No cabe duda que en esta primavera -y en realidad desde, prácticamente, el comienzo del año- el mundo académico se ha visto sacudido por la irrupción de una herramienta derivada de la inteligencia artificial que ha dado en llamarse Chat GPT y que, a estas alturas, es sobradamente conocida por la opinión pública y por los colegas que se dedican, como quien escribe este blog, a la docencia universitaria. Demonizada por unos, ensalzada por otros, es evidente que esta herramienta ofrece, cuando menos, dos oportunidades, una para que repensemos nuestra docencia y, sobre todo, el modo cómo hacemos trabajar a nuestros estudiantes -para que, si es preciso, empleen la herramienta y saquen partido de ella sabiendo que, seguramente, marcará el futuro, también, de la docencia y aun de la investigación- y otra, también, para que comprobemos qué tipo de información circula por internet sobre cualquier tema concreto pues, como es sabido, el Chat GPT procesa las coincidencias sobre una cuestión determinada que hay en la red a partir de una sorprendente combinación de los llamados big data. En nuestra Universidad, la Universidad de Navarra, dos destacados expertos, uno de la Facultad de Filosofía y Letras y otro de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Jaime Nubiola y Francesc Pujol, han valorado la herramienta desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, la filosofía del lenguaje y la formación del espíritu crítico y desde el punto de vista a la formación en competencias intelectuales de nuestros estudiantes respectivamente (la voz correspondiente a Chat GPT en la Wikipedia recoge una buena colección de enlaces a artículos en la prensa mundial sobre todas las implicaciones de esta herramienta que van, como es lógico, mucho más allá de las estrictamente pedagógicas o historiográficas y culturales que son las que inspiran esta nueva entrada de Oppida Imperii Romani).
Hace unos días, un buen alumno de doctorado -del que hemos hablado en otras ocasiones en esta serie dedicada a Vascones antiguos que, desde el pasado otoño, lleva, en honor a la mano de Irulegui, el título de "Sorioneku" y que hace, con ésta, su quinta entrega- Javier Larequi nos comentó que había preguntada a Chat GPT sobre los antiguos Vascones. La respuesta de esta herramienta de inteligencia artificial fue la que transcribimos a continuación y que, para dar garantía de ello -especialmente por las polémicas que algunas de las verdades históricas sobre los Vascones antiguos han suscitado en los comentarios de entregas anteriores de esta "etiqueta" y por las que generó, y sigue generando, el vídeo de nuestra conferencia "Sorioneku: Navarra y los Vascones de los primeros siglos" para la Asociación Pompaelo, en febrero de este año-, dejamos también capturada más abajo como prueba de su autenticidad:
"Los vascones antiguos fueron un pueblo que habitó la región que hoy en día se conoce como País Vasco, en el norte de España y el suroeste de Francia, durante la antigüedad. Los vascones aparecen mencionados por primera vez en la obra del historiador romano Estrabón en el siglo I a. C.
Se sabe poco sobre la cultura y la historia de los vascones antiguos, ya que apenas dejaron registros escritos. Sin embargo, se cree que eran un pueblo de origen celta, que hablaban una lengua preindoeuropea, el euskera. Los vascones antiguos eran conocidos por su destreza en la guerra y la ganadería, y se cree que tenían una sociedad organizada en tribus independientes.
Durante la época romana, los vascones antiguos fueron objeto de varias campañas militares por parte de los romanos, pero nunca fueron completamente sometidos. En la Edad Media los vascones se convirtieron en un pueblo cristiano y se unieron al reino de Navarra, que llegó a ser uno de los reinos más importantes de la península ibérica. La cultura vasca ha sobrevivido a través de los siglos, y hoy en día el País Vasco es una región con una identidad cultural y lingüística propia dentro de España y Francia."
