PROVINCIA HISPANIA CITERIOR



[Portada del volumen nº 44 de la Serie Instrumenta, de la Universitat de Barcelona, OZCÁRIZ, P.: La administración de la provincia Hispania citerior durante el Alto Imperio Romano. Organización territorial, cargos administrativos y fiscalidad, Universitat de Barcelona, Barcelona, 2013, 341 pp., 978-84-475-3770-9, un volumen imprescindible para conocer la Historia de la administración romana en las Hispanias]

En el marco de las series editoriales que, sobre Antigüedad Peninsular, han ido viendo la luz en España en los últimos años, sin lugar a dudas la Serie Instrumenta, de la Universitat de Barcelona –y órgano editorial principal, aunque no sólo, del Centro de Estudios para la Interdependencia Provincial en la Antigüedad Clásica, CEIPAC, de dicha institución universitaria– se ha convertido en una de las series de referencia, tal vez en la que mejor cumple los criterios de calidad de sus publicaciones, periodicidad de sus entregas y, por supuesto, impacto y oportunidad de sus textos. Colecciones como los Estudios sobre el Monte Testaccio, las actas de los coloquios de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza (ofrecemos enlace a los números más recientes) o trabajos bien recientes sobre cuestiones muy diversas pero siempre de actualidad en la investigación (por ejemplo los trabajos de ANDREU, J. (ed.): Los Vascones de las fuentes antiguas. En torno a una etnia de la Antigüedad Peninsular, Barcelona, 2009; LOZANO, F.: Un dios entre los hombres. La adoración a los emperadores romanos en Grecia, Barcelona, 2010; MARTÍNEZ-PINNA, J.: Las leyendas de fundación de Roma. De Eneas a Rómulo, Barcelona, 2011; o ESPADA, J.: Los dos primeros tratados romano-cartagineses. Análisis historiográfico y contexto histórico, Barcelona, 2013) la han convertido en una serie de trabajos de absoluta referencia e impacto que es necesario seguir muy de cerca. Además, la diversificación temática de los títulos publicados –siempre en el marco del Mediterráneo Antiguo pero con cuestiones que abordan la historia política, institucional, social y económica del mundo clásico– garantiza, tras veintiún años de andadura –el primer volumen se publicó en 1993–, que sean pocas las cuestiones abiertas en la investigación sobre Antigüedad Clásica –y, en particular, sobre la relación entre las provincias del Imperio Romano– para las que, para profundizar, no haya que pasar por la consulta de un trabajo de esta serie.

En el marco de la actividad del CEIPAC, dirigido por el Dr. D. José Remesal, los trabajos del autor que firma el volumen que aquí se reseña, el joven Dr. D. Pablo Ozcáriz, de la Universidad Rey Juan Carlos, y formado primero en el Departamento de Historia de la Universidad de Navarra y, después, al abrigo del propio CEIPAC y de la Universität Heidelberg, se han convertido en una importante referencia para conocer los sistemas e instituciones con que Roma organizaba la administración de los territorios conquistados. No hace mucho, de hecho, ha visto la luz una miscelánea, coordinada por Pablo Ozcáriz y por José Mª Blázquez Martínez que repasaba en detalle aspectos fiscales, administrativos, locales y globales de la administración provincial con atención particular a Hispania (OZCÁRIZ, P., y BLÁZQUEZ, J. Mª (eds.): La Administración de las provincias en el Imperio Romano, Madrid, 2013) y, desde luego, el trabajo que en 2006 publicara el propio Ozcáriz sobre la organización conventual de la Tarraconense (OZCÁRIZ, P.: Los conventus de la Hispania Citerior, Madrid, 2006) se ha convertido ya en título de referencia para quien quiera adentrarse en el estudio de la administración provincial hispana y aun del aparato administrativo romano en general. Es evidente que el título que aquí se reseña también va a convertirse en una referencia. Su objetivo, expresado por el autor al comienzo del volumen y, antes, en un acertado prólogo de José Remesal (pp. 13-15), es el de contribuir a entender a través de qué medios fue posible gobernar con un sistema que se fue adaptando progresivamente en el tiempo –aunque no con demasiados cambios, de ahí parte de su mérito, apenas pequeños reajustes– “la provincia más extensa y, probablemente, más diversa del Imperio” (p. 17) y ello, sin duda, convierte el trabajo en útil y, también, en necesario, en muy oportuno. Pero es que, además, para resolver esa cuestión, el Prof. Ozcáriz se detiene en cuestiones tan de actualidad en la investigación como los Fasti Hispanienses –el libro adopta, en cierto modo, en algunos capítulos (especialmente pp. 255 y ss., en el Capítulo 7), una clara estructura prosopográfica–, la delimitación de las funciones del gobernador, las razones de la elección de la Tarraconense como destino provincial, la actividad del propio legado frente a los provinciales y la relación con éstos, el personal al servicio de la administración y, por supuesto, la cuestión de las instancias supraciudadanas auxiliares a la provincia y, en concreto, los conventus, cuestión sobre la que el autor vuelve revisando y actualizando algunos de los presupuestos mantenidos en su trabajo antes citado, de 2006.

