TANTA PESTILENTIA



[Peste à Rome, pintura de Jules-Elie Delaunay, hacia 1870: aquí grabado a máxima resolución]

En nuestro reciente proyecto de investigación, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y relativo a los oppida labentia, a las "ciudades en dificultad" desde época medio-imperial, muchas veces hemos discutido de qué modo la denominada "peste antonina" pudo acelerar la transformación, crítica e irreversible en muchos casos, de muchas comunidades urbanas de tamaño medio, en Hispania y en otros puntos del Occidente Romano, entre finales del siglo II d. C. y los primeros años del siglo III d. C., mucho antes de la incidencia, por tanto, de las primeras invasiones. No hace mucho -y algunos medios, como el diario El Mundo, se hicieron eco de ello- se tradujo al castellano el libro de HARPER, K., The fate of Rome: climate, disease and the end of an Empire (Princeton, 2018 -con edición española en Crítica, Barcelona, 2019-) que, dando continuidad a los clásicos trabajos de Edward Gibbon o de Peter Brown volvía a adelantar las dificultades de la civilización urbana romana a algunas centurias antes del siglo IV d. C. En esas transformaciones, la alusión a esa "peste antonina" -según la cuál, y gracias al testimonio del epitomista tardío Eutropio sabemos, en las décadas de los sesenta y ochenta del siglo II d. C., murió gran parte de la población del Imperio: maxima hominum pars defecit (Eutr. 8, 12)- ocupaba y sigue ocupando un lugar primordial si bien, a falta de testimonios osteoarqueológicos, resulta complicado apreciar la real incidencia de la misma. 

Cuando, en diversas reuniones científicas organizadas al abrigo de nuestro proyecto, discutíamos sobre los efectos que tuvo esa "peste antonina" sobre la vida urbana y sobre la estabilidad imperial no imaginábamos que pasados unos meses iba a cernirse sobre el mundo una epidemia que, aunque, gracias a Dios, no alcanzará el 25% de mortalidad que las fuentes antiguas -cierto que quizás exageradamente- atribuyen a aquélla (Dión Casio 73, 14, 3, hablaba de una mortalidad de 200 personas al día) sí parece apuntar a una ratio de mortalidad ciertamente sobrecogedora y que, además, está castigando, especialmente, a nuestro país (para un seguimiento de su evolución, desde el Laboratorio de Humanidades Digitales de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra se ha puesto en marcha una web específica, que recomendamos). 

En la línea de otros posts anteriores en que hemos recogido el modo cómo los autores antiguos se enfrentaron a circunstancias semejantes a la que ahora nos toca vivir -y que hemos agrupado bajo la etiqueta Covid-19- Oppida Imperii Romani quiere detenerse ahora en una serie de testimonios que, en los textos antiguos, hablan sobre la peste antonina, que, como se ha dicho, tuvo lugar en el último cuarto del siglo II d. C. (ofrecemos algunos recursos complementarios y bibliografía al final). Se trata de testimonios que no sólo hablaron sobre ella, su origen y su difusión sino, también, sobre el modo cómo Roma la afrontó desde el punto de vista político y cultural. Los textos aquí volcados, que aluden -excepcionalmente, a los periodos de Adriano y Constancio II- pero, especialmente a los de Marco Aurelio, Cómodo y Maximino, centrales en la pandemia que nos ocupa, proceden, fundamentalmente, de los biógrafos de la Historia Augustadel gran historiador tardoantiguo Amiano Marcelino (para los pasajes de la Historia Augusta -que se citan conforme a las canónicas abreviaturas del Oxford Classical Dictionary- se seguirá la traducción de V. Picón y A. Cascón, Editorial Akal -Madrid, 1989-; para los de Amiano Marcelino la de C. Castillo, C. Alonso del Real y Á. Sánchez-Ostiz, Editorial Gredos -Madrid, 2010). 

[I]. Repertorio selecto de textos

Siguiendo el modus operandi empleado en anteriores posts, nos limitaremos a agrupar esos pasajes por temas -aunque alteremos su cronología en la ordenación- y a dejar que el lector obtenga, de la lectura de los textos, sus propias conclusiones a partir de sus reflexiones, reflexiones que, quizás, pueda dejar más abajo, en la sección de "Comentarios" como un modo, también, de animar este blog

[1]. Responsabilidad individual para minimizar los contagios.

[SHA. Marc. 28] "[Marco Aurelio en la víspera de su fallecimiento] '¿Por qué me lloráis y no pensáis más bien en la epidemia y en la muerte de todos?' (...) Al séptimo día se puso más grave y aceptó sólo la visita de su hijo, al que despidió enseguida, para que no se contagiara con la enfermedad".

[2]. Extensión de la pandemia, tasa de mortalidad, y efectos de la misma.

[Amm. Marc. 19, 4, 1] "Pero en la ciudad, donde la cantidad de cadáveres tendidos por las calles superaba a los que tenían el encargo de enterrarlos...".