El resultado de la búsqueda realizada por Chat GPT no puede contener más inexactitudes, e incluso errores de bulto, en apenas quince líneas. Centrándonas en las que competen a la Historia de la Antigüedad pasamos a enumerar unos y otros a continuación y, para la doctrina relacionada con las cuestiones historiográficas de fondo que las implican, remitimos a nuestras antiguas entradas "Navarrorum", "De controuersia Vasconiae" o "Dein Vascones":
[1.] "Los vascones antiguos fueron un pueblo que habitó la región que hoy en día se conoce como País Vasco (...) durante la antigüedad". Falso, el País Vasco estuvo habitado en la antigüedad por Caristios, Várdulos y Autrigones que, como se ha explicado aquí en muchas ocasiones, son pueblos, además, de carácter indoeuropeo sin ningún tipo de parecido lingüístico -ni tampoco toponímico u onomástico así como tampoco administrativo en época romana- con la etnia histórica de los Vascones. Esto invalida también la afirmación final del resultado de búsqueda de Chat GPT cuando se vincula la identidad vascona al País Vasco como "región con una identidad cultural y lingüística propia dentro de España y Francia". Lo correcto sería afirmar que los vascones antiguos fueron un pueblo que habitó, si se toma en cuenta la extensión de las póleis atribuidas a ellos por Ptolomeo de Alejandría, el entorno próximo al curso del Ebro en torno a Calagurris -el Vasconum ager-, el área de la Cuenca de Pamplona -con Pompelo- y su entorno oriental y occidental, el entorno de Oiasso y la salida al Cantábrico por el llamado saltus Vasconum circundante, el Pirineo occidental, con la ya citada Pompelo, y central, con Iacca (Jaca, Huesca) y, con una clara concentración de evidencias que lo convierte en espacio neurálgico, el ámbito geográfico de las actuales Comarca de Sangüesa, en Navarra, y Comarca de las Cinco Villas de Aragón, en Zaragoza. En los inicios de este siglo la cuestión quedó, a nuestro juicio, perfectamente zanjada por un trabajo, recomendable de nuevo, de CANTÓN, E.: "Sobre la expansión vascona en las fuentes literarias", Veleia, 22, 2005, pp. 129-144 y nosotros trazamos un ensayo de descripción de ese territorio -commoditatis causa, cierto, pero "ensayo", en cualquier caso- en ANDREU, J.: "Ciudad y territorio en el solar de los Vascones en época romana", en Navarra en la Antigüedad. Propuesta de actualización, Pamplona, 2006, pp. 179-228.
[2.] "Los vascones aparecen mencionados por primera vez en la obra del historiador romano Estrabón en el siglo I a. C.". Falso, el primer momento en que los Vascones aparecen citados en la Historia de Roma se debe a Tito Livio, que alude al Vasconum ager a propósito de la guerra sertoriana. Cierto que Estrabón, como autor, es unos años anterior a Livio pero desde un punto de vista cronológico la primera referencia a los Vascones -al margen de la alusión fantasiosa y época de Silio Itálico, en la Punica, a su participación junto a Aníbal y frente a Roma en la II Guerra Púnica- se debe a Tito Livio (sobre lo que Estrabón dijo respecto de los antiguos vascones, resulta estimulante lo publicado en su perfil en Academia.edu por Alicia Mª Canto). La recopilación de fuentes que abordamos en ANDREU, J., y JORDÁN, A. A.: "Nuevas reflexiones en torno a las fuentes literarias sobre los vascones en la Antigüedad", Lucentum, 26, 2007, pp. 233-252, con salvedades, sigue siendo válida, al menos en cuanto a la ordenación tipológica de nuestros testimonios y a la información histórica con que nos obsequian. También puede ser útil, en la secuencia de las entradas de este blog arriba citadas, consultar nuestro post "Aut Vasco insuetus galeae".
[3.] "Se sabe poco sobre la cultura y la historia de los vascones antiguos, ya que apenas dejaron registros escritos". De todas las afirmaciones del Chat GPT sobre la cuestión quizás ésta sea la más próxima a la realidad pues la etnia de los Vascones es, esencialmente, elusiva en sus testimonios y en lo que sobre su historia podemos afirmar con seguridad. En cualquier caso, el hallazgo de la mano de Irulegi ha vuelto a plantear la cuestión del grado de adopción del hábito escriturario, de la literacy -como ahora se le llama- por parte de estos Vascones antiguos, algo defendido hace ya algunos años por VELAZA, J.: "Epigrafía y literacy paleohispánica en territorio vascón: notas para un balance provisional", Palaeohispanica, 9, 2009, pp. 611-622 y que, con apenas una evidencia más, la mano de Irulegi vendría, efectivamente, a reforzar (con más datos, y el debate, en las entradas anteriores de la serie "Sorioneku" de este blog, especialmente en "Sorioneku" y "Sorioneku (y II)").