El volumen, editado con la elegancia habitual de Instrumenta, dotado, además, de una bien seleccionada bibliografía (pp. 283-312) y de unos cuidadísimos y utilísimos –en especial por la casi enciclopédica filosofía del volumen– índices temáticos (pp. 313-341) aborda cuatro grandes temas que, más o menos, se corresponden con la clarísima estructura en siete grandes capítulos que presenta el trabajo. Los temas en cuestión son: la provincia Hispania Citerior, su territorio, su configuración y las subdivisiones que se establecieron en tan magno espacio geográfico con una capital provincial, Tarraco, notablemente alejada de algunos de los espacios dependientes de su jurisdicción (Capítulos 1 y 2); la figura y las funciones del gobernador (Capítulo 3) atendiendo, por supuesto y como es lógico –pues se revela fundamental en una provincia de la amplitud de la que consagra el estudio– al personal que aquél tenía a su servicio (Capítulo 5 y 6); y, lógicamente, al funcionamiento cotidiano –a nivel de política práctica pero también de relaciones personales, clientelares y prosopográficas– de ese complejo, pero eficaz, aparato de gestión (Capítulo 7 aunque, también, algunos aspectos son tratados en epígrafes específicos de los anteriores capítulos) implantado por Roma en parte de nuestro suelo. La respuesta a cada uno de estos temas le permite al autor ir dando entrada, además –y con extraordinaria habilidad–, a cuestiones de notable interés en las que demuestra su capaz manejo de las fuentes y de la documentación no sólo de naturaleza epigráfica y prosopográfica sino, también, literaria y arqueológica. Esas cuestiones, además, abordan problemas aun abiertos por la investigación respecto de la administración provincial  y contribuyen a subrayar, como concluye el autor (p. 280), que la Tarraconense en realidad contó “con características propias que no coinciden con ninguna otra provincia del Imperio”, aspecto éste sobre el que incide notablemente el autor a la hora de abordar algunas de las cuestiones más controvertidas de cuantas se tratan en el libro (puede resultar útil, como carta de presentación del trabajo, consultar su índice, aquí). 