[Amm. Marc. 19, 4, 5] "Otros explican [de dónde suelen surgir diversos tipos de enfermedades generales] que, como suele ocurrir, tanto el aire como el agua, corrompidos por el hedor de los cadáveres o por elementos semejantes, dañan en grandísima medida las condiciones saludables (...) también aseguran algunos que el aire, espesado por densísimas emanaciones del terreno e impidiendo la necesaria respiración del cuerpo extermina a muchos (...) Este tipo de peste se llama 'pandemia' lo cual provoca que quienes viven en lugares áridos perezcan por frecuentes fiebres"

[3]. El refugio científico.

[SHA. Marc. 22 , 3-4] "Realmente, antes de hacer algo, consultaba siempre con sus consejeros, tanto sobre problemas bélicos como sobre problemas civiles. Finalmente, su frase preferida fue siempre la siguiente: 'Es más justo que yo siga el consejo de tantos y tan eximios amigos que tantos y tan eximios amigos sigan mis deseos pues soy uno sólo'".

[4]. Políticas públicas responsables de gestión de la pandemia y de sus efectos.

[SHA. Hadr. 21, 5] "Hubo en su reinado hambre, peste y terremotos cuyos efectos, en su conjunto, alivió cuanto pudo, y prestó auxilio a muchas ciudades que habían sido devastadas por ellos".

[SHA. Marc. 17 (13), 4-5] "Mas, como había agotado todo el tesoro para llevar a cabo esta guerra y no tenía la intención de ordenar a las provincias que aportasen ningún impuesto extraordinario hizo una subasta pública de los ornamentos imperiales en el foro del divino Trajano y en ella vendió copas de oro, de cristal y de murra, vasos reales, vestidos de seda y oro de su esposa y, aún más, numerosas piedras preciosas que había encontrado en el tesoro privado de Adriano. Esta venta se prolongó durante dos meses y reunió tal cantidad de dinero que, después de haber conseguido finalizar la guerra marcománica, facultó a los compradores para que pudieran devolver lo comprado y recuperar el oro si así lo querían".

[5]. Sentido trascendente, piedad y solidaridad grupal.

[SHA. Max. 11, 5-7] "La hecatombe es un sacrificio de este tipo: se levantan en un solo lugar cien aras construidas con césped y se sacrifican en ellas cien cerdos y cien ovejas. Ahora bien, si el sacrificio es realizado por un emperador, se matan cien leones, cien águilas y otros animales de este tipo por centenas. Según se dice, los griegos realizaban un sacrificio de este tipo cuando padecían una epidemia de peste, y consta que muchos emperadores lo han celebrado".

[II]. Material complementario, para saber más

Más información sobre la peste antonina, su duración, las teorías sobre su origen, las fuentes que sobre ella nos informan, sus efectos políticos y culturales, y, sobre todo, su cuadro epidemiológico de síntomas, con bibliografía, puede obtenerse, como se dijo, de la Ancient History Encyclopedia, de la voz inglesa de la Wikipedia -con sugerentes enlaces bibliográficos, además, muy recientes- o de la correspondiente a la cuestión en la revista digital Biblical Archaeology. Una muy buena síntesis la ofrece un clásico trabajo del triste y prematuramente desaparecido E. Gozalbes Cravioto, a quien, seguro, como experto que era, habríamos acudido estos días: Espacio, Tiempo y Forma. Serie 2. Historia Antigua, 26, 2013, pp. 74-75. En cualquier caso, para los síntomas y características de esa epidemia, descritos por el médico Galeno de Pérgamo -de ahí que, en ocasiones, la "peste antonina" haya sido también bautizada como la "plaga de Galeno"- puede verse este artículo del American Journal of Philology, 94-3, 1973 donde se recogen los síntomas con citas a los pasajes concretos del corpus médico de Galeno, en que éstos se describen. 

En los últimos días, además, los medios españoles han concedido espacio a no pocas reflexiones sobre pandemias y Antigüedad Clásica de las que recomendamos la entrevista a Pep Campillo en el programa Maremagnum, de SER Mallorca (pincha aquí) o el mini-vídeo del YouTuber Rorro Echávez -monográfico sobre las enseñanzas de la peste antonina y de la gestión que de ella hizo Marco Aurelio (a otro nivel, más documentado, obviamente, el seminario sobre la peste antonina del American Institute for Roman Culture, en inglés, o éste, "Surviving a pandemic in Ancient Rome", alojado en el canal de YouTube Invicta, también en inglés, más breve)- así como, aunque alusivos a otras epidemias del mundo griego y del mundo bizantino, los artículos publicados, al respecto, recientemente, en La Razón -firmado por el filólogo, escritor, y buen amigo, David Hernández de la Fuente- y en El País así como el que, de El Confidencial, nos hizo llegar nuestro buen amigo Joaquín Latorre, pieza clave en Los Bañales de Uncastillo, y asiduo lector de este espacio, artículo que, en parte, inspiró este nuevo post de Oppida Imperii Romani que espera, ahora, tus comentarios. 


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