[4.] "Era un pueblo de origen celta, que hablaba una lengua preindoeuropea, el euskera". Falso, y, desde luego, prueba de las dificultades de Chat GPT para, en esta cuestión, generar un discurso coherente. Si los antiguos vascones son un pueblo de origen celta no puede hablar una lengua preindoeuropea, es decir céltica, como el euskera. Además, y no se va a insistir aquí en ello, es evidente que, como ha afirmado con insistencia la investigación -al menos desde VELAZA, J.: "Epigrafía y dominios lingüísticos en territorio de vascones", en BELTRÁN LLORIS, F. (ed.): Roma y el nacimiento de la cultura epigráfica en Occidente, Zaragoza, 1995, pp. 209-218- existen varios "dominios lingüísticos" en territorio vascón y el hallazgo de Irulegi no cambia ni matiza nada -más allá de esa adopción del hecho escriturario por los Vascones- respecto de este mosaico lingüístico de diversidad -y también étnico, seguramente- que fue el territorio vascón. Fue característico de los Vascones el uso del euskera pero también del ibérico y del celtibérico además de, lógicamente, la adopción natural de la lengua latina con el avance de la Romanización.
[5.] "Los vascones antiguos eran conocidos por su destreza (...) en la ganadería". Falso, ninguna fuente antigua dice nada al respecto como para, al margen de tratarse de una generalidad, afirmar algo así. Cierto que el asunto, una suerte de mito folk acerca de la "pureza étnica" vascónica -o algo semejante (sobre el que luego volveremos)-, ha calado en el imaginario colectivo por el papel que la ganadería, en general, desempeñó en las sociedades del Valle Medio del Ebro en el I milenio a. C. -en que se configurarían muchos de los oppida de Vascones- y, en general, también en las ciudades romanas en que muchos de aquellos oppida derivaron. Ese tópico fue traído como imagen, hermosísima, al cartel de presentación del recomendable libro de ENÉRIZ, J.: Cuando fuimos Vascones. Orígenes de Navarra, Pamplona, 2022, que ya reseñamos aquí no hace mucho. El único indicio que podría resultar favorable a esta conclusión es el hallazgo, en los confines meridionales del territorio vascón, en La Custodia de Viana (Navarra) de un buen lote de casi una decena de téseras de hospitalidad celtibérica, en lengua indoeuropea, representando carneros y suidos, precisamente in confinio Beronum, en el límite entre el territorio vascón y el berón, si hacemos caso al texto de Livio que, como decíamos más arriba, primero aludió a los Vascones en la Historia del Valle Medio del Ebro.
[6.] "Tenían una sociedad organizada en tribus independientes". Falso, frente a otros pueblos del entorno -como los Celtíberos- para los que sí se individualizan algunas tribus -Titos, Belos, Lusones- los Vascones aparecen siempre de modo unívoco en las fuentes si bien habrán de tenerse en cuenta las sagaces reflexiones que, al respecto, dejó un lector anónimo de nuestro blog en la entrada "Sorioneku (y IV)", a las que remitimos, en los "comentarios" a dicha entrada. Como aquí lo verdaderamente interesante no es qué dice Chat GPT sino por qué lo dice, es posible que, dado que OpenAI se nutre de los datos disponibles en red -y sobre ello volveremos en seguida- esta información sesgada nazca del interés de algunos por convertir en "tribus vascas" a todos los habitantes, en la Antigüedad, de esa "Euskal Herria histórica" que, en ocasiones, tratan de defender. Al respecto, puede resultar útil nuestro recentísimo trabajo ANDREU, J.: "Vascones antiguos, de la historiografía al imaginario colectivo", en Recepciones de la Antigüedad vascona y aquitana. De la historiografía a las redes sociales (siglos XV-XXI), Vitoria, 2022, pp. 187-208 en el que salimos al paso de esa interesada manipulación.
