Para los apasionados de la Historia un yacimiento arqueológico es, esencialmente, un espacio que -en expresión de G. Alföldy- "hace latir más deprisa nuestro corazón”. Este blog ofrece, principalmente, información, recursos y bibliografía sobre yacimientos arqueológicos romanos -principalmente urbanos- de las distintas provincias del Imperio pero, también, reflexiones, recomendaciones sobre materiales documentales y recursos digitales que interesarán a los amantes del mundo romano
SORIONEKU (y X)
[Varias viñetas alusivas a los Vascones y a su proceso de Romanización tomadas de COLECTIVO TIEMPO, Historia de Navarra, Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, Pamplona, 1980]
Si algo marcó, en la agenda académica de quien escribe este blog, el último trimestre del año que se nos ha ido, sin duda, lo ha sido la tantas veces denominada, también aquí, controversia vascónica. Quien sigue asiduamente Oppida Imperii Romani o, al menos, quien lo sigue desde noviembre de 2022, sabe que desde la presentación en sociedad, precisamente en esa fecha, de la mano de Irulegi, se ha desatado en Navarra una gran expectación social y mediática por los Vascones antiguos sobre la que, en sucesivas entradas -de las que ésta constituye la décima que, desde luego, no será la última- hemos ido opinando. Las hemos agrupado con la etiqueta Sorionekuen honor a la palabra que inicialmente se leyó en la primera línea de la citada mano. Sabido es, ahora, que debemos leer sorioneke, al estar en dativo ese primer elemento de la más mediática de todas las inscripciones paleohispánicas.
Pues bien, en medio de ese contexto, hacía años que no se daba la circunstancia de que, prácticamente, en cada mes del último trimestre del año, fuésemos invitados por asociaciones y colectivos diferentes a hablar sobre la Antigüedad de Navarra o, directamente, sobre los Vascones lo que, sin duda, es buena prueba de esa revitalización experimentada por la cuestión en los últimos meses. Así, en septiembre, el Salón de Actos del Centro Cívico Lestonnac de Tudela se quedó pequeño para acoger al público que acudió a la charla "Vascones y Romanos en Navarra" organizada por la plataforma Sociedad Civil Navarra. Unas semanas más tarde, sucedió lo mismo en la sesión que sobre "Navarra prerromana y romana" organizó la Asociación de Jubilados "Entrevientos" de Barañáin que constituyó la primera de un sugerente curso sobre Historia de Navarra. Por último, dado el éxito de la charla tudelana, la propia plataforma Sociedad Civil Navarra decidió repetir la conferencia -cuyo contenido, dada la velocidad a la que se transforman los acontecimientos, no fue exactamente el mismo- en Pamplona. En esa ocasión se celebró en el Civivox de Iturrama y el éxito fue absolutamente abrumador reuniendo la conferencia, titulada "Vascones y Romanos en Navarra: del mito a la ciencia", a más de 200 personas y superando, por tanto, todas las expectativas, como hizo constar la propia asociación convocante y, también, recogió Diario de Navarra en los días inmediatamente posteriores a la charla apenas iniciado el mes de noviembre. El éxito de esta última aun se ha agrandado más si se tiene en cuenta que la grabación de la misma, disponible en el Canal de YouTube de Sociedad Civil Navarra, acumula más de 2.000 visualizaciones, algunas menos -también hace menos tiempo, lógicamente- que las cerca de 8.000 con que ya cuenta la charla que, sobre la mano de Irulegi, dictamos en el Civivox de Iturrama en enero de 2023 organizada, en este caso, por la Asociación Pompaelo.
Lógicamente, todas estas charlas han constituido una excelente ocasión para palpar en qué medida algunos tópicos, sobre los que ya hemos salido al paso aquí y en otros órganos en ocasiones recientes (véase, especialmente Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra, 21, 2013 y Recepciones de la Antigüedad vascona y aquitana, Vitoria, 2022, pp. 187-208), siguen vigentes -mucho nos tememos que, algunos de esos, además, van a hacerlo por mucho tiempo- y, también, para observar cómo otros se desmoronan o, cuando menos, se matizan, además de, lógicamente, constituir momentos privilegiados para apreciar cuál es el imaginario cultural colectivo respecto de la Navarra antigua y respecto de uno de sus antiguos pobladores: los Vascones.
