citada centuria. El visitante disfrutará -como sucede en el teatro y en el anfiteatro- contemplando el extraordinario estado de conservación de todo el embellecimiento marmóreo de suelos y paredes de cada una de las estancias. Menos vistosas en el interior, pero sí externamente, son las otras termas de la ciudad, las denominadas dell'Indirizzo, adscritas también al Parco Archeologico Greco-Romano di Catania, de las que se conserva sólo la cubierta de una de las estancias y la cimentación de otra -caldarium y frigidarium-, pues el conjunto fue aprovechado más tarde en la construcción de la Chiesa di Santa Maria dell Indirizzo. Sí se recomienda al visitante que se acerque a éstas mientras el mercado de pescado instalado en uno de los costados de la Piazza del Duomo esté en funcionamiento y la zona tenga animación, es una zona ya un poco marginal del casco histórico.
Bibliografía: Cuando uno se enfrenta a un post que no trata una ciudad hispana -normalmente las más frecuentes en este blog y, además, aquéllas sobre las que escribir y documentarse resulta, para quien firma estas líneas, más sencillo- dos son las herramientas básicas que pueden manejarse -y el consejo resultará útil también para estudiantes e investigadores que tengan que acometer retos semejantes- si se pretende conocer en detalle las fuentes antiguas que aludieron a la ciudad en cuestión -en este caso a la Catina romana- y, también, lo más reciente de la bibliografía vertida sobre ella junto con los títulos clásicos. Esas dos obras son, por orden, el volumen correspondiente a Sicilia del Corpus Inscriptionum Latinarum (MOMMSEN, Th.: Corpus Inscriptionum Latinarum. X. Inscriptiones Bruttiorum, Lucaniae, Campaniae, Siciliae, Sardiniae Latinae. Pars Posterior. Inscriptiones Latinae et Sardiniae comprehendens, Berlín, 1883, pp. 720-730, páginas que el lector podrá ir visualizando a través del siguiente enlace cambiando, oportunamente, la numeración en la barra de navegación: aquí) y la poco conocida -y tristemente aun menos manejada actualmente por los estudiantes universitarios- enciclopedia alemana Pauly-Wissowa (FALCO, G., y ZIEGLER, K.: "Katane", en Der Neue Pauly. Enzyklopädie der Antike. Band 6, Stuttgart-Weimar, 1999, cols. 337-338). A través de ambos textos el lector puede, cuando menos, hacerse una idea inicial desde la que comenzar sus búsquedas y enfocar su investigación o su síntesis (para el uso de estos y otros recursos y para descubrir otros recomendamos la consulta de nuestro trabajo ANDREU, J.: "Repertorios, obras monumentales y colecciones de referencia en la investigación en Ciencias de la Antigüedad", en PERÉX, Mª J. (coord.): Métodos y Técnicas de Investigación Histórica. I, UNED, Madrid, 2013, pp. 657-674 además de un viejo post de este blog en el que, en la etiqueta de "Instrumenta", hacíamos acopio de algunos útiles recursos digitales para el investigador: pincha aquí). Así, la praefatio consagrada a Catina por Th. Mommsen en el CIL, X comienza con un notable y pormenorizado recorrido por las fuentes antiguas que aluden a esta ciuitas para, poco después, hacer un detallado estudio de la información que nos aportan algunas de sus inscripciones, como nosotros hicimos, también, más arriba inscripciones que, lógicamente, se recogen en las páginas indicadas. Por su parte, la voz correspondiente a Catina en la Neue Pauly -versión actualizada de la Realencyclopäedie der Classischen Altertumswissenschaft- complementa esos datos de Th. Mommsen con las fuentes griegas -que, lógicamente, aquí no recogemos- y con bibliografía reciente. Además, un panorama general sobre Sicilia en el Alto Imperio puede obtenerse del cuadro trazado por PURCELL, N.: "Rome and Italy", en The Cambridge Ancient History. Second Edition. IX. The High Empire, A. D. 70-192, Cambridge University Press, Cambridge, pp. 415-444 otra de esas colecciones de referencia -la CAH- que todo amante del mundo antiguo debe manejar y que, además, está ahora disponible online: pincha aquí. De igual modo, por su parte, hay información solvente sobre esta provincia en la página correspondiente a ella -pincha aquí- de la UNRV History o en la que le dedica la también útil Livius, aquí. Algunos de los monumentos que han sido tratados más arriba cuentan con publicaciones específicas como SPOSITO, C.: L'anfiteatro romano di Catania, Palermo, 2003 o las que, a propósito del teatro y del repertorio epigráfico, fueron citadas más arriba y, por supuesto, se puede encontrar más información sobre el lugar y sobre sus monumentos en las clásicas guías arqueológicas sicilianas de GOLDSBERRY, M.: Sicily and its cities in Hellenistic and Roman Times, Chapel Hill, 1973, de GUIDO, M.: Sicily: an archaeological guide, Londres, 1977 y, sobre todo, de WILSON, R. J.: Sicily under the Roman Empire. The Archaegoloy of a Roman Province (36 BC-AD 535), Warminster, 1990. Puede resultar útil seguir de cerca la bibliografía aportada por GENTILI, B. (ed.): Catania Antica, Pisa-Roma, 1996, en especial el capítulo de WILSON, R. J.: "La topografia della Catania Romana. Problemi e prospettive", pp. 161-172 donde se explica muy bien -además de en la guía del Parco Archeologico, enlazada más arriba, bajo las fotografías- cómo se organizaba la trama urbana de la colonia Catinensis.