[7.] "Durante la época romana, los vascones antiguos fueron objeto de varias campañas militares por parte de los romanos, pero nunca fueron completamente sometidos". Falso, no hay noticia alguna de enfrentamiento entre romanos y vascones sino, más bien -a partir de algunos jinetes del bronce de Áscoli o de la toma de partido de determinadas ciudades del territorio vascón por la causa pompeyana o por la rebelde sertoriana- de absoluta colaboración con Roma y de perfecta integración. Realmente, el proceso descrito en su día por J. J. Sayas (SAYAS, J. J.: "De vascones a Romanos para volver a ser vascones", Revista Internacional de Estudios Vascos, 44-1, 1999, pp. 147-184) no puede ser más adecuado, también para el punto que Chat GPT ofrece respecto de los vascones -ya no antiguos, medievales- en último lugar y que, sin embargo, no entraremos a valorar por salir del ámbito de la Antigüedad, que "en la Edad Media (los vascones) se unieron al reino de Navarra". Resulta evidente que, por dar la razón a la propuesta de LANZ, J.: Los Vascones y sus vecinos (siglos II a. C.-VIII d. C.), Pamplona, 2020, existen tres estadios diferentes en la caracterización de los vascones históricos, los de la Edad del Hierro II, los de la época romana y los de la tardoantigüedad si bien desde un punto de vista territorial tengan rasgos comunes y, muy probablemente, los últimos nazcan de un intento interesado de potenciar a los dos anteriores, especialmente a los de la época romana pues fue gracias a Roma que este pueblo, por así decirlo, dio el salto a las fuentes antiguas y salió de su anonimato histórico.
Sin embargo, como anotábamos más arriba -en el punto 6º de esta lista de errores- más allá de estas inexactitudes -algunas dignas de un suspenso por lo que implican de confusión de términos básicos del análisis histórico de la Antigüedad peninsular-, lo verdaderamente interesante es constatar, una vez más, hasta qué punto la red de redes está llena de inexactitudes y tópicos sobre la, probablemente, más controvertida -en lo histórico y en lo político- etnia histórica de la Antigüedad peninsular. Conclusiones ciertamente reduccionistas -y totalmente folk, como decíamos más arriba- se dan por seguras y se convierten en verdad histórica -en posverdad, podríamos decir- aceptada socialmente sin crítica alguna y lo hacen, además, tomando como base y plataforma los medios de comunicación más tecnológicos y de mayor alcance social, masivos, de los que, principalmente, se nutre el Chat GPT. Si Chat GPT afirma eso es porque internet está lleno de foros y espacios que afirman eso y mucho hemos de trabajar, si queremos generar una transferencia adecuada del estado actual de la investigación, si queremos revertir eso que está tan tremendamente arraigado en la cultura popular de Navarra y del País Vasco.
Un ejemplo, a este respecto -y reciente- es el de la película Irati (2022) una producción cinematográfica hispano-francesa, subvencionada por el Gobierno Vasco y por el Ministerio de Cultura y que, inspirada en un cómic de los años 90 firmado por Jokin Muñoz e ilustrado por Juan Luis Landa -El ciclo de Irati- recrea, en tono épico, los oscuros años del origen del reino de Pamplona -antes que el de Navarra, como afirmaba Chat GPT- en torno al caudillo local Iñigo Arista o Eneko, cómo se le denomina en el film nombre que -en su variante Enneges, ya aparece, como es sabido, en el 89 a. C. en el bronce de Áscoli, antes citado- y que da pie a un repaso a algunos de los mitos del imaginario religioso ancestral vasco -mejor, en este caso, que vascón-, especialmente en torno de la diosa Mari que, en ningún caso, aparece citada por las fuentes antiguas. El contexto de la película -y del cómic matriz- es el de los años inmediatamente posteriores a la batalla de Roncesvalles entre Carlomagno y sus tropas francas y los Vascones (año 778 d. C.) y, en cierto modo, la película recrea el ambiente propio de las mitificaciones épicas y novelescas del periodo con claros ecos al Cantar de Roldán medieval y a la conocidísima y decimonónica novela de F. Navarro Villoslada Amaya o los vascos en el siglo VIII (1877).que tanto han contribuido, socialmente, a crear una imagen singular de esos Vascones "tardoantiguos" (una caracterización muy útil vinculada a las fuentes, y sin fantasías, es la de MORENO, E.: "Vascones, francos y visigodos entre los siglos VI y VII: dinámicas de delimitación y división del solar vascón", Príncipe de Viana, 261, 2015, pp. 347-358).