Cuando el mejor acierto de un libro es su propia publicación, su oportunidad editorial, y todo él está llamado a convertirse –con esa pluma, además, profundamente científica pero, también, claramente pedagógica y clarísima, que caracteriza toda la producción de Pablo Ozcáriz (puedes ver, si no, el seminario que la UNED de Tudela programó, con él como protagonista, el pasado Diciembre de 2013, precisamente sobre administración romana: pincha aquí)– en una herramienta de referencia para el mejor conocimiento de la Hispania Romana, es difícil individualizar aportaciones, el volumen en sí es intrínsecamente un acierto. Sin embargo, sí hay varios logros que, si cabe, encumbran este La Administración de la provincia Hispania Citerior. En primer lugar, nos parece muy apropiada la disección que el autor hace de la evolución del modelo administrativo aplicado por Roma en la Citerior a partir de tres grandes momentos: el augústeo –de dotación de unidad al territorio, de personal y de instituciones (los iuridici y los conuentus) apropiadas para la gestión, en la unidad, de la gran diversidad territorial–, el flavio –de freno a la “diversidad social”, como el autor llama a la desigualdad estatutaria entre comunidades remediada con la concesión del Latium– y el más tardío, postantonino, ya de necesario acercamiento de la administración al ciudadano, episodio en el que los distritos de Asturia et Callaecia (pp. 222-223), por ejemplo, o la Hispania Superior (pp. 51-53: el autor había ya tratado el tema en un recomendabilísimo artículo suyo en Pyrenae, 38-2, 2007, pp. 33-46) dan claras muestras de las preocupaciones y del tenor adoptado por la administración en ese complejo momento. Otro capítulo que, a nuestro juicio, resulta especialmente meritorio y, además, útil –estamos convencidos que este volumen será también de referencia para estudiantes– es el que el autor consagra a detallar las actividades y tareas del gobernador en la Tarraconense a partir, fundamentalmente, de la evidencia epigráfica pero también de la literaria (pp. 129-138). Pablo Ozcáriz describe, en detalle, la actividad judicial del gobernador, sus labores al frente del ejército cuando era necesario, su acción en pro del control del gasto –tema éste (pp. 136-137), de notable actualidad en la investigación, en que ofrece una actualísima bibliografía–, la labor a favor de la realización de actividades censitarias y, por supuesto, su acción dinamizadora de la construcción pública. En todos esos casos, y, especialmente, cuando falta la documentación específica para la cuestión hispana –por ejemplo en el tema del control económico– el autor no duda en poner en contexto hispano noticias procedentes de las fuentes –muy en especial de la correspondencia de Plinio el Joven– y suponer razonablemente unas actuaciones semejantes en el territorio de estudio. Esta preocupación, precisamente, por el modo cómo Roma hacía presente su administración en un territorio tan amplio lleva al autor a introducir –a nuestro juicio uno de los capítulos mejor conseguidos del trabajo (pp. 145-181)– una amplia digresión sobre el asunto de los legati iuridici, el personal itinerante que, al servicio del gobernador, le auxiliaba en la administración de justicia por todo el territorio provincial en giras bien establecidas. El trabajo que aquí valoramos explica cómo surgió esa figura (pp. 162-163 y 168-170), su originalidad en el marco del cuadro general de la administración romana (pp. 145-148), cuáles fueron sus pautas de actuación (pp. 178-181) y cuáles los probables centros –con atención especial a Calagurris, en territorio de Vascones, una cuestión que también ha interesado siempre al autor– desde los que éste pudo ejercer su iurisdictio. De estructura semejante es el capítulo (Capítulo 5) que el volumen dedica a los procuratores y que introduce, además, la parte final –el sexto apartado del trabajo– consagrada a un exhaustivo y documentadísimo catálogo –casi de diccionario– de la administración provincial no en vano, como señala el propio autor (p. 254), “el abanico de puestos administrativos refereidos es una buena base para mostrar un panorama de la maquinaria administrativa que Roma disponía en la provincia, sobre todo en Tarraco”, base que se emplea, también, para introducir conceptos relativos al fisco (a través de la figura del aduocatus fisci, p. 218), al censo (a través de las figuras de legatus Augusti in censibus accipiendis, pp. 217-218 o del censitor conuentus, en p. 222), a la organización judicial o a todo el aparato de ranfo inferior de la administración provincial (pp. 224-242), registros todos –el judicial, el fiscal o el administrativo– en los que el autor se mueve con la soltura de quien es, de hecho, un romanista consagrado.

En definitiva, quienes se dedican –y en este país, es cierto que la cuestión tiene cada vez un mayor atractivo investigador aunque también es verdad que, a veces, como el propio autor indica (p. 18) han faltado visiones de conjunto, otro mérito de este número 44 de la serie Instrumenta– al estudio del modo como Roma organizó, desde el poder central, la vida de los territorios de su vasto imperio, este volumen se ha de convertir ya en una referencia, de lectura inexcusable y, también, de consulta continua para profundizar en el modo cómo Roma extendió su labor de gestión por los territorios de una de las más grandes provincias de cuantas, bajo su acción, se conformaron en el arco mediterráneo.


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