CASCANTVM (Cascante)









Situación: El municipio de Cascante, la antigua Cascantum romana, se encuentra situado en el Sur de Navarra, a apenas 10 kilómetros de Tudela, la capital de la Ribera de Navarra y a otros tantos de Tarazona, la capital de la comarca zaragozana del Somontano del Moncayo.
Acceso: Como se dirá más adelante, los restos arqueológicos conservados de la antigua ciudad romana de Cascante no son demasiados pero su emplazamiento, su Historia y algunas evidencias -cada vez más, por cierto- lo convierten en una visita obligada para los estudiosos del mundo antiguo. La localidad está muy bien comunicada a través de Tudela, de Logroño, incluso de Zaragoza, al pie de la vía que une Tudela y Tarazona (ver Mapa). Su excelente posición estratégica ya deriva de la Antigüedad, pues Cascantum se ubicaba sobre la uia que unía Caesaraugusta con Asturica Augusta (para el trazado de esa vía antigua a su paso por la zona puedes ver un sensacional trabajo de Isaac Moreno en su portal TRAIANVS).
Tipología: Cascantum -antes Kaiskata- fue una ciudad celtibérica y después romana que acuñó moneda en ambos periodos, con rótulo kaiskata, en el primer caso, y con leyenda Mun(icipium) Cascantum en el segundo, en series de época de Tiberio. En época celtibérica debió pertenecer a la tribu de los lusones, que controlaron los valles del Queiles y del Huecha y el área del Moncayo. Según Ptolomeo, en época romana formaba parte de las póleis de los Vascones (Ptol. 6, 67). Sobre el territorio de los lusones, puedes descargar desde aquí un muy conocido trabajo de F. Burillo al respecto y sobre los Vascones, se ofrece abundante información en la entrada referida a Andelo en este mismo blog.
Descripción: Aunque los Cascantinos tienen a bien presumir de la adquisición de su título de ciudad en época de Felipe IV, Cascante fue en época romana -según nos hace saber Plinio, al incluir la ciudad entre los oppida Latina del conuentus Caesaraugustanus (Plin. Nat. 3, 24) y según consta en las monedas romanas arriba aludidas- municipium Latinum. Y así consta todavía hoy en el escudo del municipio, que porta la leyenda Cascantum, municipium Romanorum. Seguramente, su título municipal debe ser de época de Augusto, de hacia el 15 ó 13 a. C., momento en que parece se viene fechando una intensa labor de reorganización administrativa y territorial llevada a cabo por Augusto en la Península Ibérica y de la que el conocido Edicto de El Bierzo (HEp7, 378) constituye un ejemplo extraordinario (en dicha época, por ejemplo, debió promocionar también Ercauica, por citar otra ciuitas recogida en este blog). Parte de dicha reorganización la constituyó la promoción a estatuto municipal de algunas comunidades de la Citerior. En época celtibérica, la ciudad -asolada por Sertorio en el 76 a. C. junto a las tierras de sus vecinos Bursaonenses y Graccurritani en el contexto de las guerras sertorianas- debió ocupar el mismo solar en que hoy se erige el impresionante conjunto arquitectónico y el muy agradable parque de Nuestra Señora del Romero. En la ladera de dicho promontorio, Mª Á. Mezquíriz excavó en los años setenta una vivienda con pavimento de opus signinum, junto a una conocida ánfora vinaria, prácticamente lo único que se conocía hasta hace poco del Cascante antiguo. Sin embargo, los trabajos de la arqueóloga Marta Gómara, respaldados por el Ayuntamiento de Cascante y la asociación Vicus han permitido confirmar lo que las fuentes epigráficas, hasta ahora, sólo nos permitían intuir. Por un lado, una inscripción procedente de Tarragona, pero ya perdida, documentaba a un individuo con origo Cascanto -es decir, natural de Cascante- disfrutando de libertos y con un gentilicio tal vez itálico, C. Graius Sabinus (RIT, 379); por otro, el más extraordinario hallazgo epigráfico hispano de los últimos años, el Bronce de Agón -con el texto de la ya famosa lex riui Hiberiensis ("ley del canal de riego del Ebro") (AE, 1993, 1043, con foto aquí)- permite suponer que el territorio de Cascantum llegaba, prácticamente, hasta el actual término municipal de Alagón, englobando en él el pagus Belsinonensis -tal vez la actual Mallén- y limitando con el igualmente vastísimo territorium de la colonia Caesaraugusta, la actual Zaragoza y, por último, una inscripción cristiana (HEp7, 468) menciona a un arc(h)edieconus Salonius, tal vez vinculado, por tanto, con la cercana diócesis de Tarazona. Se trataba pues, de una comunidad de cierta importancia: municipio latino, con magistrados