Recursos en internet: Muy documentado en la Wikipedia -tanto española como italiana, tal como se ha visto en la sección de "Descripción" donde hemos enlazado a esa enciclopedia en cada uno de los restos cuya visita recomendamos-, con una sencilla guía en pdf accesible desde la página del Parco Archeologico Greco-Romano di Catania (pincha aquí) y, por supuesto, con su correspondiente ficha en el siempre útil banco de datos del Pelagios Project, el pasado romano de Catania cuenta con algunos recursos en red ciertamente recomendables aunque no muy numerosos. Por ejemplo, el blog de viajes de Nigel Nicholson (pincha aquí) ofrece una buena galería de fotos y algunos textos antiguos alusivos a Catina; la documentadísima página Roman Heritage -que merece la pena ser vista con detenimiento- ofrece en su sección italiana (pincha aquí) algunas fotografías de cada uno de los enclaves arqueológicos sicilianos más conocidos y, por supuesto, también de la antigua Catina. Por último, la página de Italy Attractions, la Guía de Sicilia y, sobre todo, la sección consagrada a la Catania Griega, Romana y Bizantina de la web del Comune di Catania también ofrece fichas de, al menos, el teatro y el anfiteatro romanos, dos de los monumentos, sin duda, como se ha visto, mejor documentados en red de cuantos forman parte del pasado esplendoroso de esta ciuitas y, desde luego, los más impactantes e inexcusables. YouTube también cuenta con algunos materiales -subidos por voluntariosos turistas- que permiten visitar algunos de los monumentos, por ejemplo éste sobre el teatro romano -que, efectivamente, tuvo un origen griego pero cuya factura visible ahora es romana- o el documental de Gaspare Manoia consagrado a la Catina romana (pincha aquí) que tiene la virtud de incorporar imágenes cenitales de los monumentos, ciertamente ilustrativas. Para conocer el anfiteatro y algunas de sus peculiaridades constructivas -ya analizadas más arriba-, puede verse éste animado vídeo con deliciosa música (pincha aquí).
Recomendaciones: Ya en otro post de este blog hemos reflexionado sobre la riqueza arqueológica de Sicilia y sobre el singular modo en que ésta es puesta en valor -si es que realmente es "puesta en valor"- y explotada para el turismo (pincha aquí) y hemos dado algunas recomendaciones -esperemos que útiles- para el turista (otras, desde luego bien escogidas, pueden verse en la entrada 7 Stunning Ancient Sights in Sicilia, de la página Walks of Italy y quien escribe estas líneas recomendaría, como inexcusable, la visita a la Villa del Casale di Piazza Armerina, a apenas una hora en coche de Catania). Sin embargo, tal vez los restos de la antigua Catina constituyan una excepción a ese desalentador panorama que allí describíamos. Efectivamente, la ciudad de Catania atrae turismo fundamentalmente por su ubicación, central en la costa Oeste de la isla y no lejos de dos enclaves que se cuentan entre los más visitados del lugar: Siracusa (no perderse, además de las visitas clásicas, al menos, la Catacomba di San Giovanni) y Taormina. También sus hermosas iglesias barrocas -salpicadas a partir de la Plaza del Elefante y calles adyacentes- suponen un reclamo para el visitante y, precisamente por ello, al visitar sus restos romanos uno tiene la sensación de que no se encuentra en una isla visitada por centenares de millares de turistas y, en cierta medida, se reconcilia con el placer de contemplar con calma, relajadamente, el poder evocador de unos restos arqueológicos que, como se ha visto más arriba, nada tienen que envidiar a otros de Sicilia, mucho más explotados y, quizás, carentes ya de ese singular encanto o, incluso, no tan impactantes arquitectónicamente. Por eso, y porque los restos están muy bien ubicados en las proximidades del núcleo turístico de la ciudad, la principal recomendación es la de disfrutar y la de visitar los restos sin aglomeraciones algo que, en Sicilia, es absolutamente extraordinario. Catania cuenta, además, con unas bastante atractivas, limpias y generalmente familiares playas -en especial en la zona de Lido Azzurro/Viale Kennedy- que concentran, además, notables ofertas de alojamiento y de ocio. A juicio de quien escribe estas líneas, el NH Parco degli Aragonesi resulta un refugio muy adecuado, tal vez el más recomendable de la zona: piscina, un personal simpatiquísimo y muy servicial, playa privada, habitaciones bien insonorizadas y amplias, buen restaurante... Sin embargo, esa zona de las playas queda, tal vez, demasiado lejos del centro -es necesario conducir o tomar transporte público para acceder a aquél- y apenas ofrece establecimientos de restauración algo que puede llegar a ser un problema en Catania donde -como sucede en casi toda la isla de Sicilia- los restaurantes no están en las avenidas principales -reservadas a los comercios, especialmente de moda- sino en las calles adyacentes que, por tanto, es necesario también explorar. En cualquier caso, cerca de esa zona de playas el viajero podrá degustar unas sensacionales pizzas y pastas en la tavola calda del Alcampo de San Giovanni la Rena, al pie de la carretera que se dirige al aeropuerto. No es una recomendación con mucho glamour, desde luego, pero es económica y la pasta es deliciosa a un precio muy muy popular. En el ccentro, cerca de la Piazza del Duomo, apenas comienza el visitante a subir por la Via Etnea, a la derecha, resulta grato detenerse en el Café del Duomo, el lugar adecuado -con conexión wifi gratuita- no sólo para ponerse al día con la red sino también para degustar un café, una granita -los deliciosos granizados sicilianos- o un helado.
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