LABOR OMNIA VINCIT

 

Hace ya algunas semanas, quien escribe este blog, tuvo la oportunidad de dictar la conferencia inaugural del Máster Interuniversitario del Mediterráneo Antiguo que ofrecen la Universitat Oberta de Catalunya -de referencia en la formación a distancia en España-, la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universidad de Alcalá de Henares. A pesar del enfoque del Máster, muy centrado en el estudio de las sociedades antiguas del Mediterráneo, la coordinadora del mismo, la Prof. Dra. Dña. Glòria Munilla, vinculada a un proyecto patrimonial ejemplar como es el del Alto de la Cruz de Cortes de Navarra, nos encargó abordar con qué herramientas habíamos conseguido hacer, en estos años, del proyecto de Los Bañales de Uncastillo, en Zaragoza, y del de Santa Criz de Eslava, en Navarra, motores de desarrollo territorial. Se trató, por tanto, de una ponencia sobre gestión del patrimonio arqueológico, un asunto del que nos hemos ocupado en estos últimos años en no pocas publicaciones que, no se oculta, impregnaron parte del contenido de la misma (recomendamos, especialmente, nuestra reciente trabajo en el Journal of Tourism and Heritage Research, 3-3, 2020; nuestra contribución a las jornadas portuguesas Arqueología 3.0, Vila-Viçosa, 2019; y, al menos, nuestra contribución a las Actas del I Congreso Nacional de Arqueología Profesional-CNAP, Zaragoza, 2018, por citar tres contribuciones consecutivas en el tiempo). 

Recuperar el patrimonio, conservar el patrimonio y aprovecharlo como recurso para el futuro a través de una comprometida gestión cultural -abierta, innovadora, social y plural- del yacimiento arqueológico han sido, desde hace años, los valores clave del proyecto de Los Bañales que ha sido reconocido como un referente en la ahora denominada Arqueología Pública. Pero, muy probablemente, las claves del éxito del proyecto de Los Bañales y, también -a otra velocidad, por ser un proyecto aun joven pero con notables avances en el último año y medio, como tuvimos ocasión de recapitular en otro post de Oppida Imperii Romani a comienzos de año- del de Santa Criz de Eslava no se citan en el vídeo que encabeza este post aunque, eso sí, podrá intuirlos quien lo siga con atención: trabajo y generosidad, claves que, además, deben estar siempre detrás de la investigación y gestión del patrimonio arqueológico. Claro que ese trabajo y esa generosidad individuales y de equipo -que, para el caso de Los Bañales, ya glosamos en un viejo vídeo del año 2014- sirven de poco, aunque nunca son en balde, si no van correspondidas con un compromiso institucional estratégico, unido y constante, del que estamos hablando, profusamente, por necesario, últimamente (ver este post sobre la cuestión de hace apenas unas semanas). 

En estos últimos años -y enlazamos aquí a presentaciones empleadas en varias conferencias sobre las cuestiones aludidas-, hemos partido de la base de que desde al Universidad se pueden gestionar proyectos arqueológicos que pongan en el centro la investigación rigurosa y seria que genere conocimiento constante que pueda ponerse al servicio de tareas de difusión; hemos sostenido, también, que la investigación arqueológica -y más si se hace con fondos públicos, aunque sean escasos- debe ser social y abierta y tener un retorno público más allá de la propia investigación; y, por supuesto, hemos privilegiado, en la captación de recursos, la formación de jóvenes valores y de futuros profesionales anteponiendo eso a cualquier tipo de honorario o de reconocimiento crematístico de una labor que, sobre todo, hemos entendido siempre como apasionante y como social por estar orientada a mejorar el contexto social, cultural y económico de los territorios en que nuestros proyectos arqueológicos se han desenvuelto. Esas son, de verdad, y no otras, las claves de la verdadera conversión de un proyecto arqueológico en motor de desarrollo territorial. Así lo hemos defendido en estos últimos años, así lo glosamos -con herramientas y acciones concretas, que se detallan- en el vídeo que inspira este nuevo post y, por supuesto, así también lo seguiremos reivindicando frente a quienes siguen pensando que cualquier proyecto arqueológico es igual que otro y que cualquiera merece esas ayudas que, a nosotros, tanto esfuerzo y trabajo nos cuestan suscitar. 

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