propios, una elite enriquecida, y unas infraestructuras urbanas que, lamentablemente, no se nos han conservado pero que su estatuto municipal -seguro- debió merecer. Gracias a los aludidos trabajos de Marta Gómara, hoy conocemos una villa romana en Camponuevo, una estructura aneja a una segunda villa -en Piecordero- seguramente centro de producción de aceite en la Antigüedad, un más que probable dique romano en el área -hoy inundable- de La Estanca (foto superior de esta entrada), el posible trazado de la vía que desde Caesaraugusta se dirigía a Asturica Augusta atravesando Cascantum, tal vez el del acueducto y, por supuesto, un sinnúmero de yacimientos arqueológicos cuyos materiales se exponen anualmente en las Semanas Romanas organizadas en la localidad en el mes de Junio.
Bibliografía: Para los hallazgos antes aludidos, pueden verse los trabajos de MEZQUÍRIZ, Mª Á.: "Hallazgo de un ánfora vinaria en Cascante", Trabajos de Arqueología Navarra, 88-89, 1962, pp. 417-418 (después contextualizada en el interesante trabajo, de esta misma autora, "La producción de vino en época romana a través de los hallazgos en territorio navarro", Trabajos de Arqueología Navarra, 12, 1995-96, pp. 63-90, que puedes descargar desde aquí) y "Descubrimiento de pavimentos de opus signinum en Cascante", en Homenaje a D. José Esteban Uranga, Pamplona, 1971, pp. 277-307. Marta Gómara ha dado noticia de los hallazgos más recientes en GÓMARA, M.: "Sondeo estratigráfico en la villa romana de Camponuevo I (Cascante)", en Trabajos de Arqueología Navarra, 19, 2006, pp. 355-360 (que puedes descargar aquí) y, especialmente, por su interés, en "Una inscripción paleohispánica sobre cerámica imperial en Cascante (Navarra)", Palaeohispanica, 7, 2007, pp. 263-268. Como panorámica general y con todas las fuentes, pueden verse los trabajos de ANDREU, J.: "Aspectos del poblamiento en la comarca de Tudela de Navarra en época romana", Cuadernos del Marqués de San Adrián, 4, 2006, 59-138, de SAYAS, J. J.: "La Comarca de Tudela: esquema de comprensión de un desarrollo regional en la época prerromana y romana", Espacio, Tiempo y Forma. 2. Historia Antigua, 15, 2004, pp. 139-166 (que puedes descargar desde aquí) y de FERNÁNDEZ MARCO, J. I.: Cascante, ciudad de la Ribera. I, Pamplona, 1978.
Recursos en internet: Ciertamente, y al margen de la atención que a la Historia Antigua de Cascante dedican la página oficial del Ayuntamiento de la localidad y la popular wikipedia, no es mucha la información que sobre Cascantum se puede rastrear en la web. Sin embargo, el verdadero referente ha de ser siempre la Sección de Arqueología de la asociación Vicus. En ella se puede obtener información de las campañas de excavación y cursos de arqueología que promueven anualmente así como de la ya popular Semana Romana que últimamente -y siempre a mediados de Junio- viene celebrando Vicus de la mano del Ayuntamiento, la Fundación Fuentes Dutor y la UNED de Tudela y que se ha convertido ya en una cita de referencia para expertos y aficionados. También es posible hacer una visita virtual a algunos de los materiales arqueológicos exhumados en las excavaciones en Piecordero (en 2009 versará sobre "La buena vida en Roma", conoce el programa desde aquí).
Recomendaciones: Como lo fue en la Antigüedad, Cascante es tierra de buen aceite y de mejor vino. Es por ello, inexcusable, acudir a la Bodega Cooperativa Nuestra Señora del Romero y también a la Casa del Aceite. En ambos lugares se puede adquirir vino -muy recomendable la serie Señor de Cascante- y aceite a buen precio y aptos ambos para los paladares más sofisticados. En dirección a Tarazona, el amante del vino debe detenerse en Monteagudo (en la Bodega Nuestra Señora del Camino) y probar el vino Prestigio de Pedro de Ivar... El nuevo Centro Termolúdico de Cascante (ludorum thermarumque spatium Cascantum, reza su logo) ofrece al viajero la oportunidad de tomar unos baños casi a la manera romana. Para comer en Cascante -y también para pernoctar- El Lechugero y el Mesón Ibarra se han convertido en una auténtica referencia. No muy lejos, en Ablitas, y con un nombre también muy sugerente para los amantes del mundo clásico, se encuentra el Pago de Cirsus, también otro lugar excelente para el esparcimiento y el relax. Al estar en la Ribera de Navarra, no hay que dejar la ocasión de conocer la afamada verdura de la huerta navarra. El Restaurante Pichorradicas, en Tudela, es, a nuestro juicio, el mejor lugar para aproximarse a ella: ir... es volver.

