Oppida Imperii Romani se acerca lentamente al medio millón de visitas a sus entradas. Cuando arrancábamos en 2009 -y así lo indicábamos en la entrada fundacional "Auete uos uiatores et bene ualete!"- pensábamos en un blog, esencialmente, sobre ciudades romanas, volcado, especialmente, a acompañar al arqueoturista y a ofrecerle recursos para entender mejor los restos de ciudades antiguas, fundamentalmente hispanas. Existían entonces, con notable éxito en los años del despertar de este tipo de soportes de transferencia, dos blogs en Aragón y en Navarra -las Comunidades Autónomas actuales a cuyo poblamiento antiguo hemos atendido desde la óptica investigadora- que realizaban también esa labor: Blog del Aragón Romano y Rutas arqueológicas por Navarra, este último, todavía activísimo y pretendíamos, en cierta medida, imitarlos. El inicio de nuestro trabajo en la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo (Zaragoza), en 2009, fue progresivamente abriendo este espacio a entradas relativas a la disciplina arqueológica en general, bien para compartir publicaciones y noticias -generalmente en la etiqueta "Instrumenta"- bien para reflexionar desde una óptica netamente disciplinar siempre con el objetivo de acercar las Ciencias de la Antigüedad, sus métodos, retos y dificultades a la sociedad. En ese contexto, y colocada en la etiqueta "Disputationes", a mediados de 2012, publicábamos una entrada titulada "Archaiología", término tomado del historiador griego Tucídides -y que decidimos mantener en el título de este nuevo post- entrada aquélla en la que ofrecíamos acceso a un vídeo -que volvemos aquí a traer, pues falla el enlace que entonces aportábamos- que explicaba el proceso material de una excavación arqueológica a través de una suerte de time lapse sobre la misma. No imaginábamos entonces que varios años más tarde, en 2017, en Los Bañales, de la mano de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-FECYT y de la empresa audiovisual Clau Creative, íbamos, precisamente, a generar dos vídeos uno sobre el concepto de Arqueología y otro sobre el proceso material de una excavación arqueológica -sobre este asunto habíamos, por entonces, grabado uno, visitadísimo, para el Canal UNED- que se cuentan entre los más visitados del canal de vídeos de Los Bañales en YouTube que necesita un buen empujón para alcanzar el millar de suscriptores.
El primero de esos vídeos, de hecho -que cierra este post- lo hemos venido utilizando mucho -con notable éxito- en charlas y talleres pedagógicos de difusión sobre la Arqueología que comenzamos a desplegar prácticamente a la par que se fue consolidando nuestro proyecto en Los Bañales y que, de modo especial, en los últimos años, hemos impartido en más de medio centenar de centros educativos de varios rincones de España (Aragón, Navarra, La Rioja, Madrid, Castilla y León...). El taller se presenta con el sugerente título de "Arqueólogos: detectives de la Historia. Taller de aproximación a la Arqueología" y constituye una de las sesiones de divulgación que se ofrecen desde la Universidad de Navarra a la sociedad y que, cada año, tiene más demanda. La sesión permite, también, dar a conocer el Diploma en Arqueología que, en paralelo al Grado en Historia, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra implantó en el curso 2017-2018 y que cada año atrae a más estudiantes: más de doce empezarán 1º de dicho título en el inminente curso 2022-2023 lo que eleva la cifra de estudiantes del Diploma a treinta y dos alumnos entre los cuatro cursos de su currículo académico. Sobre ese producto académico -el único paralelo a un Grado en Historia que, al margen de los grados monográficos en Arqueología, existe en nuestro país- hicimos circular no hace mucho un vídeo promocional, grabado el pasado verano en Los Bañales, y que explica muy bien los valores de este título propio, sobre el que puedes saber más aquí. La intensidad con la que, en estos últimos meses, nos han demandado esa sesión en centros educativos de la mitad más oriental del país nos ha llevado a recoger aquí algunas de las ideas que transmitimos a las chicas y chicos de 4º de la ESO y de 1º y 2º de Bachillerato, al final, los principales destinatarios de las mismas. Lo hacemos, además, convencidos de que poner esas ideas por escrito puede servir para seguir alimentando el discurso disciplinar sobre la Arqueología al que aludíamos más arriba y para motivar, también, una reflexión sobre la que si no es nuestra profesión -pues quien escribe estas líneas, nunca lo ha ocultado es, esencialmente, historiador de la Antigüedad- es una de las actividades de investigación a las que más tiempo entregamos y, en definitiva, constituye el gran motor de muchos de los contenidos de Oppida Imperii Romani, al menos en sentido amplio.