A este respecto, una anécdota vivida en la charla impartida en Barañáin puede resultar ilustrativa. Durante la misma, en que hicimos un repaso de nuestras fuentes de conocimiento de la Historia Antigua de Navarra -y que el lector de Oppida Imperii Romani encontrará en la correspondiente presentación, subida a nuestro perfil de SlideShare-, subrayamos varias ideas que, desde luego, forman parte de la communis opinio científica sobre la cuestión vascónica desde hace años, al menos desde la primera revitalización, más científica que social, del asunto entre los años 2006 y 2013, a saber: [1.] que no puede establecerse una relación estricta -tampoco exclusiva ni excluyente- entre Navarra y los Vascones, [2.] que el ámbito vascónico, se cuente éste a partir de la máxima extensión del mismo en los textos de Ptolomeo o sólo comprenda éste aquéllos ámbitos en que las fuentes, explícitamente, hablan de presencia de Vascones, no fue un espacio homogéneo ni en lo étnico ni en lo lingüístico sino que, más bien, la multiculturalidad y la diversidad fueron las notas más características del mismo, [3.] que el documento convertido en estandarte de la "vasconicidad" de Navarra, la mano de Irulegi es más bien una muestra -casi un símbolo- de esa diversidad cultural de las tierras de Navarra y, por supuesto, de la intensa Romanización de que los Vascones hacían gala ya en la década de los 80 y 70 del siglo I a. C., sin la cual, desde luego, ese objeto ni se habría fabricado, [4.] que, muy probablemente, muchas de las etnias antiguas -y, por tanto, también los Vascones- fueron más bien -al menos tal como las presentan las fuentes- constructos ideológicos y culturales de las fuentes romanas que etnias o "pueblos" en el sentido en que entendemos hoy ambos conceptos o los entiende la sociología moderna (siguen siendo muy convenientes la reflexiones a este respecto volcadas en BELTRÁN LLORIS, F., y VELAZA, J., "De etnias y monedas: las "cecas vasconas", una revisión crítica", en ANDREU, J. (ed.), Los Vascones de las fuentes antiguas: en torno a una etnia de la Antigüedad peninsular, Barcelona, 2009, pp. 99-126) y que, por tanto, los elementos identitarios, probablemente, no están claros en muchos casos o, al menos, no son evidentes, y [5.] que, en relación con ello, muy especialmente, para el caso concreto de los Vascones no existen más marcadores culturales diferenciales que, acaso, la denominada "lengua vascónica" que, como también se ha repetido abundantemente -remitimos a la entrada "Nauarrorum", una de las más consultadas de cuantas, sobre los Vascones, se acumulan en este blog- y glosamos en dicha conferencia, ni fue la mayoritaria ni la única atestiguada en el solar vascón existiendo, de hecho, zonas aludidas explícitamente en los textos como vasconas donde las evidencias apuntan a un predominio neto de la lengua celtibérica.
Pues bien, en la charla de Barañáin, en el turno de coloquio pidió la palabra una señora que, habiendo asistido a la charla con una extraordinaria atención, vino a afirmar en voz alta que, a su juicio, las dudas que la ciencia había venido suscitando respecto de los antiguos Vascones -y que habíamos glosado en nuestra intervención-, en realidad, y a su juicio, no eran sino una manifestación más de que esta etnia histórica -como, según argumentaba, había sucedido en anteriores ocasiones- había sido siempre maltratada y que, cada vez que había intentado demostrar su existencia, su singularidad o su fuerza histórica, había habido algún poder político o cultural que se habían encargado de aplastarla. A su juicio las dudas que la comunidad científica ha vertido sobre la mano de Irulegi, y que nos habíamos limitado a glosar en buena medida siguiendo lo que publicamos aquí hace ahora un año en la entrada "Sorioneku (y VIII)", no eran sino una manifestación de ese deseo de, "con un manotazo" -fueron sus palabras- borrar cualquier elemento identitario propio de estos venerados Vascones. Mientras escuchábamos a esta buena señora nos dábamos cuenta de que en sus palabras subyacía el tópico de unos Vascones irredentos, aguerridos, puros, no contaminados, ajenos a cualquier influjo cultural y totalmente autónomos que, en cierta medida, obedece al modo cómo éstos fueron presentados, en parte, en la historiografía de la tardoantigüedad (véase al respecto MORENO, E., "Los vascones en la Literatura Latina tardía (siglos IV-VII)", en ANDREU, J. (ed.), Los Vascones de las fuentes antiguas. En torno a una etnia de la Antigüedad peninsular, Barcelona, 2009, pp. 261-290) y al modo, también, como, en parte, son percibidos todavía hoy por gran parte de la sociedad navarra. En esa pretendida -pero artificial- ecuación Vascones/Navarros prácticamente se obvia el componente romano y, efectivamente, se demuestra de qué modo las etnias antiguas prelatinas tienen una capacidad de generar identificación y catarsis mucho mayor que la que tiene la Romanitas que, sin embargo, nos ha configurado, probablemente, mucho más como sociedad en todo el ámbito mediterráneo. Empatizamos, desde luego, mucho más, con los elementos locales que con los ajenos y, normalmente, también con el grupo humano más débil que con el fuerte. No es algo exclusivo de nuestro tiempo. Como hemos explicado no hace mucho en Diario de Navarra -y dejamos más abajo el texto del artículo-, ya al geógrafo griego Estrabón, le resultaba más cautivador -pues era lo que interesaba a su público- individualizar el modo de vida de los pueblos del norte peninsular que hablar de los agentes y procesos de aculturación difundidos por Roma, una exaltación y admiración de la alteridad de la que hablamos hace algún tiempo aquí en nuestra entrada sobre la Germania de Tácito y su recepción ("Informis terra"). Es por todo ello que cuando alguien, echando mano, exclusivamente, de la ciencia, trata de poner en cuarentena los mitos de pureza cultural y de unicidad lingüística que, para un territorio concreto, se han ido construyendo con el paso de los años, la reacción es, siempre -y muy especialmente en Navarra- la de hacer una lectura política de los argumentos científicos. Una mirada, por ejemplo, a algunos de los comentarios que acumula el vídeo de la charla en el Civivox Iturrama de Pamplona del pasado 7 de noviembre y que hemos embebido más arriba, permitirá al lector hacerse cargo de esa realidad que aquí describimos y que, desde luego, mucho nos tememos que va a costar superar. Socialmente son mucho más atractivos los elementos de carácter local de una etnia antigua prerromana -por más que ésta esté desdibujada- que aquellos más homogeneizadores y globales creados por Roma y siempre se tenderá a pensar que cualquier duda que estos planteen nace de apriorismos de carácter político. Algo curioso cuando, probablemente, muchos de los elementos que configuraron esa "alteridad" de las etnias en la Antigüedad nació indefectiblemente de presupuestos políticos e ideológicos netamente romanos.
Añadiendo más elementos al debate, entre la citada sesión en Barañáin y la exitosa conferencia en Pamplona, la Institución Príncipe de Viana hizo público un interesante hallazgo epigráfico de hace varios años en una cueva del entorno de la localidad pirenaica navarra de Lantz, unos 25 kilómetros al norte de Pamplona. En este caso, se trataba de una inscripción de carácter rupestre compuesta de tres caracteres en signario paleohispánico y que, leída ikae o igae, ha sido verosímilmente interpretada como una advertencia topográfica a quienes, a partir de la época de Augusto, debieron trabajar en el distrito minero, acaso parte del saltus Vasconum, que obró en el lugar durante el Principado de Roma realidad económica ésta que, pese a que se ha puesto en valor ahora, se venía señalando de antiguo por parte de la investigación arqueológica en Navarra (véase, por ejemplo MEZQUÍRIZ, Mª Á., "Notas para el conocimiento de la minería romana en Navarra", Trabajos de Arqueología Navarra, 134-135, 1974, pp. 59-68). Pese a que los caracteres no presentan las ya conocidas adaptaciones del signario ibérico que sí comparecen en el texto de la mano de Irulegi, la interpretación de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Navarra ha convertido la inscripción, ya oficialmente, en una inscripción vascónica sin otro argumento que el del lugar, al norte de la antigua Pompelo, en que el hallazgo se ha producido volviendo, de nuevo, a manejar, la ecuación vascones-territorio vascón-lengua vascónica que, sin embargo, hemos visto sobradamente en Oppida Imperii Romani, también en el vídeo que dejábamos más arriba, y, por supuesto, en las dudas que ha suscitado la interpretación de la mano de Irulegi, no siempre parece oportuno manejar.
🔍🪨Hallada una inscripcción paleohispanica en el complejo minero de Lantz.
📜Los tres signos identificados se transcriben como ‘ikae’ o ‘igae’, y suponen una nueva muestra de alfabetización antigua en lenguas vernáculas en Navarra.
Nuestras reservas al respecto de esa interpretación, de hecho, pudimos compartirlas en COPE Navarra (aquí puedes escuchar el audio) y, también, en una breve tribuna publicada en Diario de Navarra unos días después de la presentación del documento y que traemos aquí también. En ella nos sorprendíamos no sólo de esa reiterada y pertinaz ecuación Vascones-lengua vascónica/Vascones-territorio vascón sino, también, de cómo un espacio que, tradicionalmente, había sido presentado como el paradigma de la resistencia vascónica a la Romanización parecía que, también con el hallazgo, el pasado verano, del ara de Larunbe -del que hablamos en la entrada "Larrahe" de este blog- se convertía ahora en paradigma de la Romanización de Navarra una vez que, efectivamente, esa inscripción rupestre no se habría grabado sin el influjo cultural de Roma y sin que Roma hubiese puesto en explotación los recursos del territorio algo que no parece se llevase a cabo antes de la época de Augusto como advertíamos no hace mucho en una publicación sobre el periodo en el área que nos ocupa (Gerión, 35, 2017, con bibliografía).
Sin embargo, y casi como colofón a la intensa actividad académica y de transferencia que quien sustenta este blog llevó a cabo en los cuatro últimos meses de 2024, el pasado 17 de diciembre, la Presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, como cerrando el círculo que inició el 14 de noviembre de 2022 cuando presentó la inscripción a la sociedad desde el Palacio de Góngora en el valle de Aranguren, inauguraba la nueva ubicación de la mano de Irulegi en la sala de Prehistoria del Museo de Navarra, en Pamplona, en un día que, efectivamente, puede considerarse histórico para la Arqueología de la comunidad foral. Como no podía ser de otro modo, también lo que se dijo, por su parte y por la de los estudiosos que allí intervinieron, resulta extraordinariamente sugerente y nos servirá, pero será ya en otra entrada de Oppida Imperii Romani, para palpar qué hemos aprendido, y que hemos preferido ignorar, en toda esta tan inusitada como apasionante reactivación de la controversia vascónica de la que hemos querido aquí hacer un sencillo balance casi desde una perspectiva autobiográfica.
Nací en Pamplona (Navarra) en 1973. Estudié Historia en la Universidad de Zaragoza completando mi formación en Coimbra, Oxford, Munich y Heidelberg, aquí como becario de la Fundación Humboldt. Desde 2022 soy Catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Navarra a la que me incorporé en 2014 tras ser Profesor Titular en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra coordino el Diploma en Arqueología y, entre 2018 y 2022 he sido Vicedecano de Estudiantes y de Investigación y Posgrado y, desde 2022 soy director del Departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía. Soy tutor de Historia en la UNED de Tudela y de Pamplona. Desde enero de 2024 soy presidente de la Sociedad de Estudios Históricos de Navarra. Trabajo sobre inscripciones latinas, etnias, elites y poblamiento romano. Actualmente soy Director Científico de un Plan de Investigación en la ciudad romana de Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza) y responsable de la coordinación, junto con el Ayuntamiento de Eslava, del proyecto de Santa Criz de Eslava (Navarra).
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