ANDELO (Mendigorría)




















[Complejo hidráulico e inscripción de Andelo]




Situación: El yacimiento de Andelo se sitúa en Mendigorría, pequeño pueblo de la Navarra Media Occidental, a apenas 30 kilómetros de Pamplona y muy cerca de otros centros de referencia del turismo navarro como Puente la Reina, Eunate, Olite o Artajona (ver Mapa de acceso desde Pamplona). El propio yacimiento se cuenta entre los más visitados de la Comunidad Foral y constituye un extraordinario ejemplo del esfuerzo que el Gobierno de Navarra está haciendo por poner en valor espacios arqueológicos como éste, o el también vecino de la villa romana de Arellano.
Acceso: Aunque el yacimiento está perfectamente indicado -tanto si se accede desde Larraga como si se llega a él desde Pamplona atravesando Mendigorría- se llega cruzando el río Arga por un antiguo puente que desemboca en un camino que, a la izquierda, conduce en primer término a las ruinas de la ciudad romana y, si se continúa a la derecha, tras una pequeña subida, a los del monumental embalse y, más allá (también señalizado), a los de la presa que servía a dicho embalse.
Tipología: Ciudad romana perteneciente al territorio que las fuentes antiguas atribuyen a los Vascones (una divulgativa pero válida publicación sobre éstos puede descargarse, gracias al Gobierno de Navarra, a través de la red). Ofrece una excelente aproximación a tres elementos clave en la vida urbana romana: el abastecimiento de agua, la vida municipal y el mundo funerario.
Descripción: Andelo -mejor que Andelos- aparece citada por Plinio en su descripción de las comunidades del conuentus Caesaraugustanus (Plin. Nat. 3, 24). En dicho pasaje los Andelonenses aparecen como populi stipendiarii, es decir, sometidos al pago de un tributo a Roma tras la conquista. Después, son citados por Ptolomeo (Ptol. 6, 67), entre los Vascones, un pueblo que, contra lo que su nombre pudiera sugerir, ocupó el área central de Navarra -especialmente la Navarra Media Oriental- y parte de la actual provincia de Zaragoza, hasta el Gállego y diferente, por tanto, de los Caristios, Várdulos o Autrigones que -de raigambre céltica- ocuparían la actual Comunidad Autónoma Vasca. Pese a ese estatuto inicial de comunidad estipendiaria -por otra parte el más frecuente en el ordenamiento jurídico romano- está confirmado que alcanzaría el rango municipal tal como constata una inscripción de bronce con alusión a los aediles -una de las magistraturas supremas de los municipios romanos, responsable de cuestiones de abastecimiento urbano, la denominada cura urbis- Sempronius Carus y Lucretius Martialis (AE, 1989, 456). Esa misma inscripción -de la que se conserva una copia en el Museo ubicado a la entrada del yacimiento mientras el original se custodia en el Museo de Navarra, en Pamplona- documenta la existencia de un templo de Apolo -en el que la placa estaría fijada- todavía no constatado arqueológicamente. No se trata de la única inscripción interesante del conjunto. También en el Museo de Navarra se exhibe un mosaico en opus signinum, de datación republicana, con un interesante texto en lengua ibérica, en su día estudiado por Mª Ángeles Mezquíriz (puedes descargar desde aquí dicho estudio) y que vuelve a documentar cómo desde época temprana, la ciudad romana -que se asentó sobre un poblado anterior de la Edad del Hierro- fue punto de cruce cultural entre celtíberos, vascones y romanos. Junto a ambas inscripciones merecen ser destacadas las dos que se conservan empotradas en la Ermita de Nuestra Señora de Andión -ya fuera del área acotada del yacimiento arqueológico- y que permiten constatar a los Aemilii como otra de las familias importantes de la comunidad pues es probable que dichos textos (CIL, II, 2966 y CIL, II, 2967) formaran parte de su monumento funerario. Las inscripciones pueden verse en la pared de la cabecera de la Ermita. La mayor de ellas -de la que se reproduce una foto en esta entrada de nuestro blog- documenta cómo un ciudadano de onomástica netamente romana, L. Aemilius Seranus, dedica el homenaje a su madre (mater, en dativo), Calpurnia Urchatetellis, de clara onomástica vascónica. Dicho cruce cultural se percibe también en la epigrafía religiosa que ha arrojado el yacimiento. Así, está atestiguada la divinidad local vascónica Larrahe (AE, 1989, 457) pero, como vimos, también la latina de Apolo. Al margen de estas cuestiones epigráficas -que, en definitiva, nos informan sobre los pobladores del enclave- las excavaciones arqueológicas han permitido constatar un extraordinario desarollo del yacimiento entre finales del siglo I y finales del siglo II d. C., seguramente, además, en relación con la explotación y el forjado del hierro. A partir de ese momento -en el que se construye el extraordinario complejo hidráulico, con capacidad para 20.000 metros cúbicos de agua- la ciudad debió entrar en cierto declive pasando el protagonismo a las numerosas uillae rústicas que debieron poblar su territorium uno de cuyos mejores ejemplos es la ya citada villa romana de Arellano. En el Museo del yacimiento se ofrece al visitante un detallado folleto con las plantas de las viviendas -algunas con termas propias- y con la restitución del complejo hidráulico que, en teoría (aunque el asunto es cada vez más discutido) iba a desembocar a un notable castellum aquae -visible a la entrada del yacimiento si no se trata mejor de un templo- que distribuía el agua para las diversas necesidades cívicas.
Bibliografía: Yacimiento de referencia en la arqueología navarra, su bibliografía es muy abundante. En cualquier caso, como síntesis son muy recomendables los trabajos de MEZQUÍRIZ, Mª A.: "Claves del urbanismo en el territorio de Navarra", Complutum, 6, 1996, pp. 441-449 (para los aspectos urbanísticos, después recogido en Trabajos de Arqueología Navarra, 17, 2004, pp. 193-200, descargable desde aquí) "La ciudad romana de Andelos: secuencia estratigráfica y evolución cronológica", Príncipe de Viana, 7, 1987, pp. 517-53o (que puedes descargar a través de este enlace), y "De hidráulica romana: el abastecimiento de agua a la ciudad romana de Andelos", Trabajos de Arqueología Navarra, 7, 1998, pp. 237-266 (que puedes descargar desde aquí). Su autora es, de hecho, la auténtica responsable de la puesta en valor del enclave. Existe una muy buena síntesis científica de la evolución histórica de Andelo en VELAZA, J.: "La evolución de la ciudad romana de Andelo a la luz de los testimonios epigráficos", en Los orígenes de la ciudad en el Noroeste Hispánico, Lugo, 1998, pp. 623-642. Todas las fuentes sobre el yacimiento y algunas hipótesis sobre su importancia y la de su territorio pueden verse en PERÉX, Mª J.: Los Vascones (el poblamiento en época romana), Pamplona, 1986, pp. 81-85 y ANDREU, J.: "Ciudad y territorio en el solar de los Vascones en época romana", en ANDREU, J. (ed.): Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización, Pamplona, 2006, pp. 181-183.
Recursos en internet: Por su carácter didáctico, Andelo es un yacimiento bien presente en la red. Se recomiendan la página de recursos que a él le dedica el Gobierno de Navarra, la guía que ofrece el Ayuntamiento de Mendigorría, e incluso dos anónimos vídeos en Youtube (Andelos: ciudad romana I y Andelos ciudad romana II) que permiten, a quien lo desee, un paseo particular por la parte urbana del yacimiento.
Recomendaciones: Son tantos los atractivos turísticos, gastronómicos y, en definitiva, culturales, de la Navarra Media que la visita a Andelo puede ser una excelente excusa para conocer toda la Comarca. En la ejemplar red de infraestructuras hoteleras y -de modo especial- de turismo rural, que ofrece Navarra nos permitimos recomendar tres opciones excelentes: el Parador de Turismo de Olite -antiguo Palacio de Carlos III el Noble de Navarra-, el Hotel El Peregrino, en Puente La Reina, o la Casa Rural El Diezmo, en pleno cerco de Artajona donde Anacrís y su gente han sabido poner en valor un antiguo edificio medieval que se antoja ideal para convertirlo en centro de operaciones por la zona. En términos gastronómicos, y aunque la variedad de la cocina navarra -y también de la que ofrece la zona- excede con creces lo que puede recomendarse en estas líneas, sugerimos Casa Perico, en Larraga, donde puede degustarse -a nuestro juicio- una de las más jugosas chistorras de Navarra. La visita al poblado protohistórico de Las Eretas, en Berbinzana, se antoja también un buen complemento a la de Andelo. Una vez al año -en Junio, y ya con siete ediciones- los Festivales Romanos de Mendigorría devuelven la vida al yacimiento adelonense.

LABITOLOSA (La Puebla de Castro)

[Detalle de las termas romanas de Labitolosa]
[Pincha aquí para ver más imágenes]
Situación: La ciudad romana de Labitolosa se encuentra en el cerro El Calvario de La Puebla de Castro, un recoleto municipio de la prepirenaica comarca de Ribagorza, en Huesca. Se accede a él comodamente desde Barbastro o desde Graus aunque existe una alternativa de acceso -con impresionantes vistas sobre el Pirineo y atravesando Bolturina y Ubiergo- desde el conocido Santuario de Torreciudad, sobre el espectacular Embalse de El Grado, que bien vale una visita.
Acceso: Aunque el acceso puede variar según se llegue a La Puebla de Castro desde Graus, Barbastro o Torreciudad, el cerro El Calvario está ubicado antes de entrar a La Puebla tomando un camino a la izquierda de la carretera que, tras descender en acusada pendiente, va a dar a las ruinas del edificio interpretado como curia. Si se desciende algo más, se accede a las impresionantes termas, perfectamente cubiertas en un ejemplo de puesta en valor del patrimonio arqueológico.
Tipología: Labitolosa -si no debemos decir Labitulosa a juzgar por la mención al municipium Labitulosanum de uno de los epígrafes en ella recuperados (AE, 1995, 892)- es una ciudad romana que se desarrolló extraordinariamente a partir de las medidas municipalizadoras adoptadas por los emperadores Flavios. Se trata, pues, de un presunto municipio flavio de extraordinario desarrollo entre el último cuarto del siglo I d. C. y finales del II d. C. Su repertorio epigráfico se cuenta entre los más singulares del corpus epigráfico hispano. Es, sin duda, uno de los yacimientos peninsulares más internacionales y habitualmente invocado como ejemplo de la implicación de las elites hispano-romanas en la monumentalización de sus propias ciudades.
Descripción: El municipium de Labitolosa es, tal vez, el mejor ejemplo hispano de la importancia que la documentación epigráfica y la arqueológica tienen en nuestro conocimiento de la vida urbana hispanorromana. Labitolosa no es mencionada en los listados de la Naturalis Historia de Plinio cuando enumera las comunidades del conuentus Caesaraugustanus, al que esta comunidad pertenecería (Plin. Nat. 3, 3, 24). Por tanto, en época de Augusto -a la que pertenecen las fuentes plinianas- no pasaría, seguramente, de ser una pequeña comunidad sin importancia. Tampoco la refiere Ptolomeo en el siglo II d. C. aunque en ese momento ya había alcanzado una condición municipal que debe suponerse resultado de la extensión del derecho Latino por los flavios (puedes descargar un trabajo sobre el tema aquí). Las primeras noticias sobre ella se deben a una inscripción -algún tiempo conservada en el románico Monasterio de Siresa, y hoy perdida (CIL, II, 5837)- que refería a los ciues Labitolosali et incolae, es decir, a los "ciudadanos y vecinos de Labitolosa" que fue pieza clave en la localización de su solar, gracias a los trabajos de un equipo hispano-francés de las Universidades de Zaragoza y Bordeaux. En este sentido, sigue resultando una incógnita que su más ilustre ciudadano, M. Clodius Flaccus, del que se conservan hasta tres inscripciones (dos honoríficas, una por decreto de los decuriones, el órgano de representación y gestión cívica de cualquier comunidad municipal -AE, 1995, 890- y otra por disposición testamentaria de una tal Cornelia Neilla -AE, 1995, 891- y que evidencian su notable carrera política en el ordo equester en época de Adriano; y una tercera inscripción -AE, 1995, 892- que puede documentar la construcción del templo al Genius municipii por su propia iniciativa) esté adscrito a la Galeria tribus (propia de los municipios augústeos) y no a la Quirina como correspondería a un municipio flavio. En cualquier caso, la convivencia de ambas tribus en las comunidades promocionadas por los Flavios está bien atestiguada en Hispania. El visitante del yacimiento puede hoy contemplar la supuesta curia -es decir, el lugar de reunión del Senado local, en el que estuvieron colocadas las inscripciones honoríficas al citado Marco Clodio Flacco (las conservadas hoy en el yacimiento son copias, los originales están en el Museo de Huesca), el gran benefactor del municipio, aunque no han faltado propuestas que lo hayan interpretado como un templo al Genio municipal- y las monumentales termas. Éstas permiten una excelente aproximación, gracias a su estado de conservación, a los sistemas de calentamiento y circulación del aire caliente en los edificios de este tipo. Una restitución en 3D de dicho singular edificio -fruto de una colaboración entre el Grupo URBS, de la Universidad de Zaragoza, y el Centro Politécnico Superior de dicha Universidad- puedes verla aquí.
Bibliografía: Para el conocimiento de la vida histórica de Labitolosa, es inexcusable recurrir a los trabajos del competente equipo de arqueólogos y epigrafistas que han trabajado en ella, así, se recomiendan: NAVARRO, M., SILLIÈRES, P., y MAGALLÓN, Mª. Á.: "El municipium Labitulosanum y sus notables: novedades arqueologicas y epigraficas", Archivo Español de Arqueología, 68, 171/172, 1995, pp. 107-130 y LABARTHE, J.-M., et alii: "Las termas de la ciudad hispano-romana de Labitolosa: avance a su estudio", en FERNÁNDEZ OCHOA, C., y GARCÍA ENTERO, V. (eds.): Termas Romanas en el Occidente del Imperio, Gijón, 2000, pp. 193-198. También la editorial PRAMES cuenta con una extraordinaria guía actualizada del conjunto y, como todas sus publicaciones, muy accesible: MAGALLÓN, M. A., SILLÈRES, P., y ASENSIO, J. A.: La ciudad romana de Labitolosa, Zaragoza, 2004. Sobre el propio enclave y las otras comunidades romanas de la zona -de las que se puede abstraer una buena panorámica visitando el Museo de Huesca- puede consultarse NAVARRO, M., y MAGALLÓN, Mª Á.: "Las ciudades del Prepirineo occidental y central en época alto-imperial: sus habitantes y su status", en GONZÁLEZ, J. (ed.): Ciudades Privilegiadas en el Occidente Romano, Sevilla, 1999, pp. 61-86. Para una visión discordante respecto de la utilidad de la supuesta curia, puede verse el muy reciente trabajo de JORDÁN, Á. A.: "Curia ordinis. Uso epigráfico de un edificio singular", Espacio, Tiempo y Forma. 2. Historia Antigua, 17-18, 2004-2005, pp. 361-374 (que puedes descargar desde aquí). Una buena síntesis de la vida municipal labitolosana en época romana -con el aval de estar escrita por M. Navarro y M. Á. Magallón, del equipo de arqueólogos que estudia el yacimiento- puede descargarse aquí.
Recursos en internet: Labitolosa es uno de los yacimientos mejor tratados por la red. Además de la "página oficial" del yacimiento -gestionada por el Grupo de Investigación URBS de la Universidad de Zaragoza- se recomienda la consulta de la sección que dedica al yacimiento la web del Ayuntamiento de La Puebla de Castro, en la que se pueden descargar planos y fotografías complementarias excelentes.
Recomendaciones: La situación del yacimiento lo convierte en punto de partida para numerosas rutas por la Comarca de la Ribagorza. Además del Santuario de Torreciudad, ya antes aludido, no queda lejos Aínsa, ya en el Sobrarbe, donde el Restaurante Bodega del Sobrarbe cumple -en un ambiente medieval bien cuidado- con los paladares más exigentes. Tampoco está demasiado lejos el Parque Cultural del Río Vero, visita obligada para los amantes de la naturaleza y del arte rupestre. Lógicamente, esta zona aragonesa es zona de buenos vinos, de la denominación de origen Somontano. Algunas de sus bodegas son visitables.

TUMBA DE "LOS ATILIOS" (Sádaba)









[Hornacinas e inscripciones del monumento de Los Atilios]

Situación: El sensacional monumento funerario de los Atilios se conserva a las afueras de la localidad cincovillesa de Sádaba, una de las más monumentales de las Cinco Villas de Aragón sobre cuya situación se puede obtener más información en la entrada sobre Los Bañales de Uncastillo de este mismo blog. En la localidad se le conoce como el "Altar de los Moros" prueba del hábito del imaginario popular hispano de atribuir a la época "de los moros" cualquier resto antiguo, incluso, como en el caso, romano.
Acceso: Perfectamente indicado, a la izquierda de la carretera que une Sádaba con Uncastillo apenas a 2 kilómetros de Sádaba. Tomado el desvío se ha de continuar unos 200 metros por un amplio camino de grava -perfectamente transitable en coche- que, tras salvar una acequia, emprende una pendiente que, precisamente, corta la terraza geológica sobre la que se ubica el monumento, debidamente vallado y tal vez necesitado de una cartela explicativa para profanos. Para los amantes de la naturaleza, siguiendo dicho camino se llega -apenas en 500 metros- al Embalse de Valdelafuén desde el que, además, se obtiene una excelente panorámica del cerro de Puy Almanar, con evidencias de poblamiento protohistórico.
Tipología: La pared que hoy se conserva no es sino una de las cuatro que debieron constituir el monumento funerario (en su día cerrado -la tumba, panteón o mausoleo: un auténtico acotado funerario-) de la familia Atilia ubicado en la uilla o finca residencial y agrícola con que la misma contaría a la salida de la ciudad de Los Bañales y, seguramente, al pie de la vía romana que, desde Segia (presumiblemente la actual Ejea) y tras pasar por Los Bañales se dirigía hacia Pompelo (Pamplona), no en vano en la zona han sido recuperados diversos miliarios a modo de mojones kilométricos (
AE, 1966, 219 o AE, 1976, 338), que se conservan en viviendas particulares de Sádaba y que estarían al servicio de dicha vía. El monumento estaría, pues, vinculado al territorium de Los Bañales y, en concreto, a sus monumentos funerarios, práctica la de ubicar éstos en los accesos a las ciudades por otra parte habitual en el mundo romano. Sobre ellos puedes obtener información y bibliografía en el capítulo correspondiente del Área de Epigrafía Latina de Liceus E-Excellence.
Descripción: Aunque durante algún tiempo se pensó en una cronología del siglo III d. C. para el conjunto, hoy parece asumido que se trata de un monumento de época flavia, con paralelos en la decoración vegetal empleada con la que exhiben materiales arqueológicos recuperados en Sofuentes, en otro Mausoleo de otro miembro de la familia Atilia hoy reutilizado en el torreón medieval de la localidad, y también en la vecina zona navarra de Eslava. La adscripción a la Quirina tribus de los dos varones en él sepultados remite a los efectos que la extensión del ius Latii por Vespasiano tuvo en la zona promocionando a municipio flavio el vecino enclave de Los Bañales pues fue ése el distrito en que fueron censados los ciudadanos generados al abrigo de dicha disposición. La familia Atilia, por tanto, habría sido de las primeras en recibir la ciudadanía romana a partir del desempeño de alguna magistratura en la localidad siendo el único testimonio de que disponemos hasta la fecha sobre la élite política de la zona cincovillesa. En las fotografías superiores puedes ver en detalle los textos de las inscripciones (CIL, II, 2973). En la hornacina de la izquierda (la del centro en las imágenes) se lee la dedicatoria -por tanto en dativo- a C(aius) Atilius L(ucii) f(ilius) Quirina (tribu) Genialis, "abuelo" (auus) de Atilia Festa, en la del centro (la inferior en las imágenes) la erigida en honor de L. Atilius C(aii) f(ilius) Quirina Festus, "padre excelente" (pater optimus) de Atilia Festa, y en la de la derecha (la superior en las imágenes: nótense en ellas las hederae u "hojas de yedra" que sirven de signos de interpunción en el texto) la dedicatoria que "a sí mismo y en vida" (et sibi se uiua) se hizo la propia Atilia L(ucii) f(ilia) Festa, la promotora del conjunto. A partir de las tres puede percibirse con claridad todo el proceso de transmisión de los nombres romanos, los denominados tria nomina: el gentilicio o nomen (Atilius) se transfiere de padres a hijos sean éstos o no varones, el praenomen o nombre personal (Caius y Lucius) que sólo portan los varones, es variable -aunque usualmente se repiten en una misma familia, así L. Atilius, hijo de C. Atilius, lleva el mismo praenomen que tuvo su abuelo, aludido en la filiación del segundo: C. Atilius L. f.- como lo es también el cognomen: Genialis, Festus o Festa a modo de segundo elemento individualizador de la onomástica latina.
Bibliografía: Al margen de los estudios que se citan en relación a Los Bañales de Uncastillo en este mismo blog sigue siendo una referencia -con las oportunas matizaciones cronológicas que aquí se han hecho- los trabajos de GARCÍA Y BELLIDO, A.: "La villa y el Mausoleo romano de Sádaba", Archivo Español de Arqueología, 35-36, 1962-63, pp. 166-170 y de MENÉNDEZ PIDAL, R.: "El Mausoleo de los Atilios", Archivo Español de Arqueología, 43, 1970, pp. 89-112, los dos, Antonio García y Bellido y Ramón Menéndez Pidal insignes historiadores. Muy didáctico resulta el tratamiento que hace del monumento -con síntesis de las aportaciones de estos dos trabajos- LOSTAL, J.: Arqueología del Aragón Romano, Zaragoza, 1982, pp. 68-71 y la inserción del mismo en el contexto de la arquitectura funeraria de las elites hispanas abordada por CANCELA, Mª L.: "Los monumentos funerarios de las elites locales hispanas", en NAVARRO, M., y DEMOUGIN, S. (eds.): Élites Hispaniques, Burdeos, 2001, pp. 105-120.
Recursos en internet: Nuevamente, remitimos al tratamiento dado al conjunto por Roberto Lérida. El Ayuntamiento de la villa de Sádaba ofrece también una válida -aunque mejorable- guía sobre el conjunto. Existe un activísimo foro de discusión sobre los
monumentos de las Cinco Villas en internet en el que se pueden encontrar datos sobre otros yacimientos arqueológicos de la zona.
Recomendaciones: No sólo visitar el castillo -construido por Sancho El Fuerte de Navarra no en vano fue ésta tierra de frontera entre los reinos de Navarra y Aragón- y el casco histórico medievales de Sádaba sino, si es posible, tomar un pincho de tortilla, o un simple cortado en el popular bar El Gallo -en la confluencia de las carreteras que acceden a Sádaba desde Navarra o desde Zaragoza- o, para paladares más exigentes, en la afamadísima Hospedería de Sádaba (tal vez con precios algo abusivos, al menos en fin de semana) o -apenas a 15 kilómetros de Sádaba en dirección a Ejea de los Caballeros- en el restaurante del complejo recreativo El Bolaso (las recreaciones con foie son sencillamente excelentes...). En cualquier caso, seguramente donde mejor se come en la zona es en el Restaurante Laura, en la antigua estación de autobuses de Sádaba. Manuel, quien lo regenta, es un auténtico maestro de la cocina casera y económica: visita también obligada. Y, aunque casi resulte una recomendación más arqueológica que gastronómica, para comprender el mundo funerario romano en la zona, resulta grato visitar los imponentes restos de un mausoleo romano en forma de altar excavados en Farasdués, no lejos de Ejea de los Caballeros. Para llegar a él se ha de tomar en la carretera de acceso al pueblo la vía que discurre paralela al Canal de Bardenas girando en la primera pista a la izquierda. Al llegar a unos chopos, se deja el coche y se continúa, a la derecha, atravesando un campo de maíz. Tras cruzar dos pequeñas conducciones de agua, se encuentra, imponente, el Mausoleo (ver foto aquí). Y, seguro, que en la Taberna El Sauco, en Farasdués, Indra y Enrico os podrán atender con un menú del día ideal para reponer fuerzas. Todo un descubrimiento.

LOS BAÑALES (Uncastillo)


[El complejo de Los Bañales desde el cerro del Huso y La Rueca]
[Pincha aquí para ver más imágenes]

Situación: Ubicado en el centro de la comarca natural de las Cinco Villas de Aragón, a apenas 100 kilómetros de Zaragoza y en el término municipal de Uncastillo, aunque más accesible desde Layana, pueblo al que se llega por la carretera que comunica Sádaba con Uncastillo (A-1202), a tan sólo 5 kilómetros de la primera (ver Mapa).
Acceso: En Layana, atravesar el pueblo y al final girar hacia la derecha, continuando por la pista asfaltada hasta el yacimiento. Existe otra alternativa de acceso -para viajeros en bicicleta o para caminantes- que puede discurrir por la que debió ser la vía Caesaraugusta-Pompelo, a cuyos pies se ubicaba la ciudad. A ésta se accede a partir de un merendero ubicado a comienzos de la pista antes indicada, a la derecha de ésta. La pista termina en una amplia llanura que, una vez atravesada, nos permite llegar al área monumental atravesando la supuesta necrópolis y bordeando el cerro de El Pueyo en su cara Oeste.
Tipología: Los Bañales parece corresponder a una antigua ciudad, muy probablemente la Tarraca citada por los itinerarios antiguos (Rav. Cosm. 4, 43) y atribuida a los antiguos Vascones por Ptolomeo (Ptol. 6, 67). De ser así, también podría corresponder a la ciuitas de los foederati Tarracenses citados por Plinio (Plin. Nat. 3, 24), por tanto, una comunidad que, en fecha tal vez temprana -seguramente a mediados del II a. C.- habría suscrito un pacto con Roma manteniendo intacta su autonomía y organización política pero apoyando a Roma tal vez con el aporte de forraje para el ejército, de tropas, etcétera... Con la municipalización flavia debió convertirse en un próspero municipio flavio con varias familias controlando las magistraturas locales, en especial la familia Atilia, cuyo Mausoleo puede visitarse como complemento a la visita al yacimiento. Objeto actualmente el yacimiento de un Plan de Investigación liderado por la Fundación Uncastillo y sufragado por el Gobierno de Aragón, es deseable que el impulso de dicha iniciativa complete la información de que actualmente disponemos sobre el enclave (un avance de los objetivos de este plan puedes obtenerlo a través de un programa informativo de la programación de la UNED en RNE -pincha aquí- y a través de una noticia de Heraldo de Aragón donde el que aquí suscribe apareció como arqueólogo cuando, en realidad, es, sencillamente, historiador de la Antigüedad).
Descripción: Los Bañales es un yacimiento desigual. Por un lado, quien lo visita obtiene la evidente sensación del potencial que ofrece pero, por otro, también de lo que, precisamente por ello, se podría llevar a cabo en él. Al margen de algunas catas recientes en la zona de las termas, en realidad, todo lo excavado fue objeto de atención sólo a mediados de los años cuarenta -bajo la tutela de José Galiay- y a mediados de los años setenta -por el ya tristemente fallecido Antonio Beltrán-. Entre ambas campañas se exhumó el poblado de El Pueyo -el cerro a cuyos pies se levanta el complejo monumental del yacimiento, con ocupación presumiblemente indígena y con seguridad medieval-, una zona monumental indeterminada -pero seguramente de carácter público, tal vez un templo- en la falda Norte de dicho promontorio, las impresionantes termas y un área de viviendas porticadas cuyas dos columnas toscanas se han convertido -junto a los pilares del acueducto- en el verdadero icono del yacimiento. En las termas resulta interesante observar no sólo el ordenamiento de las estancias en torno al apodyterium ("vestuario") sino también en torno al praefurnium, "el horno" desde el cual partirían -y pueden aun verse las huellas de sus apliques en las paredes- una serie de tubuli protegidos por tegulae mammatae para la distribución del aire caliente por las estancias que lo precisaran. Seguramente, al pie de las mismas, y hacia la amplia llanura triguera ubicada en su cara Oeste, el conjunto termal continuaría con una monumental palestra para ejercicios deportivos. Más allá de la ermita -que ha reutilizado materiales e inscripciones romanas (ERZ, 54, con alusión a una tal Plotia A[---])- puede contemplarse el acueducto. Al margen de sus monumentales pilares, siguiendo siempre el descenso de nivel, pueden apreciarse tramos del specus o "canal de conducción" excavados en la roca en los cerros aledaños si bien sigue sin localizarse la conducción que, seguramente, ha dado nombre al cerro de Puy Foradado, que, seguramente, alude a una horadación -tal vez en su ladera Oeste- para el paso de un canal de agua. Algo más hacia el Norte, ya en el Monte de Biota, cerca de la partida de Cubalmena, el visitante puede observar los imponentes restos de una presa romana hoy convertida en linde de fincas y, a buen seguro, relacionada con la gestión del agua para la ciuitas que ocupó el solar de Los Bañales y, por tanto, también con el acueducto. Casi tan interesante como el conjunto arqueológico es el lote epigráfico que ha proporcionado el enclave. Parte del mismo se conserva en el Museo de Zaragoza (AE, 1977, 482) pero in situ pueden contemplarse, además de la inscripción de Plotia ya aludida y ubicada en la cara Sur de la Ermita de Nuestra Señora de los Bañales, junto a uno de los contrafuertes, una espectacular cupa funeraria de arenisca (CIL, II, 6338a) que debió formar parte de la supuesta necrópolis del enclave, ubicada en un pequeño promontorio al pie de la ladera Oeste del cerro de El Pueyo.
Bibliografía: La mejor -y hasta ahora única- monografía sobre el yacimiento -de naturaleza divulgativa pero con gran rigor científico- es, sin duda la de ORTIZ, Mª E., y PAZ, J.: Guía de los Bañales, Atilios, Sinagoga, Zaragoza, 2005, de la editorial PRAMES, que tanto esfuerzo está haciendo por divulgar nuestro patrimonio arqueológico. El artículo científico más completo hasta la fecha es el de ANDREU, J., y JORDÁN, Á. A.: "Epigrafía, ordenación del territorio y poblamiento en territorio de Vascones: Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza)", en Espacio, Tiempo y Forma. 1, 16-17, 2003-2004, pp. 419-461 (disponible aquí). que recoge, además, toda la bibliografía precedente.
Recursos en internet: Se recomienda la visita de las páginas dedicadas a este yacimiento por Roberto Lérida (sencillamente excelente) y por el autor de este blog y Pilar Rivero en la revista digital Clío (con todas las fuentes y la bibliografía, sin actualizar). También sobre el proceso de monumentalización de la ciudad pueden consultarse algunas reflexiones en ANDREU, J.: "Algunas consideraciones sobre las ciudades romanas del territorio vascón y su proceso de monumentalización", Espacio, Tiempo y Forma. 2, 17-18, 2004-2005, pp. 251-299 (descargable desde aquí). Y para despertar la curiosidad del viajero (pues en absoluto, pese a su rigor, puede sustituir a la visita al yacimiento), circula en YouTube un vídeo rescatado del programa "Aragón en Abierto", de Aragón Televisión, que repasa los principales restos de la antigua ciuitas de la mano de uno de sus mejores conocedores, el guarda de monumentos de Uncastillo, y arqueólogo, Miguel Ángel Zapater. A él se deben las páginas (pp. 55-70) dedicadas a Los Bañales en el fascículo 25 de la Colección Territorio promovida por el Departamento de Presidencia del Gobierno de Aragón (ASÍN, N. (coord.): Comarca de las Cinco Villas, Zaragoza, 2007) y que puedes descargar desde aquí.
Recomendaciones: Si buscas alojamiento en la zona, resulta especialmente económico y grato el Albergue Juvenil de Uncastillo. Para más exigentes -y, desde luego, no defrauda-, Miguel os atenderá estupendamente en La Posada La Pastora, en el corazón de Uncastillo o, para grupos, en sus -sencillamente excelentes- Apartamentos Uncastillo. En cualquier caso, la activísima Fundación Uncastillo ofrece un amplio elenco de opciones en este sentido en su página web. Si estás buscando visitas para grupos escolares, seguramente podrán asesorarte en Proyectarte.

AVETE VOS VIATORES, ET BENE VALETE!

[Miliario anepígrafo de Andelo, en Mendigorría, Navarra]

Algunas inscripciones latinas -especialmente funerarias (CIL, II, 5304; CIL, XIII, 3983 o CIL, III, 12478)- interpelaban a los caminantes con la expresión "te saludo caminante" o, conforme a la que da título a esta entrada: "disfrutad, caminantes, que todo os vaya bien". Comienzo con esta entrada la andadura de Oppida Imperii Romani, y lo hago con una serie de recomendaciones sobre la filosofía del blog y sobre la información que en él podrás encontrar.

Este es un blog para amantes de la Historia y, en especial de la Historia Antigua y de la Arqueología. Claro que en él también caben viajeros aficionados o turistas inquietos. Pero sobran, desde luego, expoliadores y "buscadores de tesoros". Por eso, si entras en esta página buscando lugares en los que hacer funcionar tu detector de metales u organizar excavaciones clandestinas, sólo recordarte que cualquier bien del subsuelo es propiedad estatal y que la Ley del Patrimonio Histórico Español castiga severamente cualquier tipo de acción ilícita contra el patrimonio. Si eres, en cambio, un aficionado a la Antigüedad, un estudiante de Historia o un simple turista seguro que encontrarás aquí la información que buscas.

En cada entrada -además de imágenes de cada yacimiento- encontrarás indicaciones sobre sus accesos, sobre la naturaleza del yacimiento (tipología y cronología), sobre la historia de las investigaciones llevadas a cabo en él y sobre los restos que pueden visitarse. Si procede, además, se aportará bibliografía específica para profundizar en cada enclave y hasta recomendaciones gastronómicas, de alojamiento, etcétera...

Por terminar con el lenguaje de las inscripciones, sólo me queda desearte un feliz viaje al modo romano: uale uiator tunc leges et repausas! "hasta luego caminante, ahora que me lees y descansas" (AE, 1903, 250) tema éste, por cierto, sobre el que es muy recomendable el blog Roma Antiga, en portugués.