La presentación que en la película -con todo, recomendable- Irati se hace del mundo vascónico -insistimos, vasco más que vascónico- no deja de ser singular y reviste todos los rasgos propios de los mitos de la edad de oro con la añoranza de una pureza prístina y arcaica, casi fantástica, por no decir totalmente fantástica de hecho. Por un lado, frente al cristianismo que se ha abierto paso ya notablemente en esos convulsos años de la tardoantigüedad subsisten, en las montañas y, teóricamente, en espacios que no fueron afectados por la Romanización -o así se ha explicado, sin mucho fundamento, esa pervivencia- una serie de costumbres que hunden sus raíces en la Prehistoria y que, en la película, toman forma en modos de enterramiento particulares -¡con monumentos megalíticos en el siglo VIII!-, en espacios cultuales agrestes -como la cueva en que habita la diosa Mari pero también lagos, fuentes y bosques, como en el que habita Irati, protagonista de la película e hija de una unión entre Mari y un noble local vascón-, con reductos de prácticas brujería, magia negra, superstición y adivinación, con cuevas mágicas con arte rupestre frecuentadas como santuarios y con un imaginario geográfico y cultural bastante exclusivo y totalmente diferente al impuesto, en su momento, por Roma y, ahora -en el momento en que sucede la acción en la película en el marco de las luchas entre francos, musulmanes y Vascones- por el cristianismo. La película traza, pues, una imagen del mundo vascónico totalmente mítica, imaginaria, que excluye las referencias al mundo clásico -aunque sí se habla de Losa, una de las divinidades que, ésta sí, tiene atestiguación epigráfica para época alto-imperial romana en territorio vascón (en Cirauqui -IRMN 1-, Guesálaz -IRMN 25- y Lerate -IRMN 24-)- y que explota los tópicos de la bruta gentilitas Vasconum del poeta Prudencio y la escueta cita del scriptor Historia Augustae Elio Lampridio sobre las artes adivinatorias vascónicas pero que, en cualquier caso, tiene poco fundamento escrito -ninguno- en las fuentes antiguas y poco, también, en las altomedievales. Esos tres estadios de los Vascones que citábamos antes se funden, por tanto, en uno al servicio de dar cabida en los tres -especialmente en el de los tardoantiguos pero también en los anteriores, pues se hace a aquéllos herederos de éstos- una serie de relatos míticos de atestiguación histórica más tardía y claramente encomiásticos respecto de un pasado común.
En cierta medida, por tanto, lo que ChatGPT nos está constatando, más allá de la situación seguramente incipiente en que se encuentra la citada herramienta, es que, como ya denunciara Heródoto de Halicarnaso en el siglo VI a. C. en sus Historias -y hemos traído el pasaje a este blog en muchas otras ocasiones, por lo que prescindiremos de la cita- la gente es extraordinariamente propensa a creer sin juicio crítico las afirmaciones que otros hacen respecto de su pasado más remoto convirtiéndolas, por tanto, en su propia creencia, en su propia verdad histórica y mostrándose, muchas veces -y con actitudes, además, beligerantes- reacios, a cualquier luz de naturaleza histórica -con fuentes y evidencias- que les pueda inclinar a cambiar de opinión. Lo que se sigue afirmando sobre lo que dice -y en realidad ni insinúa- la mano de Irulegi es tan válido como ejemplo respecto de esa praxis acrítica como lo es, ahora, el resultado de búsqueda generado por este nuevo compañero de nuestra vida docente e investigadora, Chat GPT que ha inspirado esta primaveral reflexión de Oppida Imperii Romani.