Normalmente, en esas sesiones solemos abrir, como puede verse a continuación, con una caracterización de la ciencia arqueológica que trata de romper con tópicos vigentes entre los adolescentes tales como la confusión entre arqueólogo y "cazatesoros" o entre arqueólogo y paleontólogo, detalle que nos permite subrayar, de modo muy determinado, el carácter transversal y transdisciplinar del método arqueológico del siglo XXI y subrayar el valor global del registro material, independientemente de cuál sea su atractivo estético. A la hora de definir éste intentamos poner el acento, de modo claro, en que la investigación arqueológica comienza, precisamente, como investigación pero debe, necesariamente, terminar en transferencia, en difusión a la sociedad, en construcción de sociedad, en eso que ahora se ha llamado "Arqueología pública". Caracterizamos, además, cómo se forma el registro arqueológico y definimos el método estratigráfico y la información contextual que, sobre cualquier resto de actividad humana en el pasado, éste aporta. Más adelante, proyectando, precisamente, el vídeo que cierra esta entrada, subrayamos que no hay una única Arqueología sino que ésta se vive y practica de modos tan distintos como personas la trabajan. Por último, posteriormente, pasamos a definir la ciencia arqueológica en torno a una palabra que nos parece clave y más para el público adolescente: pasión. Una pasión que, además, insistimos en que no es sólo propia del pasado -de los primeros grandes proyectos arqueológicos liderados por sabios como Heinrich Schliemann o Howard Carter, ambos de efeméride en este año de 2022- sino que esa ciencia de los "pequeños objetos olvidados" sigue regalando momentos emocionantes y apasionados todavía hoy como, de hecho, lo viene haciendo en Los Bañales en los últimos quince años. De ese modo presentamos la Arqueología como una disciplina científica, histórica, de aprendizaje acumulativo y colaborativo, que debe terminar en pedagogía y que nos permite conocernos mejor como sociedad, valores todos que suelen subrayarse en los proyectos pedagógicos -que los hay y excepcionales- que acercan la Arqueología al aula (ver, por ejemplo, el reciente y excelente libro de EGEA, A., ARIAS, L., y SANTACANA, J., Y la arqueología llegó al aula: la cultura material y el método arqueológico para la enseñanza de la Historia y el patrimonio, Gijón, 2018).
Podéis comprobar en qué ponemos el acento del discurso a través de la presentación que solemos emplear como base para cada sesión, tal como la ofrecemos en nuestro repositorio de presentaciones en SlideShare:
Además de explicar la imagen social de la Arqueología -especialmente la que hemos heredado de las películas de Indiana Jones, sobre la que ya hablamos en un anterior y muy visitado post de este espacio- y su verdadero sentido y definición como ciencia histórica, en la última parte de la sesión -en la que ofrecemos a los estudiantes posibilidad de manipular material arqueológico recuperado en esta década larga de trabajo en la ciudad romana de Los Bañales- solemos señalar como propias de la Arqueología tres habilidades, tres competencias que, nos parece, debe tener no sólo el arqueólogo sino, también, cualquier científico y, desde luego, cualquier científico interesado en las Ciencias de la Antigüedad y que, en cualquier caso, nos parecen esenciales y sencillas, también, de explicar, en poco tiempo. Nos referimos a estas tres: [1] capacidad de observación, [2] empatía, [3] paciencia.
Sobre la primera solemos decir que el análisis del material, la observación cuidadosa de sus detalles y rasgos y el inventariado y estudio detenido de cada objeto es parte fundamental en la disciplina arqueológica que, en parte, descansa sobre una metodología de análisis y estudio muy detenida. Sobre la segunda, solemos insistir en que ante cualquier repertorio de objetos arqueológicos -también de los que llenan las vitrinas de nuestros museos y exposiciones- cabe la posibilidad de -erróneamente- pensar que esos materiales ya no nos dicen nada a los hombres del siglo XXI y de la sociedad de la información pero cabe también la de o bien de dejarse sorprender comprobando que, pasado el tiempo -como demostrábamos en los cuadernillos pedagógicos que, para último ciclo de Primaria, editamos hace algunos años (2013 y 2015 además de uno publicado por la Fundación Ibercaja en 2012) sobre la ciudad romana de Los Bañales- seguimos resolviendo con objetos parecidos a los antiguos, unas necesidades que, en esencia, no han cambiado tanto porque tampoco nosotros hemos cambiado tanto en más de veinte siglos de Historia. Sobre la paciencia también subrayamos la extraordinaria tensión intelectual que genera la investigación arqueológica que nos lleva, en cada momento, a aprender cosas nuevas y a plantearnos -dado su carácter acumulativo (sobre el que ya reflexionamos hace tiempo, con herramientas ad hoc, en este espacio)- siempre nuevas preguntas en un trabajo que debe, necesariamente, ser abierto, transversal y colaborativo y en cuya esencia está la interacción con las sociedades del pasado a través de su cultura material y, en particular, a través de plantear a ésta preguntas que resulten significativas.
Las caras de los adolescentes -recientemente un colaborador de Los Bañales publicaba una acertada reflexión sobre el tema en su recomendable blog- generalmente, siempre destilan dos sentimientos: curiosidad y emoción. Seguramente, hay una percepción social de la Arqueología, más o menos instalada, compartida y asumida que, acaso, no se corresponde del todo con la realidad actual de esta moderna disciplina científica que tanto hace por el conocimiento de nuestro pasado y por la forja de nuestra propia identidad como sociedad. Algo tendremos que hacer para presentarla como lo que es, una aventura apasionante muestra de la pasión por el conocimiento que es consustancial al espíritu universitario. Algo, al menos nosotros, estamos ya haciendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario